4 de enero de 2011

LO IMPROBABLE SUCEDE

Constantemente somos testigos de acontecimientos inesperados. Parece que la sorpresa es la constante en el mundo que nos rodea y en nuestras vidas. Sin embargo los individuos hacen planes pensando en un futuro predecible; las empresas gastan mucho dinero en pronósticos para su planeación; los financieros desarrollan sofisticados modelos matemáticos para predecir el comportamiento de los mercados bursátiles, los gobiernos se la pasan presentando planes y proyecciones; los organismos internacionales también. Pero muy pocos hacen el ejercicio de ver que tan buenos resultaron los pronósticos que realizaron y sobre todo nadie incorpora el factor sorpresa, lo inesperado, a pesar de que se ha vuelto tan común. Sucede en la planeación que intentamos hacer de nuestras vidas. Por allí está el caso de una persona: primero quiso ser físico nuclear, luego quiso ser filósofo pero acabó estudiando ingeniería civil; luego su carrera profesional no se desarrolló en la construcción sino en las finanzas; pero lo que nunca imaginó es que terminaría siendo exitoso director de un hospital. Tenemos el caso del gobierno de Estados Unidos que posee la tecnología más avanzada y decenas de miles de personas dedicadas a labores de inteligencia. Todo ese aparato no sirvió para evitar los ataques del 11 de septiembre de 2001. ¿Quiere decir que no debemos planear, tratar de vislumbrar el futuro y orientar nuestra vida y negocios hacia un objetivo? Por supuesto que no. Lo que sucede es que las herramientas que usamos no son las adecuadas. Empezando porque debemos admitir que no es posible predecir el futuro.

Acaba de publicarse un ameno libro llamado “El Cisne Negro” por Nassim Nicholas Taleb. El autor hace una crítica a innumerables herramientas estadísticas tradicionales basadas en la famosa campana de Gauss o distribución normal y exhibe lo malas que son estas herramientas para hacer buenas predicciones. Nos introduce en las matemáticas fractales de Mandelbrot como una mejor alternativa. Propone el escepticismo como una actitud intelectual a la que debemos aspirar y presenta las teorías de Karl Popper y su crítica al inductivismo que hoy en día domina nuestro modo de aproximarnos al conocimiento. En el caso de las campanas de Gauss demuestra su limitación ya que existen acontecimientos altamente improbables que ocurren con mucha más frecuencia de lo que predice este modelo matemático. Por lo que respecta a las teorías de Popper, menciona que estamos acostumbrados mas a buscar hechos que confirmen nuestras teorías, mientras que Popper propone que busquemos hechos que las contradigan. Popper mencionaba que la Astrología es una de estas seudo ciencias que mas favorecidas se ven por los métodos de encontrar hechos que las confirmen. También criticaba a Freud, pues sus teorías se confirmaban siempre sin que nada pudiera contradecirlas.

El libro del Dr. Taleb es muy ilustrativo de lo malo que somos para entender las probabilidades y los métodos inadecuados que se aplican, por ejemplo, en la economía. Al inicio de su libro nos habla de los cisnes negros. Por miles de años y millones de observaciones, la existencia de cisnes blancos pareció sustentar de manera indudable la teoría de que todos los cisnes son blancos. Pero bastó un solo caso de un cisne negro para acabar con esta teoría. Así existen innumerables teorías que han sido confirmadas por los hechos pero era mucho mejor buscar aspectos que las contradijeran para llegar mas rápido a la verdad. Taleb dice que los cisnes negros son sucesos con tres atributos: son una rareza que está fuera de las expectativas normales y nada del pasado apunta de forma convincente a su posibilidad; producen un impacto tremendo; y pese a su rareza extrema, la naturaleza humana hace que inventemos explicaciones de su existencia después del hecho para explicar a posteriori lo que era imposible predecir antes de que sucediera y así volverlo explicable y predecible.

Dice el autor que una de las razones por las que no podemos ver o pensar que pueden ocurrir ciertas cosas es que nos preocupamos sólo por lo que ha sucedido, no por lo que no sucedió. A manera de ejemplo propone el suponer que una autoridad de la aviación americana, antes del 2001, hubiera impuesto la obligación de que todos los aviones llevaran la cabina de pilotos cerrada con llave y a prueba de balas. Esta pequeña innovación hubiera evitado que murieran mas de 3000 personas y se cayeran las torres gemelas. Pero, ¿alguien le hubiera levantado un monumento por lo que evitó que sucediera? Nadie. Al contrario, lo hubieran criticado las líneas aéreas por tener que gastar dinero en eso, los pilotos y sobrecargos por dificultarles su interacción y el público hubiera dicho que solo era una idea más de otro burócrata tratando de justificar su trabajo. Recientemente nos pasó con el caso de la influenza. Ahora resulta que muchos críticos han dicho que la reacción del gobierno fue exagerada. Pero ¿que hubiera pasado si en lugar de 100 muertos, tuviéramos en estas fechas 100,000?

Lo que propone el Dr. Taleb es estar preparados para los sucesos extremos y no tratar de esconderlos por improbables. No podremos vencer a la suerte pero si podemos tener otra actitud hacia lo inesperado y estar preparados para afrontar esos casos extremos que ocurren con mucha mas frecuencia de lo que imaginamos.

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