20 de marzo de 2023

LA INVASIÓN QUE VIENE

 

Por: Octavio Díaz García de León

     Algunos congresistas americanos están proponiendo el declarar grupos terroristas a las bandas del narcotráfico que operan en México. Si bien, es muy improbable que ocurra, de aprobarse esta iniciativa, el presidente de Estados Unidos podría ordenar ataques militares a esas organizaciones criminales en territorio mexicano.

    Estas acciones violarían la soberanía de México, pero muestran la desesperación de un gran sector del público americano ante lo que es una catástrofe humanitaria en ese país, en donde mueren al año alrededor de 100 mil personas por sobredosis de fentanilo, el cual proviene en su mayor parte de México.

    Es de esperarse que la sensatez de ambos gobiernos prevalezca y exista una cooperación productiva entre los dos países para combatir el fenómeno y no sea necesaria una intervención militar de los Estados Unidos en nuestro país.

    En el remoto caso de que se aprobara esta iniciativa en el Congreso de Estados Unidos, las acciones militares de ese país probablemente no serían como en el pasado. Es decir, no es de esperarse que arriben a nuestros puertos buques de guerra americanos,  como ocurrió en 1914 en Veracruz, o que penetren a nuestro territorio divisiones del ejército de Estados Unidos, como sucedió con la Expedición Punitiva en busca de Pancho Villa en 1916, la cual ocupó a 12 mil soldados. Mucho menos una invasión como la de 1847.

   Lo mas probable es que la intervención militar sería más parecida a la que llevan a cabo los Estados Unidos en Afganistán, Pakistán, Siria y otros países con presencia de terroristas.

    Para desarticular las cadenas de producción y tráfico de drogas es posible que la estrategia del vecino país estuviera dirigida a atacar las diferentes etapas del negocio y a la vez,  desarticular las cadenas de corrupción y complicidad de autoridades mexicanas. La estrategia podría ser:

 ·         Desarticular la entrada a México de precursores químicos de drogas y la entrada de producto terminado en tránsito por nuestro país.

 ·          Detectar y destruir los laboratorios que producen la droga. 

 ·         Identificar y destruir los almacenes donde se oculta y concentra la droga. 

 ·         Encontrar, interceptar y/o destruir los medios de transporte. 

 ·         Mover la frontera “virtualmente” para interceptar cargamentos ilegales más al sur de la frontera formal. 

 ·         Desarticular los flujos de dinero ilícito y su lavado. 

 ·         Atacar por la vía legal la corrupción de las autoridades involucradas en el tráfico de drogas en México

 

Para desplegar esta estrategia, se podrían llevar a cabo operativos como los siguientes:

·         Aumentar sustancialmente el despliegue de inteligencia en nuestro territorio,  aumentando el personal encubierto, los informantes, la intercepción y disrupción de comunicaciones electrónicas y usando inteligencia técnica proveída por satélites y vehículos no tripulados (drones). Con ello se podrían detectar las cadenas de producción y corrupción. 

·         Llevar a cabo bombardeos dirigidos por medio de drones a laboratorios, casas de seguridad, almacenes, transportes,  y  otra infraestructura ilegal. 

·         Realizar ataques con proyectiles lanzados desde drones para eliminar a cabecillas de las organizaciones y atacar sus arsenales y equipo paramilitar. 

·         Interceptar los flujos de dinero y combatir su lavado mediante inteligencia financiera.  

·         Establecer operativos para detectar armas, mediante el uso de inteligencia y acciones legales contra los productores y vendedores. 

·         Llevar a juicio a las cortes americanas a las autoridades mexicanas que sean cómplices de los narcotraficantes.

  Esto lo pueden hacer los americanos con o sin ayuda del gobierno de México, en el momento que cuenten con las autorizaciones necesarias de su Congreso y así lo dispongan sus autoridades.

   Pero no es de esperarse, de darse el caso, una gran movilización de tropas y equipo militar dentro de nuestro país, sino operaciones quirúrgicas que no pongan en riesgo la vida de los militares americanos y quizá tratando de evitar daños colaterales entre la población inocente.

   De lograrse desarticular el tráfico de drogas hacia el norte, quedaría un grave problema en México ya que las bandas de delincuentes se enfocarían con más fuerza a desarrollar el mercado interno de drogas, seguir conquistando territorios para extraer rentas, aumentar los secuestros, el robo y cometer otros delitos en nuestro país.

   Por otra parte, los americanos no resolverán su problema si no logran detener la demanda insaciable de drogas. Si estas no entran por México, se empezarán a producir dentro de Estados Unidos y vendrán de otras partes del mundo.

   Lo sensato para ambos países es entrar en una cooperación que sea eficaz en contener el flujo de drogas, armas, dinero ilícito, precursores y atacando la corrupción. Es tiempo de tomar medidas conjuntas mas agresivas en ambos lados de la frontera, especialmente para evitar que México se convierta en un narco estado con serios problemas de gobernabilidad, lo cual se podría agravar con una intervención militar americana.

 

6 de marzo de 2023

APROVECHAR LA COYUNTURA MUNDIAL

 

Por: Octavio Díaz García de León

 

    El anuncio reciente de la instalación en Monterrey de una enorme planta del fabricante de automóviles eléctricos Tesla, la cual representa una inversión de  cinco mil millones de dólares y generará seis mil empleos, es una pequeña muestra de las enormes oportunidades que se le presentan a nuestro país ante una coyuntura mundial muy favorable. 

   En un artículo anterior decía que Estados Unidos no vendrá a salvarnos de lo que hagamos mal. Si escogemos convertirnos en un país sin democracia, el gobierno de nuestros vecinos quizá lo lamentará, pero no hará nada para evitarlo. También mencioné que para Kissinger, Estados Unidos no tiene amigos sino intereses.  En ese sentido, decía que “Un gobierno más eficaz, fuerte y estable en México y que fuera aliado de los Estados Unidos, podría ayudar a resolver problemas comunes de los dos países.”

    Estamos en un momento coyuntural que representa una gran oportunidad para que México aproveche su cercanía con Estados Unidos, creando alianzas donde ambos países se beneficien y creando las condiciones para que México se vuelva un país muy atractivo para invertir. Pero ello está en nuestras manos, no en la de nuestros vecinos.

   Mientras China fue un país más débil y no representaba una amenaza militar, Estados Unidos utilizó esa relación no solo para establecer operaciones de manufactura, sino para encontrar numerosos proveedores para toda clase de insumos a buen precio y calidad. También aprovechó para vender sus productos en el mercado más grande del mundo.

   Pero eso ha cambiado. China ya se ha convertido en rival de Estados Unidos en el plano geopolítico mundial. También la pandemia demostró la fragilidad de las cadenas de suministro que dependían del tránsito de mercancías desde países lejanos. Por ello, ya no es tan buena opción para Estados Unidos depender de China como fuente de manufacturas y productos estratégicos.

   La relocalización de fábricas, lo que se ha llamado “nearshoring” en el territorio de Estados Unidos y de ser posible en México, aprovechando el T-MEC,  es una gran oportunidad para ambos países. El concepto no es nuevo. Viene desde el programa de maquiladoras y sus sucesores, los cuales han sido un éxito desde los años sesenta.

   Pero para lograr que México sea atractivo, por encima de otros países que compiten por las inversiones de Estados Unidos en esta coyuntura, requiere no solo de estabilidad política, sino de estado de derecho, seguridad pública, menos corrupción, mejor educación para producir técnicos capaces, fuentes de energía limpia y confiable y excelentes comunicaciones,  entre otras cosas.

   Mejorar la seguridad púbica y disminuir la corrupción, requiere de voluntad política y que se rompan las cadenas de interés que hoy en día unen corrupción, delincuencia organizada y gobierno. Un gran obstáculo es la complicidad y corrupción de los gobiernos y de los partidos políticos a donde fluyen recursos ilícitos para financiar campañas.

   Por otra parte, México puede desarrollar energías limpias, teniendo tanto sol y viento para generarlas, invirtiendo en líneas de transmisión eléctrica, el gran cuello de botella, y dejando de usar energías más caras y contaminantes como combustóleo y carbón.

   El presidente López Obrador causó polémica al querer que la planta de Tesla se ubicara en una parte menos desarrollada de México. En parte tiene razón. Pero ante los ojos de los inversionistas, las diferentes regiones de México compiten entre sí, y el sur del país no presenta tantos atractivos como el norte.  

   Se requieren polos de desarrollo en el sur y sureste con infraestructura, energía, comunicaciones, seguridad pública y personal capacitado o por lo menos con capacidad de atraer técnicos. Sin embargo,  el proyecto de zonas económicas especiales iniciado el sexenio pasado, que iba en este sentido,  fue cancelado en 2019 y nada lo sustituyó. Si en lugar de tren maya se hubiera invertido en infraestructura para la manufactura en esas zonas, se hubiese podido aprovechar mejor la coyuntura.

   También se podrían extender los gasoductos hacia el sur del país para aprovechar el gas barato que nos venden los americanos y a lo mejor, buscar aumentar la producción nacional de gas natural permitiendo asociaciones con empresas que tengan el capital y la tecnología del fracking para explotar las grandes reservas que tiene nuestro país.

   La preparación de técnicos se impulsaría, como ya se hizo en el pasado,  con grandes programas de becas con las cuales, estudiantes mexicanos acudan a universidades extranjeras para luego trasladar los adelantos tecnológicos que permitan darle mayor valor agregado a lo que se produce en México

   Hace falta regresar al camino del desarrollo y el progreso. Los Estados Unidos no vendrán a salvarnos, pero si somos inteligentes, podemos aprovechar la cercanía con el país más rico del mundo y el más adelantado tecnológicamente, para que nos remolquen en una alianza que nos permita sacar de la pobreza a la mayoría de los mexicanos.