4 de enero de 2018

CAMBIO DE PLACAS Y OTROS AGRAVIOS


Por: Octavio Díaz García de León

    Empieza el año nuevo con la novedad sexenal del cambio de placas a los vehículos con domicilio en Aguascalientes. Un trámite que es inútil o no han explicado bien sus beneficios.

     En la publicidad oficial se puede observar que lo recaudado será para proyectos que beneficiarán a la población.  Habrá que ver si es cierto. Pero no se habla de los costos ocultos de este nuevo trámite y ese es el problema con los recaudadores de impuestos: no toman en cuenta las molestias que causan a los contribuyentes.

     Mi experiencia, compartida por otros doscientos infelices en el módulo ubicado en Tres Centurias fue bastante desagradable. La espera en promedio fue de 4 horas; no había sillas suficientes para todos; había cinco personas revisando papeles y más o menos entre todas atendían a 20 personas por hora. Más lo que se tardaba la cola para pagar (Otros 15 minutos).

    Con alrededor de 600,000 vehículos en el Estado y suponiendo una capacidad de emplacamiento de 2000 diarios (Con unos 10 módulos) se tomará 300 días hábiles en terminar el emplacamiento.

    Dado que las multas por no realizar el cambio son sumamente elevadas, la mayoría de las personas tratarán de hacer su cambio en los plazos establecidos, con lo que pronto habrá más caos en los módulos de emplacamiento y con las molestias y pérdida de tiempo para los contribuyentes.

    ¿Por qué el Secretario de Finanzas del Estado, Lic. Ricardo Martínez, no contrata unos ingenieros industriales que le ayuden a hacer más eficiente el proceso?  Por ejemplo, poner más capacidad de atención al público, lo que significa más módulos y más personas que atiendan; simplificar el proceso de revisión para que sea más rápido; revisión previa de papeles antes de pasar a ventanilla; permitir el pago por internet; etc...

    Hubiera sido mucho mejor no tener que cambiar las láminas, pero no se hizo así. El que no les guste el color rojo de las placas anteriores no justifica el que se pierdan en este trámite inútil, 2.4 millones de hora-hombre de los habitantes de nuestro estado. Suponiendo que cada hora hombre cueste 30 pesos (Salario promedio mensual de 5,000 pesos) el costo en tiempo perdido sería de $72 millones de pesos. Contra los 600 millones que se pretende recaudar.

     Claro, como el gobierno no paga el tiempo perdido de las centenas de miles de personas que tendrán que hacer el trámite, piensan que no es un costo para el estado, pero se equivocan. El costo social por recaudar ese dinero es muy elevado.

    Lo malo es que no solo pasa en el caso de las placas. Pasa en el calvario que resulta pagar todo tipo de impuestos. Resulta en un agravio doble: tener que pagar por servicios malos que presta el Estado y encima tener que perder tiempo productivo para hacer trámites engorrosos.

    Otros casos de agravio son las carreteras de cuota. Primero, resultan carísimas: ir a la CDMX utilizando este tipo de carreteras puede ascender a cerca de 600 pesos. Luego, la inversión para construirlas debería salir de los impuestos que pagamos y no mediante ineficaces concesiones que en ocasiones son un foco de corrupción, como el caso de algunas carreteras que construyó la empresa española OHL en el Estado de México.

     Pero lo que es peor, los sistemas de cobro en estas carreteras son tan ineficientes, que cualquier ventaja en tiempo, se pierde en lo que se tarda el pago en las casetas, cuando debería ser lo más fácil y ágil posible.  

     Hace unos días que transité por la carretera León a Aguascalientes, tuve que esperar para pagar en la caseta de Encarnación de Díaz, porque había una fila de varios kilómetros, el mismo tiempo que me tomó en llegar de la caseta de León a dicha caseta. (Además, ese tramo cuesta ¡267 pesos!).

     Pero esto sucede en casi todas las carreteras de cuota, algunas sumamente peligrosas porque transitan tráileres con doble remolque a toda velocidad; hay vehículos que corren a más de 160 kilómetros por hora en tramos poco transitados y que resultan un peligro para quienes respetamos los límites de velocidad; también a pesar de ser de cuota, algunas carreteras se encuentran en muy malas condiciones.

     Si los gobiernos fueran inteligentes, tratarían de simplificar el pago de impuestos, o el cobro de servicios públicos como las carreteras de cuota, por lo menos para evitar una molestia doble a los usuarios.  Pero, así como están las cosas, o se evade el pago de impuestos o se produce una pésima imagen para el gobierno (O ambas cosas).

     Ojalá el gobierno de nuestro estado encuentre la forma de simplificar la vida a los contribuyentes. Que no invente trámites inútiles para recaudar dinero y que el pago de impuestos por lo menos sea muy sencillo y ocupe el menor tiempo posible del contribuyente.  A lo mejor así, hasta pagaríamos con gusto.

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