26 de septiembre de 2020

SE BUSCA

 

“… la administración pública… exige mucha entrega y fatigas… Esto es un apostolado, hay que resistir, trabajar mucho... Sale uno adelante cuando hay un ideal...  cuando se lucha por una causa justa... Y nosotros aquí en el gobierno lo que buscamos es que se trabaje con convicción, que haya entrega total a la causa.”

Presidente López Obrador

Por: Octavio Díaz García de León.

    

      La idea: Cada administración busca un perfil determinado de personas para llenar las decenas de miles de puestos de mando en las instituciones del gobierno federal. Ahora se está buscando un cambio de perfil, rompiendo cierta continuidad que venía de administraciones anteriores. La clave será si es posible encontrar personas con estos nuevos perfiles y si darán los resultados requeridos por la población.

    En las administraciones anteriores los principales puestos fueron cubiertos por personas afines y leales al gobierno en turno, privilegiando su formación en universidades destacadas del país y con postgrados en el extranjero.

  Para reclutarlos y retenerlos se desarrollaron tabuladores salariales y prestaciones atractivos,  aunque a partir del sexenio de Fox se congelaron los salarios y se fueron   deteriorando paulatinamente en términos reales hasta el sexenio de Peña;  también se redujeron las prestaciones.                                                                                                                                                               La administración del  presidente López Obrador  busca un  nuevo perfil de servidores públicos,  especialmente para mandos medios y superiores.

    Lo que se percibe implícitamente como el nuevo perfil que se busca, de acuerdo con lo que ha comentado el presidente, las diversas disposiciones que se han emitido en este sexenio en materia de austeridad y recursos humanos, más lo que se puede observar, es el siguiente:

 1.  Educación. Egresados de escuelas públicas, no necesariamente de las más reconocidas y de universidades privadas modestas. Los postgrados en el extranjero en escuelas de élite ya no son un plus y se prefieren postgrados en el país.

  2.  Experiencia. No se requiere mucha experiencia, ya que la renovación de personal implica que es posible que no la tengan. Se dan promociones súbitas desde niveles bajos a altos sin pasar por los puestos intermedios.

   3.  Remuneraciones. Se requiere personal que esté dispuesto a ganar mucho menos que sus antecesores. Que estén dispuestos a ver reducidos aún más sus salarios en el futuro, que no esperen pago de aguinaldo y estén dispuestos a bajar de nivel jerárquico.

   4.  Herramientas de trabajo. Que no demanden choferes, vehículos,  ni teléfonos celulares. Si los necesiten para sus labores, que ellos los aporten. No tendrán oficinas lujosas, sino cada vez más modestas, con menos servicios, sin comedores, con menos impresoras, menos papelería, sin agua embotellada, etc. En el mejor de los casos se les dejaran las mismas computadoras sin importar su antigüedad y en otros tendrán que compartirlas.

  5. Compromiso. Que estén dispuestos a realizar tareas cada vez más demandantes y numerosas con una tercera parte de la gente que había antes, o menos, y con más reducciones de personal en el futuro. Dispuestos a trabajar en el gobierno toda la vida para que no se vayan a la iniciativa privada y evitar conflictos de interés. Que su motivación para trabajar sea por el bien del país por encima de intereses personales y familiares sin esperar mejora económica para ellos y sus familias.

    6.  Honestidad. Que no sean corruptos, tengan buena reputación, se abstengan de embriagarse en el trabajo, abusar de sus colaboradores, no busquen privilegios o beneficios de ningún tipo y trabajen con total austeridad.

    7.   Lealtad. Deberán estar totalmente de acuerdo con las políticas y proyectos del presidente, manifestando su lealtad sin externar críticas.

   8. Horarios. Estarán dispuestos a trabajar sin horario fijo todos los días incluyendo sábados, domingos y días festivos, estando disponibles siempre para lo que requieran sus jefes y teniendo capacidad de respuesta inmediata a sus requerimientos.

    9.  Salud. Se conformarán con los servicios de salud del gobierno o pagarán los servicios privados de su propia bolsa.

   10. Pensiones. Deberán ceñirse a las pensiones que otorgan el ISSSTE y el IMSS sin obtener otro tipo de prestaciones de retiro. Existen excepciones como en la CFE, donde muchos pensionados tienen ingresos superiores al del presidente y cuentan con doble pensión porque también reciben la del IMSS.

   11. Despidos. Estarán dispuestos a ser despedidos mediante renuncia, sin recibir indemnización de las que otorga la Ley o beneficios tales como el seguro de separación individualizado.

    Sin duda encontrar personas con este perfil no será fácil, aunque siempre existe más oferta de personas que desean trabajar en el gobierno que plazas disponibles.  Estos servidores públicos serán más baratos para la nación, pero será difícil mantenerlos motivados y dando los resultados que se requieren.

    También habrá que vigilar las motivaciones y los actos de quienes trabajen en el gobierno pues podrían fingir lealtad solo para aprovecharse de sus puestos para obtener beneficios ilícitos con actos de corrupción.

   El reto será encontrar personas idealistas que cumplan con este perfil.  Digamos que es un perfil heroico el que se requiere ahora para trabajar en el gobierno federal.

 

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12 de septiembre de 2020

DIRECCIÓN POR OBJETIVOS

 

“¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?
—Depende mucho del punto adonde quieras ir —contestó el Gato.
—Me da casi igual adónde —dijo Alicia.
—Entonces no importa qué camino sigas —dijo el Gato.”

Lewis Carroll

Por: Octavio Díaz García de León.

      La idea: Una de las herramientas más usadas en la administración es la dirección por objetivos. En el ámbito empresarial, la fijación de objetivos y la medición de cómo se van logrando es una tarea cotidiana clave. No así en las instituciones del gobierno en donde no existe la misma exigencia.

     Una organización que no tiene claro sus objetivos y la forma de lograrlos, está condenada a desaparecer. En las empresas esto ocurrirá muy rápido. En el gobierno, las instituciones pueden sobrevivir por inercia durante años, pero se vuelven irrelevantes y son un desperdicio para la nación.

    La planeación estratégica requiere que la alta gerencia tenga claridad de rumbo para que a partir de allí el resto de la organización se sume para dar los resultados deseados.

    Para ello, Peter Drucker introdujo la administración por objetivos en 1954. https://www.investopedia.com/terms/m/management-by-objectives.asp. Ésta consta de cinco pasos:

       1.   De la misión y visión de la empresa, se fijan los objetivos estratégicos.

    2.  Estos se traducen en objetivos para los empleados los cuales deben ser específicos, medibles, aceptables, realistas y acotados en el tiempo.

      3.    Se invita a los empleados a que fijen sus objetivos individuales, partiendo de los determinados por la gerencia.

      4.    Se vigila el avance hacia el logro de los objetivos.

    5.    Finalmente se evalúa el desempeño del empleado, se le premia o castiga, según sea el resultado y se le da retroalimentación sobre su desempeño.

    Las empresas establecen objetivos, indicadores de desempeño y metas en aspectos tales como volumen de ventas, generar utilidades, generar flujo de efectivo, tener liquidez, no sobrepasar cierto apalancamiento, lograr participación en el mercado, etc...

    Para las instituciones de gobierno esto no resulta tan sencillo. Por ejemplo, ¿cómo saber si se está reduciendo la corrupción si se carecen de indicadores adecuados?   

   En el sexenio de Fox se establecieron las metas presidenciales y en el de Calderón se implantó el presupuesto basado en resultados (Ver libro de Enrique Abedrop https://www.iexe.edu.mx/editorial/presupuesto-basado-en-resultados).

    Pero la incorrecta aplicación de ambas herramientas no hizo más eficiente al gobierno, quien le ha quedado a deber a la población en tareas clave como crecimiento de la economía, empleo, educación de calidad, seguridad pública, salud para todos, combate a la corrupción, etc…

   Esto sucede por varias razones:

     1.    Los objetivos, metas e indicadores usados no son los apropiados para lograr lo que la población quiere de las instituciones.

      2.    El fijar objetivos  termina siendo un ejercicio burocrático más.

      3.    Los objetivos de la institución no se traducen en objetivos para los servidores públicos encargados de lograrlos.

     4.    Las evaluaciones al desempeño de los funcionarios, cuando las hay, no reflejan lo que la institución requiere de ellos y son mero trámite.

      5.    Se simulan objetivos retadores y todos cumplen al 100%.

     Tampoco hay un buen sistema de rendición de cuentas y por lo tanto no hay consecuencias para los funcionarios incumplidos. Se carece también, a diferencia de la iniciativa privada, de un sistema de estímulos que premie a los buenos servidores públicos en todos los niveles.

     No solo no se cuenta con objetivos adecuados, sino que tampoco existen los procesos necesarios para dar resultados. Cuando cambian las administraciones, a veces cambian objetivos, pero no se cambia la forma de trabajar y se continúan las inercias del pasado.

     Es como si a un fabricante de plumas desechables se le pidiera de pronto que empezara a producir plumas de lujo o a la Secretaría del Trabajo que genere empleo, tarea para la cual no fue diseñada.

    Una de las críticas que se hacen a la administración por objetivos es que los empleados están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de alcanzarlos, cayendo en prácticas poco éticas.

     Un caso reciente durante la pandemia es el tener como objetivo el mantener el mayor número de camas disponibles en los hospitales. Por ejemplo, para lograr ese objetivo, solo se aceptan pacientes de COVID en los hospitales, muriendo en la calle o en la casa personas con otras enfermedades. O solo se aceptan pacientes con síntomas avanzados de COVID, cuando ya es muy tarde para salvarlos.

    Un objetivo más obvio para el sistema de salud hubiera sido el tener el menor número de contagiados, identificándolos con pruebas masivas y aislándolos y, por lo tanto, tener menos pacientes en hospitales y menos muertes. Se optó por tener camas disponibles.

    Un buen gobierno, como cualquier otra organización, requiere buenas técnicas de administración y para ello requiere expertos en dirección de organizaciones que conozcan y apliquen con eficacia técnicas como la dirección por objetivos, con lo cual, se podrían lograr resultados que satisfagan a la población.

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