Por: Octavio Díaz García de León
Diversas voces han expresado en público su preocupación por una intervención
rusa en las elecciones del próximo mes de julio en México. Una de ellas fue León
Krauze en un artículo publicado recientemente,
(http://www.eluniversal.com.mx/columna/leon-krauze/nacion/rusia-en-mexico-y-un-dilema-para-lopez-obrador) en donde menciona los riesgos de que los rusos
intenten influir en nuestro proceso electoral.
En dicho artículo señala que uno de los medios de intervención del
gobierno ruso es el canal de televisión Russia Today. En este sentido, señala
que un cercano y ferviente colaborador de AMLO, el Dr. John Ackerman, trabaja para
dicha cadena de televisión. Además, su esposa, Irma Sandoval, ya fue propuesta
por AMLO para ser secretaria de la Función Pública si llegase a ganar las
elecciones. Que el gobierno ruso apoye a un candidato, ya es motivo de
preocupación.
Un fenómeno que se dio a lo largo del gobierno del presidente Peña fue
una intensa campaña de desprestigio contra su gobierno a través de las redes
sociales. Si bien este fenómeno no es nuevo, ya que ocurrió de manera reiterada
en los gobiernos de Fox y Calderón, ahora se percibe más por el crecimiento de
las redes sociales y su impacto en la opinión pública. Aunque el bajísimo nivel
de aprobación del presidente Peña no se explica solamente por estas campañas,
es muy probable que sí hayan incidido negativamente.
Estos métodos de desinformación son usados normalmente por agencias de
inteligencia extranjeras que intentan desestabilizar a los países donde tienen
intereses geopolíticos. En el caso de México, existe sin duda también un
componente local importante en estas campañas impulsado por los opositores al
gobierno en turno.
¿Están los rusos detrás de estas campañas de propaganda negativa?
Probablemente sí. Si intervinieron en la campaña presidencial de Estados Unidos
para favorecer a Trump, intervinieron en la campaña por la salida de Gran
Bretaña de la Unión Europea, intervinieron en campañas electorales de Italia,
Francia, Alemania, Ucrania, Cataluña y un largo etc., no hay razón para pensar
que no están interviniendo en México.
Su intervención va orientada a fomentar el voto anti sistema, sin
importar si es de izquierda o de derecha. La idea es polarizar a la sociedad,
dividirla y permitir que lleguen al poder personajes que desestabilizan a los
países para debilitarlos.
Apoyan especialmente a candidatos populistas de cualquier signo porque
saben que son los que más daño causan a los países. Allí tenemos los casos de
Trump que sí ganó y Le Pen en Francia quien no ganó; ambos recibieron mucho
apoyo de los rusos. También es de destacar el apoyo ruso a quienes impulsaron
el Brexit en Gran Bretaña o la separación de Cataluña. Las agendas son claras:
dividir, aislar internacionalmente y debilitar a los países.
¿Por qué le podría interesar a Rusia esto? Porque tienen una agenda
geopolítica mundial en donde intentan recuperar la influencia que tuvieron
cuando la Unión Soviética era la segunda potencia global.
¿Qué se ganarían los rusos con que hubiera en México un gobierno
populista y desestabilizador como el de Chávez y Maduro en Venezuela? Estados
Unidos enfrentaría enormes problemas en su relación con México. Con un gasto
desbocado como acostumbran los gobiernos populistas, se crearían crisis
económicas que originarían aumento de la violencia e inseguridad, aumento de
tráfico de drogas, emigración creciente, afectación de compañías americanas
establecidas en México y afectación al comercio entre los dos países. Ya lo
vivimos durante los gobiernos de Echeverría, López Portillo y De la Madrid con
efectos desastrosos.
Los indicios están en las redes sociales. El grado de odio y virulencia
que manifiestan, por ejemplo, los seguidores de AMLO son una señal de alarma.
El ataque que sufren nuestras instituciones todos los días (partidos políticos,
fuerzas armadas, el presidente, su gabinete, etc.) derivados de estas campañas
de desprestigio, es muy intenso y preocupante.
No quiere decir que algunos de estos actores no deban ser criticados o
que no existan efectivamente buenas razones para exponer sus deficiencias, pero
lo que predomina es un ánimo destructivo, no una crítica que construya, sino
que busca polarizar y dividir al país. Y lo está logrando. Es tiempo de
entender y ver de otra forma estas oleadas de desinformación que hacen perder
la esperanza en el país y sus instituciones.
Si los rusos contribuyeron a que ganara en Estados Unidos un presidente
afín a sus intereses y admirador de su líder Putin ¿qué se puede esperar en
México que tenemos mucho menos defensas para estas campañas de
desestabilización? Urge analizar las redes sociales y contrarrestar los ataques
orquestados que vienen de ellas. Blindar a las redes sociales y estar alertas
para evitar que agentes extranjeros manipulen a la opinión pública a favor de
un candidato. El futuro del país está en juego.
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