20 de junio de 2022

POLÍTICOS CONTRA TÉCNICOS

 

  

Por: Octavio Díaz García de León


    Desde hace cien años el poder en México se lo han disputado principalmente tres grupos: los militares, los políticos y los técnicos. En los últimos 40 años la disputa se ha dado entre políticos y técnicos. Estos últimos se caracterizan por venir de escuelas de élite y tener una gran preparación académica tanto en México como en el extranjero. También a lo largo de los años que han estado en el gobierno, los técnicos han desarrollado capacidades y experiencia especialmente en el sector financiero y en algunas otras secretarías altamente especializadas.

  En contraste,  los políticos han llegado a sus puestos por su capacidad de conseguir votos para sus partidos y su habilidad para mover a la opinión pública y hacer política de masas. Su preparación técnica no es relevante para los puestos que ocupan, ya que estos se les asignan como pago de favores.

   Si bien hay políticos que tienen preparación técnica y técnicos con habilidades políticas, se puede apreciar que hay importantes diferencias entre las visiones de ambos grupos y de lo que han tratado de impulsar para nuestro país cuando han tenido el poder.

   Los técnicos han tratado de modernizar al país impulsando reformas muy novedosas, aunque sin resolver algunos problemas de fondo como la desigualdad o la pobreza y mostrando poca sensibilidad ante el impacto de estas reformas en la mayoría de la población.

   Los políticos se han enfocado más en obtener y conservar el poder impulsando programas clientelares, buscando el apoyo popular apelando a los sentimientos y emociones de la población y con una mirada puesta en el pasado tratando de revivir ideologías ya caducas.

    A partir de la Revolución, fueron los militares quienes ejercieron el poder hasta 1946, no sin antes establecer un partido hegemónico inspirado en el fascismo de Mussolini y que dio origen a los antecesores del PRI, a través del cual le permitiera al grupo en el poder ejercerlo indefinidamente. Ya con el PRI en el sexenio de Miguel Alemán, los militares dieron paso a los políticos.

    Posteriormente, a partir de 1958 durante el desarrollo estabilizador,  políticos y técnicos convivieron de manera exitosa y lograron que en el país hubiera paz social y crecimiento económico. Díaz Ordaz se vio en la disyuntiva de escoger entre un político, Echeverría,  y un técnico, Ortiz Mena,  para que lo sucediera en la presidencia. Sin embargo, a raíz del movimiento del 68,  se inclinó por Echeverría como su sucesor, un político de pura cepa que rompió con su antecesor e impulsó una agenda populista, nacionalista y supuestamente de izquierda, aunque en los hechos combatió con dureza a la guerrilla comunista que estuvo muy activa durante su sexenio.    

    Si bien dentro del PRI convivían los dos grupos, fue en la sucesión de Miguel de la Madrid, al inclinarse este por un técnico que lo sucediera en la presidencia, que se vino la escisión del PRI. Los políticos de viejo cuño, encabezados por Cárdenas,  fundaron al PRD, llevándose a ese partido las ideas y formas del echeverrismo.  

   Con De la Madrid inicia el predominio de los técnicos que termina en el sexenio de Peña. Prototipo de gobiernos tecnocráticos fueron los sexenios de Salinas de Gortari y Zedillo. El gobierno de Fox también se inclinó por tener a técnicos en su gabinete, especialmente provenientes de la iniciativa privada. Calderón dio acceso a los políticos del PAN, pero conservó algunos técnicos capaces. El gobierno de Peña fue nuevamente una mezcla de políticos de la vieja escuela del PRI junto con tecnócratas altamente capacitados, predominando estos últimos.

   Hoy en día MORENA agrupa a los políticos que fueron desplazados del gobierno por los técnicos a partir del sexenio de De la Madrid, revirtiéndose ahora los papeles y expulsando a gran parte de los tecnócratas del gobierno.   

   En cuanto a la oposición, hoy casi desparecida,  deberá esperar a los tiempos en que nuevamente vuelva a existir un hartazgo con los políticos y los malos resultados que suelen entregar. ¿Volverán alguna vez los tecnócratas a unirse de nuevo con los políticos en el gobierno? Pronto no,  pues el presidente López Obrador ha dejado muy en claro que no los quiere.  

    ¿Será la oposición capaz de proponer programas que busquen la modernización del país sin dejar de lado las necesidades de las grandes masas y cumplir con las expectativas de la mayoría de la población? Por lo pronto no se vislumbran partidos de oposición que sean capaces de aportar esa mezcla de técnica modernizadora y política de masas,  por lo que los políticos agrupados ahora en MORENA probablemente volverán a ganar las elecciones.

   Ojalá los políticos,  ahora bajo el paraguas de MORENA,  den cabida en la próxima administración a técnicos capaces, como en el periodo del desarrollo estabilizador,  para impulsar la modernización del país y mejorar las condiciones de la población y que no todo el esfuerzo de los políticos se dedique a conservar el poder sino a gobernar bien.

 

 

4 de junio de 2022

EL DIABLO NOS VISITA


“Su interlocutor estuvo con Pilatos,

también desayunó con Kant

y ahora ha visitado Moscú”

Bulgákov

 

Por: Octavio Díaz García de León

 

    Aviso. En esta colaboración presento un relato de ficción y una invitación a leer una gran novela. Algunas alusiones del relato se encuentran en esa novela; otras, en nuestra realidad. Lean también esta magnífica reseña.

 

    Me encontraba en una librería del sur de la ciudad, hojeando un ejemplar de la novela de Mijaíl Bulgákov, El Maestro y Margarita, cuando una persona de mediana edad con aspecto de profesor se me acercó para decirme que no tomara muy en serio la novela. “El Diablo no tiene tiempo para andarse divirtiendo.– dijo - Tiene tareas más delicadas”. Le contesté que aún no la leía, pero que, por tratarse de una obra clásica,  pensaba hacerlo.  “En algo tiene razón Bulgákov – me contestó - Si bien el Diablo y sus lugartenientes tienen cosas más serias que hacer, les gusta divertirse a costa de los humanos. Por otra parte, el trabajo se les ha simplificado. En esta época las personas creen cada vez menos en Dios o en el Diablo y sus maldades carecen de frenos.”

    No sabía cómo tomar los comentarios de mi interlocutor. Le pregunté su nombre y me contestó: “Soy el Prof. Voland y me especializo en magia negra”. Esta respuesta me intrigó mucho,  por lo que le invité a tomar un café. Aceptó amablemente y me dijo que sería un gusto charlar con alguien que se interesaba por la literatura rusa. Ya instalados enfrente de una taza de café,  me dijo que venía de Alemania pero que había viajado por todo el mundo. No noté ni pizca de acento extranjero; su español era perfecto. “Desde que Nietzsche anunció la muerte de Dios -dijo el profesor - la humanidad ha desvariado y dado tumbos. Al negar que Dios existe hay quienes incluso niegan la existencia del Diablo,  cosa aún más absurda si se mira al orden de cosas que prevalece en el mundo.”

    Le dije que, ante los avances de la ciencia, el espacio para creer en Dios o en el Diablo se había reducido. “Es cierto, la gente prefiere creer en la ciencia. –  dijo- Pero la ciencia es un gran distractor y tiene grandes carencias. En cuanto a la existencia de Dios,  su historia se renueva cuando Poncio Pilatos condenó a muerte, en lugar de Bar Rabban, a Joshuá Ga-Nozri, , un predicador como tantos otros,  pero que tuvo buenos discípulos.” “¿Se refiere a Jesús? -  le pregunté- No hay pruebas de que haya existido.”  “Jesús no era su nombre, pero sí existió. – contestó – Así fue. Yo lo sé”.   Ante mi cara de desconcierto y lo absurdo de su comentario, empecé a dudar de su salud mental. No queriendo continuar con una conversación que no sabía a donde nos llevaría, traté de cambiar el tema de la charla y le pregunté a qué había venido a México.

    Me contestó que trabajaba en proyectos muy exitosos.  “México – me dijo – es un país maravilloso. Es tierra fértil para mis habilidades y experiencia.” “¿A qué se refiere?” - pregunté

    “Existe un culto muy desarrollado a la Santa Muerte impulsado por personas que disfrutan con el dolor que ocasionan.- contestó -   En México hay cerca de 40,000 asesinatos al año cometidos con gran crueldad por verdugos dignos del Infierno.  Recordará que hace unos días apareció un video donde algunos de estos personajes extrajeron el corazón palpitante de un infeliz para comérselo. O vea la destreza que tienen para las decapitaciones, para colgar a sus víctimas en los puentes, para realizar emboscadas y matar a periodistas, mujeres y niños. También han mostrado habilidad para desaparecer a más de 100 mil personas deshaciendo sus cuerpos en ácido o esparciendo sus restos en cientos de fosas clandestinas.”   Puse cara de disgusto e incredulidad,  pero él esbozó una sonrisa. 

    “Pero eso no es nada. – continuó – A partir del 2020 ha sido una época esplendorosa debido a la pandemia de Covid-19. En México han muerto cerca de 800 mil personas, gracias a medidas tales como no hacer pruebas para saber si estaban enfermos, decir que los cubrebocas no servían, propiciar reuniones familiares y festejos masivos, recetar remedios inútiles como la ivermectina o negar vacunas a niños, médicos y personal de salud.  Hubo escenas que ni Dante imaginó en su Infierno,  al agonizar los contagiados en medio de la asfixia, sin nada que aminorara su sufrimiento. Pero esto no termina aún. Millones de personas que enfermaron, tendrán secuelas de por vida que las hará sufrir y las llevará a muertes prematuras. Esta pandemia me vino como anillo al dedo al surgir nuevas encarnaciones del mal.”

   No podía creer lo que escuchaba. A aquel tipo le daba gusto relatar estas tragedias y mostrarse satisfecho por la crueldad de los sicarios y por los errores en el manejo de la pandemia. Se mostraba satisfecho como si fuera el mismo Diablo. Interrumpió mis pensamientos al decirme que le había sido muy agradable la plática pero que tenía que viajar urgentemente a Ucrania donde se requería su presencia. Me dijo que aprovecharía para darse una escapada a Moscú y organizar una sesión de magia negra en el Teatro Variedades de aquella ciudad.

    Le pregunté al Prof. Voland, si viajaba solo. Me contestó que no. Que traía a varios colaboradores e incluso las personas en la calle se asombraban al ver a uno de ellos, Popota,  que parecía un gato.  Dijo que estaba pensando en reclutar a algunos de los mexicanos que se habían distinguido por su crueldad pues su colaborador Asaselo se había quedado obsoleto. Me recomendó mucho que leyera “El Maestro y Margarita”,  “una obra que no lo decepcionará”- dijo-.  Se levantó, se despidió y,  como por arte de magia, desapareció.   

21 de mayo de 2022

MERITOCRACIA Y DESIGUALDAD

  

Por: Octavio Díaz García de León

 

   Recientemente el Prof. Michael Sandel de la Universidad de Harvard publicó su libro  " La Tiranía del Mérito. ¿Qué ha sido del bien común?". En él plantea que la meritocracia tiene graves deficiencias que provocan la polarización en las sociedades. Dadas las imperfecciones de los sistemas meritocráticos, la élite acapara los mayores beneficios, existen pocas oportunidades de movilidad social y se genera desigualdad. Dice que la inconformidad social que esto provoca la han aprovechado gobiernos populistas autoritarios, cuyas bases de apoyo político la constituyen estas personas sin oportunidades de ascenso social y las cuales están resentidas contra las élites meritocráticas. El remedio, según él, consiste en propugnar por una ética de la humildad, la solidaridad y reivindicar a los trabajos más modestos.

    En nuestro país, el presidente López Obrador ha percibido este resentimiento de grandes segmentos de la población que no tienen la posibilidad de ascender por méritos en la escala social. Por ello, cuando fue jefe de gobierno del Distrito Federal, creó  la Universidad Autónoma de la Ciudad de México donde no se requiere examen de admisión. Esta universidad da acceso a la educación superior a cualquiera,  sin trabas meritocráticas.

   Ya como presidente, ha continuado su ataque a la meritocracia. Por ejemplo, redujo sueldos y prestaciones en el gobierno afectando a la alta y media burocracia, que estaba constituida por personas con gran preparación académica y contaba con muchos años de experiencia, las cuales, en muchos casos, han sido sustituidas por personas sin esos méritos.

   Asimismo, se ha confrontado con los investigadores del CONACYT y otros profesionistas tales como médicos, periodistas, abogados, e ingenieros, personas que gracias a sus méritos basados en estudios y esfuerzo, se han ubicado en la clase media.  También ha criticado a las instituciones educativas como el CIDE y la UNAM y a universidades privadas como el ITAM y el ITESM, de donde provienen muchos de estos profesionistas exitosos.

     La reforma educativa que ha propuesto su gobierno está dirigido a desmantelar el sistema educativo actual, el cual, en voz del funcionario de la SEP, Marx Arriaga, se caracteriza por ser "meritocrático, elitista, patriarcal y racista" y deberá ser sustituido por un sistema hecho para “compartir” no para “competir”. Otra forma de atacar a la meritocracia en el sector educativo fue mediante la desaparición de las evaluaciones a los maestros  y la cancelación de la aplicación de  pruebas educativas internacionales a los niños.

    Con estas acciones,  el presidente y su gobierno han hecho suya esa animadversión que tiene una parte importante de la población contra la meritocracia. Esta población,  como en otros países, no se siente incluida en el progreso que han alcanzado profesionistas, empresarios y una creciente clase media,  debido a que, según el Prof. Sandel,  el sistema meritocrático beneficia a los ya de por sí privilegiados, crea desigualdad y genera resentimientos.   

    Pero hay que tener cuidado si se quiere desmantelar al sistema meritocrático y utilizar otros criterios para distribuir puestos, dinero y honores. Seleccionar a las personas en base a factores que no los califican para realizar sus funciones o darles dinero sin que aporten a la sociedad, podría llevarnos al caos.

     Por ejemplo, si uno requiere una cirugía, desearía que la operación la realizara el cirujano con los mejores estudios, experiencia y habilidades y no por un médico improvisado, o bien, que para integrar a la selección nacional de fútbol, sean seleccionados los mejores jugadores, en lugar de ser escogidos mediante un sorteo.

    Dice el Prof. Sandel que la meritocracia no ha producido una sociedad más igualitaria y “justa”, pero quitarla no nos dará una mejor sociedad. Intentar que haya uniformidad como lo intentaron los sistemas totalitarios comunistas no conducirá a la igualdad o a la justicia. Además, en esos países hay una élite que vive mucho mejor que el resto de sus compatriotas.

     Lograr la igualdad es imposible. Las diferencias entre personas se inician desde el lugar donde se nace: no es lo mismo nacer en la ciudad de Aguascalientes que en un pueblo aislado de la sierra de Oaxaca. Luego, la genética genera desigualdad, desde las capacidades intelectuales hasta enfermedades hereditarias. La familia también crea desigualdades: depende si los padres tienen educación o no, o bien, si tienen problemas psicológicos, o de alcoholismo.   También el ambiente nos hace diferentes: la familia, la escuela, el barrio y las amistades. Como dijo Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia”, lo cual nos hace únicos y, por lo tanto, desiguales.  

    Debemos buscar la forma de que cada persona tenga oportunidad de realizar todas sus potencialidades positivas y que cada una aporte lo mejor de sí misma. La meritocracia es una buena forma de sacarle provecho a las diferencias entre las personas, pero se deben corregir sus deficiencias. Una sociedad más justa no es una sociedad más uniforme sino, como dice el Prof. Sandel, aquella donde se reconozcan económica y socialmente las aportaciones de todos, por modestas que parezcan.   


11 de mayo de 2022

NUEVAS ATRIBUCIONES DE FUNCIÓN PÚBLICA

 

Por: Octavio Díaz García de León

 

    En días pasados el presidente López Obrador envió a la Cámara de Diputados una propuesta de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal para darle nuevas atribuciones a la Secretaría de la Función Pública (SFP) y quitarle algunas a la Secretaría de Hacienda (SHCP).

   Esta propuesta de reforma la había anunciado el presidente cuando nombró secretario de la Función Pública al Mtro. Salcedo en junio del año pasado.  En este espacio escribí acerca de ello.  La reforma propuesta resultó más modesta de lo que originalmente se había previsto.

   Esta iniciativa de reforma ha generado inquietud pues pudiera existir un conflicto de interés al unificarse en SFP las funciones de administración y fiscalización, ya que podrá designar tanto a los titulares de las unidades de administración y finanzas (TUAF), como a los titulares de los órganos internos de control (TOIC), así como realizar compras consolidadas, siendo la SFP la encargada de vigilar las adquisiciones.

    Lo más destacado de la propuesta es lo siguiente:

    Unidades de Administración y Finanzas (UAF). Secretarías y paraestatales tendrán una UAF (Ya las tenían) y la facultad de nombrar a los TUAF se transfiere de la SHCP a la SFP. No está claro que tanto la SFP tendrá el control de los TUAF, pues la propuesta de reforma dice que estos dependerán jerárquicamente de los titulares de las paraestatales y secretarías y en caso de las paraestatales, la SFP solo podrá proponer el nombramiento a los órganos de gobierno respectivos.

   Actualmente esta facultad la ejerce la SHCP pero por lo general acepta la sugerencia de los secretarios para designar a sus TUAF, por lo que no existe gran subordinación de ellos a la SHCP. De cualquier forma, como está planteada la reforma, podría darse un conflicto de interés al estar subordinados o coordinados por la SFP los administradores y los fiscalizadores.  

    Órganos Internos de Control (OIC). Por lo que respecta a los OIC, se añade la posibilidad de compactar y desaparecer aquellos que así convenga y se abandona la idea de que los OIC de las paraestatales dependan presupuestalmente de la SFP como se planteó a inicios del sexenio. El nombramiento de los titulares de los OIC sigue sin cambios, en manos de la SFP.

    Consolidación de adquisiciones. Al realizar la SFP esta actividad podría generarse un conflicto de interés pues se unen la responsabilidad de compras consolidadas con la de fiscalización, bajo el mismo secretario.

   Para la consolidación, la SFP determinará qué comprar, hará estudios de mercado y llevará a cabo los procedimientos de contratación. Una vez adjudicado el contrato, las demás secretarías y paraestatales firmarán un contrato por separado con el proveedor, ateniéndose a las condiciones obtenidas por SFP.

    ¿Quién fiscalizará a SFP en estas contrataciones consolidadas? Existen dos instancias fiscalizadoras que lo pueden hacer: la Auditoría Superior de la Federación y el Órgano Interno de Control de la SFP. En este último caso es donde podría existir un conflicto de interés ya que al TOIC de SFP lo nombra el secretario de la Función Pública. Antes, a este TOIC lo nombraba el presidente de la República pero a partir del sexenio pasado lo designa el secretario de la Función Pública. Se podría reducir el conflicto de interés si nuevamente al TOIC de SFP lo nombrara el presidente.

     En lo que respecta a las compras consolidadas, representa un avance poco significativo pues desde hace años la SFP puede establecer contratos marco a los que podían o no, adherirse secretarías y paraestatales. Con las compras consolidadas ya no será opcional el adherirse a los contratos, por lo que se podrían lograr algunas ventajas en precios.

     Esta reforma no introduce cambios en cuanto al objetivo principal de la SFP, que es coordinar y supervisar el sistema de control interno del Poder Ejecutivo federal. Con ello, se confirma que no está dedicada al combate a la corrupción, como lo han dicho diversos secretarios desde que se creó esta Secretaría. Por lo menos el actual secretario ya no lo ha mencionado.   

    Si bien podría haber conflictos de interés, creo que los retos mas grandes serán operacionales. Ya vimos que se intentó consolidar las compras de todo el gobierno en la oficialía mayor de SHCP desde principios de este sexenio y fracasó en las compras de medicinas, a tal grado, que tuvieron que pagarle a un organismo de la ONU (UNOPS) para que hiciera esa tarea, institución que por cierto, también fracasó. Por otra parte el desaparecer algunos OIC y consolidar sus funciones en menos OIC, debilitará aún más a la SFP.  

     Los cambios que propone esta reforma no son de fondo ni tienen el alcance que anunció el presidente el año pasado. Transfieren algunas actividades de SHCP a SFP, tales como las compras consolidadas, la normatividad en adquisiciones y se espera que la oficial mayor de SHCP pase a ser subsecretaria en SFP. Falta que se apruebe la reforma propuesta.

 

25 de abril de 2022

OTROS RIESGOS DE CORRUPCIÓN

 

Por: Octavio Díaz García de León


   La idea: Entre los diferentes tipos de corrupción que se pretende combatir, se hace mucho énfasis en los recursos que utiliza el gobierno para realizar sus funciones. Si bien en estos rubros existen importantes riesgos de corrupción, se suelen soslayar otros igual o más importantes, tales como aquellos que derivan de decisiones regulatorias, sentencias o permisos. Es importante poner atención en estos riesgos de corrupción también.

   Los esfuerzos por fiscalizar el uso de los recursos públicos (Materiales, financieros y humanos) ocupan la mayor parte del tiempo de los órganos fiscalizadores de los tres poderes y de los organismos autónomos. Pero los grandes casos de corrupción no se encuentran solo allí.

    Las actividades sustantivas de las instituciones del gobierno afectan intereses económicos y políticos de los particulares que las hace susceptibles de corrupción, al tratar estos de influir en los servidores públicos para que, en su carácter de autoridades, resuelvan los asuntos en su favor.

   Este tipo de decisiones rara vez es revisado por los órganos fiscalizadores, los cuales se concentran en auditar el uso de los recursos de la institución. Lo cual es correcto porque representa una parte importante de su función y, como he mencionado antes en este espacio, el combate a la corrupción no es una de las tareas primordiales de los órganos fiscalizadores.

   Pero entonces ¿quién revisa adecuadamente las decisiones de las autoridades en uso de sus facultades regulatorias o jurisdiccionales, donde llegan a estar en juego miles de millones de pesos?

   Podemos mencionar algunos ejemplos de este tipo de decisiones con riesgos de corrupción: permisos que se otorgan en estados y municipios, por ejemplo, para la construcción de inmuebles de todo tipo; algunos de los asuntos que se resuelven en el Poder Judicial,  por ejemplo, en materia electoral.  Esto último debido a que, si consideramos que una elección para gobernador puede llegar a costarle a los partidos políticos varios cientos de millones de pesos, es de esperarse que las presiones para obtener sentencias favorables en las disputas electorales no solo tengan un fuerte componente político sino también económico.

 En el mismo sentido,  instituciones reguladoras en materia de telecomunicaciones, competencia o energía, toman decisiones que afectan los negocios de las empresas por montos que pueden alcanzar miles de millones de dólares, por lo que en esas decisiones también pueden existir riesgos de corrupción.

  Una forma de operar de los funcionarios corruptos es que les piden a los particulares el que lleven sus asuntos en despachos de abogados que los funcionarios   designan. Estos despachos funcionan con prestanombres y garantizan “ganar” los casos. El cohecho lo reciben los funcionarios a través de los “honorarios”.  

   Dado que los órganos internos de control no están diseñados para combatir actos de corrupción en general y, por lo tanto, aquellos derivados de las decisiones en materia sustantiva de las autoridades, entonces hace falta un mecanismo anticorrupción que permita detectar estos delitos.

   El Poder Judicial separa la fiscalización de los asuntos jurisdiccionales de los administrativos. Para los primeros cuenta con Visitadurías que realizan revisiones a las áreas jurisdiccionales, pero carecen de herramientas para investigar riesgos de corrupción. Su actuación se limita,  en la mayoría de los casos,  a ver si los asuntos jurisdiccionales son desahogados de acuerdo con la normatividad que les aplica. Una revisión parecida a la que hacen sus órganos internos de control en materia administrativa, que son quienes fiscalizan las actividades no jurisdiccionales.

    En este espacio comenté el caso del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación  en donde en materia de fiscalización y sanción a servidores públicos,  también se dan posibles conflictos de interés pues, por ejemplo, en el caso de los magistrados de la Sala Superior, ellos mismos resuelven los casos de responsabilidades de sus pares.

  ¿De qué tamaño es la corrupción que se da en estas instituciones que todos los días toman decisiones que afectan a particulares en sus negocios y a partidos políticos o a sindicatos en sus disputas?

   Aun cuando se pudiera sospechar que determinadas decisiones favorecen indebidamente a algunos actores, la corrupción es fácil de ocultar puesto que las interpretaciones jurídicas pueden ser lo suficientemente discrecionales para defender cualquier decisión. Por ello, es muy difícil detectar si existieron actos de corrupción en estas decisiones de las autoridades.

   Para combatir con eficacia la corrupción que ocurre en la actuación sustantiva de las instituciones hace falta entonces una agencia anticorrupción con las herramientas necesarias de investigación que le permitan acceder a movimientos ilegales de dinero, recopilar inteligencia y revisar el patrimonio de los funcionarios que participan en estos actos de autoridad, entre otras herramientas.

   No solo se debe combatir la corrupción en el manejo de los recursos con los que funcionan las instituciones del gobierno, sino también aquella que ocurre en los actos de autoridad que afectan a los particulares. Para ello,  es necesario tener una agencia anticorrupción independiente y bien equipada que investigue estos delitos.  

9 de abril de 2022

GUERRA Y PAZ

 


Por: Octavio Díaz García de León


    Leer a los autores clásicos compite con muchas otras lecturas y actividades cotidianas. Por ello, es de pensarse el dedicarle tiempo a la lectura de una obra de alrededor de 1,500 páginas en una traducción de la cual no se tiene certeza de su fidelidad. Pero la novela Guerra y Paz de Leon Tolstoi sin duda vale el tiempo invertido porque, además,  es un libro muy ameno que no se puede dejar de leer.

    El libro se mueve entre episodios intercalados de paz y guerra. En los primeros, Tolstoi nos relata la historia de cuatro familias rusas nobles, entrelazadas entre sí, en la época de las guerras napoleónicas. Admirablemente descritos, los personajes ficticios parecen de carne y hueso y se funden con las decenas de personajes históricos que participan en la novela.

    En los episodios dedicados a la guerra, me pareció excepcional la descripción de las batallas de Austerlitz y Borodinó, el retroceso continuo de las tropas rusas que se negaban a dar batalla a los franceses, el abandono de Moscú sin pelear y el subsecuente saqueo e incendio de esa ciudad rusa. Tolstoi describe estos eventos militares desde el punto de vista del soldado y del oficial que estaban en campaña y de los ciudadanos comunes que vivieron los horrores de la huida o la experiencia de recibir en su territorio a los invasores.

     Relata la confusión que percibían sus personajes en las acciones de guerra, el desorden, las luchas anónimas, los muertos, los heridos, la miseria humana de las campañas militares, las vivencias de los individuos inmersos en esas acciones, sus pensamientos, sus temores, sus actos de inconsciencia, de valentía, de salvajismo. Tolstoi nos presenta la guerra desde el punto de vista de los actores inmediatos, no desde el punto de vista de un observador omnipresente como lo hacen los libros de historia (Recomiendo dos libros de historia: Las Campañas de Napoleón y Rusia contra Napoleón).

    El autor dice que nada de lo que planearon los generales se llevó a cabo como lo habían pensado. Critica a Napoleón y sus generales, pero también al emperador ruso y sus altos mandos militares. Si bien reconoce el genio de Napoleón y la incompetencia de los dos emperadores que se le enfrentaron en Austerlitz, en la campaña de 1812 y en la batalla de Borodinó dice que nada le salió como estaba planeado, ni a él ni a los rusos.

    La invasión de Rusia a Ucrania en pleno siglo XXI, cuando pensamos que ya había superado la humanidad estas desgracias, es un buen momento para reflexionar nuevamente sobre la guerra y lo absurdo de la misma y qué mejor hacerlo de la mano de un autor ruso cumbre de la literatura universal.

   La tragedia que hoy vive Ucrania se puede entender desde la perspectiva de esta extraordinaria novela. Putin no logró que cayera Ucrania en unos pocos días, como no bastó la voluntad de Napoleón para conquistar Rusia en unas cuantas semanas.

    Hemos visto en Ucrania enormes columnas de tanques y tropas rusas detenidas por falta de provisiones, debido a la incompetencia y la imprevisión de los operadores militares rusos, lo cual que ha impedido que se cumplan los designios de Putin. También ha influido de manera decisiva la resistencia del pueblo ucraniano que no está dispuesto a rendirse ante los invasores,  aun cuando parecía que era una guerra perdida para ellos.   

    Tolstoi intenta descifrar la esencia del poder, de si realmente los jefes tenían poder sobre sus subalternos, o solo creían tenerlo.  Sugiere que la Historia no la construyen los grandes hombres ni los líderes de las naciones. Dice que se construye en base a la suma de las voluntades de millones de personas.  Los líderes se engañan cuando piensan que se debe a su voluntad lo que sucede. Ellos solo obedecen a los designios de los pueblos,  que es la que provoca que sucedan las cosas. Los supuestos protagonistas se vuelven esclavos de múltiples acontecimientos que ocurren contra su voluntad.

   La historia de la invasión de Ucrania será escrita no por los designios del autócrata ruso, sino por las voluntades de los propios rusos, quienes muchos de ellos ven en esta invasión una guerra fratricida. Tampoco por la voluntad de los líderes de las grandes potencias occidentales o del presidente de Ucrania sino por las voluntades sumadas de millones de individuos, el azar y otras circunstancias,  lo cual hace imposible prever el desenlace. 

    Guerra y Paz transcurre casi en los mismos territorios en que se dio la invasión rusa a Ucrania.  Ojalá que un contemporáneo nuestro escriba la historia o la novela acerca de esta invasión siguiendo el ejemplo de Tolstoi, en donde describa la guerra desde la perspectiva de los combatientes y los civiles que la sufren y no desde el punto de vista de los políticos y los generales, normalmente ajenos al sufrimiento de los pueblos.  

 

28 de marzo de 2022

TRATANDO CON AUTÓCRATAS

 

Por: Octavio Díaz García de León


     La idea: La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha vuelto a plantear la interrogante de cuál es la mejor manera de tratar a los autócratas y dictadores. Si desde una posición de fuerza, enfrentándolos, o bien con una política de apaciguamiento en donde se busque la paz a toda costa sin importar lo que haya que sacrificar. Las lecciones de la historia pueden servir para responder.

   Con el ascenso de los nazis al poder en Alemania en 1934 y ante sus pretensiones territoriales, las otras potencias europeas que podían haber actuado como contrapeso a Hitler, en especial Francia y Reino Unido, prefirieron seguir una política de apaciguamiento en donde optaron por ceder a sus pretensiones antes que enfrentarlo por la fuerza.

   El principal exponente de esta política en Reino Unido fue el Primer Ministro Neville Chamberlain quien, con la intención de apaciguar a Hitler y evitar una Segunda Guerra Mundial estuvo dispuesto a ceder en las demandas territoriales de los nazis. Esta política era popular por lo siguiente:

1.    El trauma de la Primera Guerra Mundial. Con alrededor de 16.5 millones de muertos y una mortandad pavorosa en los campos de batalla, hicieron que fuera una prioridad el evitar los horrores de una segunda guerra mundial.

2.     El pensar que el Tratado de Versalles había impuesto condiciones excesivas a los alemanes hice que hubiera un sentimiento de culpabilidad por la situación en que había quedado Alemania.

3.     La percepción de que el fascismo era una forma conveniente de anticomunismo y que se percibiera al comunismo como una mayor amenaza que el fascismo.

4.     El estado lamentable del rearme de Reino Unido y Francia, lo cual les impidió estar listos para la contienda antes del otoño de 1939.

   No todos en Reino Unido favorecían la política de apaciguamiento. A ella se oponía el partido Laborista y algunos conservadores disidentes tales como Winston Churchill y Anthony Eden. Entre quienes apoyaban la política de apaciguamiento estaban la alta sociedad británica, la realeza, los grandes hombres de negocios, la Cámara de los Lores, la BBC y el periódico The Times.

  Si bien Hitler había dejado expresado con toda claridad cuál era su proyecto de expansión territorial para Alemania en su libro “Mi Lucha” para conquistar lo que llamaba su “espacio vital”, pocas personas fuera de Alemania lo habían leído y una buena parte de estos tampoco le creyeron.

  Hubo una serie de acontecimientos que fueron llevando hasta su punto de quiebre las políticas expansionistas de los nazis, tales como la remilitarización de Renania, la intervención en la guerra civil española, la anexión de Austria en 1938 y la invasión de Checoslovaquia en 1939. Al haber logrado su propósito sin que nadie se le enfrentara, Hitler pensó que podría invadir Polonia impunemente, pero se equivocó y con ello se desató la Segunda Guerra Mundial.   

  Tampoco hay sorpresas con Putin. Ha manifestado desde hace tiempo que ciertos territorios que antes pertenecieron a la URSS son de vital importancia para la seguridad nacional rusa, especialmente debido a que los antiguos países comunistas vecinos se han ido incorporando a la OTAN.

   Ante lo que ocurre en Ucrania la pregunta es si, dada la lección del fracaso de la política de apaciguamiento ante Hitler, los países occidentales, especialmente Estados Unidos, deben utilizar la fuerza para detener a Rusia, ya que las sanciones económicas no la han detenido.   

   Por otra parte, se plantean también diversos cuestionamientos: ¿Tiene razón Rusia de proteger su “espacio vital” en aras de su seguridad nacional e invadir aquellos territorios sobre los que tenga interés para protegerse? ¿fue provocada por el crecimiento de la OTAN y a la que Rusia ve como una amenaza?  ¿se justifica la existencia de la OTAN en un mundo post guerra fría?

   O bien, ¿La amenaza para el resto del mundo la constituye una Rusia gobernada por un autócrata frío y capaz de cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos territoriales como antes lo hizo Hitler?

   Rusia no es un país “de izquierda” sino una potencia capitalista tratando de recuperar territorios que alguna vez estuvieron integrados bajo la URSS,  por lo que extraña que gobiernos y personajes de “izquierda” se identifiquen con esta potencia imperial. Quizá la admiración se dé por tratarse Putin de un autócrata y por ello es popular entre sus similares o aspirantes a dictadores.

   Cualesquiera sean las razones de Putin, lo inaceptable es que un país invada a otro. En ese sentido, el tratar con autócratas que usan las armas para invadir a sus vecinos, quizá también requiera responder por los mismos medios. El caso de Rusia es delicado por el arsenal nuclear con el que cuenta, pero es un riesgo que quizá habrá que correr y no dejar defenderse solos a los ucranianos porque la historia nos enseña que las únicas razones que entienden los dictadores es el uso de la fuerza.

14 de marzo de 2022

MÉXICO BÁRBARO

 

Por: Octavio Díaz García de León

Para mi mamá, in memoriam


    La idea: Si bien la violencia que sufre nuestro país no es un fenómeno nuevo, los acontecimientos recientes lo han hecho más alarmante. El Estado mexicano ha fracasado para contenerla y se pone en riesgo la seguridad nacional. Pero también hay un factor de indiferencia en la sociedad que se ha acostumbrado a ella. No debemos permitirlo.

   La violencia en nuestro país se refleja por una parte en las estadísticas de homicidios dolosos que arrojan alrededor de 36,000 muertos al año,  equivalentes a toda la población,  por ejemplo,  de Jiquilpan, Michoacán. Por otra parte, una serie de acontecimientos recientes parecen señalar que la violencia es cada vez peor.  

   Tenemos el caso de las 17 personas fusiladas en San José de Gracia, Michoacán, una desgracia de la que nos enteramos gracias a algún valiente que grabó la escena y la difundió en las redes sociales. Por ello pudimos observar como un grupo de personas alineadas ante una pared fueron fusiladas. Luego, los mismos asesinos se encargaron de no dejar huella y limpiaron el lugar con todo el tiempo que necesitaron. Pero no es el único caso en Michoacán. El asesinato de dos alcaldes en lo que va del año, los enfrentamientos en Parangaricutiro, las minas antipersonales colocadas en brechas, las batallas en Tierra Caliente, etc. Michoacán está en guerra.

   Otro caso lamentable es lo que ocurre en Zacatecas donde han ocurrido hechos como el asesinato de cinco jóvenes universitarios, el asesinato constante de policías, los ejecutados colgados en los puentes y el desplazamiento de 30,000 personas que han tenido que huir de sus pueblos,  ante las amenazas de la delincuencia organizada y ante la impotencia de  las fuerzas del orden que en lugar de combatir y dar seguridad a esas poblaciones, los escoltan para abandonar sus hogares. Zacatecas también está en estado de guerra.

   Un hecho de violencia extrema que también se pudo observar gracias a las redes sociales fue la agresión que sufrieron los aficionados del equipo de futbol Atlas a manos de delincuentes, algunos de ellos aparentemente dedicados al huachicol, con playeras del equipo Querétaro en el estadio de esta ciudad.

  Pero la violencia contra la población también se da de otra manera: por el desabasto de medicinas, la falta de insumos hospitalarios y otras deficiencias en la operación de los servicios de salud pública que han ocasionado miles de muertes. O bien por el pésimo manejo de la pandemia por las autoridades de salud que ocasionaron el fallecimiento de  800,000 personas en nuestro país y que hicieron que millones más quedaran con secuelas de por vida.

   Durante la pandemia se manifestó esa violencia con el viacrucis que padecieron millones de familias que no encontraron tratamiento, ni hospitales, ni médicos y tuvieron que salir desesperados a buscar oxígeno para sus seres queridos. Esta violencia derivó en parte de la inutilidad de las medidas preventivas tales como los semáforos o de medidas absurdas como desalentar el uso de cubrebocas o alentar la convivencia.

   En otros países habría una respuesta de la sociedad mucho más contundente contra este tipo de acontecimientos. Pero no en México. ¿A que se debe este fenómeno? ¿Indiferencia? ¿Impotencia? ¿Resignación? 

   Me recuerda la tragedia del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial cuando millones de ellos caminaron dócilmente a la muerte engañados por los nazis con mentiras que les hicieron creer que se trataba solo de reubicarlos. Solo en algunos casos, como en la rebelión en el gueto de Varsovia, se vio una lucha contra los designios de los genocidas alemanes. Quizá escapaba a su imaginación que seres humanos pensantes y educados fueran capaces de matarlos a todos.

   ¿Será que algo similar está pasando en nuestro México donde somos indiferentes al grado de violencia que ya existe en determinados territorios del país? ¿Será que estamos hipnotizados ante algo que está ocurriendo ante nuestros ojos y preferimos cerrar los ojos, creer que no pasa nada y dejarnos llevar por quienes nos mienten cotidianamente sobre lo que ocurre?

    Si seguimos el ejemplo del pueblo judío que en Israel se ha convertido en un Estado fuerte y exitoso, a lo mejor podemos tener la esperanza de que algún día los mexicanos no permitiremos más muertes, ni por el mal manejo de la salud pública, ni porque los delincuentes tomen pueblos, cobren piso, secuestren y gobiernen grandes territorios.

  Hace falta llegar al punto de quiebre que venza la indiferencia y que impida seguir viendo como normal los cientos de miles de muertes evitables ocasionadas por una pandemia o las pequeñas guerras que están ocurriendo ante nuestros ojos.  Hace falta para que las autoridades salgan de su incapacidad y actúen también antes de que sea demasiado tarde. No debemos esperar que ese punto de quiebre arribe cuando la muerte llegue a nuestro propio hogar o cuando veamos a los vecinos caer en una refriega.

 

 

26 de febrero de 2022

INAI: UN RETO DE COMUNCACIÓN

 

 

Por: Octavio Díaz García de León

 

     La idea: El INAI estuvo en la mira de la opinión pública en días pasados a raíz de una petición insólita por parte del presidente López Obrador en donde este le solicitaba al INAI acciones contrarias a su mandato institucional. La respuesta fue rápida negando dicha petición. Pero ¿conoce la gran mayoría de la población cual es el papel y función del INAI? Quizás no. Y por ello no sorprende la petición del presidente,  quien siempre les habla a sus bases.   

    A raíz de la polémica que el presidente López Obrador sostiene con el periodista Loret de Mola, solicitó  del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) una investigación para hacer públicos los ingresos, bienes y el origen de estos de Loret de Mola, sus socios y familiares. Sugirió donde podían encontrar esta información.  En caso de no tener competencia para ello, preguntó al INAI si él puede dar a conocer documentos sobre los ingresos del periodista en base a documentación que obra en su poder y que le “hicieron llegar los ciudadanos”.


   La respuesta del INAI consistió en un documento de 4 páginas más 13 de anexos donde el INAI explicaba por qué no podía atender su petición, aunque entregó información sobre Loret de Mola en los anexos. El documento estaba acompañado por un comunicado de un par de páginas que sintetizaba dicho documento.

     Esta respuesta fue técnica y legalmente correcta, obsequiosa con el presidente al tratar de ayudarle con la información que buscaba en el anexo donde le había hecho parte de la tarea y en otra parte, quizá poco política, pues lo trataba como ciudadano común y corriente. Aquí la respuesta del INAI.

    Uno de los grandes retos de este tipo de comunicaciones es hacerlo con lenguaje ciudadano entendible para todos y no estoy seguro de que la audiencia a la que siempre se dirige el presiente López Obrador,  entienda comunicados como el del INAI.

   Por una parte,  el presidente hace una petición sencilla, salpicada de explicaciones con carácter de denuncia contra el periodista, fácil de comprender, aunque su petición sea incorrecta y, por otra parte,  se le responde de una manera muy técnica.  

   El presidente López Obrador siempre le está hablando a su base,  formada  quizás por unos 70 millones de mexicanos,  que poco o nada saben de las instituciones del Estado. Para quienes formamos parte de la otra audiencia,  el discurso del presidente a veces nos suena inadecuado, incongruente, erróneo, sin respeto a la legalidad. Pero no así para los demás. El presidente no se dirige a los otros millones de mexicanos que quizá se dan cuenta, por ejemplo,  que no es tarea del INAI hacer lo que solicita.

     En estos casi 20 años desde la fundación del INAI, el cual fue un gran logro del presidente Fox y la sociedad civil que lo impulsó, el acceso a la información pública ha beneficiado a millones de mexicanos. Mas recientemente también se ha beneficiado a millones de personas protegiendo sus datos personales.

    También ha ayudado al combate a la corrupción que se realiza desde la sociedad civil y el periodismo de investigación, auxiliando a descubrir posibles actos de corrupción como la “Casa Blanca” de Las Lomas del entonces presidente Peña Nieto o la Estafa Maestra.

    Pero el INAI no es y nunca ha sido una institución dedicada a investigar posibles actos de corrupción. Tampoco existe una relación directa entre a mayor transparencia,  menor corrupción,  como lo pretendieron muchos de los comisionados de dicho instituto a lo largo de su historia. Esta confusión afectó su imagen al ver la sociedad que por más transparencia que hubiera,  la corrupción no bajaba.

       El reto para el INAI y otras instituciones del Estado Mexicano, especialmente los organismos autónomos que recientemente se han visto cuestionados,  es cómo conectar con esa masa de población que tiene poca educación y poco interés en las tareas de gobierno,  para explicarles el beneficio que le ofrecen a la sociedad. Y allí es donde los enemigos de estas instituciones se aprovechan, por un lado, exhibiendo los sueldos y supuestos privilegios de los funcionarios de estos institutos altamente especializados y por otro,  su supuesta falta de utilidad o el que no están al servicio de la población.

    En el caso del INAI quizás hace falta más lenguaje ciudadano en sus comunicaciones y campañas masivas de difusión dirigidas a estas audiencias con poco conocimiento de las tareas de gobierno, explicando los beneficios que ofrecen las leyes de Transparencia y la de Protección de Datos Personales

     Se está dando una batalla de comunicación que están perdiendo algunas instituciones del gobierno, especialmente los organismos autónomos. Ojalá pudieran cambiar su discurso y acercarse al otro México, al que probablemente usted amigo lector y yo, no pertenecemos.