2 de agosto de 2013

PEMEX Y LAS REFORMAS



     Están ya por discutirse en el Congreso importantes reformas al sector de energía de nuestro país. Las más controvertidas son aquellas que proponen romper el monopolio de PEMEX en la exploración, explotación, distribución y refinación de hidrocarburos. Desafortunadamente una parte importante de  la opinión pública nacional piensa que sólo el Estado debe realizar estas tareas. Quienes se oponen a que la inversión privada juegue un papel relevante en estas actividades productivas argumentan, entre otras cosas,  que se afectaría la soberanía nacional al permitirlo. En pleno siglo XXI pensar que las inversiones privadas especialmente las extranjeras, pondrían  riesgo la soberanía nacional es falso y  anacrónico. México tiene instituciones fuertes para subordinar los intereses de las empresas extranjeras a los intereses de la nación. Los argumentos contra la participación de capital privado en este sector son más de carácter ideológico que sustentados en la realidad y se han venido manejando por décadas desde la estatización de la industria petrolera hasta nuestros días.

      El 18 marzo de 1938 un movimiento de huelga mal atendido por las empresas extranjeras que tenían la concesión para extraer, procesar y distribuir el petróleo precipita la decisión del Presidente Cárdenas de nacionalizar o estatizar a la industria petrolera. La decisión en aquél momento tuvo un gran apoyo popular;  se veía como una muestra de que los mexicanos no necesitaban de los extranjeros para explotar las riquezas naturales de la nación y que así los beneficios derivados de esa explotación llegarían en mayor cantidad y verdaderamente a todos los mexicanos. La realidad ha sido otra.

     Los beneficiarios de la nacionalización de la industria petrolera no fueron todos los mexicanos. Sólo algunos. He aquí una lista no exhaustiva:

1.    Los trabajadores de PEMEX, especialmente los sindicalizados. Las prestaciones, prebendas y sueldos de que gozan los trabajadores es muy superior a la de otras industrias privadas o públicas en México. Esto le ha restado competitividad y eficiencia a la empresa.

2.    La dirigencia sindical. El hecho de poder manejar discrecionalmente y sin rendir cuentas miles de millones de pesos del sindicato, ha beneficiado por décadas a una élite de dirigentes. Para muestra bastan las revelaciones en la prensa  acerca del patrimonio del actual líder petrolero y de sus hijos.

3.    Los contratistas y proveedores con privilegios. A pesar de las medidas para evitar la asignación de contratos basados en favoritismos, empresarios corruptos y  sus cómplices dentro de PEMEX han sabido manipular la Ley de Adquisiciones y otros mecanismos de tranhsparencia para continuar añejas prácticas de corrupción.

4.     El Congreso. Se ha pospuesto por décadas una reforma fiscal ya que siempre fue más fácil obtener recursos de PEMEX que proponer leyes fiscales responsables que proporcionaran los ingresos que el país requiere y que implican aumentar impuestos. Hoy en día PEMEX proporciona  el  32%  de los ingresos del gobierno, proporción que no ha variado mucho en los últimos años. Por otra parte la recaudación de impuestos, excluyendo los provenientes del petróleo representan alrededor del 14% del PIB. Aún si sumamos los ingresos derivados del petróleo, ponen a México como el país de la OCDE con más baja recaudación y  por debajo del promedio para Latinoamérica. Además los diputados han aprovechado ingresos provenientes de PEMEX para asignar  recursos del presupuesto de egresos para favorecer proyectos clientelares.

5.    Gobiernos que gastaron en exceso. En la década de los setenta los gobiernos en turno gastaron en exceso. Especialmente en el sexenio de López Portillo cuando los hallazgos de petróleo dispararon el gasto público apoyados en esos descubrimientos. Dicho gasto no se reflejó en inversiones productivas y en su mayor parte se fue a gasto corriente. Estos excesos se pagaron penosamente en la crisis permanente que vivió nuestro país en  la década de los ochenta cuando cayeron los precios ´mundiales del petróleo.

     El beneficio para la mayoría de los  mexicanos proveniente de los ingresos generados por el petróleo  ha sido muy escaso y ha provocado que PEMEX sea una de las empresas más ineficientes del mundo y sin capacidad para realizar las inversiones que requiere para ponerla a la vanguardia. De permitirse la inversión privada – nacional y extranjera-  esto dispararía las entradas de capital a México.  El Instituto Mexicano de la Competitividad estima que de darse la apertura para invertir en explotación de petróleo,  la inversión extranjera en 2030 podría alcanzar 67,400 millones de dólares por encima de los que habría (20,283 MDD) sin la apertura. Impactaría en un crecimiento adicional del PIB de 1.7% y se crearían más de 300,000 empleos adicionales. Estos sí son beneficios tangibles para el país.

      Para lograr atraer esta inversión extranjera se requieren reformas de fondo que incluyen  el modificar a la Constitución. Estas reformas deben prever que PEMEX deje de tener el monopolio en petroquímica básica, la refinación  y distribución de combustibles. Con ello PEMEX deberá dejar de operar en aquellos rubros que no es competitivo tales como en refinación de gasolinas y permitir que empresas más eficientes lo hagan. Asimismo el permitir que la iniciativa privada participe en la exploración y explotación del petróleo y gas permitirá explotar reservas de hidrocarburos de difícil acceso y que requieren inversiones que ni Pemex ni el estado mexicano pueden realizar. La riqueza petrolera está allí. Sólo hace falta visión y voluntad para que liberar esa riqueza y convertir a México de nuevo en una potencia petrolera.


_________________________________________________________________www.heraldo.mx/tag/todo-terreno                             Twitter: @octaviodiazg

Blog: octaviodiazgl.blogspot.com           Correo: octaviodiazgl@yahoo.com.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario