29 de agosto de 2012

IDEAS PARA UNA POLÍTICA ANTICORRUPCIÓN


    
     El candidato ganador en las elecciones presidenciales, el Lic. Peña Nieto, ha propuesto  la creación de una Comisión Nacional Anticorrupción (CNA).  Entre los pocos detalles que se han dado a conocer se contempla que esta Comisión sustituya a la Secretaría de la Función Pública con la posibilidad de actuar en los tres niveles de gobierno y los tres poderes. Esta es una propuesta muy importante para continuar los esfuerzos del gobierno en el combate a la corrupción y satisfacer así lo que siempre ha sido una gran demanda de la sociedad. 
     Si bien la percepción pública de lo que constituye un acto de corrupción es muy amplia, es conveniente tomar la definición de Transparencia Internacional: “se define operacionalmente como el abuso del poder público confiado a una persona para obtener un  beneficio personal”. Sin embargo desde el punto de vista jurídico, la corrupción  es aquella conducta a la que se le pueda caracterizar como tal y que esté tipificada como delito o falta administrativa. La tarea de una Agencia Anticorrupción sería precisamente combatir este tipo de conductas ilícitas.
     Pero no basta el crear una  Agencia Anticorrupción. Esta debe formar parte  de una política  más amplia en materia de combate a la corrupción. Esta política podría tener los siguientes objetivos:

·         Hacer del combate a la corrupción una política de estado que incluya a todos los órdenes de gobierno, los tres poderes, los organismos autónomos, sindicatos, empresas, organizaciones sociales y partidos políticos.

·        Impulsar la participación ciudadana en el diseño, ejecución y monitoreo de políticas públicas y fortalecer la rendición de cuentas.

·         Enfocar el combate a la corrupción a las áreas más sensibles del gobierno.

·        Enfatizar las medidas preventivas para el combate a la corrupción.

·         Abatir la impunidad y castigar con ejemplaridad los actos de corrupción.

·        Propiciar que los servidores públicos, empresarios y los ciudadanos en general cuenten con una cultura de honestidad, integridad y transparencia.

      La eficacia de las acciones del gobierno se podría medir en base a mejorar la calificación en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional para alcanzar  6.0 al finalizar el sexenio (Fue de 3.0 en 2011) y a reducir a la mitad los actos de corrupción  registrados en la Encuesta Nacional de Corrupción y Buen Gobierno de Transparencia Mexicana (200 millones de actos de corrupción en 2010) en el mismo periodo.

      En lo que respecta a la creación de  una Agencia Anticorrupción con las características que se han planteado para la CNA, alguien podría objetar los siguientes aspectos:
  •   Podría tomarse como una iniciativa contraria al pacto federal si la Agencia fuera competente en los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal.
  •      Podría considerarse contraria al principio de separación de poderes al tener injerencia en los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.
  •        Desaparecer la Secretaría de la Función Pública podría dejar al gobierno sin las importantes funciones de control interno y mejora de la gestión pública.


      La política de estado para el combate a la corrupción requeriría realizar reformas constitucionales muy importantes, sobre todo si se desea que abarque a los tres poderes y a los tres niveles de gobierno. Además de las reformas constitucionales, sería conveniente proponer la promulgación de una Ley Anti-Corrupción de carácter general. Esta Ley Anti-Corrupción podría incluir lo siguiente:

·            Crear una Agencia Anticorrupción con carácter similar a una fiscalía independiente. Que tenga capacidades de investigación, inteligencia, táctico-operativas y la posibilidad de integrar y presentar sus casos ante los tribunales competentes. Sería un organismo constitucional autónomo con posibilidad de establecer medidas de carácter preventivo obligatorio para todo el gobierno,  fomentar una cultura anticorrupción  en la sociedad y propiciar  la participación ciudadana en el monitoreo del gobierno.

·         Crear al Instituto Nacional de Evaluación de la Gestión Pública para medir la corrupción y la eficiencia administrativa en los tres órdenes de gobierno y  los tres poderes. El Instituto tendría carácter autónomo y entre sus actividades estarían el publicar los resultados de sus evaluaciones, difundir las mejores prácticas y ofrecer asesoría para generar una mejora generalizada en los servicios públicos.

·         Endurecer las sanciones contra quienes ofrezcan soborno o se coludan con servidores públicos para cometer actos de corrupción.

·         Establecer mecanismos efectivos para proteger la seguridad y los derechos de quienes denuncien actos de corrupción.

·         La Secretaría de la Función Pública deberá reorientar sus tareas a fortalecer el control interno e impulsar la mejora de la gestión pública. Debe además  transferir su capacidad sancionatoria  al Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa y  ser coadyuvante pero no actora en el  combate a la corrupción.

      En caso de presentarse dificultades para lograr la aprobación de estas reformas se podrían implementar estas medidas con los recursos e instituciones con que se cuenta actualmente. Por ejemplo, la Agencia Anticorrupción se puede crear a partir de la Unidad Especializada en Delitos Cometidos por Servidores Públicos de la  PGR; se puede aprovechar el Sistema Nacional de Seguridad Pública para  proyectos anti-corrupción y el Instituto de Evaluación podría arrancar dentro del IFAI o del INEGI. 

     Esperamos que la propuesta del nuevo gobierno prospere para fortalecer el combate a la corrupción en nuestro país. Pero que vaya más allá de la creación de la Comisión Nacional Anticorrupción y se encuadre en una política  de estado anticorrupción de mayor alcance.

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20 de agosto de 2012

¿QUÉ ES LA SEGURIDAD NACIONAL?



     Los ciudadanos de países con ambiciones imperiales tienen mayor claridad acerca de la importancia de la seguridad nacional para sus países y apoyan los esfuerzos de sus gobiernos por preservarla. En México, que no ha sido nunca una potencia imperial, este tema es conocido principalmente por militares, funcionarios del gobierno y académicos; el público en general no tiene mucha información al respecto. Afortunadamente hay contadas razones que pudieran afectar hoy en día la Seguridad Nacional de nuestro país pero no siempre fue así y esto  puede cambiar. Recientemente se ha generado un debate respecto a la pertinencia de la intervención del Ejército Nacional y la Marina Armada en actividades de seguridad pública ya que  su tarea está enfocada al resguardo de la Seguridad Nacional por lo que es oportuno conocer más del tema.


     Es importante destacar la diferencia entre seguridad pública y seguridad nacional. La seguridad pública se encarga de velar por la seguridad de los individuos y sus propiedades mientras que la seguridad nacional  consiste en garantizar la permanencia e integridad del territorio, población e instituciones de una nación. La Ley de Seguridad Nacional promulgada el 31 de enero de 2005  la define  como las acciones destinadas a mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano.

    Para la mayoría de las naciones las amenazas a la seguridad nacional provienen del exterior: países que desean intervenir en otros países para arrebatar territorios  o derrocar gobiernos. En este sentido las amenazas del exterior para México se dieron principalmente en el siglo XIX y principios del XX. Primero a raíz de la independencia cuando estaba la amenaza de la reconquista por parte de España. Luego provino de  Francia que invadió un par de veces a nuestro país; y la más dañina que fue la guerra contra Estados Unidos en donde México perdió la mitad de su territorio. Durante la Revolución,  Estados Unidos invadió nuestro país en varias ocasiones y su embajador alentó el derrocamiento del Presidente Madero. Durante la Segunda Guerra Mundial, México declaró la guerra el 28 de mayo de 1942 a las potencias del Eje Berlín-Roma-Tokio, afortunadamente sin mayores consecuencias. A partir del final de esa guerra, las amenazas provenientes del exterior prácticamente han desaparecido.

     Por la frontera sur, Belice,  Guatemala y el resto de los países Centroamericanos  conviven pacíficamente con México; si bien Guatemala pudiera tener aún aspiraciones históricas a recuperar la región del Soconusco e incluso Chiapas, esto no representa una amenaza a nuestro país. Al norte, Estados Unidos no ha mostrado ambiciones territoriales sobre México desde el siglo XIX y actualmente se da una convivencia pacífica entre ambos países. Con los países del Caribe y el resto del mundo, se da también una convivencia respetuosa. Las más recientes controversias territoriales en que se ha visto involucrado nuestro país se dan en relación a ciertas zonas del Golfo de México que contienen importantes reservas petroleras; estas controversias se han atendido por la vía diplomática.

      Otras amenazas vienen del ámbito interno por parte de grupos subversivos que intentan derrocar a las instituciones democráticamente constituidas. En los años treinta del siglo XX  tuvimos el levantamiento del Gral. Saturnino Cedillo como el último intento de rebelión militar. Luego en los años sesentas y setentas, a raíz de la Revolución Cubana y la Guerra Fría, se dio el surgimiento de grupos guerrilleros de ideología comunista quienes propugnaban por  un cambio de régimen por la vía violenta. Existen aún este tipo de grupos armados pero  son  muy pequeños y no representan una amenaza al Estado Mexicano. La última amenaza subversiva de importancia  fue el levantamiento del EZLN en Chiapas en 1994 la cual  fue contenida en unos cuantos días.

     También se puede dar el que haya intentos separatistas por parte de los estados de la República. Sin embargo, desde el siglo XIX con los casos de los estados de Texas que se perdió y Yucatán que se conservó, no ha vuelto a ser un problema para nuestro país.

     Las instituciones encargadas de velar por la Seguridad Nacional son las Secretarías de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina Armada de México y la Secretaría de Gobernación a través del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN); participan además en estas tareas a través del Consejo de Seguridad Nacional, las Secretarías de Seguridad Pública, Hacienda, Función Pública, Relaciones Exteriores, Comunicaciones y Transportes y la Procuraduría General de la República. Por otra parte existe la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional en donde el Congreso se informa de las actividades en la materia. El Poder Judicial por su parte, cuenta con jueces encargados en autorizar intervenciones de las comunicaciones a solicitud de las instancias de Seguridad Nacional autorizadas.

     A partir del 2007 debido a la violencia desatada por bandas criminales  y la poca capacidad de las instituciones de seguridad pública, se planteó la necesidad de la intervención del Ejército y la Marina en tareas de seguridad pública. Sin embargo, la actuación de estas instituciones está siendo cuestionada desde el punto de vista legal. Falta ver si la próxima Administración Federal continuará utilizando a las fuerzas armadas en esta lucha y de ser así, será necesario que su actuación se sustente en garantizar la seguridad interior o bien se determine que se trata de un problema de Seguridad Nacional.

Referencias:
1. Ley de Seguridad Nacional.
2. www.cisen.gob.mx

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9 de agosto de 2012

LEGISLACIÓN PARA COMBATIR LA CORRUPCIÓN




     Ha sido una demanda permanente de la sociedad el que los gobiernos combatan a la corrupción, ya que este fenómeno representa un agravio moral y económico a quienes la padecen y es un cáncer que destruye a las instituciones cuyos funcionarios la practican. El fenómeno de la corrupción en México ha sido un mal endémico y ubicuo  desde  la época de la Colonia. En el Diccionario de la Real Academia Española se registra la expresión “Unto de México” derivado del uso de la misma por parte de escritores españoles de esa época que hablaban del “Unto” como metáfora equivalente a lo que hoy en día llamamos “mordida”. Esta expresión derivó de llamar, al acto de corrupción y a la dádiva ofrecida, como  “Ungüento amarillo” (pomada de oro) la cual luego se convirtió en “ungüento mejicano” o “unto de Méjico”. No está claro si los escritores y el Diccionario se referían a una práctica muy extendida en la Nueva España o bien a que de la Nueva España  provenía el oro que llegaba a España.  El fenómeno de la corrupción ocurría en España, pero seguramente también en la Nueva España.
     
      
      Para que se dé el fenómeno de la corrupción son necesarios dos actores: el funcionario público que se corrompe para favorecer a un tercero y el particular que se beneficia del acto de corrupción. En México ya contamos con diversas leyes y disposiciones  que sancionan a servidores públicos corruptos pero no se tenía una disposición que sancionara a las personas físicas o morales que cometieran irregularidades al participar en contrataciones públicas. Con la promulgación de la Ley Federal Anticorrupción en Contrataciones Públicas promulgada el 11 de junio de 2012 se responsabiliza a las personas físicas y morales de las conductas que corrompan a funcionarios públicos. Con ello se cubre esa laguna legal al sancionar no sólo al funcionario público que se corrompe sino también a quien lo corrompe.


      Hace algunos años los expertos internacionales en materia de corrupción decían que este fenómeno era el aceite que permitía que la maquinaria burocrática se moviera más rápido y por lo tanto no era del todo mala ya que facilitaba el hacer negocios. Por ello en varios países desarrollados sus empresas practicaban el soborno de manera natural como un costo de hacer negocios en el extranjero. Incluso en algunos de estos países el soborno era deducible de impuestos. 
     

     Fue un ex-funcionario del Banco Mundial, Peter Eigen, quien creó un movimiento internacional contra la corrupción. A partir de 1993 crea  Transparencia Internacional que tiene  dos pilares de actuación: por una parte cuenta con una extensa red de organizaciones nacionales (En México el capítulo local es Transparencia Mexicana)  y por otra parte crea un instrumento de medición anual de la corrupción para evaluar a la mayoría de los países del mundo llamado Índice de Percepción de la Corrupción (IPC).
En el IPC de 2011 México se colocó en el lugar 100 de 182 países con una calificación de 3.0 en una escala del 0 al 10, donde 10 equivale a que no existe corrupción. La metodología del IPC ha sido cuestionada. Por ejemplo en el caso de México esta medición plantea dos problemas:  no distingue si la corrupción se genera en el gobierno federal, estatal o municipal o si proviene del poder ejecutivo, legislativo o del judicial; la otra deficiencia es que se trata de una medición de percepción y no necesariamente de lo que ocurre en la realidad. Transparencia Mexicana, por su parte,  publica el Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno. En el de 2010  reportaron 200 millones de actos de corrupción en el uso de 35 trámites y servicios públicos provistos por los gobiernos federal, estatal y municipal, así como por particulares. De acuerdo con este estudio, en promedio cada hogar mexicano destinó el 14% de su ingreso para pagar corrupción por un  monto total de 32 mil millones de pesos. El Foro Económico Mundial  por su parte estimó que la corrupción en México asciende al 8% del PIB. Ambas estimaciones son altamente cuestionables pero sirven como referencia  para el fenómeno.

     En nuestro país el combate a la corrupción cobra importancia a partir del Presidente De La Madrid, quien impulsa la “Renovación Moral de la Sociedad”. Por ello en  diciembre de 1982 se reforma el Título Cuarto de la Constitución, con la cual se amplió el número de sujetos responsables por los actos u omisiones en los que podrían incurrir al desempeñar sus funciones e introduce la responsabilidad administrativa, en adición a las responsabilidades penal, política y civil. En los sexenios de los Presidentes Fox y Calderón se promulgaron otras leyes que han dado impulso al combate a la corrupción tales como la Ley Federal de Transparencia y la Ley del Servicio Profesional de Carrera, así como diversas reformas a las leyes de Adquisiciones y a la de Obras Públicas,  a las que  se suma esta nueva Ley Anticorrupción.

     El candidato ganador en las elecciones presidenciales, Peña Nieto, ha propuesto tres iniciativas inmediatas. Una de ellas es la creación de una Comisión Anticorrupción. Con ella seguramente se le dará prioridad al combate de este mal que tanto afecta al desarrollo de nuestro país.


Referencias y comentarios:

Las cifras de que la corrupción asciende a 32 mil millones de pesos o el 14% del ingreso de los hogares, o al 8 por ciento del PIB son exageradas. Algunas cuentas de esta exageración:

1. El PIB en 2011 ascendió a 13.588 billones de pesos. El 8% es 1.09 billones de pesos.

2. Transparencia Mexicana dice que la corrupción ascendió a 32,000 millones de pesos, suponiendo que está hablando de los 35 trámites y servicios encuestados y 200 millones de actos de corrupción.

3. Suponiendo que el costo de la corrupción esté en un punto intermedio de estas dos cifras. ¿Cuanto les gusta, 200,000 millones de pesos? Ok.

4. Existen en todo el país alrededor de 7 millones de personas que trabajan para el gobierno, federal centralizado, descentralizado, estatal, municipal. Esto incluye a todos: maestros, enfermeras, médicos, ejército, funcionarios, todos.

5. Si la corrupción ascendió a 200,000 millones de pesos en teoría a cada uno de todos los que trabajan para el gobierno, suponiendo que absolutamente todos son corruptos y reciben algo de mordida les tocarían en promedio 28,571 pesos a cada uno. Si empezamos a jugar con las cifras y decimos que solo el 50% son corruptos, entonces a cada uno en promedio le tocó $57,000 pesos. ¿No notarían que sus vecinos y amigos burócratas tendrían este dinero extra, especialmente si su sueldo mensual no pasa de 10,000 pesos? Si dicen, bueno,  es que los de arriba son los que mas se llevan. ¿Entonces si 10,000 funcionarios ultra corruptos se llevan el 80% de la corrupción, cuanto les toca a cada uno en promedio? A cada uno le tocarían 16 millones de pesos. El sueldo normal del  Presidente que es el que más gana, no llega a los 4 millones de pesos. ¿Podrían ocultar y lavar impunemente estas cantidades todos los funcionarios corruptos? Lo veo improbable.

6. La danza de las cifra marea. No es creíble que la corrupción sea de este tamaño. Sería demasiado notorio el enriquecimiento de los funcionarios públicos beneficiados. No digo que no haya casos escandalosos como el de ciertos gobernadores o el funcionario de la CFE recientemente capturado, pero en general me parecen cifras muy excesivas. 

7. Si en el dato de corrupción incluimos sobrecostos que benefician a los empresarios que contratan con gobierno, pudiera aceptarse una cifra más alta. En ese caso habría que pensar que la corrupción beneficia no solo a los funcionarios públicos, sino especialmente a los empresarios corruptos. hay estudios que estiman la corrupción en base a los sobrecostos de las obras públicas. Pero es un poco difícil atribuir todos los sobrecostos a la corrupción solamente. Puede haber importantes factores de ineficiencia.

8. Medir la corrupción continúa siendo un importante reto. Pero todos percibimos que el problema es enorme. No sabemos a ciencia cierta cuanto cuesta pero si sabemos que cuesta mucho y que daña al país y a la sociedad, pues como mencioné, gana el funcionario que se corrompe pero gana mucho mas con sus negocios, el empresario corruptor.


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