17 de agosto de 2013

EL RETO DE MEJORAR LA GOBERNANZA


  
     A finales de los años ochenta y principios de los noventa, los funcionarios del Banco Mundial se preguntaban por qué los proyectos y la ayuda que estaban otorgando a países africanos estaban fracasando. Para averiguar que sucedía  realizaron un estudio que arrojara luz sobre las causas de esos fracasos. Lo que encontraron fue que no bastaba hacerles llegar recursos ya que se perdían en corrupción, ineficiencia, ineficacia o desvíos. Esto se debía a que los países  carecían de un factor  clave para su desarrollo,  tanto o más importante que los propios recursos que se destinaban a apoyarlos, llamado gobernanza. A tal grado fue importante  este hallazgo que el Secretario General de Naciones Unidas dijo en 1997 que “La buena gobernanza es quizá el factor más importante para erradicar la pobreza y promover el desarrollo”.  Esto está reseñado en el libro “Como mejorar la gobernanza: Un nuevo marco para el análisis y la acción” de los autores Ferranti, Jacinto, Ody y Ramshaw.

     La gobernanza es una serie de prácticas que se requieren para el buen desempeño de una organización, país o entidad subnacional. El concepto se  puede aplicar a las empresas y de hecho a cualquier organización en la que un grupo de personas ha designado a otras para llevar a cabo ciertas tareas. Para explicar esta relación en que los dueños o los ciudadanos delegan en un grupo de funcionarios las tareas de dirección de una empresa, de un municipio, estado o  país,  se utiliza el modelo “Agente-Principal”. Por ejemplo,  los accionistas o dueños (Principal) de una empresa les encargan a sus administradores (Agente) la conducción de la misma para el logro de ciertos objetivos a cambio de una remuneración. O bien, los ciudadanos (Principal) asignan la responsabilidad a un gobierno (Agente) de llevar a cabo las tareas que la sociedad requiere tales como  proveer seguridad pública, fomentar el desarrollo económico, proveer educación, entre otras.  Podemos definir a la gobernanza como todas aquellas prácticas y acciones que realizan administradores o gobernantes para cumplir con honestidad, eficacia y eficiencia las tareas que les han sido encomendadas en la conducción y logro de los objetivos de una empresa, organización o país. Acompañando a esta delegación de responsabilidades  los dueños de empresas o los ciudadanos deben asegurarse, mediante la rendición de cuentas, que en lugar de que los funcionarios persigan  sus propios intereses, cumplan con las tareas que les fueron encomendadas.

     El Banco Mundial desarrolló un conjunto de indicadores para medir la  gobernanza de 215  países y la cual publica a partir de 1996. Los indicadores son: 1. Voz y rendición de cuentas.  2. Estabilidad política y ausencia de violencia.  3. Efectividad del gobierno.  4. Calidad regulatoria.  5. Imperio de la Ley.  6. Control de la corrupción. Es importante señalar que además de estos factores existen otros elementos tales como capacidades técnicas, recursos financieros y políticas públicas adecuadas que requiere una buena gobernanza. La forma como califica el Banco Mundial a los países consiste en obtener una puntuación para cada indicador y clasificar a cada país de acuerdo a como se comparan con el resto de los países. México se ubicó en el 2011 como sigue: 1. “Voz y rendición de cuentas” en  53.5% (Quiere decir que el 53.5% de los países están peor que México o al revés, el 46.5% de los países están mejor). 2. “Estabilidad política y ausencia de violencia” en 25.5%; 3. “Efectividad del gobierno” en 63.5%; 4. “Calidad Regulatoria” en 60.7%; 5. “Imperio de la Ley” en 38.5%; 6. “Control de la Corrupción” en  45.0%. En general las calificaciones no han cambiado para México desde 1996 manteniendo una tendencia estable. Diversos estudios del Banco Mundial  señalan que existe una correlación positiva entre una mejor gobernanza y un mejor desarrollo económico. De tal suerte que esta institución considera de la mayor importancia el que se atiendan los retos que presenta el nivel de gobernanza que  tiene México que ha sido entre mediocre y  malo.

     Abonando a esta recomendación, la Organización para la  Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) elaboró un documento que entregó al Presidente Peña Nieto en enero de este año y que contiene un diagnóstico y recomendaciones acerca de los principales problemas que nuestro país debe enfrentar para lograr un mejor desarrollo económico. Precisamente uno de los  capítulos está dedicado a cómo fortalecer la gobernanza en todos los niveles de gobierno. Entre las recomendaciones que hace la OCDE están las de  fortalecer el servicio profesional de carrera, crear sistemas de medición del desempeño y rendición de cuentas en el gobierno y mejorar las instituciones que combaten la corrupción, entre otros.

     Para mejorar la gobernanza de nuestro país, se propusieron modificaciones constitucionales en materia de transparencia y la creación de una Comisión Nacional Anticorrupción. Sin embargo, ambas iniciativas se han quedado detenidas en el Congreso. También requieren atención urgente aspectos como   “ausencia de violencia”, “imperio de la ley” y “rendición de cuentas”. Si a ello le sumamos la desaparición de la Secretaría de la Función Pública que era un gran impulsor de los temas de gobernanza, esto  podría ser un factor que impida que el resto de las reformas que se están promoviendo rindan frutos.

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