4 de enero de 2011

HISTORIA PARALELA II

                                                                Por: Octavio Díaz García de León


   En el artículo anterior, "Historia Paralela",  una ucronía,  y por lo tanto un relato de ficción ocurrida en un universo paralelo,  relataba como fue la derrota de Hernán Cortés a manos de los aztecas y como el Gobernador de Cuba, Velázquez, desistió de invadir al imperio azteca que contaba con feroces guerreros, tecnología para producir metales de primera calidad y por lo tanto armamento tan bueno o mejor que el español. Los aztecas también tenían una caballería formidable y sus jinetes eran sumamente diestros. Los españoles no fueron capaces de vencerles.

   Continuando con este relato de ficción a continuación les cuento que sucedió con ese reino victorioso.  El imperio azteca abarcaba la región que va desde el norte de Veracruz, siguiendo mas o menos por esa latitud hasta llegar al Golfo de California y por el sur llegaba hasta Panamá y Colombia colindando con el imperio Inca. 

   Este gran reino azteca se asemejaba al Japón de esa época con una civilización sumamente refinada y guerreros formidables. A diferencia de Japón, que estaba dominado por señores feudales, el imperio azteca estaba bajo el dominio de un emperador y por sus dioses blancos. Velázquez descubrió que esos dioses blancos que asesoraban al emperador azteca eran un grupo de judíos sefarditas que habían llegado a América poco después de su expulsión de España y quienes por esa razón odiaban a los españoles y al cristianismo. Cabe decir sin embargo que los judíos nunca trataron de imponer su religión a los aztecas, sino que hicieron mucho menos sangrienta y mas dulce la religión autóctona.

   El que los españoles no pudieran conquistar al imperio azteca no los desalentó en su búsqueda insaciable de oro y continuaron sus afanes de conquista más al norte. Así fue que desembarcaron en las costas de Texas y Tamaulipas. De allí se emprendió el proceso de expansión hacia el oeste conquistando la parte desértica de Norteamérica que era habitada por indios nómadas salvajes y quienes, aunque opusieron feroz resistencia, no fueron capaces de contener el avance de los españoles. 

    Así fue que el imperio español extendió sus dominios por el oeste hasta las costas del Pacífico en lo que en nuestro actual universo paralelo llamamos la Alta y la Baja California, quedando la Nueva España formado por esta región e incluyendo los territorios de Colorado, Arizona, Nuevo México, Nevada, Utah y al oeste Texas y Florida. Al sur la Nueva España abarcaba los territorios de Sonora, Chihuahua, parte de Sinaloa, Durango, Zacatecas, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Al sur de esos estados estaba el imperio azteca también llamado México.

   Aunque a lo largo de los siglos hubo enfrentamientos entre españoles y aztecas, en general los límites entre ambos países se definieron en las regiones antes descritas. Los españoles crearon así el Virreinato de la Nueva España con capital en Santa Fe de la Nueva España y fueron muy exitosos dedicados a la minería. Especialmente importantes fue el oro que encontraron en la Alta California. Trajeron numerosos esclavos negros y combatieron arduamente a los indios de esas regiones. Su política fue exterminar a estos indios y para ello establecieron prácticas sangrientas como el ofrecer dinero por cada caballera india.

   Las ciudades españolas tales como San Antonio, San Felipe El Real de Chihuahua, Monterrey, San Francisco, Nuestra Señora de Los Ángeles, Zacatecas, entre otras, gozaban de construcciones espectaculares. A la capital, Santa Fe se le conocía también como la ciudad de los palacios.

   A principios del siglo diecisiete,  más hacia al norte en la costa atlántica, los ingleses fundaron sus primeras colonias. Durante ese siglo prácticamente no tuvieron contacto con los españoles, pero sus políticas de expansión hacia el oeste pronto los confrontaron.  Sin embargo los límites se estabilizaron en las regiones que antes mencioné. 

   También se formaron colonias francesas en el territorio de Louisiana en el sur y en Québec al norte. Eso hizo que al quedar aislada la provincia española de Florida, cayera en manos de los ingleses. En el siglo dieciocho los primeros en independizarse fueron las colonias inglesas formando un nuevo país al que llamaron Estado Unidos de América.

    Luego al llegar al poder Napoleón, los franceses le vendieron la Louisiana a los Estados Unidos pero conservaron el territorio de Québec. Los ingleses por su parte conservaron los territorios del norte donde hoy es Canadá. Con la invasión Napoleónica de España a principios del siglo diecinueve, la Nueva España se independizó creando el imperio de la California, encabezado por un príncipe de la familia real española, algo similar a lo que ocurrió en el Brasil.

  En ese siglo los estadounidenses pelearon con los españoles para disputarse territorios poco habitados como el de Oklahoma que se incorporaron a los Estados Unidos. También los estadounidenses lucharon con los ingleses al norte pero fueron derrotados.

   Así fue que quedó ya establecida al norte la colonia inglesa de Canadá con el territorio de Québec dominado por los ingleses pero de habla francesa. Hacia el sur quedaron los Estados Unidos con el inglés como su lengua oficial, seguido del imperio de California, de habla española y al sur el imperio mexicano cuya lengua es el Náhuatl.

   La historia de este universo paralelo es muy interesante porque describe como el imperio azteca se convirtió en una potencia mundial. Muy parecida a la historia del Japón. Pero de esto ya habrá más oportunidades de hablar.

   El número de octubre de 2008 de la revista Letras Libres se dedicó a la descripción de pasados imaginarios en donde diversos historiadores exploran esa pregunta de “¿qué hubiera pasado si…?”. Se puede localizar dicho número en Internet. Se los recomiendo mucho pues verán lo sorpresivo que pueden ser estos pasados imaginarios y que a lo mejor existen en otros infinitos universos paralelos.


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