9 de agosto de 2012

LEGISLACIÓN PARA COMBATIR LA CORRUPCIÓN




     Ha sido una demanda permanente de la sociedad el que los gobiernos combatan a la corrupción, ya que este fenómeno representa un agravio moral y económico a quienes la padecen y es un cáncer que destruye a las instituciones cuyos funcionarios la practican. El fenómeno de la corrupción en México ha sido un mal endémico y ubicuo  desde  la época de la Colonia. En el Diccionario de la Real Academia Española se registra la expresión “Unto de México” derivado del uso de la misma por parte de escritores españoles de esa época que hablaban del “Unto” como metáfora equivalente a lo que hoy en día llamamos “mordida”. Esta expresión derivó de llamar, al acto de corrupción y a la dádiva ofrecida, como  “Ungüento amarillo” (pomada de oro) la cual luego se convirtió en “ungüento mejicano” o “unto de Méjico”. No está claro si los escritores y el Diccionario se referían a una práctica muy extendida en la Nueva España o bien a que de la Nueva España  provenía el oro que llegaba a España.  El fenómeno de la corrupción ocurría en España, pero seguramente también en la Nueva España.
     
      
      Para que se dé el fenómeno de la corrupción son necesarios dos actores: el funcionario público que se corrompe para favorecer a un tercero y el particular que se beneficia del acto de corrupción. En México ya contamos con diversas leyes y disposiciones  que sancionan a servidores públicos corruptos pero no se tenía una disposición que sancionara a las personas físicas o morales que cometieran irregularidades al participar en contrataciones públicas. Con la promulgación de la Ley Federal Anticorrupción en Contrataciones Públicas promulgada el 11 de junio de 2012 se responsabiliza a las personas físicas y morales de las conductas que corrompan a funcionarios públicos. Con ello se cubre esa laguna legal al sancionar no sólo al funcionario público que se corrompe sino también a quien lo corrompe.


      Hace algunos años los expertos internacionales en materia de corrupción decían que este fenómeno era el aceite que permitía que la maquinaria burocrática se moviera más rápido y por lo tanto no era del todo mala ya que facilitaba el hacer negocios. Por ello en varios países desarrollados sus empresas practicaban el soborno de manera natural como un costo de hacer negocios en el extranjero. Incluso en algunos de estos países el soborno era deducible de impuestos. 
     

     Fue un ex-funcionario del Banco Mundial, Peter Eigen, quien creó un movimiento internacional contra la corrupción. A partir de 1993 crea  Transparencia Internacional que tiene  dos pilares de actuación: por una parte cuenta con una extensa red de organizaciones nacionales (En México el capítulo local es Transparencia Mexicana)  y por otra parte crea un instrumento de medición anual de la corrupción para evaluar a la mayoría de los países del mundo llamado Índice de Percepción de la Corrupción (IPC).
En el IPC de 2011 México se colocó en el lugar 100 de 182 países con una calificación de 3.0 en una escala del 0 al 10, donde 10 equivale a que no existe corrupción. La metodología del IPC ha sido cuestionada. Por ejemplo en el caso de México esta medición plantea dos problemas:  no distingue si la corrupción se genera en el gobierno federal, estatal o municipal o si proviene del poder ejecutivo, legislativo o del judicial; la otra deficiencia es que se trata de una medición de percepción y no necesariamente de lo que ocurre en la realidad. Transparencia Mexicana, por su parte,  publica el Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno. En el de 2010  reportaron 200 millones de actos de corrupción en el uso de 35 trámites y servicios públicos provistos por los gobiernos federal, estatal y municipal, así como por particulares. De acuerdo con este estudio, en promedio cada hogar mexicano destinó el 14% de su ingreso para pagar corrupción por un  monto total de 32 mil millones de pesos. El Foro Económico Mundial  por su parte estimó que la corrupción en México asciende al 8% del PIB. Ambas estimaciones son altamente cuestionables pero sirven como referencia  para el fenómeno.

     En nuestro país el combate a la corrupción cobra importancia a partir del Presidente De La Madrid, quien impulsa la “Renovación Moral de la Sociedad”. Por ello en  diciembre de 1982 se reforma el Título Cuarto de la Constitución, con la cual se amplió el número de sujetos responsables por los actos u omisiones en los que podrían incurrir al desempeñar sus funciones e introduce la responsabilidad administrativa, en adición a las responsabilidades penal, política y civil. En los sexenios de los Presidentes Fox y Calderón se promulgaron otras leyes que han dado impulso al combate a la corrupción tales como la Ley Federal de Transparencia y la Ley del Servicio Profesional de Carrera, así como diversas reformas a las leyes de Adquisiciones y a la de Obras Públicas,  a las que  se suma esta nueva Ley Anticorrupción.

     El candidato ganador en las elecciones presidenciales, Peña Nieto, ha propuesto tres iniciativas inmediatas. Una de ellas es la creación de una Comisión Anticorrupción. Con ella seguramente se le dará prioridad al combate de este mal que tanto afecta al desarrollo de nuestro país.


Referencias y comentarios:

Las cifras de que la corrupción asciende a 32 mil millones de pesos o el 14% del ingreso de los hogares, o al 8 por ciento del PIB son exageradas. Algunas cuentas de esta exageración:

1. El PIB en 2011 ascendió a 13.588 billones de pesos. El 8% es 1.09 billones de pesos.

2. Transparencia Mexicana dice que la corrupción ascendió a 32,000 millones de pesos, suponiendo que está hablando de los 35 trámites y servicios encuestados y 200 millones de actos de corrupción.

3. Suponiendo que el costo de la corrupción esté en un punto intermedio de estas dos cifras. ¿Cuanto les gusta, 200,000 millones de pesos? Ok.

4. Existen en todo el país alrededor de 7 millones de personas que trabajan para el gobierno, federal centralizado, descentralizado, estatal, municipal. Esto incluye a todos: maestros, enfermeras, médicos, ejército, funcionarios, todos.

5. Si la corrupción ascendió a 200,000 millones de pesos en teoría a cada uno de todos los que trabajan para el gobierno, suponiendo que absolutamente todos son corruptos y reciben algo de mordida les tocarían en promedio 28,571 pesos a cada uno. Si empezamos a jugar con las cifras y decimos que solo el 50% son corruptos, entonces a cada uno en promedio le tocó $57,000 pesos. ¿No notarían que sus vecinos y amigos burócratas tendrían este dinero extra, especialmente si su sueldo mensual no pasa de 10,000 pesos? Si dicen, bueno,  es que los de arriba son los que mas se llevan. ¿Entonces si 10,000 funcionarios ultra corruptos se llevan el 80% de la corrupción, cuanto les toca a cada uno en promedio? A cada uno le tocarían 16 millones de pesos. El sueldo normal del  Presidente que es el que más gana, no llega a los 4 millones de pesos. ¿Podrían ocultar y lavar impunemente estas cantidades todos los funcionarios corruptos? Lo veo improbable.

6. La danza de las cifra marea. No es creíble que la corrupción sea de este tamaño. Sería demasiado notorio el enriquecimiento de los funcionarios públicos beneficiados. No digo que no haya casos escandalosos como el de ciertos gobernadores o el funcionario de la CFE recientemente capturado, pero en general me parecen cifras muy excesivas. 

7. Si en el dato de corrupción incluimos sobrecostos que benefician a los empresarios que contratan con gobierno, pudiera aceptarse una cifra más alta. En ese caso habría que pensar que la corrupción beneficia no solo a los funcionarios públicos, sino especialmente a los empresarios corruptos. hay estudios que estiman la corrupción en base a los sobrecostos de las obras públicas. Pero es un poco difícil atribuir todos los sobrecostos a la corrupción solamente. Puede haber importantes factores de ineficiencia.

8. Medir la corrupción continúa siendo un importante reto. Pero todos percibimos que el problema es enorme. No sabemos a ciencia cierta cuanto cuesta pero si sabemos que cuesta mucho y que daña al país y a la sociedad, pues como mencioné, gana el funcionario que se corrompe pero gana mucho mas con sus negocios, el empresario corruptor.


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