Otra
vez las noticias sobre Michoacán en materia de seguridad vuelven a ser
alarmantes. Se atribuye al grupo delictivo de los Caballeros Templarios el
haber realizado ataques a 18 instalaciones de la Comisión Federal de
Electricidad en alrededor de 14 municipios de ese estado que dejaron sin
energía eléctrica a más de 420,000 personas; también hubo ataques a cuatro
gasolineras, dos en Morelia, una en Tarímbaro
y otra más en Apatzingán. Todos ellos en una acción simultánea durante las
primeras tres horas del 27 de octubre. Esto ocurrió al día siguiente de una
marcha de grupos de autodefensa que entraron a Apatzingán escoltados por el
ejército y que provocó enfrentamientos
que dejaron al menos 5 muertos. Coincide también con el retorno del gobernador
Fausto Vallejo quien estuvo con licencia por varios meses después de recibir un
trasplante de hígado y quien tuvo dificultades para retomar el cargo ante la
reticencia del gobernador interino por devolverle el mando.
En un excelente artículo de Jaime Rivera –investigador de la Universidad Michoacana- en el número de septiembre de la revista Nexos, se hace un recuento de la gravedad de la situación en Michoacán. Rivera señala cuatro grandes problemas que aquejan al estado: la inseguridad provocada por el grupo delictivo de Los Templarios; la conflictividad magisterial en busca siempre de mejores prestaciones y la degradación educativa derivada de la pérdida de control del magisterio por parte de las autoridades; la conflictividad social que extrae prebendas a base de marchas y chantajes cada vez más violentos; y la quiebra financiera del estado. Todo ello tiene décadas de gestación y simplemente está haciendo crisis ahora, agravada por la pésima gestión de los últimos gobernadores, quienes tomaron la actitud de “dejar hacer, dejar pasar” y prefirieron someterse a estos grupos de poder antes que enfrentarlos. Algunos congresistas federales están pidiendo la desaparición de poderes en el estado lo cual es irónico porque hace mucho que no hay poderes que gobiernen en Michoacán. No sé si sirva de algo destituir al gobernador actual, a menos que llegara un personaje con el tamaño y apoyo para tomar el control del Estado.
Se ha tratado de atender estos problemas con soluciones ya un poco trilladas y que no han dado resultados por falta de interés o por deficiencias en su implementación: profesionalizar a las policías; depurarlas mediante el control de confianza; usar la intervención masiva del ejército, la marina y la policía federal; o aceptando todas las demandas de los grupos de poder a cambio de una supuesta paz social. Van algunas ideas a ver si algo nuevo puede ayudar:
No se ve fácil la solución a lo que ocurre en Michoacán pero es urgente recuperar el estado para sus habitantes. Lo que está en juego no es Michoacán, sino el resto del país.
_________________________________________________________________www.heraldo.mx/tag/todo-terreno Twitter: @octaviodiazg
Blog: octaviodiazgl.blogspot.com Correo: odiazgl@gmail.com
En un excelente artículo de Jaime Rivera –investigador de la Universidad Michoacana- en el número de septiembre de la revista Nexos, se hace un recuento de la gravedad de la situación en Michoacán. Rivera señala cuatro grandes problemas que aquejan al estado: la inseguridad provocada por el grupo delictivo de Los Templarios; la conflictividad magisterial en busca siempre de mejores prestaciones y la degradación educativa derivada de la pérdida de control del magisterio por parte de las autoridades; la conflictividad social que extrae prebendas a base de marchas y chantajes cada vez más violentos; y la quiebra financiera del estado. Todo ello tiene décadas de gestación y simplemente está haciendo crisis ahora, agravada por la pésima gestión de los últimos gobernadores, quienes tomaron la actitud de “dejar hacer, dejar pasar” y prefirieron someterse a estos grupos de poder antes que enfrentarlos. Algunos congresistas federales están pidiendo la desaparición de poderes en el estado lo cual es irónico porque hace mucho que no hay poderes que gobiernen en Michoacán. No sé si sirva de algo destituir al gobernador actual, a menos que llegara un personaje con el tamaño y apoyo para tomar el control del Estado.
Se ha tratado de atender estos problemas con soluciones ya un poco trilladas y que no han dado resultados por falta de interés o por deficiencias en su implementación: profesionalizar a las policías; depurarlas mediante el control de confianza; usar la intervención masiva del ejército, la marina y la policía federal; o aceptando todas las demandas de los grupos de poder a cambio de una supuesta paz social. Van algunas ideas a ver si algo nuevo puede ayudar:
1. Los grupos delictivos como los
Templarios pueden operar con impunidad porque tienen una base de apoyo social muy
importante. Este deriva de: la seguridad que otorgan a quienes aceptan su
protección; de un discurso y acciones populistas que atraen seguidores; y de un
número muy importante de jóvenes desempleados para quienes unirse a ellos es
una opción de desarrollo económico. También porque tienen mucho dinero y armas
de alto poder. Habrá que empezar porque el Estado Mexicano recupere el apoyo
social perdido. Un indicio de la erosión del apoyo social que están sufriendo
los Templarios es la aparición de las guardias comunitarias quienes se han
armado para defenderse de sus extorsiones y abusos. Quizá se podría apoyar a estas guardias comunitarias, con
entrenamiento, armas y recursos bajo el
control del ejército, para que ayuden a combatir a los delincuentes. Poner al
frente de ellas inclusive a militares. Asimismo hay que disputarle el recurso humano al crimen
organizado: reenfocar el servicio
militar obligatorio para que aleje a los jóvenes de los criminales; fortalecer
organizaciones como el Pentatlón Universitario que los mantenga al margen de
los delincuentes; darles subsidios en forma de sueldo a los jóvenes sin empleo, a cambio de que trabajen, en lo que sea, para
el Estado Mexicano. Por último, habría que cortarles a los grupos
delincuenciales el acceso al dinero
ilícito y poner un cerco al paso de armas.
2. El magisterio, especialmente la CNTE,
se ha mostrado en rebeldía ante las autoridades locales sin que estas hayan
podido hacerse cargo de ellos. Habría que regresarle al gobierno federal el
control de la educación en Michoacán. Quizá la federación podría retomar el control
del magisterio.
3. Para los grupos de presión que
recurren a la violencia y el chantaje, la receta es muy sencilla: aplicar todo
el peso de la ley. Para ello se requiere un gobierno que no sea timorato en la
aplicación de la ley ni que prefiera negociarla.
4. Respecto a las finanzas del estado,
urge una renegociación con los acreedores. Empezando con el gobierno federal. Ampliar
plazos de pago, obtener periodos de gracia, posponer pagos de principal a
cuenta de transferencias federales. También es necesario aumentar la
recaudación local eficientando sistemas y atacando la evasión. Otro aspecto indispensable
es levantar la economía estatal atrayendo turismo e inversión que generen
empleo, impuestos y derrama económica. Habrá
que resolver primero los tres puntos anteriores y establecer un clima laboral
favorable a las inversiones.
No se ve fácil la solución a lo que ocurre en Michoacán pero es urgente recuperar el estado para sus habitantes. Lo que está en juego no es Michoacán, sino el resto del país.
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