Por: Octavio Díaz García de León.
La idea: Este domingo es día de grandes decisiones. Nuestro voto reflejará el
México que deseamos ver en los próximos años y el que queremos construir para
hijos y nietos. Por ello, debemos salir a votar para que no decidan otros por
nosotros y hacerlo razonadamente.
No es
fácil adivinar el camino por donde nos llevará el próximo gobierno en vista de
la gran cantidad de promesas que se hicieron y de la poca viabilidad de muchas
de ellas. Tampoco será fácil distinguir que es lo que en verdad quieren hacer
los candidatos ya que vimos como algunos se contradecían o cambiaban de opinión
con frecuencia.
Lo importante es que tenemos una democracia
cada vez más madura, a pesar
de sus imperfecciones. Los debates y las campañas nos han dado una muestra de ello
y cada vez es mayor el interés de los electores por participar, dándose cuenta
de que es el futuro de todos el que está en juego. Por ello, no hay pretexto
para votar sin razonarlo a fondo.
La competencia ha hecho que los partidos y sus
candidatos vayan mejorando, porque
el voto de castigo contra los malos gobiernos ha permitido la alternancia. La
competencia, como en cualquier otro campo, ha sido muy buena para ir logrando
mejores gobiernos o, por lo menos, para quitar a gobiernos dañinos.
Todos los
gobiernos tienen aciertos y errores, pero en los últimos años las expectativas han superado a los
resultados. Hace falta ser realistas y no esperar que los gobiernos lo
hagan todo. La sociedad tiene que ver por sí misma y no esperar un gobierno
paternalista que trate a los ciudadanos como menores de edad.
Se han
terminado las campañas para estas elecciones. Hubo de todo en ellas. Se derrochó mercadotecnia. Se intentó la manipulación por todos los
medios. Hubo ocurrencias, chistes, propuestas viables e inviables y mucho
apasionamiento. Sobre todo, un derroche
de dinero que siempre sobrepasa a las capacidades de fiscalización del
Instituto Nacional Electoral (INE).
Fue una
campaña muy peleada en todos los frentes y llena de aspectos negativos. Desde el uso masivo de cuentas falsas en las
redes sociales, campañas telefónicas enormes contra algunos candidatos, reparto
de despensas y acarreados, hasta el lamentable
asesinato de 48 candidatos a puestos de elección popular, incluyendo
secuestros y amenazas a candidatos.
También
fue una campaña donde se manipularon las
emociones de los ciudadanos. Se usaron calumnias contra candidatos. Se
alimentó el miedo de la población en diversas formas y más que apelar a la razón,
que en estas campañas parece que no es efectivo, se apeló a los sentimientos de enojo de las personas, a los
miedos, al hartazgo y a otras emociones que impiden pensar con claridad. Toda
esta manipulación fue provocada precisamente para impulsar el voto irracional.
Las encuestas fueron las reinas de la campaña y
solo alimentaron la confusión. Incluso puede confundir a muchos que creen que la elección
ya tuvo lugar. No es así. El voto es este 1 de julio y esa es la única encuesta
que cuenta.
Los
debates fueron menos acartonados que en sexenios anteriores. Se convirtieron en
foros para que los candidatos expusieran ideas absurdas, chistes de mal gusto y
ataques unos contra otros. Dio pie al protagonismo de los moderadores que
distrajeron o pensaron que el debate era con ellos. Pero por lo menos, decenas de millones de mexicanos tuvieron la
oportunidad de conocer a los candidatos.
Todo ello
ya pasó y ahora lo que debe dar
tranquilidad a los votantes es que existen instituciones capaces de
garantizar los resultados de la votación. Sin duda habrá intentos de hacer
trampa, pero con un ejército de ciudadanos elegidos al azar vigilando las
casillas y con un padrón electoral bastante confiable, será casi imposible que haya
elecciones fraudulentas.
Los
partidos que estén preocupados por el fraude tendrán la oportunidad de tener a sus representantes en todas las
casillas de votación para vigilarlas. Los resultados se harán públicos en
cada casilla después del conteo respectivo y el INE tendrá información de las
tendencias a las 11 de la noche del día de las elecciones.
Los
perdedores podrán decir que hubo trampas o fraudes y para eso tendrán los mecanismos institucionales para
impugnar las casillas que consideren. El INE, la Fiscalía Especializada para
Delitos Electorales y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
garantizarán sus derechos ciudadanos. Por ello los
perdedores no tendrán pretexto para convocar a actos de violencia. Existen los
caminos institucionales para impugnar los resultados.
Después
de estos largos meses de campaña, amables lectores, seguramente ya habrán tomado ustedes su decisión de como votar.
No hay más que decir. Vayan y háganlo con
memoria y dignidad, como decía un meme que vi recientemente. Si no gana su
candidato, será muy importante que no se
enfríe su interés en la marcha del país. Quien encabece el gobierno va a
necesitar vigilancia, contrapeso y una exigencia constante de la sociedad para
que haga bien su papel.
Así que, ¡A
VOTAR!
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