22 de diciembre de 2019

EN DEFENSA DEL BURÓCRATA




Por: Octavio Díaz García de León.


“Platón dijo que la gente buena no necesita leyes para actuar responsablemente mientras que la gente mala encontrará siempre formas para evadir la ley. Al pretender que las normas eliminarán la corrupción, hemos logrado humillar a la gente honesta y proporcionado un velo de opacidad y complejidad para los malos. Pero esto no es culpa de burócratas venales.” 

                                                                                        ― 
Philip K. Howard,
                                   
   La idea: Trabajar para el gobierno no genera mucho prestigio, salvo en contados casos. La población tiende a ver a la burocracia como ineficiente, corrupta, privilegiada y sin mucho compromiso con la sociedad. Como en todo, hay algo de cierto, pero más bien, mucha incomprensión. Habrá que equilibrar esta percepción y cambiar lo que no funciona de la burocracia.

    Alrededor de 5 millones de personas trabajan para los gobiernos federal, estatal y municipal lo que representa alrededor del 10% de la población económicamente activa. Prestan todo tipo de servicios a la población: desde seguridad pública y nacional hasta educación y servicios médicos.

   Muchos de ellos trabajan en condiciones muy precarias: policías con poco armamento, mala paga, horarios muy largos y muy poca seguridad social; médicos y enfermeras que enfrentan sobresaturación de sus instalaciones, falta de medicamentos e instrumentos de trabajo y cuyos salarios son bajos en función de su preparación; maestros que trabajan en instalaciones inadecuadas y con pocos incentivos.

   Sin embargo, la imagen del burócrata no es la del servidor público que trabaja en condiciones casi heroicas para dar lo mejor de sí y atender a la población, como sucede en muchos casos.

   Su imagen suele ser de oficinistas ineficientes, corruptos, desmotivados, incompetentes y con falta de interés en atender a la población. Sin duda existen algunos así, pero hay que ver porqué.

   Debemos recordar que el servidor público solo puede hacer lo que le permite la ley y las normas que rigen su trabajo. A diferencia de cualquier otra persona que puede hacer lo que quiera siempre y cuando la ley no lo prohíba.

    Esta diferencia es muy relevante. Tenemos leyes disfuncionales que no aplican a la realidad de México y otras normas que limitan y entorpecen la acción del servidor público. Todo ello en un contexto donde existen fiscalizadores que revisan si los servidores públicos se apegan a la norma y los sancionan si no lo hacen.

   Se ha mencionado que existe una burocracia dorada y efectivamente allí está:

   1.    Todavía hay altos funcionarios que tienen oficinas lujosas, choferes, secretarios particulares, comedores privados, escoltas, vehículos de todo tipo, etc.
    2.    Dirigentes sindicales de los burócratas que rara vez rinden cuentas de las cuotas de sus agremiados y que se enriquecen en sus cargos, como Elba Esther Gordillo o Carlos Romero Deschamps.
     3.    Trabajadores sindicalizados de empresas como CFE y PEMEX quienes llegan a tener percepciones superiores a las del presidente y pensiones muy cuantiosas. 
     4.    Otros trabajadores sindicalizados del gobierno que se han vuelto intocables y a quienes no se les puede despedir.

En contraste, hay segmentos de la burocracia que tienen condiciones de trabajo adversas:

    1.    Los mandos medios y superiores a los que se les ha reducido sueldo y prestaciones, quienes tienen cargas de trabajo excesivas con horarios demasiado largos y a quienes se les despide sin respetar sus derechos laborales.
     2.    Miembros de las fuerzas de seguridad que arriesgan su vida en condiciones muy difíciles y a quienes, por ejemplo, se les pide que cambien de residencia de un día para otro sin ningún tipo de apoyo y sin consideración a su situación familiar y personal.
    3.    Burocracia de bajo nivel, muchos de ellos de ventanilla, quienes carecen de oficinas dignas, herramientas  de trabajo adecuadas y tienen exceso de trabajo por falta de capacidad instalada.

   También es de destacar las agresiones que los burócratas sufren por parte del público al que atienden, quien no entiende las limitaciones que tienen los burócratas para hacer su trabajo. Es frecuente ver agresiones físicas en ventanillas de gobierno o a policías e inspectores agredidos por cumplir con su deber.
  
   El caso extremo de agresión es aquella que atenta contra su vida. Tan solo este año han sido asesinados 415  policías (https://causaencomun.org.mx/beta/registro-de-policias-asesinados-2019/) y para los cuales casi no se muestra pesar por parte de la sociedad. Para otras sociedades el asesinato de policías en una gran ofensa.  

   Quizá haga falta un ombusdman de los burócratas, quienes tienen muy pocas herramientas de defensa, especialmente quienes no pertenecen a la burocracia dorada.

   También hace falta una reforma para mejorar el servicio público con mejor infraestructura y políticas de recursos humanos que respeten la dignidad de los trabajadores del gobierno.  

   Si el gobierno quiere dar servicios púbicos debe haber un compromiso para que estos sean de excelencia. Para ello debe tener recursos humanos, materiales y financieros suficientes para dar servicios de calidad a bajo costo. Se requiere para ello servidores públicos motivados, capacitados, bien pagados y con las herramientas necesarias. Todos ellos bajo la dirección de una gerencia pública profesional que hoy es prácticamente inexistente.

    Quizás entonces cambiará la mala imagen, injusta en su mayor parte, de la gran mayoría de burócratas.   

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11 de diciembre de 2019

¿QUÉ SIGUE EN EL COMBATE A LA CORRUPCIÓN?


LA SILLA ROTA
       

Por: Octavio Díaz García de León.

                                              
    La idea: Una de las principales banderas del presidente López Obrador ha sido el combate a la corrupción. A un año de haber iniciado su gobierno hay muestras claras de que se está combatiendo. Si bien otros asuntos empiezan a dominar las noticias, el combate a la corrupción debe seguir siendo una prioridad.

    Este primer año de gobierno fue abundante en investigaciones sobre casos de corrupción. Aunque diversas instituciones han estado trabajando en el combate a la corrupción, ha destacado la labor de la Unidad de Inteligencia Financiera. Por lo menos los casos más sonados en los medios de comunicación han derivado de investigaciones que lleva a cabo esta Unidad.

    Esta experiencia ha demostrado que seguir la huella del dinero es una de las mejores estrategias para detectar corrupción y castigar a los corruptos. Con un buen mecanismo de captación de declaraciones patrimoniales y la disponibilidad de  herramientas informáticas que permitan analizar bases de datos bancarias y de registros públicos de la propiedad o del comercio,  se podrá también identificar casos de enriquecimiento ilícito.

     No se debe descartar también el realizar labores de inteligencia que permitan identificar redes de vínculos entre empresarios proveedores del gobierno y funcionarios públicos,  con el fin de detectar conflictos de interés que no siempre son fáciles de identificar. Por ello, no se debe confiar solo en las declaraciones de conflicto de interés que hagan los servidores públicos, sino tratar de verificarlos.

     La intervención de la Secretaría de la Función Pública  (SFP) también ha sido relevante. No solo se combaten casos de administraciones  pasadas, sino que  también  se investiga a funcionarios de  la presente administración tales como las denuncias  a “superdelegados” y otros funcionarios del actual régimen, con lo cual dicha Secretaría ha demostrado su independencia y compromiso con la integridad.

   También ha habido iniciativas importantes desde la SFP tales como el lanzamiento de la plataforma “Ciudadanos Alertadores Internos y Externos de la Corrupción”, la propuesta de cinco ejes estratégicos de la Secretaría y el lanzamiento reciente de la APP para celulares “Denuncia Paisano” con la cual los paisanos que vienen a visitar a sus familiares esta temporada navideña, podrán denunciar actos de corrupción.

    Un esquema muy importante para prevenir la corrupción, es la certificación de empresarios contra la corrupción que ha lanzado también la SFP y que se materializa a través del Padrón  de Integridad Empresarial.
     En él, las empresas que deseen participar en procesos de contratación con el gobierno,  deberán publicar sus códigos de conducta, sistemas de control y vigilancia, sistemas de denuncia contra la corrupción, procesos de capacitación, políticas de recursos humanos y mecanismos de transparencia. El gobierno federal otorgará el distintivo de integridad empresarial  a las empresas que cumplan con ciertos estándares de honestidad y transparencia.
    Los Órganos Internos de Control (OIC) que dependen de la Secretaría de la Función Pública son elementos clave en el combate a la corrupción. Estos se encuentran todavía en proceso de completar sus cuadros directivos pues aún están pendientes  nombramientos de algunos titulares de los OIC y de titulares del siguiente nivel jerárquico (Auditoría, Quejas y Responsabilidades).

    Para ello la secretaria, Dra. Irma Eréndira Sandoval, ha anunciado que privilegiará que dichos puestos sean ocupados por mujeres y hará una convocatoria para concursar esas vacantes.

    Un aspecto alentador es que la secretaria Sandoval, no permitió que se le impusiera el nombramiento de los titulares de los OIC y les está dando mayor independencia a estos órganos al hacer que presupuestalmente dependan directamente de la SFP, además de la independencia técnica y jerárquica que ya tenían.  

   Debido a las medidas de austeridad en los OIC será necesario que la SFP revise sus formas de operación a fin de hacer más eficaz y eficiente su trabajo.

    Por ejemplo, en administraciones anteriores se sobrecargó de tareas a los OIC, las cuales no tenían impacto relevante en las instituciones.  En ese sentido sería conveniente romper inercias, abandonar programas que no agregan valor y mejorar los sistemas de información de la SFP.  

    En cuanto a los programas de trabajo de los OIC, valdría la pena impulsar la realización de auditorías del tipo de cumplimiento financiero y normativo e incluso auditorías forenses para auxiliar en la detección de actos de corrupción.

    Por su parte, el Sistema Nacional Anticorrupción se ha visto poco y no se percibe que dé resultados. Dicho Sistema ha quedado trunco porque siguen sin nombrarse los magistrados anticorrupción en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa y  si bien ha habido reuniones del Comité Coordinador, no han salido acciones de impacto de dichas reuniones.


    Un avance fue ponerse de acuerdo en los formatos para la declaración de situación patrimonial.  En contraste, la Política Nacional Anticorrupción sigue sin aprobarse.

    Este año ha sido de grandes cambios para reorientar a las instituciones a una política de austeridad e integridad en la gestión pública. El reto para el año que viene será dar más y mejores resultados en el combate a la corrupción.
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24 de noviembre de 2019

IDEOLOGÍAS LETALES



Por: Octavio Díaz García de León.

“¿Quiénes son nuestros amigos? ¿Quiénes son nuestros enemigos?
Estas son las preguntas principales de la revolución.”
Mao Zedong
                                                
     La idea: Algunos gobernantes han causado grandes daños a sus pueblos por aplicar ideologías que no funcionan. El ejercicio de gobierno para ser exitoso debe ser racional y en constante contraste con la realidad para ratificar o rectificar las políticas públicas. Aplicar ideologías sin ninguna consideración por ver si funcionan o no, puede resultar en grandes tragedias. Un caso lamentable fue el régimen maoísta en China.

    En un libro reciente de Frank Dikötter “La Revolución Cultural: Una historia del pueblo, 1962-1976”, el volumen final de su trilogía sobre el gobierno de Mao Zedong en China, hace un recuento de la llamada “Revolución Cultural” desde el punto de vista de decenas de participantes que la sufrieron.

    La Revolución Cultural surge a raíz de los estragos que causó el “Gran Salto Adelante”, un programa que pretendía acelerar el paso del socialismo al comunismo en China y el cual ocasionó la muerte por hambre a más de 40 millones de personas, convirtiendo a Mao en uno de los más grandes genocidas del siglo XX, junto con Stalin, Hitler y Pol Pot.

    Ante el gran fracaso de dicho programa y acosado por la paranoia que acecha a los grandes dictadores, Mao decide lanzar la Revolución Cultural como una forma de deshacerse de sus supuestos enemigos políticos que él veía atrincherados en la burocracia del Partido Comunista y en los altos funcionarios del gobierno.

     La idea era castigar a las élites, humillarlas, mandarlas al campo a que los reeducaran los campesinos. Estas élites estaban formadas por la inteligencia del país como científicos, intelectuales, investigadores, profesores universitarios y altos funcionarios de la burocracia y el Partido Comunista a quienes veía como una amenaza y a quienes acusaba de no ser suficientemente revolucionarios, que en este caso significaba, suficientemente adeptos al culto a Mao.

    El resultado también fue catastrófico, pues se estima murieron alrededor de 5 millones de personas en esta “Revolución”.

    Para llevar a cabo esa Revolución, fomentó la formación de los llamados guardias rojos, en su gran mayoría jóvenes estudiantes citadinos a los que les dio la tarea de acusar y castigar a quienes etiquetaban como reaccionarios, revisionistas, capitalistas o conservadores, quienes solo eran enemigos en la imaginación enfermiza de Mao y sus secuaces.

    Para ello, fue ayudado por el grupo de sicofantes que le acompañaban en el gobierno, entre ellos su propia esposa y otros colaboradores que luego serían defenestrados y conocidos como la Banda de los Cuatro.

    La Revolución Cultural fue tan brutal que pronto se cayó en una guerra civil donde distintos bandos aprovechaban el desorden para deshacerse de sus adversarios.  Inicialmente el ejército protegía a los guardias rojos hasta que se salieron de control y tuvo que hacerlos volver al redil.   

   Recuperado el control de la Revolución, bajo el liderazgo del ministro de defensa Lin Biao, el ejército tomó un papel preponderante en el gobierno de China, aspecto que Mao vio con desconfianza, hasta que se produjo la muerte en circunstancias misteriosas de Lin Biao, cuando ya había caído en desgracia.

   El pueblo chino fue lo suficientemente resiliente para salir adelante y de acuerdo con el autor, la propia Revolución Cultural tuvo el efecto inesperado de ser el fin del sistema económico comunista para dar paso al capitalismo que hoy en día ha hecho de China una de las potencias más grandes del mundo.

   Lo único que logró salvar Deng Xiaoping de la debacle económica, política y social que provocó el régimen maoísta, fue el que el Partido Comunista siguiera a cargo del país con mano férrea. Pero los demás principios ideológicos, especialmente los económicos, pasaron a mejor vida con la muerte de Mao.

   Una de las grandes lecciones de este experimento infame con el pueblo de China es que las ideologías aplicadas como recetas de cocina sin tener presente el contexto y la realidad de las sociedades pueden ocasionar enormes tragedias.

   La otra lección es que el culto a la personalidad que llegó a extremos cuasi religiosos en la adoración a Mao, puede resultar costosísima para un país, al ponerse en manos de megalómanos capaces de enviar a la muerte sin remordimientos a millones de personas.

   Al final, una vez muerto Mao, triunfaron los moderados quien, como Zhou Enlai, habían propuesto las 4 modernizaciones del país y que con éxito llevó a cabo Deng Xiaoping y sus sucesores.

   Si bien el comunismo ha sido superado en la actualidad a partir de la caída del Muro de Berlín y en China, gracias al capitalismo que impulsan sus dirigentes, también es cierto que el neoliberalismo ha entrado en crisis en países como Chile, Argentina, Ecuador, Colombia, Estados Unidos, Gran Bretaña y otros.

    Quizá lo que se requiere es adoptar medidas racionales para gobernar sin importar las ideologías y privilegiar aquellas políticas que, con hechos, demuestren que traen bienestar a la mayoría de la población.
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22 de noviembre de 2019

¿QUÉ SIGUE EN EL COMBATE A LA CORRUPCIÓN?


Por: Octavio Díaz García de León

@octaviodiazg

                                       
     La idea: Una de las principales banderas del presidente López Obrador ha sido el combate a la corrupción. A un año de haber iniciado su gobierno hay muestras claras de que se está combatiendo. Si bien otros asuntos empiezan a dominar las noticias, el combate a la corrupción debe seguir siendo una prioridad.

     Este primer año de gobierno fue abundante en investigaciones sobre casos de corrupción. Aunque diversas instancias han estado trabajando en el combate a la corrupción, ha destacado la labor de la Unidad de Inteligencia Financiera. Por lo menos los casos más sonados en los medios de comunicación han derivado de investigaciones que lleva a cabo esta Unidad.

    Sin embargo, la intervención de la Secretaría de la Función Pública  (SFP) también ha sido relevante, no solo porque se combaten casos de la administración pasada sino porque también se investiga a funcionarios de  la presente administración tales como las denuncias  a “superdelegados” y otros funcionarios del actual régimen, con lo cual demuestra su independencia.

    También ha habido iniciativas importantes desde la SFP tales como el lanzamiento de la plataforma “Ciudadanos Alertadores Internos y Externos de la Corrupción”, la propuesta de los cinco ejes estratégicos de la Secretaría y el lanzamiento reciente de la APP para celulares “Denuncia Paisano” con la cual los paisanos que vienen a visitar a sus familiares esta temporada navideña, podrán denunciar actos de corrupción.

    Los Órganos Internos de Control (OIC) que dependen de la Secretaría de la Función Pública aún  están en proceso de ajuste debido a que aún no se ha completado  el nombramiento de  titulares no solo de los OIC sino de los titulares de siguiente nivel jerárquico (Auditoría, Quejas y Responsabilidades).

   Para ello la secretaria, Dra. Irma Eréndira Sandoval, ha anunciado que privilegiará que dichos puestos sean ocupados por mujeres y hará una convocatoria para concursar esas vacantes.

    Un aspecto alentador es que la secretaria Sandoval, no permitió que se le impusiera el nombramiento de los titulares de los OIC y les está dando mayor independencia a estos órganos al hacer que presupuestalmente dependan directamente de la SFP, además de la independencia técnica y jerárquica que ya tenían.  

    Sin embargo, la reducción de 20% del personal de estructura en los OIC por razones de austeridad, junto con la desaparición de los titulares de las áreas de Auditoría para el Desarrollo y Mejora de la Gestión Pública, ha reducido las capacidades de respuesta y saturado de trabajo a algunos OIC.

    Para hacer frente a la reducción de personal en los OIC será necesario que la SFP revise sus formas de operación a fin de hacer más eficaz el trabajo.

    Por ejemplo, en administraciones anteriores se sobrecargó de tareas a los OIC, las cuales no tenían impacto relevante en las instituciones; algunas de estas tareas se continúan realizando. Por otra parte,  las demandas constantes de información por parte de oficinas centrales de la SFP los limitan en su operación cotidiana.

   En ese sentido sería conveniente romper inercias del pasado, abandonar programas que no agregan valor y mejorar los sistemas de información de la SFP para evitar estar pidiendo información a los OIC, la cual,  en la mayoría de los casos, se encuentra en las bases de datos de sus oficinas centrales.

    Otro aspecto es el que se incluya en los planes de trabajo de los OIC más auditorías al desempeño. Sin embargo, ante la carencia de objetivos adecuados en las entidades y dependencias, estas auditorías resultarán de poco impacto si antes no se establecen programas y objetivos alineados al Plan Nacional de Desarrollo y los planes sectoriales. Dado que eso no ocurrió en 2019, incluir este tipo de auditorías en 2020 para revisar este año que termina, probablemente no dé muchos resultados.

    Si lo que se quiere es privilegiar el combate a la corrupción, se podrían impulsar la realización de más auditorías del tipo de cumplimiento financiero y normativo e incluso auditorías forenses.

    Otro aspecto que hace falta para impulsar la lucha contra la corrupción es reforzar el área de investigaciones especiales de la SFP, desarrollar habilidades de investigación en las áreas de Quejas de los OIC y proporcionar herramientas para realizar esas tareas.

     Por su parte, el Sistema Nacional Anticorrupción se ha visto poco y no se percibe que dé resultados. Dicho Sistema ha quedado trunco porque siguen sin nombrarse los magistrados anticorrupción en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa y  si bien ha habido reuniones del Comité Coordinador, no han salido acciones de impacto de dichas reuniones.

     Un avance fue ponerse de acuerdo en los formatos para la declaración de situación patrimonial, pero un gran reto será ver si la información de dichas declaraciones, que es aportada por el servidor público, podrá verificarse para detectar enriquecimiento ilícito.  En contraste, la Política Nacional Anticorrupción sigue sin aprobarse.

    Este año ha sido de grandes cambios para reorientar a las instituciones a una política de austeridad e integridad en la gestión pública. El reto para el año que viene será dar más y mejores resultados en el combate a la corrupción sin deteriorar los servicios públicos.
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8 de noviembre de 2019

ALERTA EN MATERIA DE SEGURIDAD




Por: Octavio Díaz García de León.

Mejorar significa cambiar, así que para alcanzar
 la perfección se tuvo que haber cambiado seguido.”
                                                              Winston Churchill                                             
    La idea: Los hechos de violencia en diversas partes del país han llenado los espacios informativos en las últimas semanas. El tema de seguridad sigue siendo uno de los pendientes más urgentes por resolver. ¿Cómo se puede solucionar el problema si ya se han probado todo tipo de estrategias y parece que no funcionan? ¿Se debe aceptar la ayuda que ofrece el presidente Trump? ¿Se deben retomar algunas estrategias del pasado?

    Los hechos de Culiacán evidenciaron una vez más el poder que tienen los grupos de la delincuencia organizada y afortunadamente se evitó una tragedia mayor a los 8 muertos y 16 heridos  reportados en dicho incidente, pero fue un mensaje ominoso para hacer ver  quien manda allí.  

    Quedaron varios pendientes después de estos hechos, como la captura y extradición de los hijos del Chapo, la captura de los 49 reos peligrosos que escaparon del penal de Culiacán y quizá lo más difícil, el desmantelamiento de este cártel.

    Pero no solo fue Culiacán. En Aguililla, Michoacán, el Cártel Jalisco Nueva Generación, otro Cártel que se ha apoderado de vastos territorios del país,  masacró a 14 policías. Aún están pendientes medidas para localizar y enjuiciar a los culpables de esta tragedia.

    Ahora la atención se ha centrado en el salvaje asesinato de mujeres y niños de la familia LeBaron en la sierra de Sonora en los límites con Chihuahua. Tragedia que se ha vista amplificada porque las víctimas eran parte de la comunidad Mormona y tenían la doble nacionalidad: mexicana y americana, por lo cual ha habido mucho eco de esta noticia  en los Estados Unidos e incluso propició que el presidente Trump ofreciera mandar a su ejército para combatir a los narco delincuentes.

    Además,  este año se están rompiendo todos los records en el número de  homicidios dolosos.

    Si la estrategia desplegada a partir del sexenio del presidente Calderón y continuada sin mayores cambios en el del presidente Peña no funcionó, es lógico buscar otras alternativas de solución.

    Una de ellas es la que propone el presidente López Obrador de no combatir la violencia con más violencia, sino atacar las causas de la misma, como por ejemplo, la falta de oportunidades de trabajo para los jóvenes que luego son reclutados por el crimen organizado.

    Sin embargo, valdría la pena revisar qué pasó con la estrategia anterior para analizar el por qué no funcionó. ¿Fue una mala estrategia o nunca se implementó adecuadamente y entonces lo que falló fue la ejecución?
.
    La estrategia del entonces presidente Calderón se plasmó en el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad publicado en agosto de 2008 que contenía 74 líneas de acción y en las que se comprometieron tanto los tres poderes del gobierno federal  como los gobernadores de las  entidades federativas y los  representantes de las presidencias municipales de todo el país. . (http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5057719&fecha=25/08/2008)

    Quizá fue una estrategia muy ambiciosa y a la que no se le dio el seguimiento que requería un programa de tal alcance. Sin embargo, algo rescatable fue el plantear que  el compromiso por la seguridad no solo corresponde al Poder Ejecutivo Federal sino a los tres poderes y los tres órdenes de gobierno, incluyendo a la sociedad civil.

    Valdría la pena un nuevo compromiso de todos los actores para combatir un problema que ya se ha convertido en una amenaza a la seguridad nacional.

    Si lo que se busca es evitar la violencia,  hace bien el presidente López Obrador en no tolerar abusos a los derechos humanos, ni permitir el uso de fuerza excesiva por parte de las fuerzas armadas.

   Sin embargo, habría otros aspectos por hacer: reforzar la inteligencia policial, combatir la corrupción y el lavado de dinero, destruir laboratorios y sembradíos,  atacar la logística del tráfico de drogas,  impedir el flujo de armas y dinero hacia nuestro país. Incluso no se debe descartar el apoyo de los Estados Unidos para este problema que afecta a los dos países.

    Pero  seguramente los delincuentes  ofrecerán una feroz resistencia violenta para defender sus negocios  y por lo tanto habrá que estar preparados para enfrentarlos. 

    Por ello, es muy difícil renunciar al uso de la fuerza legítima por parte del Estado. Algunos expertos americanos incluso señalan que se deberían utilizar tácticas contrainsurgentes para desarticular a estos cuasi ejércitos profesionales.

    El reto es enorme. Pero no se puede soslayar el buscar una pronta solución al problema de la violencia. No solo está en juego la vida de miles de personas sino la estabilidad de nuestro país.
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27 de octubre de 2019

EL GUASÓN, ¿HÉROE O VILLANO?




Por: Octavio Díaz García de León.

“¿Soy yo, o cada vez está todo más loco allá afuera?”
 Arthur Fleck (Guasón)
                                              
La idea: Siempre ha habido inquietud por entender por qué cometen sus fechorías los criminales. En la película “El Guasón”, se hace ese planteamiento y existe el riesgo de que al entender el comportamiento del protagonista, se justifiquen sus delitos. Pero no debe ser así.  En todo caso, si se trata de enfermos mentales se les debe buscar tratamiento psicológico    y a los maleantes, meterlos a la cárcel.

El Guasón  (The Joker) es una película que hay que ver, no solo por la trama, que es bastante impactante, sino por la extraordinaria actuación de Joaquin Phoenix. El Guasón es un personaje de la serie de historietas y películas de Batman y en la película podemos ver como un payaso de profesión se transforma en el personaje del Guasón.  

Pero esta película no es parte de la serie de Batman. Se trata de la triste historia de un enfermo mental incomprendido al que muchos agreden, hasta que decide que es suficiente y entonces, su vida cambia.

Podría ser la historia de millones de delincuentes. Seguramente detrás de cada malhechor existe una historia de desgracias que lo convirtieron en un ser antisocial. Probablemente si comprendiéramos lo que hay detrás de la mayoría de esas historias tendríamos un sentimiento de compasión hacia ellos y por lo tanto un impulso quizás a perdonarlos.

Eso está bien sí lo hacemos como individuos, pero es un lujo que la sociedad viviendo en un estado de derecho, no se puede permitir. En particular porque existen leyes que están para evitar que esas personas hagan daño a otras.

Como con el síndrome de Estocolmo, en donde los secuestrados crean un fuerte vínculo afectivo con sus captores, interpretando la falta de maltrato como una relación de afecto, la sociedad no debe ser víctima de este síndrome cuando los delincuentes la tienen secuestrada.

El personaje del Guasón, de víctima, se convierte en agresor y esa transformación lo convierte en delincuente. Por sus manos corre la venganza. ¿Cuántas historias de delincuentes no son así? Criminales que sufrieron una historia de abuso en la infancia o vivieron condiciones de miseria extraordinaria o tuvieron otro tipo de sufrimientos que los volvieron  antisociales.

En la película, ese proceso de liberación por el que pasa el personaje al responder a la agresión que sufre, lo lleva a ser el  villano de la historieta: se transforma en el antihéroe de una Ciudad Gótica distópica, en donde pronto encuentra imitadores que se disfrazan de payasos para provocar desmanes, destruyendo lo que encuentran a su paso.

La película del Guasón es la historia de un marginado  que no puede dejar de reír en cualquier circunstancia porque padece una enfermedad mental. La sociedad manifiesta su incomprensión hacia el personaje como suele suceder en el caso de los “raros”, los “diferentes” y los “anormales”.

Al perpetrar su venganza, vista por gran parte de los habitantes de la Ciudad Gótica, el Guasón se convierte en el ídolo de los desposeídos, de los discriminados, de los pobres, de todos aquellos que tienen agravios contra una sociedad que los ha maltratado y quienes se identifican con él y descargan su resentimiento contra  lo que encuentran a su paso,  aunque su furia va dirigida hacia los poderes tradicionales: los políticos corruptos e ineptos, las policías que no hacen su labor, los ricos que viven en su burbuja alejados de la realidad miserable de los parias.

Quizás existe un riesgo en la historia del Guasón. La película parece justificar la violencia al generar simpatía y compasión por el criminal. Así como sucede con las series de narcos que abundan en la televisión o con los narco corridos y otras expresiones que hacen apología de los delincuentes.

No se debe confundir el entender por qué actúan así los maleantes, con el justificar sus fechorías. Se puede sentir empatía y lástima por algunos de ellos, pero no se pueden justificar sus actos, porque al final de cuentas,  dañan a la sociedad.

Cualesquiera que sean las causas que impulsaron al Guasón a convertirse en criminal, no se justifica que ande libre haciendo lo que quiera y menos aún que sea visto como héroe. Tampoco  el resto de los villanos con los que a diario se enfrenta la sociedad pueden ser vistos como víctimas de sus circunstancias, sino como causantes de desgracias.

La sociedad debe evitar que los criminales, sin importar las razones por las que lo sean, cometan fechorías. Y no hay que esperar a que llegue Batman a derrotarlos.  En nuestra realidad inmediata,  solo queda actuar con urgencia para evitar que sigan cometiendo delitos.
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