@octaviodiazg
Para
Gaby con cariño.
Este
31 de marzo se cumplen cien años del nacimiento de Octavio Paz. Pocos
escritores como él influyeron tanto en una generación de lectores entre los que
me cuento. Pero su influencia no solo se dio
en México sino se sintió en el resto del mundo y por ello tuvo
reconocimiento universal. Así fue como ganó el Premio Cervantes, el Premio Jerusalén,
el Premio Internacional Neustadt de Literatura,
el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán y el Premio Nobel de Literatura entre otros.
Poeta, ensayista, diplomático, fundador de revistas, polemista, Paz no solo fue
una inteligencia de primer orden sino también un hombre independiente, con
firmes convicciones democráticas y liberales que supo enfrentar tormentas. Atacado
por “izquierdistas” radicales que incluso llegaron a quemar su efigie en una
manifestación en el Monumento a la Independencia en la ciudad de México a unos
pocos pasos de donde vivía, se mantuvo como un gran crítico de los regímenes
totalitarios - como el soviético y el
cubano - o autoritarios como el nuestro de aquella época. Renunció a ser
embajador de México en la India en 1968 cuando la matanza de estudiantes en Tlatelolco
y se mantuvo apartado de los regímenes en turno. Ya hacia el final de su vida
esa distancia se acortó y fue objeto de homenajes de los presidentes Salinas y
Zedillo con los que tuvo mayor cercanía.
Como
lector de su obra mi relación con Paz ha sido permanente. A mi padre, que era
un gran lector, le pareció que su hijo debía llamarse como el autor del libro -
en ese entonces recientemente publicado - “El Laberinto de la Soledad”. Aún conservo
la primera edición publicada por “Cuadernos Americanos”, aquella que leyó mi padre y de donde tomó la
idea de ponerme el nombre de su autor. Tuve un par de contactos personales muy
breves con Paz. Uno fue para pedirle que
me autografiara ese libro y en otra ocasión le llamé por teléfono para
invitarle a una reunión con altos directivos de la empresa en que yo trabajaba.
Me llamó la atención su trato directo y
poco amable para rechazar la invitación. Luego con el tiempo supe que así era
en lo personal con un cierto talante autoritario. Pero eso no va más allá de la anécdota personal. Lo importante de Paz
es su obra.
Quizá
empecé a leer a Paz cuando tenía catorce o quince años. Los primeros libros
suyos que leí fueron “La Centena”, una antología de su poesía publicada en 1968,
y “Posdata” publicada en 1970 donde reúne tres ensayos haciendo una crítica
al régimen que mató a los estudiantes en Tlatelolco y al partido que gobernaba
en aquella época. Luego leí otros libros
suyos, pero especialmente las revistas
que fundó y dirigió: Plural y Vuelta.
Así,
los escritos de Paz y sus revistas fueron como la brújula y el sextante en el
mar de lecturas por el que navegué. Una guía imprescindible que me llevó a
descubrir autores que de no ser por Paz quizá nunca hubiera leído. Por ejemplo,
al gran escritor rumano Emile Cioran o a
los autores franceses precursores del surrealismo: Apollinaire y su libro Caligramas; Mallarmé y su poema “Un coup de des”, Baudelaire y sus libros “Las Flores del Mal” y
“Pequeños Poemas en Prosa”; a Rimbaud - el
poeta niño que escribió toda su obra
antes de los 17 años - y sus libros “Una Temporada en el Infierno” e
“Iluminaciones”; el Conde de Lautreamont y “Los Cantos de Maldoror”; al
Marqués de Sade y su obra; hasta llegar a André Breton, iniciador del
surrealismo, movimiento que influyó a Paz y al que pertenece parte de su obra. Otros descubrimientos que le debo a Paz fueron
los escritores Italo Calvino, Leonardo Sciascia y Milan Kundera. Pero también
Paz me permitió descubrir a poetas mexicanos como Villaurrutia, López Velarde y
especialmente a José Juan Tablada y Homero Aridjis, este último a través de la
antología que Paz realizó junto con otros 3 poetas: “Poesía en Movimiento”. Asimismo
a los poetas americanos T.S. Eliot y
Ezra Pound o al gran poeta portugués
Fernando Pessoa, a quien Paz contribuyó de manera muy importante a dar a
conocer en nuestra lengua.
Pero
su guía me llevó no solo por el mar de la literatura. Gracias a la revista
Vuelta conocí la obra de Karl Popper y descubrí a los enemigos de la sociedad
abierta (Platón, Hegel y Marx). Paz
también me dio a conocer al Japón y su cultura llevándome a leer, por ejemplo, su traducción de “Las Sendas de Oku” de Matsuo Basho y la antología de poesía “Kokinshu”. De tal
forma que mi primer viaje al Japón lo
hice de la mano de Paz, tratando de ver
por mis propios ojos lo que yo había
leído en sus poemas y ensayos. Mi deuda
y agradecimiento con Octavio Paz es inmensa. Una deuda intelectual que estoy
seguro tienen otras personas de mi
generación. No solo nos dio a conocer el mundo de la literatura contemporánea y nos
acercó a países como Japón y la India, sino con su actitud e ideas políticas ayudó a la transición democrática de nuestro país. Hace
falta hoy en México su mente creativa, lúcida y crítica.
_____________________________________________________________
Blog:
octaviodiazgl.blogspot.com Correo: odiazgl@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario