Por: Octavio Díaz García de León
Para Cuitláhuac,
compañero de batallas estudiantiles. DEP.
Una de los rumores absurdos que se divulgaron en la campaña de 2016 en
Estados Unidos fue que la candidata Hillary Clinton dirigía una operación de
tráfico de niños desde el sótano de una pizzería en Washington. Una persona
armada con un rifle de asalto se presentó en la pizzería para tratar de
desbaratar la supuesta operación ilegal. Las mentiras, por absurdas que
parezcan, siempre encuentran personas que las creen, incapaces de pensar racionalmente.
Algunas creencias irracionales no causan daño, como el creer en la “energía” supuestamente
contenida en piedras, cristales o en la Pirámide del Sol. Pero hay otras más
dañinas como creer que las vacunas ocasionan mayores daños de los que
evitan, que los cubrebocas no ayudan a
evitar infecciones, que la “sanitización” sirve para evitar contagios por COVID
o que Bill Gates plantó chips en las vacunas contra el COVID para controlarnos.
Somos también testigos en las redes sociales de cómo se desautoriza a
los adversarios políticos atacando a la persona pero no a los argumentos o cómo
las personas creen en conspiraciones como, por ejemplo, las teorías de la
conspiración asociadas al narco, o bien se
propagan mitos en los libros de texto como la leyenda de los Niños Héroes.
La racionalidad brilla por su ausencia en gran parte de los debates
públicos, en el comportamiento cotidiano de las personas, en las decisiones de
empresarios y en acciones de gobierno que afectan a millones de personas. En
algunos casos esto es deliberado con la intención de manipular a las demás,
como en los debates políticos que se dan en las redes sociales, pero también es por falta de entendimiento de
los mecanismos del pensamiento racional.
Con frecuencia nos preguntamos si vivimos en una época particularmente irracional.
Parece que no es así. A lo largo de la
historia se ha dado una lucha entre la irracionalidad y la racionalidad en
donde esta última ha ido ganando terreno, lo que ha permitido el progreso material,
tecnológico, médico y social, entre otros fenómenos, que han
permitido tener una mejor calidad de vida.
Esto se debe a que la naturaleza y lo que compone nuestra realidad obedecen
a leyes que se han ido descubriendo y al explicarla, han ido desplazando al pensamiento mágico.
También la razón ha permitido una evolución moral que ha favorecido a la
humanidad y ha ido erradicando el fanatismo, prácticas crueles, guerras y otros
fenómenos que eran comunes en el pasado. Sin embargo, la lucha contra la
irracionalidad persiste y debemos seguir impulsándola.
Porque la racionalidad importa y su carencia afecta la vida de las
personas y de la sociedad, el Prof. Steven Pinker publicó recientemente el
libro Racionalidad. Qué es. Por
qué parece escasear. Por qué es importante.
En este libro, el Prof. Pinker nos va mostrando las diferentes herramientas
para tener un pensamiento racional. Los elementos que presenta son: lógica y pensamiento crítico; probabilidad y aleatoriedad;
razonamiento bayesiano; elección racional y recompensa esperada; detección de
señales y teoría estadística de la decisión; teoría de juegos; y correlación y
causalidad.
Para Pinker la racionalidad es “la capacidad de utilizar el
conocimiento para alcanzar objetivos”. El conocimiento suele
definirse, a su vez, como creencia verdadera y justificada.
Un ejemplo simpático que ofrece Pinker acerca de la falta de
razonamiento bayesiano, es el caso del
hipocondríaco que va con el doctor para decirle que está enfermo del hígado. El
doctor le responde que es imposible pues esas enfermedades son asintomáticas.
El hipocondríaco le responde: “precisamente, no tengo síntomas, por lo
tanto, estoy enfermo del hígado”.
En el libro se dan muchos ejemplos de pensamiento irracional. Por
ejemplo, cita una larga lista de falacias en las que incurren las personas con
frecuencia al argumentar. Un buen lugar para encontrar ejemplos de estos
argumentos fallidos son las redes sociales. Lo grave no solo es que se usen estos mensajes,
a veces deliberadamente para engañar a las personas, a veces por deficiencias en la forma de
razonar, sino que un gran número de personas
creen esos argumentos irracionales.
Pinker demuestra que “la aplicación consciente de la razón mejora
realmente nuestras vidas y hace del mundo un lugar mejor. Debería hacerlo, dado
que la realidad está gobernada por las leyes lógicas y físicas en lugar de
artes diabólicas y la magia”.
En esta época en que persisten muchas actitudes irracionales en el comportamiento
de todos, es muy importante usar las
herramientas de la razón para procurarnos una mejor vida en lo personal y para
quienes nos rodean. Cada vez hay mas personas que se dan cuenta de los comportamientos
y pensamientos irracionales pero aún son una pequeña minoría. Libros como el
del Prof. Pinker deberían ser leídos por todos, para beneficio de los individuos y de la
humanidad.
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