LA
SILLA ROTA
Por: Octavio Díaz García de León
Cuando
emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
Cavafis
La película de Stanley Kubrick 2001: Odisea del Espacio, cumplió
50 años de estrenada en 2018. Es una de las grandes películas del siglo XX y la
cual fue un parteaguas para el género de ciencia ficción por su calidad e
innovación.
En dicha película, tanto el novelista Arthur C. Clarke, como el propio Kubrick, proponen la idea de
que una civilización extraterrestre impulsó a nuestros antepasados hace
millones de años para que empezaran a usar herramientas y con ello se sembró la semilla para que surgiera una especie
inteligente.
Estos seres extraterrestres colocan un misterioso monolito en algún lugar de
África, mismo que descubren nuestros lejanos antepasados y con el cual se
comunican misteriosamente los seres de esa civilización avanzada.
Cuatro millones de años después, en uno de los saltos cinematográficos más
bellos e impactantes, la película muestra a unos astronautas inspeccionando un misterioso
monolito que estaba enterrado a gran profundidad en la Luna y que fue detectado
por su radiación magnética.
Cuando la luz del sol ilumina al monolito, este emite una señal dirigida
hacia Júpiter, como si fuera una alerta para avisar a la civilización
extraterrestre que aquellos homínidos ya evolucionaron lo suficiente
tecnológicamente para llegar al satélite
de la Tierra.
Esta película abre una ventana a cómo podrían ser los viajes espaciales,
con una visión tecnológica que tiene visos
de realismo, adelantada a su tiempo. También plantea la problemática de una
inteligencia artificial fallida. La súper computadora HAL 9000 enloquece al
recibir instrucciones de mentirle a la tripulación, aspecto que conflictúa su
programación, la cual no estaba diseñada para mentir.
La posibilidad de que exista una civilización extraterrestre altamente
tecnificada aún no se ha comprobado pero en un universo tan inmenso como el
nuestro, donde existen billones de estrellas y planetas que podrían dar origen
a la vida, podría haber una civilización más avanzada que la nuestra.
De existir, entrar en contacto con ellos no será fácil debido a las
distancias enormes y el tiempo que le toma a cualquier señal desplazarse por el
espacio, a menos que su tecnología les permita viajar más rápido que la luz o
hayan descubierto la forma de acortar distancias mediante túneles de gusano en
el espacio – tiempo.
Kubrick y Clarke le llaman a la película, “2001: Odisea del Espacio”. Quizá
porque ante un destino muy incierto (No saben que encontrarán o siquiera si llegarán)
lo que nos cuentan es el viaje y sus peripecias. Quizá la película encuentre sus raíces en los grandes libros de viajes de
la humanidad: la Odisea, Los Viajes de Marco Polo, el Ulises de Joyce, Los
Cantos de Pound, la Eneida, etc.
La humanidad ha progresado gracias a los viajes mediante los cuales ha
ido conociendo y en algunos casos, conquistando,
tierras desconocidas como lo hicieron Marco
Polo, Colón, Magallanes, los primeros hombres en la Luna y tantos otros
que han salido a encontrar nuevos
territorios.
Cada individuo también emprende un largo viaje donde lo importante no
es el destino, la muerte, sino todo lo que ocurre entre nacer y morir, a lo cual llamamos vida.
Nuestro sino es construir un viaje único por el Universo. Realizar viajes dentro de nuestro pasaje
vital; descubrir nuevos horizontes;
maravillarnos con los paisajes; descubrir civilizaciones antiguas; asombrarnos
con las creaciones modernas y tantas otras cosas que encontramos en nuestro
caminar.
Cuando miramos al cielo, nuestra imaginación nos permite viajar por ese
infinito de estrellas y galaxias, aunque nuestras limitaciones físicas aun nos
aten a la Tierra.
Clarke y Kubrick con su imaginación, nos dieron la posibilidad de
visualizar esta nueva Odisea que nos transporta
con todo su arte cinematográfico al encuentro de una civilización avanzadísima
y extraña.
Hoy, 50 años después, Marte es nuestro próximo destino y ya estamos
cerca de que un hombre llegue a ese planeta rojo, árido e inhóspito, para
inaugurar los viajes interplanetarios de personas. Por lo pronto, muchas naves robot exploran Marte y una sonda espacial llega a los confines del
Sistema Solar para fotografiar a un cuerpo celeste de solo 33 km apropiadamente
llamada Última Thule.
La película de Kubrick refleja como la humanidad, curiosa, no se puede
quedar confinada a su lugar de origen. Va al encuentro de lo desconocido y en
el proceso encuentra nuevos horizontes, deseando descubrir que no estamos solos
en el universo.
En este 2019 que inicia, les deseo que continúen su exitoso viaje por
la vida descubriendo nuevos y maravillosos mundos; que dilaten el arribar a su destino lo más
posible, porque, como dice en su poema Cavafis, lo que cuenta es el viaje, no
el fin del camino.
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