Por:
Octavio Díaz García de León
Estamos
a 15 años de distancia de que terminara el siglo XX, pero todavía resulta difícil
comprender las ideas, los descubrimientos científicos, las guerras y las
transformaciones sociales que marcaron ese periodo de la historia. Ese siglo tuvo avances tecnológicos que mejoraron
la calidad de vida de la humanidad e impulsaron una explosión demográfica que
apenas se ha podido contener; la industria trajo la disponibilidad de infinidad
de bienes de consumo; se mejoraron las condiciones de salud y la calidad de
vida. Pero también trajo consigo los horrores de la muerte, organizada a escala
industrial por los alemanes durante el nazismo, en los campos de concentración.
Fue un lapso en la historia de la humanidad que estuvo lleno de paradojas,
profundas trasformaciones y el cual puso los cimientos donde se construye el
Siglo XXI.
El
libro “Historia Alternativa del Siglo XX” de John Higgs nos sirve como guía
para entender algunas ideas y actitudes que forjaron ese siglo. Por poner tres
ejemplos:
1.
Múltiples puntos de vista. El derrumbe de las certezas
científicas en que se basó el siglo XIX, la caída de los imperios, el
individualismo y otros hechos, trajeron consigo la pérdida del punto de vista único,
absoluto, fijo, con el que las personas estaban acostumbradas a entender el
mundo. La teoría de la relatividad hizo ver que el marco de referencia
cotidiano – tridimensional – no explica el universo e introduce el concepto de
espacio- tiempo; también introduce la relatividad con respecto a los marcos de
referencia: la distancia que un objeto recorre cambia dependiendo del marco de
referencia desde donde se mide, así que no es fija. Asimismo, el arte se transformó:
la pintura produjo al cubismo en donde una figura se presenta en el cuadro
vista desde diferentes puntos de vista. La música se transforma en atonal (Schönberg)
y polirrítmica (Stravinsky). El “Ulises”
de Joyce, los “Cantos” de Pound o “La Tierra Baldía” de Elliot nos presentan la
multiplicidad de los puntos de vista en la literatura. La forma de ver al mundo
se multiplicó, se relativizó y acabó con la seguridad de la visión única del
mundo.
2.
Muerte de las certidumbres. El siglo XX con sus avances
científicos enterró la certidumbre que tenía el siglo XIX de explicarlo todo a
través de la ciencia o de la creencia en un Dios único. La pérdida de la fe en un solo Dios trajo el resurgimiento
de las supersticiones y sustitutos de Dios, como el creer en fuentes
misteriosas de energía, en la astrología y otras creencias mágicas. La física se fragmentó en teorías que no han
podido ser unificadas pero que cada una de ellas explica con mucha precisión lo
que ocurre en el ámbito atómico y subatómico, así como en el cosmos. La física
cuántica y la teoría de la relatividad transformaron el conocimiento del mundo
y lo volvieron sumamente complejo. Dos descubrimientos hicieron tambalear las
certezas que antes presumía la ciencia: en la física, el Principio de Incertidumbre
de Heisenberg establece que no es posible conocer al mismo tiempo, el
“momentum” de una partícula subatómica y su posición; y en las matemáticas el Teorema
de Incompletitud de Gödel señala que cualquier sistema matemático basado en
axiomas sería necesariamente incompleto e indemostrable en sus propios términos.
Así las matemáticas y la física dejaron de ser pilares de certidumbre para introducirnos
en un mundo donde la ciencia ya no otorga seguridad total.
3.
Individualismo. Una vez que se destruyen las relaciones
jerárquicas que habían caracterizado a los imperios que predominaban por el
mundo, surge la multiplicidad de los puntos de vista de los individuos aislados.
Dice Higgs que “el centro es el yo, y el yo tiene prioridad sobre la sociedad”.
Esta tendencia se profundiza especialmente en países como Estados Unidos. Autores
como Ayn Rand (“La Rebelión de Atlas”) afirman, según Higgs, que “el egoísmo
absoluto era una actitud racional y moral”.
La lista de temas que plantea Higgs y que marcaron al siglo
XX es larga: el psicoanálisis, los viajes al espacio, la ciencia ficción, el
nihilismo, el cambio en las actitudes hacia el sexo, la transformación de los
adolescentes, la teoría del caos, los límites al crecimiento, el surgimiento
del posmodernismo, la creación de la internet, etc. Temas que muestran un Siglo
XX “Más extraño de lo que cabe imaginar” como dice el subtítulo del libro de
Higgs.
Al nuevo siglo le tocará enterrar muchos de los paradigmas
del anterior. El futuro previsible apunta hacia seres transhumanos que superarán
su mortalidad o por lo menos podrán prolongar su vida de manera significativa.
El ciberespacio empezará a predominar sobre el espacio real y tendremos que
aprender a vivir en él, tratando de seguir con un pie en la tierra. Las redes
multiplicarán nuestros contactos y enriquecerán nuestras experiencias. El aprendizaje ya no estará basado en la memoria
sino en saber dónde encontrar la información, como interpretarla y aplicarla a
nuestra realidad. La neurociencia
desplazará a la psicología y muchas otras profesiones estarán en peligro con
los avances de la tecnología. El especialista perderá importancia para abrir
paso al hombre universal en un mundo multiplicado por las interconexiones.
Esperemos entender mejor nuestro siglo mientras avanza, para detener sus
tendencias negativas, y no cuando ya sea demasiado tarde, como ocurrió el siglo
pasado.
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