Por: Octavio Díaz García de León.
“Mejorar significa cambiar, así que para alcanzar
la perfección se tuvo
que haber cambiado seguido.”
Winston Churchill
La idea: Los hechos de
violencia en diversas partes del país han llenado los espacios informativos en
las últimas semanas. El tema de seguridad sigue siendo uno de los pendientes
más urgentes por resolver. ¿Cómo se puede solucionar el problema si ya se han
probado todo tipo de estrategias y parece que no funcionan? ¿Se debe aceptar la
ayuda que ofrece el presidente Trump? ¿Se deben retomar algunas estrategias del
pasado?
Los hechos de Culiacán evidenciaron una vez más el poder que
tienen los grupos de la delincuencia organizada y afortunadamente se evitó una
tragedia mayor a los 8 muertos y 16 heridos reportados en dicho incidente, pero fue un
mensaje ominoso para hacer ver quien
manda allí.
Quedaron varios pendientes después de estos hechos, como la
captura y extradición de los hijos del Chapo, la captura de los 49 reos
peligrosos que escaparon del penal de Culiacán y quizá lo más difícil, el
desmantelamiento de este cártel.
Pero no solo fue Culiacán. En Aguililla, Michoacán, el Cártel
Jalisco Nueva Generación, otro Cártel que se ha apoderado de vastos territorios
del país, masacró a 14 policías. Aún
están pendientes medidas para localizar y enjuiciar a los culpables de esta
tragedia.
Ahora la atención se ha centrado en el salvaje asesinato de
mujeres y niños de la familia LeBaron en la sierra de Sonora en los límites con
Chihuahua. Tragedia que se ha vista amplificada porque las víctimas eran parte
de la comunidad Mormona y tenían la doble nacionalidad: mexicana y americana,
por lo cual ha habido mucho eco de esta noticia en los Estados Unidos e incluso propició que
el presidente Trump ofreciera mandar a su ejército para combatir a los narco
delincuentes.
Además, este año se
están rompiendo todos los records en el número de homicidios dolosos.
Si la estrategia desplegada a partir del sexenio del
presidente Calderón y continuada sin mayores cambios en el del presidente Peña
no funcionó, es lógico buscar otras alternativas de solución.
Una de ellas es la que propone el presidente López Obrador de
no combatir la violencia con más violencia, sino atacar las causas de la misma,
como por ejemplo, la falta de oportunidades de trabajo para los jóvenes que
luego son reclutados por el crimen organizado.
Sin embargo, valdría la pena revisar qué pasó con la estrategia
anterior para analizar el por qué no funcionó. ¿Fue una mala estrategia o nunca
se implementó adecuadamente y entonces lo que falló fue la ejecución?
.
La estrategia del entonces presidente Calderón se plasmó en el
Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad publicado en
agosto de 2008 que contenía 74 líneas de acción y en las que se comprometieron
tanto los tres poderes del gobierno federal
como los gobernadores de las entidades federativas y los representantes de las presidencias
municipales de todo el país. . (http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5057719&fecha=25/08/2008)
Quizá fue una estrategia muy ambiciosa y a la que no se le
dio el seguimiento que requería un programa de tal alcance. Sin embargo, algo rescatable
fue el plantear que el compromiso por la
seguridad no solo corresponde al Poder Ejecutivo Federal sino a los tres
poderes y los tres órdenes de gobierno, incluyendo a la sociedad civil.
Valdría la pena un nuevo compromiso de todos los actores para
combatir un problema que ya se ha convertido en una amenaza a la seguridad
nacional.
Si lo que se busca es evitar la violencia, hace bien el presidente López Obrador en no tolerar
abusos a los derechos humanos, ni permitir el uso de fuerza excesiva por parte
de las fuerzas armadas.
Sin embargo, habría otros aspectos por hacer: reforzar la
inteligencia policial, combatir la corrupción y el lavado de dinero, destruir
laboratorios y sembradíos, atacar la
logística del tráfico de drogas, impedir
el flujo de armas y dinero hacia nuestro país. Incluso no se debe descartar el
apoyo de los Estados Unidos para este problema que afecta a los dos países.
Pero seguramente los
delincuentes ofrecerán una feroz resistencia
violenta para defender sus negocios y
por lo tanto habrá que estar preparados para enfrentarlos.
Por ello, es muy difícil renunciar al uso de la fuerza
legítima por parte del Estado. Algunos expertos americanos incluso señalan que
se deberían utilizar tácticas contrainsurgentes para desarticular a estos cuasi
ejércitos profesionales.
El reto es enorme. Pero no se puede soslayar el buscar una
pronta solución al problema de la violencia. No solo está en juego la vida de
miles de personas sino la estabilidad de nuestro país.
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@octaviodiazg
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