La
administración del tiempo a través de
agendas y calendarios se ha vuelto un
elemento clave para que funcione la sociedad por la necesidad de sacarle más
provecho al tiempo de las personas ante el crecimiento de las actividades en
las que están involucradas. Pero también
se han convertido en una esclavitud. Trabajo, familia y una serie de
obligaciones han hecho que el tiempo de cada quién esté cada vez más ocupado por
innumerables actividades que no necesariamente agregan valor a la vida pero que
sí la ocupan de manera preponderante. Ante
la escasez de tiempo, todos anhelan
tener más tiempo libre para hacer lo que se les dé la gana; y es que la vida se
construye a partir del tiempo en el que transcurre y no hay nada que tenga
mayor valor para las personas. El tiempo de vida de cada uno es finito y está
acotado entre el nacer y el morir. Además,
nadie sabe cuánto será ese tiempo que se tiene disponible porque muy pocos
saben cuándo van a morir. Quizá si se
supiera se dejarían de realizar tantas
actividades que solo consumen tiempo inútilmente.
Cuando
las actividades que predominaban eran agrícolas, los horarios eran muy largos: se
trabajaba mientras hubiera luz o el clima lo permitiera; había algo de tiempo
para comer y en la noche un poco de tiempo para convivir y el resto simplemente
para descansar y dormir. En la sociedad
industrial las cosas cambiaron y se empezó a distribuir el tiempo de otra
manera al ver que había una relación entre la producción y tiempo que se le
dedica. Por ejemplo, las fábricas que utilizan mano de obra para realizar una tarea
productiva. Tan era importante que los padres de la ingeniería industrial Frederick W. Taylor, Frank y Lilian Gilbreth,
estudiaron los tiempos y movimientos que realizaban los seres humanos al fabricar un producto y desarrollaron métodos
para optimizarlos y hacerlos más productivos. El ser humano se volvió una
máquina más eficiente en los procesos de producción gracias a estas y otras
técnicas de la ingeniería industrial. Con la era industrial, los horarios fijos
de trabajo se fueron extendiendo y generalizando al resto de las instituciones
y hoy en día todo está sujeto a horarios
y calendarios.
Pero
hay instituciones que no funcionan con esa lógica de producción industrial. Por
ejemplo la burocracia. Cuando la única forma de atender un trámite con el
gobierno era a través de una ventanilla, entonces era muy importante que
hubiese horarios de atención al público. Afortunadamente las nuevas tecnologías
de información permiten ya que muchos trámites se hagan vía internet. Pero
existen muchos otros segmentos de la burocracia – los que no son de ventanilla
- que no necesariamente tienen que operar
bajo horarios rígidos y que no requieren las 8 horas diarias de presencia en
oficinas y tienen tiempos muertos en sus horarios no porque no se quiera
trabajar sino porque a veces no hay nada que hacer. En contraparte existen
otros segmentos de los servicios públicos como los hospitales o las fuerzas de
seguridad que tienen que operar los 365 días del año durante 24 horas y eso
desde luego no lo puede hacer una sola persona sino deben dividirse los horarios
en tramos manejables dependiendo del estrés de los trabajos.
Para empeorar las
cosas existen culturas burocráticas donde lo importante es aparentar que se
trabaja mucho y se tienen horarios absurdos con más de 14 horas diarias de
presencia en oficinas para atender “bomberazos”, por mala planeación, o bien por la costumbre ya vieja de que las personas
deberán estar al pendiente en sus lugares de trabajo para ver que se les ofrece
a los jefes, no importa las horas ni si haya o no algo que hacer. El presidente Zedillo intentó acabar con esta
cultura que trastorna tanto la vida de
los trabajadores del gobierno y dispuso en una norma que los horarios de
trabajo en el gobierno federal deberían ser entre nueve de la mañana y seis de la tarde, la cual sigue aún vigente
pero casi nadie la obedece.
Las
nuevas tecnologías y el funcionamiento de las sociedades postindustriales, permiten
que se cambie el concepto de los horarios de trabajo y el lugar donde se
trabaja. Existen ya muchas tareas para las cuales no se requiere la rigidez de un
horario o lugar fijo de trabajo. Las
herramientas antes solo disponibles en las oficinas hoy cualquier hogar las
puede tener. Por ello hay aspectos que podrían
cambiar:
1.
Las
personas no tienen que ir a una oficina para trabajar.
2. Los horarios no son importantes, lo
que importa es cumplir con los
resultados esperados del trabajo.
3.
Se
puede trabajar a cualquier hora.
4.
Para
interaccionar con el gobierno ya no es necesario acudir a una oficina.
Si
los gobiernos aplicaran alguna de estas medidas no solo les daría mayor calidad
de vida a sus trabajadores, sino los
haría más productivos; también se podría ahorrar mucho dinero en renta de
espacios, en traslados, en uso de vehículos, etc. y todo ello en beneficio de
las personas que trabajan para el gobierno y de las personas a quienes sirven.
_________________________________________________________________
www.heraldo.mx/tag/todo-terreno Twitter: @octaviodiazg
Blog: octaviodiazgl.blogspot.com. Correo: odiazgl@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario