25 de agosto de 2017

DIFERENCIAR LA CORRUPCIÓN


Por: Octavio Díaz García de León

     Para orientar mejor la estrategia de combate a la corrupción, es importante distinguir entre diferentes tipos de la misma. Por ejemplo, Max Kaiser, del Instituto  Mexicano de la Competitividad (IMCO)  hizo una clasificación donde identifica 10 tipos de corrupción (http://imco.org.mx/politica_buen_gobierno/mas-alla-de-la-mordida-los-10-tipos-de-corrupcion/), que básicamente son los que la nueva Ley General de Responsabilidades Administrativas (LGRA) denomina faltas administrativas graves, aunque la lista de Kaiser incluye algunos delitos.

    En artículos anteriores también he propuesto una forma de clasificar a la corrupción, con la misma idea de orientar la estrategia de combate a la misma (https://octaviodiazgl.blogspot.mx/2016/10/una-estrategia-anticorrupcion.html). Estas dos clasificaciones, sin embargo, están más bien orientadas a un tipo de corrupción que podríamos llamar administrativa. Pero hay otro tipo de corrupción más peligrosa que es la que realizan organizaciones criminales. A esta le podríamos llamar corrupción criminal. Sus métodos son diferentes y más agresivos.

      Respecto a este último tipo de corrupción, el Lic. Guillermo Valdés, ex director general del CISEN, ha comentado en diversos foros y en su libro (https://www.amazon.com.mx/Historia-del-narcotráfico-en-México-ebook/dp/B00H3QIEPC) que los narcotraficantes ampliaron sus actividades ilícitas del simple trasiego de drogas a la extracción de rentas de la población, por ejemplo, a través del secuestro, cobro de derecho de piso, robo, extorsión y otras prácticas similares. Sin embargo, la Tuta y sus secuaces en Michoacán dieron a conocer una nueva forma de extracción de rentas por parte de los criminales. Estos sujetos pasaron de extraer rentas del sector privado a extraer rentas directamente del Estado al tomar el control de municipios y gobiernos estatales, llevando la corrupción a nuevos niveles.

     Controlando a las más altas autoridades locales, los criminales se han dedicado a robarse recursos del erario, realizar obras con sus propias empresas, controlar a las fuerzas de seguridad para proteger sus intereses y usar a autoridades para facilitar la venta de drogas, venta y robo de combustibles y otros delitos. Este tipo de corrupción, cuya consecuencia es la captura del Estado por intereses criminales es de muy alto impacto y debe ser atendida con mayor prioridad. 

     Podríamos incorporar otras clasificaciones para incluir también, por ejemplo, a la corrupción electoral. En este caso no se trata de que se beneficien en lo personal un empresario o un ciudadano mediante la corrupción de funcionarios, ni tampoco de criminales que quieren usar a los servidores públicos como sus empleados y a las arcas del Estado como propias. Se trata de partidos políticos y candidatos que recurren a actos de corrupción para ganar elecciones.

      ¿Por qué es importante hacer estas distinciones por tipo de corrupción? Para enfocar mejor los esfuerzos que tiendan a disminuirla y el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) deberá tener también en su agenda, el combatir la corrupción criminal y la electoral.

    Se ha hablado tradicionalmente de estrategias de combate a la corrupción que yo caracterizaría como “suaves” tales como propiciar más transparencia, lograr mejor acceso a la información pública, tener mayor rendición de cuentas, etc. Sin embargo, la corrupción es un fenómeno de carácter duro, aún en su versión menos peligrosa que es la administrativa. Las medidas más duras tienen un carácter más policial e implican labores de inteligencia, auditorías forenses, investigaciones de lavado de dinero, etc. Es tiempo de dedicarle más esfuerzo a las medidas de carácter duro, si es que se quiere castigar a los corruptos.

    Algunas ideas para combatir los tipos de corrupción que he mencionado podrían ser:
  
a)    Administrativa. En mi artículo que cité antes propongo el dividir la corrupción administrativa en tres tipos: grande, mediana y pequeña. Para combatir la primera, se tendrían que utilizar herramientas “duras”, por su complejidad y alto impacto; para la mediana se puede combatir a través de auditorías y una buena fiscalización; y contra la pequeña se requiere el uso intensivo de tecnología tanto de vigilancia como de automatización de trámites y un uso intensivo de informática y telecomunicaciones.

b)    Criminal. Dado lo que está en juego en este tipo de corrupción, requiere un combate de mucha fuerza, con intervención de las fuerzas armadas, del aparato nacional de inteligencia, de la policía federal y las estatales.  El SNA tendrá entonces que coordinarse con las áreas de Seguridad Pública y Nacional para combatir este fenómeno.

c)    Electoral. Si bien este tipo de corrupción tiene parecido con la administrativa, su carácter político requiere una institución con la suficiente independencia de partidos y gobiernos. Quizá no sean suficientes la unidad de fiscalización dentro del INE ni la FEPADE, quienes podrían   tener menos eficacia por falta de independencia: de los partidos la primera y del gobierno la segunda.  Una opción a considerar, podría ser una fiscalía internacional como la que existe en Guatemala, que podría coordinar el Comité Coordinador del SNA.
    
      Es muy importante que los integrantes del Sistema Nacional Anticorrupción puedan diseñar estrategias para los diferentes tipos de corrupción y sobre todo llevarlos a la práctica muy pronto. También sería importante hacer énfasis en usar herramientas más duras, de las que se han venido proponiendo hasta ahora. Todo ello para poder tener los resultados que tanta falta hacen: disminuir la corrupción y abatir la impunidad.

Las opiniones vertidas en esta columna son exclusivamente a título personal y no representan puntos de vista de ninguna institución.

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21 de agosto de 2017

¿LOS MILITANTES CUENTAN?

LA SILLA ROTA


Por: Octavio Díaz García de León
Twitter: @octaviodiazg

    Los partidos políticos ya están por elegir a su candidato a la presidencia de la República y junto con él, a centenares de otros candidatos para las siguientes elecciones federales y algunas estatales. En las noticias que surgen sobre este tema, parece que a los militantes (Aquellos que aparecen en las listas de afiliados a algún partido) no se les toma opinión, como si las decisiones de sus líderes no necesitaran aprobación de sus bases. En el México, que tan bien describió Octavio Paz como una pirámide donde el poder se encuentra en la cúspide, esto no es de extrañar.  

    En Estados Unidos, por ejemplo, los dos partidos más grandes, el Demócrata y el Republicano, tienen elecciones primarias donde los militantes son quienes eligen a su candidato. Son tan poderosos que, en el Partido Republicano, fueron capaces de elegir como su candidato a Donald Trump, contra la oposición de los liderazgos de su Partido. Si bien los militantes no siempre toman las mejores decisiones, se trata de un proceso democrático y el triunfo de Trump acabó dándoles la razón. Cualquier otro candidato probablemente hubiera perdido ante Hillary Clinton. Sería un buen ejercicio para la democracia partidista en nuestro país que en la selección que realizan los partidos políticos de sus candidatos, se tomara en cuenta la opinión de los militantes.  

    Tomemos el caso del PRD y el PAN, cuyos dirigentes han propuesto la formación de un frente opositor sin consultar a sus militantes. ¿Por qué es importante esta consulta? Porque las posiciones ideológicas de ambos partidos son antagónicas y la alianza no significa que se sumarían los votos de ambos partidos. El PRD ha impulsado legislación  a favor del aborto, de los matrimonios igualitarios, de la posibilidad de decidir una muerte anticipada, de los derechos de la comunidad LGBT (Lesbio, gay, bisexual o transexual) y otras posiciones que chocan frontalmente con los valores y creencias de un segmento importante del PAN,  apegado a valores tales como considerar que la  familia debe estar formada por un hombre y una mujer, que hace una distinción entre los sexos y le asigna ciertos roles y por el respeto a la vida desde la concepción. Y viceversa, los sectores del PRD, más alejados de estas ideas tradicionales, difícilmente aceptarán una agenda contra el aborto, por ejemplo.

    ¿Por qué a los dirigentes del PAN les pudiera ser atractiva esta alianza? Quizá porque lo que los une con el PRD no es tanto un proyecto de nación o coincidencias ideológicas, sino una agenda política que podría tener dos propósitos: evitar la candidatura de Margarita Zavala al incorporar una fuerza externa al PAN en la decisión de la candidatura y como siguiente objetivo, evitar que AMLO gane las elecciones. ¿Será la receta correcta? Todo indica que se generará división al interior de su partido favoreciendo las aspiraciones de AMLO.

    En cuanto al PRD, podría ser una forma de rescatar votos y posiciones suficientes para evitar su disminución ante MORENA y con algo de suerte, imponer a su candidato, que podría ser Miguel Ángel Mancera, para encabezar la alianza, ante la posible implosión de los candidatos del PAN que se podrían autodestruir en el proceso.

    En MORENA todo es más sencillo. Quien milita en ese partido es porque quiere que Lopez Obrador sea presidente y nadie más. No les interesa que les pregunten por otro posible candidato.  Digamos que son los militantes ideales para este partido en donde lo que cuenta es la voluntad de su líder.  

    En el caso del PRI, lo que pesa no es la militancia, sino los “cuadros” o pequeños liderazgos que son parte de su estructura. “Cuadros” que no aspiran a mucho, porque saben que las posiciones de arriba no son para ellos. Allí, el trabajo de la alta dirigencia consiste más bien en convencer a estos pequeños liderazgos de acatar las decisiones cupulares a cambio de posiciones y prebendas. Una de estas decisiones será la elección de su candidato a la presidencia, decisión que, en este caso, como a lo largo de su historia, muy probablemente la tomará el presidente de la República. La militancia estará atenta a la “línea” que les den sus “cuadros” y actuarán como siempre.

    En el caso del PVEM, el PANAL y los demás partidos, la situación para sus militantes es similar a los partidos donde la militancia no cuenta. Son las dirigencias o los jefes tras bambalinas, quienes toman las decisiones.

      El caso de Pedro Kumamoto, el diputado local independiente por el Estado de Jalisco es una excepción en este panorama de divorcio entre dirigencias y militantes ya que su apoyo viene no de una estructura, ni de “cuadros”, ni de militantes “profesionales”, sino de personas que lo han venido apoyando de manera directa sin formar parte de un partido.  Pero no hay en el horizonte otro caso similar.

    En cuanto a los simpatizantes de los partidos, si ven que el candidato o candidata escogido no les satisface, votarán por el de otro partido o simplemente no votarán y el resultado de las elecciones se determinará por cuestiones que no tienen que ver con la ideología, el proyecto de nación que proponen, ni con quien sea mejor candidato.

      Los partidos no basan su éxito solo en sus militantes, sino en su capacidad para desplegar buenas campañas y esto podría explicar el desdén de algunos dirigentes de partidos hacia sus afiliados. Claro, hay un papel para los militantes que deberán operar algunas estrategias y en algunos partidos su participación es relevante, pero en general, su impacto es limitado. Las elecciones hoy en día y seguramente la de 2018 no será la excepción, se definen mediante campañas profesionales de mercadotecnia en las cuales se busca convencer o manipular al elector para que vote por el candidato que le ofrecen como si se tratara de un producto. Clave para estas campañas es la capacidad de explotar los miedos de los votantes y manipular sus emociones.

     Por ello, el factor determinante para el éxito de un candidato son los recursos que se gastan en las campañas. Con este dinero se ponen en marcha las movilizaciones, la publicidad, las campañas de desprestigio, la compra del voto, el fraude electoral y demás estrategias de mercadotecnia electoral.  

     Además, en el 2018 no hay que descartar factores externos que puedan influir en la elección, como por ejemplo que los rusos decidan intervenir a favor de un candidato; ya demostraron que en Estados Unidos fueron un factor relevante para que ganara Trump. Por su parte, Estados Unidos también podría influir, por ejemplo, gracias a que sus servicios de inteligencia nos tienen bien vigilados, revelando secretos para desprestigiar a algún candidato.  

     Desde luego, hay votantes inteligentes que razonan sus votos, hacen análisis de los candidatos y de sus propuestas, de los partidos y de sus programas y difícilmente se dejan manipular por las campañas. Desafortunadamente es una muy pequeña minoría.  La decisión de la gran mayoría de los votantes estará sujeta a la eficacia de las campañas.

     Ser militante de un partido parece que no tiene muchas ventajas: no se le toma en cuenta, se le utiliza, es difícil que acceda a candidaturas (porque se deciden por designación) y rara vez es factor para determinar el éxito en una elección. Pero sin ellos en sus listas de afiliación, no habría partidos políticos. Por ello, no es raro el desánimo de muchos mexicanos respecto a la política partidista.

     Para que nuestra democracia madure, es necesario que los militantes de los partidos sean tomados en cuenta, participen hasta convertirse en factor de éxito para los partidos y se dependa menos del dinero para las campañas para ganar elecciones. Así también los partidos políticos ganarán credibilidad, hoy en día perdida y la población estará más dispuesta a participar en política, que tanta falta hace.


Las opiniones vertidas en esta columna son exclusivamente a título personal y no representan puntos de vista de ninguna institución.

18 de agosto de 2017

PERSONAJES MODELO


Por: Octavio Díaz García de León


     A lo largo de la historia han existido personajes que han sido modelo de comportamiento o ejemplo de maldad para la humanidad. Unos reales y otros ficticios. Entre estos últimos quisiera destacar a tres: Don Quijote, el Doctor Fausto y Don Juan. Dos de ellos ligados a la cultura española y el segundo a la alemana. En el caso del Doctor Fausto existió un personaje histórico que dio origen a la leyenda. A lo mejor los modelos de Don Quijote y Don Juan fueron también hombres de carne y hueso. Estos personajes de ficción tomaron forma en la imaginación colectiva gracias al ingenio de escritores cumbre de la literatura; también han sido semilla para la creación de todo tipo de obras de arte.  El tema de sus vidas permea de muy diversas formas en poemas, novelas, obras de teatro, óperas, sinfonías, sonatas, pinturas, esculturas, películas, etc. Lo importante es que siguen siendo objeto de reflexión e inspiración y las lecciones que se pueden extraer de ellos pueden ser de utilidad en nuestra época. 

     Las historias de estos personajes han sido contadas de diversas formas. Quizá el Quijote ha sido único e irrepetible, pero la leyenda de Fausto ha sido tratada por grandes autores. Quizá la más conocida sea la obra de Goethe, pero otros escritores como Marlowe, Calderón de la Barca, Valery, Pessoa y Mann, entre otros, también han producido obras maestras relacionadas con la historia de Fausto. Lo mismo ocurre con Don Juan que me trae a la memoria las obras de Byron, Zorrilla y Mozart.

    Las historias alrededor de estos personajes permanecen vigentes, aunque gran parte del contexto en que se escribieron ha perdido vigencia en nuestra época. Por ejemplo, en el caso del Doctor Fausto, aunque sigue existiendo la creencia y el culto al demonio, nuestra época en general es más racionalista y ha dejado de creer en Dios y en el Diablo. Pero no dudo que seguirá habiendo personas que crean factible el hacer pactos con Lucifer para lograr sus deseos más inconfesables, a cambio de entregar su alma a las llamas eternas.

    La revolución sexual por su parte, ha dejado en la sección de novelas rosas las viejas aventuras de Don Juan, ya que nuestra época está saturada de pornografía y sexo fácil. Además, se ha perdido el concepto de honor, el de la virtud, la creencia en Dios y los castigos divinos, aspectos que son ejes centrales en las obras relacionadas con este personaje.

y cómo es necesario ponerse una meta para hacer algo por la humanidad una vez terminada la edad en que se construyó una familia y un patrimonio, en lugar de entregarse a un retiro sin actividad productiva. Otra de las muchas lecciones de esta obra es que las personas, sin perder la razón como Don Quijote, pueden salir al mundo, a la edad que sea, a tratar de enmendar el mal que se observa en el entorno. Hay dos personajes centrales a esa obra: Sancho Panza quien encarna un realismo simple pero profundo y Dulcinea, quien le da sentido a lo que hace Don Quijote. Se podría entonces escoger una causa (La caballería andante), conseguirse un anclaje con la realidad que vaya moderando y aterrizando cada una de las acciones a emprender (Sancho Panza) y una razón de ser que impulse a actuar (Dulcinea) que puede ser un ideal de humanidad, la búsqueda de la vida eterna, encontrar la verdad sobre algún tema o cualquier cosa que le dé sentido a la vida.

    El caso del Doctor Fausto, (https://octaviodiazgl.blogspot.mx/2012/04/los-consejos-del-diablo.html), tiene lecciones interesantes: hay quienes se pasan una vida buscando placeres, poder, fama, o simplemente tratándose de enriquecer como sea.   Pero llega un momento que su ambición los hace traspasar cualquier límite y están dispuestos incluso a pactar con las versiones modernas del diablo: volverse corrupto, delincuente, o cualquier otro camino que no sea el legal o éticamente correcto, arriesgando su vida a cambio de placer, poder o para acumular bienes y dinero. También puede ocurrir que, como Fausto, tras una vida dedicada a una actividad, se descubra que nunca encontrará satisfacción en ello porque su vocación era otra, o se dé cuenta que nunca logrará lo que ambiciona, encontrando inútil lo realizado y quiera recuperar la juventud para volver atrás y empezar de nuevo, siendo que no hay pacto que valga para recuperar esa vida perdida.

   El Don Juan en la actualidad ya no es aquél que lucha por conquistar a la mujer virtuosa con las artes del seductor. Los Don Juanes modernos (Hombres y mujeres) son, por ejemplo, políticos, artistas, vendedores, negociantes. Buscan poder, fama o dinero y usan la seducción para lograr sus fines. Desafortunadamente lo hacen no para hacer un bien a la sociedad, sino solo por tener lo que buscan. Los Don Juanes actuales solo piensan en ellos, no en los demás y siguen siendo tan peligrosos como el personaje clásico.
 
    Estos modelos de hombres paradigmáticos nos pueden ayudar a guiar nuestra vida o a entender aquellos comportamientos enfermizos que impiden mejorar nuestro entorno. Vale la pena leer y conocer todas las obras que se han realizado en torno a ellos, que nos siguen dando muchas enseñanzas, a apreciarlas como obras de arte y ayudarán a reconocer a los Quijotes, Faustos o Don Juanes que nos encontremos en el camino.
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11 de agosto de 2017

MILITANTES QUE NO CUENTAN



Por: Octavio Díaz García de León

     Los partidos políticos ya están por elegir a su candidato a la presidencia de la República y junto con él, a centenares de otros candidatos para las siguientes elecciones federales y algunas estatales. En las noticias que surgen sobre este tema parece que a los militantes (Aquellos que aparecen en las listas de afiliados a algún partido) no se les toma opinión, como si las decisiones de sus líderes no necesitaran aprobación de sus bases.

      En Estados Unidos, por ejemplo, los dos partidos más grandes, el Demócrata y el Republicano, tienen elecciones primarias donde los militantes son quienes eligen a su candidato. Son tan poderosos que, en el Partido Republicano, fueron capaces de elegir como su candidato a Donald Trump, contra la oposición de los liderazgos de su Partido. Si bien los militantes no siempre toman las mejores decisiones, se trata de un proceso democrático y el triunfo de Trump acabó dándoles la razón. Cualquier otro candidato probablemente hubiera perdido ante Hillary Clinton. Sería un buen ejercicio para la democracia partidista en nuestro país que en la selección que realizan los partidos políticos de sus candidatos, se tomara en cuenta la opinión de los militantes.  

     Tomemos el caso del PRD y el PAN, cuyos dirigentes han propuesto la formación de un frente opositor sin consultar a sus militantes. ¿Por qué es importante esta consulta? Porque las posiciones ideológicas de ambos partidos son antagónicas y la alianza no significa que se sumarían los votos de ambos partidos. El PRD ha impulsado legislación a favor del aborto, de los matrimonios igualitarios, de la posibilidad de decidir una muerte anticipada, de los derechos de la comunidad LGBT y otras posiciones que chocan frontalmente con los valores y creencias de un segmento importante del PAN, apegado a valores tradicionales tales como el matrimonio solo entre hombre y mujer, que distingue entre los roles de los sexos y por el respeto a la vida desde la concepción. Y viceversa, los sectores del PRD, más alejados de estas ideas, difícilmente aceptarán una agenda contra el aborto, por ejemplo.

      ¿Por qué a los dirigentes del PAN les pudiera ser atractiva esta alianza? Quizá porque lo que los une con el PRD no es tanto un proyecto de nación o coincidencias ideológicas, sino una agenda política que podría tener dos propósitos: evitar la candidatura de Margarita Zavala al incorporar una fuerza externa al PAN en la decisión de la candidatura y como siguiente objetivo, evitar que AMLO gane las elecciones. ¿Será la receta correcta? Todo indica que se generará división al interior de su partido favoreciendo las aspiraciones de AMLO.

    En cuanto al PRD, podría ser una forma de rescatar votos y posiciones suficientes para evitar su disminución ante MORENA y con algo de suerte, imponer a su candidato, que podría ser Miguel Ángel Mancera, para encabezar la alianza, ante la posible implosión de los candidatos del PAN que se podrían autodestruir en el proceso.

    En MORENA todo es más sencillo. Quien milita en ese partido es porque quiere que Lopez Obrador sea presidente y nadie más. No les interesa que les pregunten por otro posible candidato.    

    En el caso del PRI, lo que pesa no es la militancia, sino los “cuadros” o pequeños liderazgos que son parte de su estructura. “Cuadros” que no aspiran a mucho, porque saben que las posiciones de arriba no son para ellos. Allí, el trabajo de la alta dirigencia consiste más bien en convencer a estos pequeños liderazgos de acatar las decisiones cupulares a cambio de posiciones y prebendas. Una de estas decisiones será la elección de su candidato a la presidencia, decisión que, en este caso, como a lo largo de su historia, muy probablemente la tomará el presidente de la República. La militancia estará atenta a la “línea” que les den sus “cuadros” y actuarán como siempre.

    Los partidos no basan su éxito solo en sus militantes, sino en su capacidad para desplegar buenas campañas y esto podría explicar el desdén de algunos dirigentes de partidos hacia sus afiliados. Las elecciones hoy en día se definen mediante campañas profesionales de mercadotecnia en las cuales se busca convencer o manipular al elector para que vote por el candidato que le ofrecen como si se tratara de un producto. Por ello, el factor determinante para el éxito de un candidato son los recursos que se gastan en las campañas.

    Ser militante de un partido parece que no tiene muchas ventajas: no se le toma en cuenta, se le utiliza, es difícil que acceda a candidaturas (porque se deciden por designación) y rara vez es factor para determinar el éxito en una elección. Por ello, no es raro el desánimo de muchos mexicanos respecto a la política partidista.

    Para que nuestra democracia madure, es necesario que los militantes de los partidos sean tomados en cuenta, participen hasta convertirse en factor de éxito para los partidos y se dependa menos del dinero para las campañas para ganar elecciones. Así también los partidos políticos ganarán credibilidad, hoy en día perdida y la población estará más dispuesta a participar en política, que tanta falta hace.

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4 de agosto de 2017

VISITAR A MÉXICO


Por: Octavio Díaz García de León
Para Paty

    Ahora que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido que los mexicanos somos personas indeseables en su país y que las autoridades de allá están dispuestas a violentar la privacidad de los turistas mexicanos revisando celulares y otros aparatos, es tiempo de dejar de visitar a Estados Unidos y en su lugar, visitar a México. El México espectacular del que sabemos poco.

     Si a usted le gusta el juego y los auténticos espectáculos mexicanos, olvídese de Las Vegas y no deje de ir a las ferias nacionales de Aguascalientes, Texcoco y León, entre otras. Tampoco pierda el tiempo buscando playas en California o Florida; vaya a la Riviera Maya, a Puerto Vallarta, a Huatulco o a Los Cabos. Si los encuentra llenos de americanos, es porque ellos sí saben de playas y saben que en su país no las encontrarán tan espectaculares como las nuestras. Si lo suyo son las ciudades coloniales, olvídese de pueblitos como Williamsburg en Virginia y no pretenda encontrar en Boston o Filadelfia algo que remotamente se compare con Puebla, Morelia, Zacatecas o Guanajuato. Si le interesan las culturas nativas, no se le ocurra ir a ver a los apaches o comanches quienes, tristemente, viven en reservaciones en el país vecino. No hay nada que supere a las ciudades prehispánicas de Teotihuacán, Chichén Itzá, Monte Albán y un largo etcétera. Aún si lo suyo es la cultura, la Ciudad de México tiene una cantidad de museos, cines, teatros, salas de concierto, orquestas y otros atractivos, que no extrañará Nueva York o Chicago.

    Algo que es indiscutiblemente espectacular y que suele ser un destino poco explorado es la ruta del Ch. P. (Ferrocarril Chihuahua al Pacífico). La ruta se puede recorrer en parte por carretera, pero el atractivo es viajar en uno de los últimos trenes de pasajeros que existen en México.  Los vagones están razonablemente bien, sin ser de lujo.  El viaje se puede hacer de Chihuahua a Los Mochis o viceversa en unas 16 horas. Si no quiere recorrer toda la ruta, una buena opción es viajar de Chihuahua a Creel y pernoctar allí. Creel en sí tiene poco que ofrecer, pero cuenta con un muy buen hotel y otros más económicos. En los alrededores de Creel se pueden conocer algunas formaciones rocosas interesantes, una misión jesuita, un lago y unas cascadas.

    De Creel se puede viajar a la siguiente estación del tren que es el Divisadero, donde se hace una escala de 15 minutos para disfrutar de la vista, antojitos y artesanías. Hay un hotel allí, con una vista formidable, en la que se puede hospedar, o bien seguir a la siguiente estación del tren a unos 5 minutos de distancia para acceder al hotel con la mejor vista de la región, propiedad de la familia Balderrama de Los Mochis, quienes han desarrollado esta ruta desde hace décadas. Allí se puede pernoctar, disfrutar de la vista, del hotel que es bastante cómodo y pasear por los alrededores por senderos en medio de desfiladeros impresionantes. De allí lo pueden llevar a un parque de diversiones con una de las tirolesas más grande en el país la cual tiene una longitud de 2530 metros y en donde se pueden alcanzar velocidades de hasta 130 km por hora, a una altura de 400 metros sobre la barranca; un teleférico que atraviesa la barranca con 2.8 km de longitud y ofreciendo vistas inigualables; y un paseo por 7 tirolesas y dos puentes colgantes que recorren 5 kilómetros entre las barrancas.

    De allí se puede continuar el viaje a la siguiente estación del tren en Bahuichivo para de luego trasladarse a un hotel también de la familia Balderrama que se encuentra en Cerocahui, un pequeño pueblo en el corazón de la Baja Tarahumara. Este pueblo es una agradable sorpresa, pues, aunque esté en medio de la zona de cultivo de amapola y mariguana, para el turista esto es invisible. Entre los atractivos de la localidad se encuentra una misión jesuita en el siglo XVI y la familia Balderrama, además del único hotel en el pueblo, es dueña de unos viñedos con una pequeña producción vinícola de alrededor de 4000 botellas al año. Desde allí hay tours que van por la “carretera” a Urique (en realidad un camino de terracería) el cual lleva a un mirador con la mejor vista de la región en un lugar que se llama Cerro del Gallego desde donde se puede observar el Río Urique y el pueblo del mismo nombre desde una altura de unos dos mil metros.
 
    Por cierto, si lo suyo es disfrutar del buen vino, Chihuahua se está convirtiendo en una zona vinícola muy importante. Les recomiendo mucho los vinos que produce el empresario Eloy Vallina con la marca Hacienda de Encinillas; la familia Pinoncely con los vinos Pinesque y el empresario Jaime Galván con los vinos Cavall.  Estos vinos ya compiten en excelencia con los de Valle de Guadalupe y vale la pena que los pruebe.

    Así que si se trata de salir de vacaciones es tiempo de hacerlo en México que resulta bueno, bonito y no tan caro como salir al extranjero. Nos esperan las grandes bellezas de nuestro país con personas siempre amables dispuestas a que nos la pasemos bien. Por lo menos, mejor que en el vecino país del norte.





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LIMITAR EL CRECIMIENTO DE LA CDMX

LA SILLA ROTA OPINIÓN
Por: Octavio Díaz García de León
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     Recientemente se dio la noticia de que se va a limitar el número de cajones de estacionamiento que tendrán los nuevos desarrollos inmobiliarios en la Ciudad de México (CDMX). La idea es que haya menos coches circulando y se supone que con esta medida se desalentará el uso del mismo. Otros efectos que tendrá esta medida es el abaratamiento del costo de construcción de la vivienda al requerirse menos cajones de estacionamiento por metro de construcción. Esto también significa un importante estímulo a los desarrolladores inmobiliarios que podrán construir vivienda de menor costo y, por lo tanto, incrementar sus ganancias.

     Esta medida, como otras que se están implementando en la CDMX pretenden que las personas dejen de usar coches y recurran a otros medios para moverse, tales como transporte público, bicicleta o a pie. Incluso en alguna nota vi que la idea es que ni siquiera salgan y mejor trabajen en casa (Espero les hayan avisado a las empresas y oficinas de gobierno). La razón es evidente. El tráfico está imposible y el crecimiento en el número de vehículos impide crear suficientes obras viales para solucionar el problema.

     Pero no estoy seguro si de verdad las personas dejarán de usar el coche con estas medidas que más bien están empeorando la situación vial al poner obstáculos a la circulación reduciendo carriles para dárselos a bicicletas y quitando estacionamientos para forzar a estacionar coches en las calles.  Lo que sí se ve más claro es el beneficio para los desarrolladores inmobiliarios al poder aumentar la densidad de vivienda en sus edificios y reducir sus costos. A ellos les resultará  más barato construir, pero eso no quiere decir que al comprador le resultará más barato ya que si la zona tiene suficiente demanda, los precios de la vivienda no bajarán. De ser así, las ganancias para el constructor serán mayores.  Lo que podría abaratar estas viviendas es que para un segmento de la población se volverá menos atractivo un edificio en donde no puedan estacionar sus coches.

    Estas medidas también incentivan el aumento de población y por ende el crecimiento de una CDMX que quizá hace ya mucho alcanzó sus límites de viabilidad para proveer servicios. Desde manejo de basura, aprovisionamiento de agua y desagüe, manejo de aguas negras, seguridad pública, transporte, fuentes de empleo y tantos otros factores que le dan calidad de vida a una ciudad.

    El uso de automóviles particulares no se hace por gusto sino porque las otras opciones son mucho peores.   Dudo  que a personas en su sano juicio les guste pasar horas en el tráfico infernal de esta ciudad; que prefieran transitar en calles llenas de baches que destrozan sus autos;  que les guste exponerse a terminar  anegadas en un charco con riesgo de ahogarse;  que piensen que es emocionante desaparecer hundidas en un socavón;  que estén esperando a que las asalten en cualquier semáforo;  que les guste pagar por gasolina muy cara desperdiciada inútilmente sin desplazarse;  que paguen con gusto  los altos costos de los seguros y el mantenimiento de sus vehículos dañados por el mal estado de las calles; que les parezca bien un reglamento de tránsito mas hecho para generar foto multas que para otra cosa. Tampoco es que los coches sean baratos y normalmente las personas hacen grandes sacrificios, aunque haya “facilidades”, para adquirirlos. A pesar de todo lo anterior, para millones de personas el auto representa la mejor alternativa de transporte.

     Y es que, si hubiese un transporte público de primer mundo, el coche pasaría a segundo término. Pero no lo hay. El Metro hace años excedió su capacidad y sus   vagones están en mal estado por falta de mantenimiento y exceso de uso; además tiene una tarifa excesivamente subsidiada que lo único que hace es agravar su situación; los metrobuses ya se saturaron y se asalta con frecuencia a los pasajeros; los taxis son caros, carecen de condiciones de limpieza y mantenimiento y no garantizan la seguridad y comodidad de los usuarios; los microbuses son una bomba de tiempo a punto de estallar. Quizá la única buena noticia reciente son los servicios tipo Uber o Cabify que vinieron a ofrecer servicios de taxi de calidad y esto no fue gracias a una medida del gobierno, sino al contrario, en contra de los intereses de funcionarios que viven de los taxistas que constituyen sus clientelas y de quienes obtienen sobornos y apoyos electorales.    

    El problema de fondo son los límites de crecimiento de la ciudad. Forzar a que siga creciendo su población mediante el aumento de densidad habitacional la acerca cada vez más al colapso. El exceso de coches es solo un síntoma de la enfermedad y no es con aspirinas que se cura un cáncer. Estas medidas en materia de construcción empeorarán el problema al ignorar el fondo del asunto.

    Quizá desde los años sesenta la CDMX se ha vuelto poco habitable por la sobrepoblación y su crecimiento imparable,  la falta continua de infraestructura urbana, la falta de seguridad pública, las miles de toneladas de basura diarias sin lugares adecuados para procesarla, las mafias que dominan gran parte de la ciudad, la delincuencia organizada que atiende al mercado de drogas más grande del país, la  ausencia de autoridad del gobierno, el clientelismo,  el desbordamiento de vehículos y la contaminación que lleva asociada, la construcción caótica y desordenada de edificios de oficina y habitacionales y la corrupción asociada a todo esto. La CDMX ha estado en crisis por décadas desde que la explosión demográfica y la inmigración explosiva del campo a la ciudad desbordó todas sus capacidades. Si a ello le sumamos desgracias naturales como terremotos e inundaciones, la CDMX tiene décadas de vivir al borde del colapso y no ha habido gobierno capaz de superarlo.

    Por ello, no es sostenible el que siga creciendo la Ciudad.  La CDMX tiene que dejar de crecer, reducir su tamaño incluso, para volverse habitable; pero no hay una sola política gubernamental en ese sentido. Todo la empuja a crecer en forma desmedida: desde la constante adición de infraestructura urbana que sin embargo siempre es insuficiente, hasta el aumento de la densidad poblacional de forma irresponsable y desmedida: donde antes había una casa unifamiliar, hoy se construyen edificios multifamiliares que saturan las colonias.

   Teniendo por todo el país ciudades de todos tamaños que compiten en infraestructura, servicios, hospitales, industria, universidades, talento y, sobre todo, con una calidad de vida muy superior a la de la CDMX como Querétaro, las empresas y el gobierno federal deberían salir de la Ciudad y ubicarse en otros lugares mucho más atractivos para no seguir agravando el problema de la CDMX.
  
    El colapso de la Ciudad de México no se resuelve con más infraestructura y más desarrollos habitacionales, aunque sea sin estacionamientos, pues esto solo atrae más personas en busca de trabajo. La solución es no permitir ya más crecimiento de la ciudad y trasladarlo a las ciudades medias. No es posible que la Secretaría de Marina, Pemex, la Secretaría de Agricultura y otras instituciones tengan oficinas en una ciudad donde no tienen operaciones o que BBVA Bancomer y HSBC hayan construido sus sedes en uno de los lugares más congestionados de la Ciudad, pudiendo haberse instalado en Querétaro, como alguna vez lo pensaron otros banqueros con mas visión. ¿Cuándo se volverá a repetir el exitoso ejemplo del INEGI que se trasladó a Aguascalientes?

   Para sobrevivir, la Ciudad de México debe detener su crecimiento desenfrenado. Un crecimiento que se ha vuelto canceroso y enferma al resto de México. No es impidiendo la libre circulación de las personas como se va a salvar esta Ciudad.



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