30 de agosto de 2022

UN PAÍS DESTRUIDO POR SU LÍDER

 

Por: Octavio Díaz García de León


    El 18 de abril de 1945 en Ansbach, Alemania, las tropas americanas están a punto de tomar la ciudad. Los dirigentes nazis han huido, los soldados alemanes han sido retirados, la población está aterrorizada por los bombardeos. Cualquier persona racional rendiría la plaza,  pero el jefe militar nazi, un fanático,  insiste en pelear hasta el final, con el riesgo de provocar la destrucción total de su ciudad como ocurrió en otros casos. Un estudiante de teología decide oponerse a esa medida, llevando a cabo sabotajes para impedir que continúe la lucha inútil. Es capturado y ejecutado cruelmente, con la complicidad de los lugareños y sin consideración por lo cercano del final y lo inútil de su muerte. Minutos después de la ejecución, el comandante militar nazi huye en bicicleta y cuatro horas después el ejército americano entra en la ciudad.

    Con este relato inicia su libro "El Final" el historiador Ian Kershaw. En él describe el fanatismo irracional con el que Alemania se auto destruyó al final de la Segunda Guerra Mundial y que tuvo como consecuencia que murieran inútilmente millones de alemanes; que parte de su territorio fuera sometido duramente por los soviéticos; que ocasionó la desaparición del centenario reino de Prusia; que millones de alemanes fueran expulsados de territorios donde habían vivido sus antepasados por siglos; que se destruyeran ciudades y regiones. 

   ¿Como fue posible que se llegara a esos extremos? ¿Por qué no se rindieron antes de que las fuerzas aliadas arrasaran el país? ¿Qué impulso suicida motivó a los alemanes a pelear hasta el final? Estas preguntas las intenta responder Kershaw.  

   Para ello, describe las circunstancias que evitaron que Alemania se rindiera en 1944,  cuando la guerra ya estaba perdida. Dice que hubo factores tales como la mentalidad alemana, el apoyo incondicional de las masas a Hitler, el terrible aparato de terror nazi, el dominio del partido nazi, el papel de los cuatro dirigentes más importantes, el terror a la ocupación de los rusos y el hecho de que la burocracia y los líderes militares estuvieron dispuestos a seguir cumpliendo con sus tareas, a pesar de que ya todo estaba perdido.   

   Hitler y su maquinaria de propaganda jugaron un papel muy importante para convencer al pueblo alemán de cometer suicidio colectivo. Los mitos nacionalistas, raciales y todo tipo de mentiras, como la supuesta posesión de armas secretas que los harían ganar la guerra, fueron aceptados sin crítica alguna por los alemanes.

   Kershaw atribuye esta catástrofe a la forma como estaba estructurado el régimen,  centralizando un poder absoluto en un líder carismático. A pesar de que la popularidad de Hitler ya había menguado, las estructuras y mentalidades de su gobierno carismático duraron hasta su muerte. Las élites dominantes, divididas como estaban, no tuvieron el deseo colectivo, ni los mecanismos de poder, para evitar que Hitler llevara a Alemania a su destrucción total.

    ¿Como es posible que un hombre sea capaz de imponer su voluntad a millones de seres humanos sin importar las consecuencias? ¿O que las élites dirigentes estén dispuestas a acatar cualquiera de sus órdenes por absurdas que sean,  dejando de lado su inteligencia y pensamiento crítico,  que sí los tienen en otros ámbitos de su vida? Quizás habría que hacer un análisis de psicología de masas, como el que hizo Erich Fromm en su obra El Miedo a la Libertad  o explorar La Banalidad del Mal como lo hace Hanna Arendt.

   Montesquieu en El Espíritu de las Leyes y Hamilton, Madison y Jay en El Federalista   encontraron el antídoto contra los gobernantes absolutistas mediante la separación de poderes para  evitar el daño causado por el despotismo y la irracionalidad de los líderes carismáticos. En México esto se ha venido reforzando con la creación de instituciones autónomas.

   Sin embargo, cuando las instituciones y los contrapesos de un sistema democrático se van destruyendo y las élites se someten para darle gusto al líder, pudiera anunciar el nacimiento de una dictadura que podría destruir a un país.

    Este proceso puede tomar años y pasar desapercibido como lo relata William Shirer en su libro Diario de Berlín,  respecto al ascenso de Hitler al poder absoluto. Por ello,  les tomó mucho tiempo a judíos y opositores al régimen nazi, darse cuenta del peligro que corrían, hasta que fue demasiado tarde.

    Nuestra época no está exenta de líderes carismáticos aferrados al poder y con comportamientos destructivos, como podemos observar en países tales como Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua,  Hungría, Turquía o Rusia,  en donde se han destruido las instituciones democráticas y los contrapesos al poder. Algunos de estos países han sido destruidos y están en la ruina.  Hemos visto que este peligro amenaza incluso a democracias bien desarrolladas tales como en el caso de Trump en Estados Unidos.  Podría pasar en México, si lo permitimos.

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Correo: odglasilla@gmail.com                                       Twitter: @octaviodiazg

15 de agosto de 2022

EN DEFENSA DE LA RACIONALIDAD

 

Por: Octavio Díaz García de León

Para Cuitláhuac, compañero de batallas estudiantiles. DEP.


    Una de los rumores absurdos que se divulgaron en la campaña de 2016 en Estados Unidos fue que la candidata Hillary Clinton dirigía una operación de tráfico de niños desde el sótano de una pizzería en Washington. Una persona armada con un rifle de asalto se presentó en la pizzería para tratar de desbaratar la supuesta operación ilegal. Las mentiras, por absurdas que parezcan, siempre encuentran personas que las creen, incapaces de pensar racionalmente.

   Algunas creencias irracionales no causan daño,  como el creer en la “energía” supuestamente contenida en piedras, cristales o en la Pirámide del Sol. Pero hay otras más dañinas como creer que las vacunas ocasionan mayores daños de los que evitan,  que los cubrebocas no ayudan a evitar infecciones, que la “sanitización” sirve para evitar contagios por COVID o que Bill Gates plantó chips en las vacunas contra el COVID para controlarnos.

  Somos también testigos en las redes sociales de cómo se desautoriza a los adversarios políticos atacando a la persona pero no a los argumentos o cómo las personas creen en conspiraciones como, por ejemplo, las teorías de la conspiración asociadas al narco,  o bien se propagan mitos en los libros de texto como la leyenda de los Niños Héroes.

    La racionalidad brilla por su ausencia en gran parte de los debates públicos, en el comportamiento cotidiano de las personas, en las decisiones de empresarios y en acciones de gobierno que afectan a millones de personas. En algunos casos esto es deliberado con la intención de manipular a las demás, como en los debates políticos que se dan en las redes sociales,  pero también es por falta de entendimiento de los mecanismos del pensamiento racional.  

   Con frecuencia nos preguntamos si vivimos en una época particularmente irracional. Parece que no es así.  A lo largo de la historia se ha dado una lucha entre la irracionalidad y la racionalidad en donde esta última ha ido ganando terreno,  lo que ha permitido el progreso material, tecnológico, médico y social, entre otros fenómenos,  que  han permitido tener una mejor calidad de vida.

    Esto se debe a que la naturaleza y lo que compone nuestra realidad obedecen a leyes que se han ido descubriendo y al explicarla,  han ido desplazando al pensamiento mágico. También la razón ha permitido una evolución moral que ha favorecido a la humanidad y ha ido erradicando el fanatismo, prácticas crueles, guerras y otros fenómenos que eran comunes en el pasado. Sin embargo, la lucha contra la irracionalidad persiste y debemos seguir impulsándola. 

   Porque la racionalidad importa y su carencia afecta la vida de las personas y de la sociedad, el Prof. Steven Pinker publicó recientemente el libro Racionalidad. Qué es. Por qué parece escasear. Por qué es importante.

    En este libro, el Prof. Pinker nos va mostrando las diferentes herramientas para tener un pensamiento racional. Los elementos que presenta son:  lógica y pensamiento crítico; probabilidad y aleatoriedad; razonamiento bayesiano; elección racional y recompensa esperada; detección de señales y teoría estadística de la decisión; teoría de juegos; y correlación y causalidad.

    Para Pinker la racionalidad es “la capacidad de utilizar el conocimiento para alcanzar objetivos”. El conocimiento suele definirse, a su vez, como creencia verdadera y justificada.

   Un ejemplo simpático que ofrece Pinker acerca de la falta de razonamiento bayesiano,  es el caso del hipocondríaco que va con el doctor para decirle que está enfermo del hígado. El doctor le responde que es imposible pues esas enfermedades son asintomáticas. El hipocondríaco le responde: “precisamente, no tengo síntomas, por lo tanto,  estoy enfermo del hígado”.

    En el libro se dan muchos ejemplos de pensamiento irracional. Por ejemplo, cita una larga lista de falacias  en las que incurren las personas con frecuencia al argumentar. Un buen lugar para encontrar ejemplos de estos argumentos fallidos son las redes sociales.  Lo grave no solo es que se usen estos mensajes, a veces deliberadamente para engañar a las personas,  a veces por deficiencias en la forma de razonar,  sino que un gran número de personas creen esos argumentos  irracionales.

    Pinker demuestra que “la aplicación consciente de la razón mejora realmente nuestras vidas y hace del mundo un lugar mejor. Debería hacerlo, dado que la realidad está gobernada por las leyes lógicas y físicas en lugar de artes diabólicas y la magia”.

   En esta época en que persisten muchas actitudes irracionales en el comportamiento de todos,  es muy importante usar las herramientas de la razón para procurarnos una mejor vida en lo personal y para quienes nos rodean. Cada vez hay mas personas que se dan cuenta de los comportamientos y pensamientos irracionales pero aún son una pequeña minoría. Libros como el del Prof. Pinker deberían ser leídos por todos,  para beneficio de los individuos y de la humanidad.

 

2 de agosto de 2022

DESTRUIR LOS LIBROS

 

Por: Octavio Díaz García de León


Aviso: Este es un relato de ficción sobre lo que pudiera ocurrir si se materializara lo que Ray Bradbury contaba en su novela  "Fahrenheit 451" .  Podría ser peor.

    A mediados del siglo XXI, el Dr. Montag estuvo de acuerdo con la decisión del gobierno mundial, recién instalado, para dejar de usar papel para libros, arte y otras formas de comunicación. Los daños al medio ambiente por la tala de árboles lo hacían necesario.

   El Dr. Montag, destacado catedrático de la Universidad Mundial, vio cómo se formaron brigadas por todo el planeta para recoger y concentrar en grandes almacenes, libros, material de comunicación y artístico que usara papel. El material así recogido sería hecho pulpa para elaborar productos como papel sanitario, servilletas y utensilios desechables para comida, entre otros usos.

   El proyecto que le encomendaron al Dr. Montag contemplaba el transformar todos los documentos, fotografías,  cuadros, grabados,  libros y cualquier cosa que usara papel,  en medios electrónicos. Una vez concentrados de esa forma, todas las personas tendrían acceso completo a lo que se había escrito y conservado a través de la historia. Para ello se usarían sofisticadas y delgadas pantallas portátiles parecidas a las antiguas tabletas electrónicas conectadas a computadoras centrales.

     El gobierno mundial dispuso también que se dejaran de fabricar y se eliminaran lápices, plumas, impresoras y todo tipo de herramientas y materiales utilizadas para plasmar ideas sobre papel ya que, por ejemplo,  bastaba que se le dictara a la pantalla portátil para que se escribieran las palabras. Tampoco se pintarían cuadros o se realizarían grabados, fotografías, periódicos y revistas que ocuparan papel. Todo sería electrónico.

    Al principio el Dr. Montag encontró resistencias incluso entre sus colegas que temían depender solo de medios electrónicos para comunicarse y acceder a información y conocimientos, pero la gran mayoría de la población se sumó a las ventajas de este gran proyecto ecológico. También vieron que resolvería el problema del espacio y el peso que ocupaban todos los documentos y libros que abrumaban a algunos hogares, a las bibliotecas y sobre todo,  al gobierno que usaba cantidades descomunales de papel.

    El Dr. Montag vio con satisfacción como miles de millones de personas por todo el mundo entregaron todos sus libros, fotografías, pinturas y documentos. Todo era guardado de manera electrónica en las computadoras centrales del gobierno mundial y no era necesario que la información fuera almacenada de manera individual.  

    El Dr. Montag observó que, una vez captado todo el material así recogido, el mundo entero tenía acceso a todos los libros, cuadros, documentos, fotografías que antes requerían papel para ser leídos o admirados.

    Por su parte, la música tenía décadas que solo se podía encontrar en los bancos de datos electrónicos centrales. También habían desaparecido los instrumentos musicales, sustituidos por sintetizadores.  

    En la siguiente etapa del proyecto, el gobierno mundial fue endureciendo las medidas para todos aquellos que aún conservaban libros y documentos y prohibió su posesión. El Dr. Montag,  sus colegas y muchas otras personas tuvieron que entregar los pocos libros que conservaban por nostalgia. Así fue como el profesor decidió no entregar un libro particularmente inquietante ante lo que estaba sucediendo, “Fahrenheit 451”, y se preguntaba si se había hecho lo correcto al destruir todos los contenidos plasmados en papel.

   El Ejército Mundial, con uniformes especiales que decían “Recicladores” acompañado de un símbolo en forma de suástica, iban casa por casa recogiendo cualquier vestigio de libros, documentos o cuadros que quedaran. Aquellas personas reacias a entregarlos fueron encarceladas y en algunos casos difíciles,  nunca más se supo de ellos. Así fue como encontraron el libro oculto del Dr. Montag, quien al rehusar entregarlo, desapareció.  

    Entonces el gobierno mundial decidió que la mayor parte de los libros, documentos, cuadros, música y fotografías electrónicos no eran adecuados para la salud intelectual de la población y los suprimió, sustituyéndolas por materiales más inocuos como juegos, películas de puro entretenimiento, noticias fabricadas, etc.

     Los científicos, académicos, artistas, periodistas, comunicadores y escritores ya no podían publicar nada ni tenían forma de transmitir sus ideas o expresiones artísticas, sin que fuera autorizado por el gobierno mundial.  Lo mismo sucedió con la música que fue objeto de una enorme expurgación, especialmente de música clásica y otras formas elevadas de ese arte que fueron sustituidas por formas populares como el reggaetón, música pop y la trova con mensajes inocuos.

     El gobierno mundial fue así dosificando lo que la población podía leer, ver y escuchar, suprimiendo la circulación de ideas. Las élites gobernantes continuaron desarrollando la ciencia y la tecnología. Para ello se auxiliaban con programas de inteligencia artificial y todo tipo de robots, especialmente militares.  Se consolidó así la quinta transformación de la humanidad.