29 de marzo de 2014

LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL EN 2018




@octaviodiazg


     Apenas llevamos un poco más de un año de gobierno del presidente Peña y no  llegan todavía los primeros logros de su gobierno. Los secretarios están terminando de adaptarse a sus nuevos puestos,  y las maquinarias de sus dependencias por fin dan los primeros pasos en firme después de un primer año de titubeos. Por ello, amables lectores,  quizá encuentren muy anticipado el tema de este artículo.  Pero la realidad es que quienes desean ser presidentes empiezan a trabajar en sus proyectos con muchos años de anticipación. También la forma de pelear por la presidencia ha cambiado. En la época del dominio absoluto del PRI, la lucha por la presidencia era soterrada y palaciega. Los presidentes en turno sopesaban a sus colaboradores, los ponían a competir, jugaban con ellos y designaban a su sucesor. 

 

      A partir de la elección de  1988 cambió la situación. El Ing. Cárdenas, después de toda una vida de militancia en el PRI,  cansado de la vieja práctica del “dedazo” que se oponía a sus ambiciones, prefirió salirse de ese partido y formar el propio - el PRD - para competir como candidato a la presidencia y el PAN presentó a un candidato competitivo. Todos sabemos el resultado, pero la elección de 1988 presagió lo que afortunadamente ya se ha vuelto práctica normal: unas reñidas elecciones en donde no está predeterminado nada y cualquiera puede ganar. El proceso culminó en  2000 cuando ganó por primera vez - desde la elección de Madero - el candidato que no era del oficialismo. Para ello,  el presidente Fox trabajó por lo menos con seis años de anticipación,  desde la plataforma que le daba ser gobernador del  estado de Guanajuato para armar una candidatura fuerte que le permitió desplazar al PRI de los Pinos. El presidente Peña repitió la receta desde su gubernatura del Estado de México para sacar al PAN de Los Pinos, con siete años de trabajo anticipado. Algo similar intentó hacer López Obrador, usando como plataforma de lanzamiento, sus seis años al frente del gobierno del Distrito Federal  y estuvo a punto de lograrlo. El caso del presidente Calderón fue diferente. Inició su campaña  tres años antes de la elección a partir de que renuncia como secretario de estado. No solo pasó por encima de la voluntad del presidente Fox, sino que venció al candidato favorito –López Obrador - que unos cuantos meses antes de la elección llevaba una delantera impresionante.

 

      Para el 2018 veamos como están los prospectos. Por el lado del PRI, creo que será el presidente Peña quien designe a su candidato. El PRI no se parece al PAN, así que no habrá sorpresas como las de Calderón o la de Vázquez Mota que se impusieron a la voluntad de los presidentes en turno.  Será raro que se repita el fenómeno de Eruviel Ávila que se logró imponer al candidato  del entonces gobernador Peña.  Si va a ser por designación, el candidato permanecerá en la oscuridad, trabajando la intriga palaciega y no arriesgando a dar la cara más de lo debido. Por otra parte, si fuera un gobernador del PRI, dará la cara y hará una campaña abierta pero  solo si el presidente Peña está de acuerdo. Nadie se atreverá a moverse sin “línea”. En este momento hay dos candidatos claramente perfilados: el Secretario de Gobernación, Osorio Chong y el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray.  El desgaste en el área de Gobernación hace dudar si el actual secretario llegará hasta entonces, aunque hay precedentes recientes como el de Santiago Creel que salió de Bucareli a buscar la candidatura presidencial.  Por su parte el Secretario de  Hacienda, está más protegido del golpeteo político y tiene en sus manos un instrumento clave: la “presupolítica”, que  es la capacidad de asignar presupuesto no solo a los proyectos de la burocracia federal y así recabar favores entre sus pares, sino también obtener  la buena voluntad y apoyo de diputados, senadores, gobernadores, presidentes municipales de todos los partidos y otros “clientes” de la clase política como empresarios y sindicatos. En contraste el Secretario de Gobernación,  para cortejarlos, no le queda más  que recurrir a su encanto o a la fuerza. Así pues,  el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray,  se perfila con ventajas.

 

     Por el PRD aparece Marcelo Ebrard, si es que sobrevive al “Metrogate” de la Línea 12. Quizás el Ing. Cárdenas no quiera ser candidato por cuarta ocasión pero no hay que descartarlo y el que es seguro que estará allí, con PRD o sin él, es López Obrador. La grisura del actual Jefe de Gobierno del D.F., Miguel Ángel Mancera, no lo hace un candidato atractivo pero seguramente tendrá los medios y la plataforma para crear su propia candidatura. Finalmente los gobernadores del PRD son impresentables. Así que para este Partido, la perspectiva es poco alentadora.

 

     Menos alentadora aún es para el PAN. Cualquiera que gane la presidencia del PAN que está en juego en estos días, acabará por dividir más al panismo, porque no se ve ánimo de conciliar y lograr unidad. Tampoco el PAN tiene a un prospecto  carismático capaz de volver a sacar al PRI de los Pinos. Quizá  alguno de los gobernadores que  aún no han dado señales de que les interese y la sorpresa la podría dar Margarita Zavala si es que se decide.

 

     No hay que descartar las sorpresas que da la vida y que el destino nos depare un personaje surgido de la nada que se convierta en el próximo presidente. Pero esto es poco probable. Lo malo es que las opciones para el electorado son pocas y desafortunadamente no se ven opciones que ayuden a la democracia.

 

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22 de marzo de 2014

OCTAVIO PAZ: BRÚJULA Y SEXTANTE


 
@octaviodiazg

 

Para Gaby con cariño.

 

        Este 31 de marzo se cumplen cien años del nacimiento de Octavio Paz. Pocos escritores como él influyeron tanto en una generación de lectores entre los que me cuento. Pero su influencia no solo se dio  en México sino se sintió en el resto del mundo y por ello tuvo reconocimiento universal. Así fue como  ganó el Premio Cervantes, el Premio Jerusalén, el Premio Internacional  Neustadt de Literatura, el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán  y el Premio Nobel de Literatura entre otros. Poeta, ensayista, diplomático, fundador de revistas, polemista, Paz no solo fue una inteligencia de primer orden sino también un hombre independiente, con firmes convicciones democráticas y liberales que supo enfrentar tormentas. Atacado por “izquierdistas” radicales que incluso llegaron a quemar su efigie en una manifestación en el Monumento a la Independencia en la ciudad de México a unos pocos pasos de donde vivía, se mantuvo como un gran crítico de los regímenes totalitarios -  como el soviético y el cubano - o autoritarios como el nuestro de aquella época. Renunció a ser embajador de México en la India en 1968 cuando la matanza de estudiantes en Tlatelolco y se mantuvo apartado de los regímenes en turno. Ya hacia el final de su vida esa distancia se acortó y fue objeto de homenajes de los presidentes Salinas y Zedillo con los que tuvo mayor cercanía.

 

      Como lector de su obra mi relación con Paz ha sido permanente. A mi padre, que era un gran lector, le pareció que su hijo debía llamarse como el autor del libro - en ese entonces recientemente publicado - “El Laberinto de la Soledad”. Aún conservo la primera edición publicada por “Cuadernos Americanos”,  aquella que leyó mi padre y de donde tomó la idea de ponerme el nombre de su autor. Tuve un par de contactos personales muy breves con Paz. Uno  fue para pedirle que me autografiara ese libro y en otra ocasión le llamé por teléfono para invitarle a una reunión con altos directivos de la empresa en que yo trabajaba. Me llamó la atención su trato  directo y poco amable para rechazar la invitación. Luego con el tiempo supe que así era en lo personal con un cierto talante autoritario.  Pero eso no va más allá  de la anécdota personal. Lo importante de Paz es su obra.

 

     Quizá empecé a leer a Paz cuando tenía catorce o quince años. Los primeros libros suyos que leí fueron “La Centena”, una antología de su poesía publicada en 1968, y “Posdata” publicada en  1970  donde reúne tres ensayos haciendo una crítica al régimen que mató a los estudiantes en Tlatelolco y al partido que gobernaba en aquella época.  Luego leí otros libros suyos,  pero especialmente las revistas que fundó y dirigió: Plural y Vuelta.

     Así, los escritos de Paz y sus revistas fueron como la brújula y el sextante en el mar de lecturas por el que navegué. Una guía imprescindible que me llevó a descubrir autores que de no ser por Paz quizá nunca hubiera leído. Por ejemplo, al gran escritor rumano Emile  Cioran o a los autores franceses precursores del surrealismo:  Apollinaire y su libro  Caligramas;  Mallarmé y su poema “Un coup de des”,  Baudelaire y sus libros “Las Flores del Mal” y “Pequeños Poemas en Prosa”;  a Rimbaud - el poeta niño que escribió toda su obra  antes de los 17 años - y sus libros “Una Temporada en el Infierno” e “Iluminaciones”; el Conde de Lautreamont y “Los Cantos de Maldoror”;   al Marqués de Sade y su obra; hasta llegar a André Breton, iniciador del surrealismo, movimiento que influyó a Paz y al que pertenece parte de su obra.  Otros descubrimientos que le debo a Paz fueron los escritores Italo Calvino, Leonardo Sciascia y Milan Kundera. Pero también Paz me permitió descubrir a poetas mexicanos como Villaurrutia, López Velarde y especialmente a José Juan Tablada y Homero Aridjis, este último a través de la antología que Paz realizó junto con otros 3 poetas: “Poesía en Movimiento”. Asimismo a los poetas americanos  T.S. Eliot y Ezra Pound  o al gran poeta portugués Fernando Pessoa, a quien Paz contribuyó de manera muy importante a dar a conocer en nuestra lengua.

 

      Pero su guía me llevó no solo por el mar de la literatura. Gracias a la revista Vuelta conocí la obra de Karl Popper y descubrí a los enemigos de la sociedad abierta (Platón, Hegel y Marx).  Paz también me dio a conocer al Japón y su cultura llevándome a leer, por ejemplo,  su traducción de “Las Sendas de Oku”  de Matsuo Basho  y la antología de poesía “Kokinshu”. De tal forma que mi primer viaje al Japón  lo hice de la mano de  Paz, tratando de ver por mis propios ojos  lo que yo había leído en sus poemas y ensayos.   Mi deuda y agradecimiento con Octavio Paz es inmensa. Una deuda intelectual que estoy seguro tienen  otras personas de mi generación. No solo nos dio a  conocer  el mundo de la literatura contemporánea y nos acercó a países como Japón y la India,  sino con su actitud e ideas  políticas ayudó  a la transición democrática de nuestro país. Hace falta hoy en México su mente creativa, lúcida y crítica.  

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15 de marzo de 2014

MÉXICO: LA DISPUTA POR EL PODER


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@octaviodiazg
 

      Pareciera que el imaginario colectivo de nuestro país está anclado en el absolutismo de otras épocas. Se suele pensar que el presidente de la república  tiene un poder absoluto  para hacer lo que quiera… o que debe tenerlo. Claro, hay políticos que han hecho evolucionar  nuestro país hacia la democracia y millones de personas con su voto la han ratificado.  Pero en el fondo, en el inconsciente colectivo, se prefiere y espera que el presidente sea todopoderoso. No importa si no tiene la responsabilidad de lo que ocurre en el ámbito soberano estatal y municipal,  en el poder legislativo y judicial o en cuestiones ajenas al gobierno. Un gran número  de mexicanos espera que él lo resuelva todo. Aún en comentarios de gente educada y convencida de la democracia, no falta el reclamo que dice que tal o cual error o tal o cual acontecer se debe  a la incapacidad del presidente en turno, aunque no sea su responsabilidad. Se sigue pensando que, como en las épocas de las “presidencias imperiales” – como las llamó Enrique Krauze-, los presidentes deberían seguir siendo la autoridad omnipotente capaz de resolver los problemas de nuestro país. Por ejemplo casi nadie atribuye a la incapacidad de los gobernadores y presidentes municipales el que creciera el problema del narcotráfico sino que la culpa se atribuye a quien ha ocupado la oficina de Los Pinos.

      Pero el presidente Peña está dispuesto a ser el presidente fuerte que anhelan muchos mexicanos. Su experimento de gobernar Michoacán por encima de las autoridades locales y la gran aceptación que ha tenido,  va en este sentido  así como muchas otras de sus iniciativas. Para lograrlo, tiene que alinear a las numerosas fuerzas que concurren a orientar la dirección que toma nuestro país. No solo aquellas plasmadas en nuestra Constitución tales como los tres poderes, los órganos constitucionales  autónomos  y los  gobiernos estatales y municipales,  sino también  a los poderes extra legales.  Entre estos últimos podemos mencionar:

1.    Grandes empresas con poder de mercado suficiente para fijar las condiciones en las que participan en sus mercados, normalmente desventajosas para competidores y consumidores, y además con poder para influir en decisiones gubernamentales clave.

2.    Grandes sindicatos como el de maestros, electricistas, petroleros, trabajadores del Seguro Social, trabajadores al servicio del estado, mineros, telefonistas, etc.,  todos con capacidad para vetar los esfuerzos del gobierno.

3.    Cámaras y asociaciones empresariales  y gremiales de todo tipo impulsando sus agendas.

4.    Partidos políticos interesados sólo en ganar elecciones.

5.    Empresas de comunicación electrónica e impresa interesadas en influir en gobiernos y manipular la opinión pública.

6.    Grupos de la delincuencia organizada.

7.    Gobiernos extranjeros que desean influir en el rumbo de nuestro país. Notoriamente Estados Unidos.

8.    Iglesias de todas las denominaciones pero especialmente la más grande que es la católica.

9.    Inclusive el poder ejecutivo federal no es monolítico. La enorme burocracia federal que tiene más de 250 instituciones entre secretarías, empresas paraestatales, organismos desconcentrados y fideicomisos, actúan en función de sus propios intereses y objetivos.

 

     Para  alinear todas estas fuerzas, el presidente Peña ha impulsado algunas medidas que contribuirán a  ello:

1.    Creación de organismos autónomos para romper privilegios de los grandes empresarios. Al gozar estos organismos  de autonomía y estar dirigidos por comisionados con un perfil muy técnico, lleva al campo de la técnica lo que antes era una lucha de poder en donde lo que valía era el peso e influencia de los actores económicos.

2.    La autonomía constitucional y creación del organismo de la transparencia y el de combate  a la corrupción, lleva al terreno de la rendición de cuentas lo que antes eran disputas feudales, corrupción e ineficiencia en la actuación de todos los niveles de gobierno y con lo cual se espera disminuir los abusos de la burocracia.

3.    La autonomía del Instituto Nacional de Evaluación Educativa para llevar al terreno técnico un tema contencioso con el sindicato de maestros y la autonomía del CONEVAL para darle independencia a la evaluación de resultados de los programas de gobierno.

4.    La creación del Instituto Nacional Electoral en sustitución del IFE y de los institutos electorales estatales  pretende reducir  el poder que tenían los gobernadores para manipular las elecciones locales.

5.    La creación de la gendarmería para reforzar la seguridad en estados y municipios espera combatir a la delincuencia organizada y acotar a las fuerzas estatales y municipales de seguridad pública corrompidas.

6.    La firma del  Pacto por México alineó a partidos políticos de oposición -  antes enfocados a combatir al gobierno en turno - hacia las grandes metas del actual gobierno.

 

      El presidente y su gobierno solo son una fuerza más que empuja al país en determinada dirección.  Su  gran reto es lograr orientar los intereses y fuerzas - que apuntan en todas direcciones - hacia el logro de los objetivos de su presidencia. Hemos visto como el  presidente Peña ha entendido lo que se debe hacer y de paso satisfacer el anhelo de un gran segmento de nuestra población que añoran los tiempos de un presidencialismo fuerte. Pero lo importante no es perseguir el poder por el poder. Este debe usarse con el fin de lograr una buena conducción del país. Usarlo solo para perpetuarse en él, no será bueno para nadie.



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8 de marzo de 2014

EL PAÍS DE LA CORRUPCIÓN


 

@octaviodiazg

 
     El común denominador detrás de las malas noticias del acontecer cotidiano en nuestro país es, por lo general,  una historia de corrupción. Tenemos por ejemplo en las noticias más destacadas de la semana, el caso del fraude de la empresa Oceanografía - proveedor de PEMEX - y aunque aún no se ha acusado a funcionarios de esa paraestatal, el caso fue detonado por una investigación del órgano interno de control en dicho organismo por lo que pronto se hablará de funcionarios responsables de las irregularidades detectadas en Pemex. Otro caso fue la demanda por 200 millones de pesos al PRD y a Rosario Robles, entonces presidenta de ese partido y  hoy Secretaria de Desarrollo Social del gobierno federal, presentada por el empresario de origen argentino, Carlos Ahumada. Recordarán que Ahumada se volvió famoso cuando entregó a los medios de comunicación videos en donde altos dirigentes del PRD, como René Bejarano y  Carlos Ímaz,  recibían fuertes cantidades de dinero en efectivo. Por ello Ahumada fue objeto de una feroz persecución por parte de los gobiernos del PRD, especialmente cuando se pensaba que esas revelaciones podían afectar las aspiraciones presidenciales de López Obrador.  Finalmente esta semana se comentó el caso de la regidora de Guadalajara a quien se le sorprendió en actos de corrupción y quien fue sometida a juicio político por el congreso del estado de Jalisco e inhabilitada por 10 años.

 

     Pero  las noticias de corrupción no paran allí. La protección que a lo largo de muchos años se le dio al narcotraficante Chapo Guzmán y que involucró a autoridades de los tres órdenes de gobierno, le permitió desde fugarse de un penal de máxima seguridad hasta que pudiera hacer negocios a lo largo de 13 años sin mayor problema. O bien el auge de los grupos delincuenciales de la “Familia Michoacana” y de los “Caballeros Templarios” que pudieron operar a lo largo de muchos años gracias a la corrupción de innumerables autoridades en el estado de Michoacán.  

 

     Para darnos una idea de la gravedad del fenómeno de la corrupción,  el Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno de Transparencia Mexicana lo mide en 35 servicios públicos y privados. En el último Índice disponible del 2010, estimaron que durante el año hubo  200 millones de actos de corrupción, con un costo promedio por “mordida”  de $165 pesos y que en total se destinaron al pago de “mordidas”  más de 32 mil millones de pesos. De acuerdo con esta medición los hogares mexicanos destinaron un 14% de su ingreso al pago de “mordidas”. Por su parte Transparencia Internacional  colocó a México en el lugar 106 de 177 países con una calificación de 34 sobre un máximo de 100 que lo coloca en un lugar bastante malo a nivel mundial. La OECD califica que hay muy pocos esfuerzos para combatir la corrupción en nuestro país y el Banco Mundial nos coloca en el percentil 44% de los países (El 66% de los países que analizan tiene mejores calificaciones en este rubro que México) que analiza en su indicador de control de la corrupción.

 

     Se han estado impulsando muchas reformas en el Congreso pero sigue faltando la del combate a la corrupción que es clave para el desarrollo económico y social de nuestro país como lo han demostrado estudios del Banco Mundial y la OECD. Después de las elecciones el presidente electo Peña Nieto propuso una reforma constitucional para la creación de una Comisión Anticorrupción. A año y medio de distancia sigue pendiente su discusión y aprobación en el Congreso. Para agravar este retraso, la Secretaría de la Función Pública (SFP) se eliminó en la reforma del 1 de enero de 2013 a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, pero no ha acabado de desaparecer porque se estableció que siguiera funcionando hasta que  entrara en operación la Comisión Anticorrupción. Sin embargo, nunca se nombró a un Secretario de la SFP y la extinta Secretaría ha venido trabajando en forma precaria. Asimismo se puso ya en práctica el que los contralores, aunque nombrados formalmente por el encargado del despacho de la SFP, sean designados por los titulares de entidades y dependencias del gobierno federal, perdiendo así la independencia que tenían en el pasado. Todo ello ha  debilitado significativamente los esfuerzos del gobierno federal en materia de combate a la corrupción. Esto para no hablar del nulo combate a la corrupción en estados y municipios o en el poder legislativo y judicial.

 

     No solo es preocupante que no se hayan realizado las reformas constitucionales para la  creación de la Comisión Anticorrupción sino que para que empiece a funcionar,  una vez que se apruebe la reforma constitucional en el Congreso Federal, deberá pasar a aprobación de las legislaturas estatales; luego se deberá nombrar a los comisionados para  crear propiamente la Comisión; para finalmente asignarle recursos, contratar personal y darle recursos materiales. Todo ello  puede tardar otros dos  años. Mientras,  el problema de la corrupción sigue dándose por todas partes y no hay un esfuerzo gubernamental para combatirla. Esto es muy grave porque existen enormes proyectos de gasto del gobierno federal que no tendrán una vigilancia adecuada. Esperemos que tanto el gobierno federal como el  Congreso pongan atención a lo que debe ser una de las mayores prioridades en nuestro país: el combate a la corrupción.

 
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1 de marzo de 2014

MICHOACÁN: UN EXPERIMENTO CENTRALISTA


 

@octaviodiazg

      Ante una situación de gobierno fallido en Michoacán, el gobierno federal ha tomado las riendas del estado. El presidente Peña nombró  en enero de este año un  Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán  con poderes para coordinar a todos los funcionarios y programas del gobierno federal en el estado, para removerlos de ser necesario,  para realizar todo tipo de convenios y acuerdos  entre la federación y el estado y sus municipios e inclusive le dio facultades para solicitar el auxilio de las fuerzas armadas para cumplir sus objetivos. La emergencia que vive el estado de Michoacán lo requería pero sienta un precedente importante.

 

      El centralismo fue una forma de gobierno que tuvo nuestro país entre 1835  y 1846 cuando se deroga la constitución federalista de 1824 y se promulgan las Leyes Constitucionales de la República Mexicana. En estas leyes se mantenían los tres poderes pero se creaba el Supremo Poder Conservador por encima del Judicial y el Legislativo; los estados se convertían en departamentos; desaparecían las legislaturas locales y  se formaban las juntas departamentales integradas por 7 miembros; y los gobernadores eran nombrados por el presidente entre una terna que enviaban las juntas departamentales.  El presupuesto de toda la república era administrado por el gobierno nacional. A esa etapa de nuestra historia se le denominó la república centralista con funestas consecuencias para el país. Se intentaron separar de la república Zacatecas, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Yucatán y se perdió a Texas. Ya en el siglo XX durante el gobierno hegemónico del PRI que duró 70 años, los presidentes de la república nombraban a los gobernadores de los estados quienes pasaban el trámite de la elección  usando la maquinaria de su partido y del gobierno.

 

     Lo que ocurre ahora en Michoacán no es nuevo pero sí marca el regreso de una práctica que con la alternancia se había descontinuado. Lo sorprendente es que nadie se ha quejado de esta pérdida de soberanía estatal: ni los ciudadanos, ni los partidos políticos de oposición, ni organismos ciudadanos,  ni periodistas o comentaristas. Salvo un artículo en la revista The Economist tampoco nadie en el extranjero lo ha notado. Parece ser que nadie pone en duda la necesidad de la intervención masiva del gobierno federal ante la crisis  en que cayó Michoacán y que el tema de la soberanía de ese estado pase a segundo término.

 

      La toma del poder por parte del gobierno federal ha sido una apuesta interesante. Pero además el presidente Peña ha puesto todo su compromiso en esta estrategia. Quizá el diagnóstico interno del gobierno federal indicaba que la situación era mucho mas grave que lo que se maneja en público o que esta crisis  podía poner en riesgo a otras regiones del país. Desaparecer poderes y convocar a nuevas elecciones mientras las autodefensas avanzaban tomando todo el estado, era demasiado riesgoso. Por otra parte era claro que los poderes locales de Michoacán, estatales y municipales, o estaban  cooptados por la delincuencia organizada o bien eran incapaces de resolver el problema. No quedaba más que intervenir masivamente ayudados por  un gobernador débil y una legislatura local  que se prestaron a ello.

 

     Recordemos que la intervención federal  inició el año pasado primero con la llegada de miles de policías federales y soldados;  más tarde  con visitas de los secretarios de Gobernación y de Hacienda. Este último mencionó en su visita  que  “Hoy en Michoacán está amenazado el Estado Mexicano, el estado de derecho y estamos enfrentando uno de los mayores retos de la nación”. Ya en enero al llegar el Comisionado, lo primero que hizo fue  destituir al Procurador General de Justicia de Michoacán  y al Secretario de Seguridad Pública y nombrar por medio del gobernador y con el aval de la legislatura local - para no perder las formas legales - a personas de su confianza.

 

     El presidente Peña anunció a principios de febrero apoyos federales que ascienden a  45,500 millones de pesos. Sin embargo para administrar estos recursos que equivalen al 45% de los recursos que tendrá Michoacán este año, se nombrará como  subsecretario de finanzas del gobierno estatal a un funcionario de la Secretaría de Hacienda. Ninguna autoridad local tendrá posibilidad de operar esos recursos ya que a mediados de febrero el gobierno federal designó a un gabinete paralelo: un total de 24 funcionarios representando a todas las secretarías, organismos desconcentrados y las paraestatales más importantes del gobierno federal dándoles la responsabilidad de operar esos recursos a través de los programas de sus instituciones. Llama la atención que muchos de estos representantes son personas muy allegadas al presidente Peña quienes lo acompañaron  en puestos de relevancia cuando fue gobernador del Estado de México. Adicionalmente el gabinete federal y el presidente Peña  han desfilado en frecuentes giras por el estado.

 

     La opinión pública, absorta con la captura del Chapo y con lo que sucede con las autodefensas no ha objetado  la pérdida de soberanía del estado de Michoacán. El modelo centralista aplicado en pequeña escala está de regreso. ¿Estará para quedarse o se le regresará a Michoacán su autonomía un día de estos? Será difícil mientras falten liderazgos locales capaces de dirigir al estado y que no estén cooptados por la delincuencia organizada. Pero más importante, será hasta que los michoacanos quieran recuperar su gobierno y su soberanía.

  

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