POR:
OCTAVIO DÍAZ G. L.
@octaviodiazg
Ya
se cumplió más de un mes del asesinato de 6 personas, de haber resultado 20
heridos y 43 desaparecidos y sigue sin
resolverse el caso aunque ya hay órdenes de aprehensión contra el alcalde de
Iguala, su esposa y el jefe de la
policía de dicho municipio. Lo peor es que, al momento de escribir estas
líneas, aún no se sabe el paradero de los 43 desaparecidos aunque su búsqueda
se ha intensificado.
La
crisis política derivada de estos acontecimientos ya cobró sus primeras
víctimas. No solo desapareció el alcalde de Iguala sino que también ya renunció
el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre - ambos miembros del PRD - por lo que ese
Partido ha sufrido un grave deterioro en su imagen junto con prominentes personalidades
de ese Partido que les dieron apoyo para
llegar a sus puestos. El gobierno federal, por su parte, ha enviado
contingentes de policías federales, gendarmería y personal de la PGR a buscar a
los desparecidos e investigar quienes fueron los autores de los lamentables
hechos. Si bien el presidente Peña ha salido casi todos los días a condenar el
lamentable acontecimiento y a darle seguimiento
desde Los Pinos con su gabinete de seguridad, una nota del “Financial
Times” lo compara desfavorablemente con el ex presidente Calderón, quien, junto
con su esposa, fue a Cd. Juárez y confrontó a los familiares de las víctimas cuando
la masacre de Villas Salvárcar en donde perdieron la vida 16 estudiantes,
mientras que el presidente Peña no se ha acercado a Guerrero para hablar con
los familiares.
Aunque
lo que pasa en los estados no es la total responsabilidad del gobierno federal,
la sociedad espera que el presidente Peña y su equipo ayuden a resolver los
problemas de seguridad en Guerrero y especialmente que aparezcan los
secuestrados. No ayudó el que saliera información de que el gobierno federal sabía desde hace tiempo de los vínculos del
alcalde de Iguala y especialmente de su esposa, con el grupo delincuencial
Guerreros Unidos. También se había acusado al alcalde de otros asesinatos que
quedaron impunes. Si ya se sabía todo esto, la pregunta es ¿por qué no se actuó antes contra estas
personas? También es importante saber porqué
y quienes, movilizaron a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa hasta
Iguala, que se encuentra a más de 100 kilómetros.
De acuerdo con declaraciones de un líder de Guerreros Unidos - capturado
recientemente - el ataque contra los estudiantes fue porque supuestamente habían
sido infiltrados por un grupo de
criminales de la banda rival de “Los Rojos”, aspecto que ya investiga la PGR.
La
desaparición de los 43 normalistas ha generado movimientos de protesta en todo
el país y en el extranjero como no se había visto antes durante este sexenio. La prensa internacional se ha
volcado contra el presidente Peña. Una campaña de imagen positiva que había
sido muy exitosa en los medios extranjeros se ha derrumbado repentinamente y ha
puesto por los suelos la imagen del país en tan solo unos cuantos días. Por lo
pronto, los escenarios son difíciles
para el gobierno federal:
a) Si ya están muertos los 43 secuestrados
como dice el padre Solalinde y diversos
testigos, entonces puede haber un movimiento de radicalización estudiantil, aprovechado por otros actores sociales
interesados en causar problemas. Difícil de saber hasta dónde podría llegar
este movimiento. A diferencia de las protestas que encabezó el poeta Javier Sicilia
con otros líderes sociales por los muertos del sexenio pasado, cuyas manifestaciones
fueron vehementes pero pacíficas, en el
caso de Guerrero es posible que se dé una reacción más violenta. Ya el grupo
guerrillero ERPI declaró la guerra contra Guerreros Unidos. Es difícil que la escalada
de violencia en Guerrero se extienda a otras partes del país pero en ese estado
la situación podría alcanzar niveles todavía más preocupantes.
b) Si siguen vivos y sólo están
secuestrados, es una hipótesis poco probable, ya que tener secuestrado un
contingente tan grande cuando todo mundo los busca, no es fácil de ocultar;
alguien los hubiera visto o quizá alguno de ellos podría haber escapado. En
todo caso, el Secretario de Gobernación ha indicado que los buscan en más de
100 lugares. Si los llegasen a encontrar vivos – y todos esperamos que así sea
- este sería uno de los mayores triunfos de esta Administración y la amenaza de
inestabilidad se desinflaría.
Una
de las consecuencias inesperadas de estos acontecimientos fue el encontrar
decenas de fosas clandestinas con al menos 30 cadáveres. Aunque las autoridades
han dicho que no se trata de los normalistas, por otra parte dicen que necesitan varias semanas para identificarlos,
por lo que quedan más dudas que certezas. A los normalistas desaparecidos se
suman ahora estos otros asesinados que nadie sabe de quién se trata aunque era
sabido por los vecinos que esa zona era un camposanto clandestino ¿Quiénes
fueron los culpables de esas muertes? ¿Se les va a perseguir y se va a
investigar a fondo o simplemente regresará al olvido en que esos crímenes estaban?
La
estrategia del gobierno federal parece ser ganar tiempo en la identificación de
cadáveres y esperar que se calmen un poco las cosas, cosa que no ha sucedido. Habrá
una fuerte reacción si se encuentran muertos y habrá que estar preparados. Pero
se tienen que encontrar –vivos o muertos - ya que el gobierno difícilmente
seguirá resistiendo la presión nacional
e internacional si siguen desaparecidos.
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