3 de enero de 2019

ODISEA DEL ESPACIO




LA SILLA ROTA
        
Por: Octavio Díaz García de León

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca 
pide que el camino sea largo, 
lleno de aventuras, lleno de experiencias
.
Cavafis

    La película de Stanley Kubrick 2001: Odisea del Espacio, cumplió 50 años de estrenada en 2018. Es una de las grandes películas del siglo XX y la cual fue un parteaguas para el género de ciencia ficción por su calidad e innovación.

   En dicha película, tanto el novelista  Arthur C. Clarke,  como el propio Kubrick, proponen la idea de que una civilización extraterrestre impulsó a nuestros antepasados hace millones de años para que empezaran a usar herramientas y con ello se sembró  la semilla para que surgiera una especie inteligente.

   Estos seres extraterrestres colocan  un misterioso monolito en algún lugar de África, mismo que descubren nuestros lejanos antepasados y con el cual se comunican misteriosamente los seres de esa civilización avanzada.  

   Cuatro millones de años después, en uno de los saltos cinematográficos más bellos e impactantes, la película muestra a unos astronautas inspeccionando un misterioso monolito que estaba enterrado a gran profundidad en la Luna y que fue detectado por su radiación magnética.

   Cuando la luz del sol ilumina al monolito, este emite una señal dirigida hacia Júpiter, como si fuera una alerta para avisar a la civilización extraterrestre que aquellos homínidos ya evolucionaron lo suficiente tecnológicamente  para llegar al satélite de la Tierra.

   Esta película abre una ventana a cómo podrían ser los viajes espaciales,  con una visión tecnológica que tiene visos de realismo, adelantada a su tiempo. También plantea la problemática de una inteligencia artificial fallida. La súper computadora HAL 9000 enloquece al recibir instrucciones de mentirle a la tripulación, aspecto que conflictúa su programación, la cual no estaba diseñada para mentir.

   La posibilidad de que exista una civilización extraterrestre altamente tecnificada aún no se ha comprobado pero en un universo tan inmenso como el nuestro, donde existen billones de estrellas y planetas que podrían dar origen a la vida, podría haber una civilización más avanzada que la nuestra.

    De existir, entrar en contacto con ellos no será fácil debido a las distancias enormes y el tiempo que le toma a cualquier señal desplazarse por el espacio, a menos que su tecnología les permita viajar más rápido que la luz o hayan descubierto la forma de acortar distancias mediante túneles de gusano en el espacio – tiempo.

   Kubrick y Clarke le llaman a la película, “2001: Odisea del Espacio”. Quizá porque ante un destino muy incierto (No saben que encontrarán o siquiera si llegarán) lo que nos cuentan es el viaje y sus peripecias.  Quizá la película encuentre  sus raíces en los grandes libros de viajes de la humanidad: la Odisea, Los Viajes de Marco Polo, el Ulises de Joyce, Los Cantos de Pound, la Eneida, etc.

    La humanidad ha progresado gracias a los viajes mediante los cuales ha ido conociendo y en algunos casos,  conquistando,  tierras desconocidas como lo hicieron Marco Polo, Colón, Magallanes, los primeros hombres en la Luna y tantos otros que  han salido a encontrar nuevos territorios.

    Cada individuo también emprende un largo viaje donde lo importante no es el destino, la muerte, sino todo lo que ocurre entre nacer y morir,  a lo cual  llamamos vida.

    Nuestro sino es construir un viaje único por el Universo.  Realizar viajes dentro de nuestro pasaje vital; descubrir nuevos horizontes;  maravillarnos con los paisajes; descubrir civilizaciones antiguas; asombrarnos con las creaciones modernas y tantas otras cosas que encontramos en nuestro caminar.

    Cuando miramos al cielo, nuestra imaginación nos permite viajar por ese infinito de estrellas y galaxias, aunque nuestras limitaciones físicas aun nos aten a la Tierra.

    Clarke y Kubrick con su imaginación, nos dieron la posibilidad de visualizar esta nueva Odisea  que nos transporta con todo su arte cinematográfico al encuentro de una civilización avanzadísima y extraña.

    Hoy, 50 años después, Marte es nuestro próximo destino y ya estamos cerca de que un hombre llegue a ese planeta rojo, árido e inhóspito, para inaugurar los viajes interplanetarios de personas. Por lo pronto,  muchas naves robot exploran Marte y  una sonda espacial llega a los confines del Sistema Solar para fotografiar a un cuerpo celeste de solo 33 km apropiadamente llamada  Última Thule.  

    La película de Kubrick refleja como la humanidad, curiosa, no se puede quedar confinada a su lugar de origen. Va al encuentro de lo desconocido y en el proceso encuentra nuevos horizontes, deseando descubrir que no estamos solos en el universo.

    En este 2019 que inicia, les deseo que continúen su exitoso viaje por la vida descubriendo nuevos y maravillosos mundos;  que dilaten el arribar a su destino lo más posible, porque, como dice en su poema Cavafis, lo que cuenta es el viaje, no el fin del camino.
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