20 de junio de 2022

POLÍTICOS CONTRA TÉCNICOS

 

  

Por: Octavio Díaz García de León


    Desde hace cien años el poder en México se lo han disputado principalmente tres grupos: los militares, los políticos y los técnicos. En los últimos 40 años la disputa se ha dado entre políticos y técnicos. Estos últimos se caracterizan por venir de escuelas de élite y tener una gran preparación académica tanto en México como en el extranjero. También a lo largo de los años que han estado en el gobierno, los técnicos han desarrollado capacidades y experiencia especialmente en el sector financiero y en algunas otras secretarías altamente especializadas.

  En contraste,  los políticos han llegado a sus puestos por su capacidad de conseguir votos para sus partidos y su habilidad para mover a la opinión pública y hacer política de masas. Su preparación técnica no es relevante para los puestos que ocupan, ya que estos se les asignan como pago de favores.

   Si bien hay políticos que tienen preparación técnica y técnicos con habilidades políticas, se puede apreciar que hay importantes diferencias entre las visiones de ambos grupos y de lo que han tratado de impulsar para nuestro país cuando han tenido el poder.

   Los técnicos han tratado de modernizar al país impulsando reformas muy novedosas, aunque sin resolver algunos problemas de fondo como la desigualdad o la pobreza y mostrando poca sensibilidad ante el impacto de estas reformas en la mayoría de la población.

   Los políticos se han enfocado más en obtener y conservar el poder impulsando programas clientelares, buscando el apoyo popular apelando a los sentimientos y emociones de la población y con una mirada puesta en el pasado tratando de revivir ideologías ya caducas.

    A partir de la Revolución, fueron los militares quienes ejercieron el poder hasta 1946, no sin antes establecer un partido hegemónico inspirado en el fascismo de Mussolini y que dio origen a los antecesores del PRI, a través del cual le permitiera al grupo en el poder ejercerlo indefinidamente. Ya con el PRI en el sexenio de Miguel Alemán, los militares dieron paso a los políticos.

    Posteriormente, a partir de 1958 durante el desarrollo estabilizador,  políticos y técnicos convivieron de manera exitosa y lograron que en el país hubiera paz social y crecimiento económico. Díaz Ordaz se vio en la disyuntiva de escoger entre un político, Echeverría,  y un técnico, Ortiz Mena,  para que lo sucediera en la presidencia. Sin embargo, a raíz del movimiento del 68,  se inclinó por Echeverría como su sucesor, un político de pura cepa que rompió con su antecesor e impulsó una agenda populista, nacionalista y supuestamente de izquierda, aunque en los hechos combatió con dureza a la guerrilla comunista que estuvo muy activa durante su sexenio.    

    Si bien dentro del PRI convivían los dos grupos, fue en la sucesión de Miguel de la Madrid, al inclinarse este por un técnico que lo sucediera en la presidencia, que se vino la escisión del PRI. Los políticos de viejo cuño, encabezados por Cárdenas,  fundaron al PRD, llevándose a ese partido las ideas y formas del echeverrismo.  

   Con De la Madrid inicia el predominio de los técnicos que termina en el sexenio de Peña. Prototipo de gobiernos tecnocráticos fueron los sexenios de Salinas de Gortari y Zedillo. El gobierno de Fox también se inclinó por tener a técnicos en su gabinete, especialmente provenientes de la iniciativa privada. Calderón dio acceso a los políticos del PAN, pero conservó algunos técnicos capaces. El gobierno de Peña fue nuevamente una mezcla de políticos de la vieja escuela del PRI junto con tecnócratas altamente capacitados, predominando estos últimos.

   Hoy en día MORENA agrupa a los políticos que fueron desplazados del gobierno por los técnicos a partir del sexenio de De la Madrid, revirtiéndose ahora los papeles y expulsando a gran parte de los tecnócratas del gobierno.   

   En cuanto a la oposición, hoy casi desparecida,  deberá esperar a los tiempos en que nuevamente vuelva a existir un hartazgo con los políticos y los malos resultados que suelen entregar. ¿Volverán alguna vez los tecnócratas a unirse de nuevo con los políticos en el gobierno? Pronto no,  pues el presidente López Obrador ha dejado muy en claro que no los quiere.  

    ¿Será la oposición capaz de proponer programas que busquen la modernización del país sin dejar de lado las necesidades de las grandes masas y cumplir con las expectativas de la mayoría de la población? Por lo pronto no se vislumbran partidos de oposición que sean capaces de aportar esa mezcla de técnica modernizadora y política de masas,  por lo que los políticos agrupados ahora en MORENA probablemente volverán a ganar las elecciones.

   Ojalá los políticos,  ahora bajo el paraguas de MORENA,  den cabida en la próxima administración a técnicos capaces, como en el periodo del desarrollo estabilizador,  para impulsar la modernización del país y mejorar las condiciones de la población y que no todo el esfuerzo de los políticos se dedique a conservar el poder sino a gobernar bien.

 

 

4 de junio de 2022

EL DIABLO NOS VISITA


“Su interlocutor estuvo con Pilatos,

también desayunó con Kant

y ahora ha visitado Moscú”

Bulgákov

 

Por: Octavio Díaz García de León

 

    Aviso. En esta colaboración presento un relato de ficción y una invitación a leer una gran novela. Algunas alusiones del relato se encuentran en esa novela; otras, en nuestra realidad. Lean también esta magnífica reseña.

 

    Me encontraba en una librería del sur de la ciudad, hojeando un ejemplar de la novela de Mijaíl Bulgákov, El Maestro y Margarita, cuando una persona de mediana edad con aspecto de profesor se me acercó para decirme que no tomara muy en serio la novela. “El Diablo no tiene tiempo para andarse divirtiendo.– dijo - Tiene tareas más delicadas”. Le contesté que aún no la leía, pero que, por tratarse de una obra clásica,  pensaba hacerlo.  “En algo tiene razón Bulgákov – me contestó - Si bien el Diablo y sus lugartenientes tienen cosas más serias que hacer, les gusta divertirse a costa de los humanos. Por otra parte, el trabajo se les ha simplificado. En esta época las personas creen cada vez menos en Dios o en el Diablo y sus maldades carecen de frenos.”

    No sabía cómo tomar los comentarios de mi interlocutor. Le pregunté su nombre y me contestó: “Soy el Prof. Voland y me especializo en magia negra”. Esta respuesta me intrigó mucho,  por lo que le invité a tomar un café. Aceptó amablemente y me dijo que sería un gusto charlar con alguien que se interesaba por la literatura rusa. Ya instalados enfrente de una taza de café,  me dijo que venía de Alemania pero que había viajado por todo el mundo. No noté ni pizca de acento extranjero; su español era perfecto. “Desde que Nietzsche anunció la muerte de Dios -dijo el profesor - la humanidad ha desvariado y dado tumbos. Al negar que Dios existe hay quienes incluso niegan la existencia del Diablo,  cosa aún más absurda si se mira al orden de cosas que prevalece en el mundo.”

    Le dije que, ante los avances de la ciencia, el espacio para creer en Dios o en el Diablo se había reducido. “Es cierto, la gente prefiere creer en la ciencia. –  dijo- Pero la ciencia es un gran distractor y tiene grandes carencias. En cuanto a la existencia de Dios,  su historia se renueva cuando Poncio Pilatos condenó a muerte, en lugar de Bar Rabban, a Joshuá Ga-Nozri, , un predicador como tantos otros,  pero que tuvo buenos discípulos.” “¿Se refiere a Jesús? -  le pregunté- No hay pruebas de que haya existido.”  “Jesús no era su nombre, pero sí existió. – contestó – Así fue. Yo lo sé”.   Ante mi cara de desconcierto y lo absurdo de su comentario, empecé a dudar de su salud mental. No queriendo continuar con una conversación que no sabía a donde nos llevaría, traté de cambiar el tema de la charla y le pregunté a qué había venido a México.

    Me contestó que trabajaba en proyectos muy exitosos.  “México – me dijo – es un país maravilloso. Es tierra fértil para mis habilidades y experiencia.” “¿A qué se refiere?” - pregunté

    “Existe un culto muy desarrollado a la Santa Muerte impulsado por personas que disfrutan con el dolor que ocasionan.- contestó -   En México hay cerca de 40,000 asesinatos al año cometidos con gran crueldad por verdugos dignos del Infierno.  Recordará que hace unos días apareció un video donde algunos de estos personajes extrajeron el corazón palpitante de un infeliz para comérselo. O vea la destreza que tienen para las decapitaciones, para colgar a sus víctimas en los puentes, para realizar emboscadas y matar a periodistas, mujeres y niños. También han mostrado habilidad para desaparecer a más de 100 mil personas deshaciendo sus cuerpos en ácido o esparciendo sus restos en cientos de fosas clandestinas.”   Puse cara de disgusto e incredulidad,  pero él esbozó una sonrisa. 

    “Pero eso no es nada. – continuó – A partir del 2020 ha sido una época esplendorosa debido a la pandemia de Covid-19. En México han muerto cerca de 800 mil personas, gracias a medidas tales como no hacer pruebas para saber si estaban enfermos, decir que los cubrebocas no servían, propiciar reuniones familiares y festejos masivos, recetar remedios inútiles como la ivermectina o negar vacunas a niños, médicos y personal de salud.  Hubo escenas que ni Dante imaginó en su Infierno,  al agonizar los contagiados en medio de la asfixia, sin nada que aminorara su sufrimiento. Pero esto no termina aún. Millones de personas que enfermaron, tendrán secuelas de por vida que las hará sufrir y las llevará a muertes prematuras. Esta pandemia me vino como anillo al dedo al surgir nuevas encarnaciones del mal.”

   No podía creer lo que escuchaba. A aquel tipo le daba gusto relatar estas tragedias y mostrarse satisfecho por la crueldad de los sicarios y por los errores en el manejo de la pandemia. Se mostraba satisfecho como si fuera el mismo Diablo. Interrumpió mis pensamientos al decirme que le había sido muy agradable la plática pero que tenía que viajar urgentemente a Ucrania donde se requería su presencia. Me dijo que aprovecharía para darse una escapada a Moscú y organizar una sesión de magia negra en el Teatro Variedades de aquella ciudad.

    Le pregunté al Prof. Voland, si viajaba solo. Me contestó que no. Que traía a varios colaboradores e incluso las personas en la calle se asombraban al ver a uno de ellos, Popota,  que parecía un gato.  Dijo que estaba pensando en reclutar a algunos de los mexicanos que se habían distinguido por su crueldad pues su colaborador Asaselo se había quedado obsoleto. Me recomendó mucho que leyera “El Maestro y Margarita”,  “una obra que no lo decepcionará”- dijo-.  Se levantó, se despidió y,  como por arte de magia, desapareció.