Por: Octavio Díaz García de León
Empieza
el año nuevo con la novedad sexenal del cambio de placas a los vehículos con
domicilio en Aguascalientes. Un trámite que es inútil o no han explicado bien
sus beneficios.
En
la publicidad oficial se puede observar que lo recaudado será para proyectos
que beneficiarán a la población. Habrá
que ver si es cierto. Pero no se habla de los costos ocultos de este nuevo
trámite y ese es el problema con los recaudadores de impuestos: no toman en
cuenta las molestias que causan a los contribuyentes.
Mi
experiencia, compartida por otros doscientos infelices en el módulo ubicado en
Tres Centurias fue bastante desagradable. La espera en promedio fue de 4 horas;
no había sillas suficientes para todos; había cinco personas revisando papeles
y más o menos entre todas atendían a 20 personas por hora. Más lo que se
tardaba la cola para pagar (Otros 15 minutos).
Con
alrededor de 600,000 vehículos en el Estado y suponiendo una capacidad de
emplacamiento de 2000 diarios (Con unos 10 módulos) se tomará 300 días hábiles
en terminar el emplacamiento.
Dado
que las multas por no realizar el cambio son sumamente elevadas, la mayoría de
las personas tratarán de hacer su cambio en los plazos establecidos, con lo que
pronto habrá más caos en los módulos de emplacamiento y con las molestias y
pérdida de tiempo para los contribuyentes.
¿Por
qué el Secretario de Finanzas del Estado, Lic. Ricardo Martínez, no contrata
unos ingenieros industriales que le ayuden a hacer más eficiente el
proceso? Por ejemplo, poner más
capacidad de atención al público, lo que significa más módulos y más personas
que atiendan; simplificar el proceso de revisión para que sea más rápido; revisión
previa de papeles antes de pasar a ventanilla; permitir el pago por internet;
etc...
Hubiera
sido mucho mejor no tener que cambiar las láminas, pero no se hizo así. El que
no les guste el color rojo de las placas anteriores no justifica el que se
pierdan en este trámite inútil, 2.4 millones de hora-hombre de los habitantes
de nuestro estado. Suponiendo que cada hora hombre cueste 30 pesos (Salario
promedio mensual de 5,000 pesos) el costo en tiempo perdido sería de $72
millones de pesos. Contra los 600 millones que se pretende recaudar.
Claro,
como el gobierno no paga el tiempo perdido de las centenas de miles de personas
que tendrán que hacer el trámite, piensan que no es un costo para el estado, pero
se equivocan. El costo social por recaudar ese dinero es muy elevado.
Lo
malo es que no solo pasa en el caso de las placas. Pasa en el calvario que
resulta pagar todo tipo de impuestos. Resulta en un agravio doble: tener que
pagar por servicios malos que presta el Estado y encima tener que perder tiempo
productivo para hacer trámites engorrosos.
Otros
casos de agravio son las carreteras de cuota. Primero, resultan carísimas: ir a
la CDMX utilizando este tipo de carreteras puede ascender a cerca de 600 pesos.
Luego, la inversión para construirlas debería salir de los impuestos que
pagamos y no mediante ineficaces concesiones que en ocasiones son un foco de
corrupción, como el caso de algunas carreteras que construyó la empresa
española OHL en el Estado de México.
Pero
lo que es peor, los sistemas de cobro en estas carreteras son tan ineficientes,
que cualquier ventaja en tiempo, se pierde en lo que se tarda el pago en las
casetas, cuando debería ser lo más fácil y ágil posible.
Hace
unos días que transité por la carretera León a Aguascalientes, tuve que esperar
para pagar en la caseta de Encarnación de Díaz, porque había una fila de varios
kilómetros, el mismo tiempo que me tomó en llegar de la caseta de León a dicha caseta.
(Además, ese tramo cuesta ¡267 pesos!).
Pero
esto sucede en casi todas las carreteras de cuota, algunas sumamente peligrosas
porque transitan tráileres con doble remolque a toda velocidad; hay vehículos
que corren a más de 160 kilómetros por hora en tramos poco transitados y que
resultan un peligro para quienes respetamos los límites de velocidad; también a
pesar de ser de cuota, algunas carreteras se encuentran en muy malas
condiciones.
Si
los gobiernos fueran inteligentes, tratarían de simplificar el pago de
impuestos, o el cobro de servicios públicos como las carreteras de cuota, por
lo menos para evitar una molestia doble a los usuarios. Pero, así como están las cosas, o se evade el
pago de impuestos o se produce una pésima imagen para el gobierno (O ambas
cosas).
Ojalá
el gobierno de nuestro estado encuentre la forma de simplificar la vida a los
contribuyentes. Que no invente trámites inútiles para recaudar dinero y que el
pago de impuestos por lo menos sea muy sencillo y ocupe el menor tiempo posible
del contribuyente. A lo mejor así, hasta
pagaríamos con gusto.
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