28 de mayo de 2016

MIRADA AL SIGLO XX


Por: Octavio Díaz García de León

    Estamos a 15 años de distancia de que terminara el siglo XX, pero todavía resulta difícil comprender las ideas, los descubrimientos científicos, las guerras y las transformaciones sociales que marcaron ese periodo de la historia.  Ese siglo tuvo avances tecnológicos que mejoraron la calidad de vida de la humanidad e impulsaron una explosión demográfica que apenas se ha podido contener; la industria trajo la disponibilidad de infinidad de bienes de consumo; se mejoraron las condiciones de salud y la calidad de vida. Pero también trajo consigo los horrores de la muerte, organizada a escala industrial por los alemanes durante el nazismo, en los campos de concentración. Fue un lapso en la historia de la humanidad que estuvo lleno de paradojas, profundas trasformaciones y el cual puso los cimientos donde se construye el Siglo XXI.
    El libro “Historia Alternativa del Siglo XX” de John Higgs nos sirve como guía para entender algunas ideas y actitudes que forjaron ese siglo. Por poner tres ejemplos:
1.    Múltiples puntos de vista. El derrumbe de las certezas científicas en que se basó el siglo XIX, la caída de los imperios, el individualismo y otros hechos, trajeron consigo la pérdida del punto de vista único, absoluto, fijo, con el que las personas estaban acostumbradas a entender el mundo. La teoría de la relatividad hizo ver que el marco de referencia cotidiano – tridimensional – no explica el universo e introduce el concepto de espacio- tiempo; también introduce la relatividad con respecto a los marcos de referencia: la distancia que un objeto recorre cambia dependiendo del marco de referencia desde donde se mide, así que no es fija. Asimismo, el arte se transformó: la pintura produjo al cubismo en donde una figura se presenta en el cuadro vista desde diferentes puntos de vista. La música se transforma en atonal (Schönberg) y polirrítmica (Stravinsky).  El “Ulises” de Joyce, los “Cantos” de Pound o “La Tierra Baldía” de Elliot nos presentan la multiplicidad de los puntos de vista en la literatura. La forma de ver al mundo se multiplicó, se relativizó y acabó con la seguridad de la visión única del mundo.   
2.    Muerte de las certidumbres. El siglo XX con sus avances científicos enterró la certidumbre que tenía el siglo XIX de explicarlo todo a través de la ciencia o de la creencia en un Dios único.  La pérdida de la fe en un solo Dios trajo el resurgimiento de las supersticiones y sustitutos de Dios, como el creer en fuentes misteriosas de energía, en la astrología y otras creencias mágicas.  La física se fragmentó en teorías que no han podido ser unificadas pero que cada una de ellas explica con mucha precisión lo que ocurre en el ámbito atómico y subatómico, así como en el cosmos. La física cuántica y la teoría de la relatividad transformaron el conocimiento del mundo y lo volvieron sumamente complejo. Dos descubrimientos hicieron tambalear las certezas que antes presumía la ciencia: en la física, el Principio de Incertidumbre de Heisenberg establece que no es posible conocer al mismo tiempo, el “momentum” de una partícula subatómica y su posición; y en las matemáticas el Teorema de Incompletitud de Gödel señala que cualquier sistema matemático basado en axiomas sería necesariamente incompleto e indemostrable en sus propios términos. Así las matemáticas y la física dejaron de ser pilares de certidumbre para introducirnos en un mundo donde la ciencia ya no otorga seguridad total.
3.    Individualismo. Una vez que se destruyen las relaciones jerárquicas que habían caracterizado a los imperios que predominaban por el mundo, surge la multiplicidad de los puntos de vista de los individuos aislados. Dice Higgs que “el centro es el yo, y el yo tiene prioridad sobre la sociedad”. Esta tendencia se profundiza especialmente en países como Estados Unidos. Autores como Ayn Rand (“La Rebelión de Atlas”) afirman, según Higgs, que “el egoísmo absoluto era una actitud racional y moral”.
     La lista de temas que plantea Higgs y que marcaron al siglo XX es larga: el psicoanálisis, los viajes al espacio, la ciencia ficción, el nihilismo, el cambio en las actitudes hacia el sexo, la transformación de los adolescentes, la teoría del caos, los límites al crecimiento, el surgimiento del posmodernismo, la creación de la internet, etc. Temas que muestran un Siglo XX “Más extraño de lo que cabe imaginar” como dice el subtítulo del libro de Higgs.
     Al nuevo siglo le tocará enterrar muchos de los paradigmas del anterior. El futuro previsible apunta hacia seres transhumanos que superarán su mortalidad o por lo menos podrán prolongar su vida de manera significativa. El ciberespacio empezará a predominar sobre el espacio real y tendremos que aprender a vivir en él, tratando de seguir con un pie en la tierra. Las redes multiplicarán nuestros contactos y enriquecerán nuestras experiencias.  El aprendizaje ya no estará basado en la memoria sino en saber dónde encontrar la información, como interpretarla y aplicarla a nuestra realidad.  La neurociencia desplazará a la psicología y muchas otras profesiones estarán en peligro con los avances de la tecnología. El especialista perderá importancia para abrir paso al hombre universal en un mundo multiplicado por las interconexiones. Esperemos entender mejor nuestro siglo mientras avanza, para detener sus tendencias negativas, y no cuando ya sea demasiado tarde, como ocurrió el siglo pasado.
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21 de mayo de 2016

CAOS CHILANGO



Por: Octavio Díaz García de León

     Para todas las culturas de la antigüedad, el ónfalo era lo que se pensaba que era el centro del mundo. A veces se le llamaba también “el ombligo del mundo”. Para los japoneses, se encontraba en el Monte Fuji; para los griegos, en Delfos; para los romanos, en Roma; para los cristianos, en Jerusalén; para los musulmanes, en La Meca.  En la lengua náhuatl, México quiere decir “el ombligo de la luna”. Quizá le dieron ese nombre pensando en que la pequeña isla en el lago de Texcoco parecía el ombligo del lago; o quizá lo hicieron pensando que sería el ombligo del mundo. Esa pequeña isla que le dio su nombre a todo un país, devoró los lagos del Valle de Anáhuac para convertirse en la Ciudad de México. No es el ombligo del mundo, pero ciertamente sí lo es del país.
     La Ciudad de México es una ciudad muy visitable pero poco habitable.  Por una parte, son numerosos los atractivos turísticos de la ciudad.  Decenas de museos de la más alta calidad, salas de concierto a la altura de las mejores del mundo, orquestas, teatros, murales, restaurantes de categoría mundial, monumentos históricos, parques de diversiones, clubes deportivos, barrios pintorescos, lagos, bosques, volcanes y un largo etcétera. Todo ello la hacen muy visitable y la ponen a la altura de las mejores del mundo en atractivos. Ciudad de enormes contrastes, la miseria urbana que aparece por doquier, no siempre interfiere con los atractivos turísticos.
     Pero es una ciudad que quizá desde los años sesenta se ha vuelto poco habitable por la sobrepoblación y su crecimiento imparable,  la falta continua de infraestructura urbana, la falta de seguridad pública, 8 mil toneladas de basura diarias sin lugares adecuados para procesarla, las mafias que dominan gran parte de la ciudad, la delincuencia organizada que atiende al mercado de drogas más grande del país, la  ausencia de autoridad del gobierno, la corrupción gubernamental y el clientelismo,  el desbordamiento de vehículos y la contaminación que lleva asociada, la construcción caótica y desordenada de edificios de oficina y habitacionales. Nada de esto es nuevo. La Ciudad ha estado en crisis por décadas desde que la explosión demográfica y la inmigración explosiva del campo a la ciudad desbordó todas sus capacidades. Si a ello le sumamos desgracias naturales como terremotos e inundaciones, la Ciudad tiene décadas de vivir al borde del colapso y no ha habido gobierno capaz de superarlo.
     El capítulo más reciente de las crisis que atraviesa nuestra capital lo constituyen las contingencias ambientales que han obligado a retirar de la circulación más de un millón de vehículos por día. Pero estas no son nuevas y el hecho de que se regresen a medidas drásticas como restringir la circulación diaria de la quinta parte de los vehículos es síntoma de que el modelo de crecimiento de la Ciudad no es sostenible, ni lo ha sido nunca.
      La Ciudad de México tiene que dejar de crecer, reducir su tamaño incluso, para volverse habitable; pero no hay una sola política gubernamental en ese sentido. Todo la empuja a crecer en forma desmedida: desde la constante adición de infraestructura urbana que sin embargo siempre es insuficiente, hasta el aumento de la densidad poblacional de forma irresponsable y desmedida: donde antes había una casa unifamiliar, hoy se construyen gran cantidad de edificios multifamiliares que solo saturan más todas las colonias de la Ciudad.
      ¿Qué impulsa a crecer a la Ciudad así? Tiene la mejor infraestructura de cualquier otra ciudad de la república: segundos pisos, puentes, decenas de kilómetros de metro, metrobuses, las mejores universidades del país, barrios elegantes, mercancías de todo tipo, mercados, bibliotecas, el mayor número de policías per cápita, agua, electricidad, cobertura de internet y telecomunicaciones, edificios de oficina de categoría mundial, los mejores hospitales del país, etc.
      Ante esta situación, todas las empresas más importantes del país quieren tener instalaciones en esta ciudad. El gobierno federal, que no deja de crecer a pesar de los supuestos recortes de personal, cada vez ocupa más espacios de oficina.    Sin embargo, fuera de México ya no todo es Cuautitlán. Existen por todo el país ciudades de todos tamaños que compiten con infraestructura, industria, universidades, talento y sobre todo con una calidad de vida infinitamente superior a la de la Ciudad de México. Tal es el caso de Aguascalientes, por ejemplo. Sin embargo, las empresas insisten en instalarse en la capital y el gobierno federal no quiere salir de la ciudad, cuando existen otras alternativas mucho más atractivas.  
     El problema del colapso de la Ciudad de México no se resuelve con más infraestructura pues esto solo atrae más empresas y fuentes de trabajo. La solución es no permitir ya más crecimiento de la ciudad y trasladarlo a las ciudades medias. Lo mismo debe hacer el gobierno federal. No es posible que la Secretaría de Marina, Pemex, la Secretaría de Agricultura y otras instituciones del gobierno tengan oficinas en una ciudad donde no tienen operaciones. ¿Cuándo se volverá a repetir el exitoso ejemplo del INEGI? ¿Cuándo los organismos autónomos preferirán otra ciudad que no sea la capital?
      Para sobrevivir, la Ciudad de México debe dejar de ser el ombligo del país y detener su crecimiento desenfrenado. Un ombligo que se ha vuelto canceroso y enferma al resto de México.

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5 de mayo de 2016

CAPTURAR PECES GORDOS


Por: Octavio Díaz García de León


     El ex presidente Fox, respondiendo a un reclamo social muy extendido, prometió durante su campaña y en los primeros años de su gobierno, el atrapar a los “peces gordos” de la corrupción. Una expresión que luego se le atribuyó incorrectamente al entonces Secretario de la Contraloría y Desarrollo Administrativo (SECODAM), Francisco Barrio. El presidente Fox le encargó al secretario Barrio el combate a la corrupción desde la SECODAM y además se creó la Comisión Intersecretarial para la Transparencia y el Combate a la Corrupción en la Administración Pública Federal. Pero el secretario Barrio se encontró con obstáculos insalvables que en aquél entonces impidió atrapar a los “peces gordos”. Tal y como lo expresó en una entrevista con la revista Proceso en diciembre de 2001 (http://www.proceso.com.mx/238721/para-ir-tras-peces-gordos-barrio-terrazas-pide-cambios-a-la-ley), Barrio encontró que el sistema legal le impedía sancionar a funcionarios de alto nivel que probablemente cometieron actos de corrupción, entre otras razones,  porque quienes firmaban los documentos comprometedores eran siempre los funcionarios de menor rango ( digamos, los “charales”), los procedimientos jurídicos eran lentos y no había un marco jurídico adecuado para combatir la corrupción. Por ello, Barrio urgió el realizar los cambios legales necesarios.  
    Tuvieron que pasar 15 años para que se reconociera que, efectivamente, uno de los obstáculos para combatir la corrupción es el no tener un marco jurídico adecuado. Si bien he afirmado en estas páginas que utilizando muchos de los elementos legales e institucionales con que ya se cuenta se podría combatir de inmediato la corrupción, es muy deseable que se perfeccione el marco legal y se fortalezcan las instituciones que la combaten.
     Se intentó atacar el problema al inicio de la administración del presidente Peña con la propuesta de establecer una Comisión Nacional Anticorrupción la cual, sin embargo, quedó congelada en el Congreso. Fue hasta el año pasado al promulgarse las reformas constitucionales que crearon el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) cuando se inició el fortalecimiento del marco jurídico anticorrupción. El Congreso aún no aprueba las leyes secundarias que instrumentarán ésta reforma, pero ya está previsto convocar a una sesión extraordinaria.
    Algo que ha cambiado significativamente con respecto al 2001, es que, en ésta ocasión, diversas organizaciones de la sociedad civil como la Red por la Rendición de Cuentas, el IMCO y Transparencia Mexicana, entre otras, han logrado convocar a la sociedad a manifestarse contra la corrupción impulsando la llamada “Ley 3de3” - la cual logró recabar más de 630,000 firmas – y presentarla como iniciativa ciudadana ante el Congreso. También han impulsado con otras propuestas, a través del esquema de parlamento abierto, el resto de las reformas faltantes.
     Estas reformas son muy importantes y uno de sus retos será el atrapar a los “peces gordos” que sigue reclamando la sociedad. Uno de los obstáculos para ello es que las instituciones que conforman el SNA, aunque se les dé la autonomía institucional, están vinculadas con la clase política a través de sus funcionarios. Esto es, quienes dirijan estas instituciones serán nombrados por los mismos a quienes tendrán que vigilar, lo cual plantea un posible conflicto de interés. Un antídoto contra ello sería instaurar un procedimiento de nombramiento de los más altos funcionarios del SNA que sea intachable, transparente y a prueba de influencias políticas, vigilado por la sociedad civil y expertos en el tema; para el resto de sus colaboradores, aplicar un servicio profesional de carrera que funcione. De no ser así, se podrían dar casos como algunos comisionados designados en organismos autónomos quienes no tienen el perfil técnico necesario o bien se puede rastrear su filiación política, lo cual debilita su independencia.
     De no superarse estas deficiencias, la alternativa más eficaz para atrapar “peces gordos” sería el tener una fiscalía internacional anticorrupción como la que existe en Guatemala, la cual ha sido capaz de procesar a un presidente en funciones.
    Es muy necesario atrapar a los “peces gordos”, porque el mal ejemplo permea hacia abajo en las instituciones y atrapar a los corruptos de más alto nivel también tiene un efecto disuasorio para el resto de los funcionarios. No es posible pedir a funcionarios de menor rango que se abstengan de cometer actos de corrupción cuando ven que los titulares de sus dependencias y entidades lo hacen cotidianamente con total impunidad. Por ejemplo, si los titulares de gobiernos estatales o de entidades del gobierno federal usan los helicópteros a su cargo como taxis particulares, no se puede pedir que los funcionarios de niveles inferiores no usen vehículos e instalaciones públicas para su uso personal. Tiene más impacto en el comportamiento ético de los empleados del gobierno el que los jefes den ejemplo y se aseguren de que los demás lo sigan, que el implantar otros mecanismos preventivos como códigos de ética, los cuáles, si no los acata el jefe, se quedan solo en buenos propósitos.  

    Para tener éxito en el combate a la corrupción se requiere atrapar a los “peces gordos” quienes son los principales culpables de la gran corrupción que afecta al país. Las reformas que se están discutiendo solo serán útiles para atrapar a los “charales” si no se logra que las instituciones y quienes las conformen tengan capacidad técnica, independencia y los recursos necesarios para actuar.            _____________________________________________________________     Twitter: @octaviodiazg  http://heraldo.mx/tag/todo-terreno/                        Correo: odiazgl@gmail.com