6 de abril de 2013

LA EROSIÓN DEL PODER



Por:  Octavio Diaz G.L. 

     En un libro de reciente aparición en inglés “La Extinción del Poder”,  Moisés Naím   argumenta que para los líderes de cualquier organización, sea empresa, iglesia, o gobierno, cada vez es más difícil ejercer el poder.  Dice que las cuatro fuentes del poder son: la fuerza, la costumbre, la persuasión y los premios y que tres grandes tendencias las están erosionando: 

     1. La abundancia: vivimos en una época en que hay más de todo; más personas, mas ciudades, más países, más partidos políticos y una mayor clase media que es impaciente,  tiene más ambiciones de las que los gobiernos puedan satisfacer y es intolerante a la corrupción. Entre mejor sea el nivel de vida, es más difícil controlar a la población. 
    
     2. La revolución de la movilidad: las personas se desplazan por todo el mundo como nunca en la historia. Ya no tienen que aceptar las malas condiciones en las que viven. Eligen irse a donde más les conviene. El mayor efecto se da en la migración a las ciudades lo que ha vuelto al mundo predominantemente urbano. Pero no solo hay más movilidad de personas, sino también de bienes, dinero e  información. La erosión del poder que resulta de esta tendencia  se debe a que el poder requiere ejercerse sobre límites territoriales bien definidos y requiere una audiencia cautiva. Por ello cuando las fronteras se vuelven porosas, es mucho más difícil mantener el poder. 
     
      3. La revolución de la mentalidad: ahora que todos saben  cómo viven las personas en otras partes del mundo la población se ha vuelto más exigente, con grandes expectativas por mejorar sus niveles de vida ante la incapacidad de los gobiernos por satisfacerlas. También se ha amplificado la costumbre de los jóvenes de  retar al poder aunado a una pérdida de credibilidad en las instituciones del Estado. Allí está el ejemplo de la primavera árabe en donde  grupos sin líderes se organizaron alrededor de Twitter y Facebook para  derrocar a dictadores que tenían décadas en el poder.

      Pero creo que el fenómeno de la erosión del poder no es nuevo en el mundo sino más bien cíclico. A lo largo de la historia han surgido imperios que luego caen,  emperadores, dictadores, y déspotas con mucho poder  para luego ser derrocados. Tampoco es un fenómeno moderno. De Nerón y Calígula a Hitler y Stalin. Del Imperio Romano al Imperio Británico y al Imperio Soviético. ¿Será que por primera vez en la historia seamos testigos de la erosión del poder para que nunca vuelvan a surgir imperios y déspotas?

      En  México hemos tenido estos ciclos. De los presidentes frágiles al inicio de la Independencia a Santa Anna. De los presidentes de la Guerra de Reforma a Juárez y Díaz. De los presidentes revolucionarios a los del PRI. Fragilidad y poderío en ciclos que se repiten. En los últimos 18 años vivimos un deterioro del poder presidencial. Surgieron como poderes alternos los gobernadores,  empresarios, líderes sindicales, la oposición en el Congreso, la mayor independencia de  jueces y magistrados y  grupos criminales apoderados de regiones del país, entre otros.

     Pareciera que ahora el presidente Peña Nieto quisiera recuperar algo del poder perdido de la Presidencia para poder impulsar su agenda de trabajo. Ha sido capaz de concertar con la oposición sus reformas y ha mandado mensajes fuertes a factores de poder que antes eran intocables. Pero el camino para aumentar su poder será largo. Por lo pronto requerirá de gobernadores que le sean fieles, apoyo continuo de la oposición-  de hecho los líderes del PAN y del PRD están en riesgo de caer-, seguir acotando a grandes empresarios y líderes sindicales, controlar a sindicatos poderosos que van a perder privilegios. Tendrá que enfrentar fenómenos como el movimiento que surgió en la Universidad Iberoamericana y que luego tomó el nombre de  “Yo Soy  132” que podría resurgir en cualquier momento. Los jóvenes ya probaron el poder de las redes sociales y vieron que pueden retar a los partidos políticos establecidos y sólo falta un pretexto para que exploten de nuevo.

     La clase media  ya representa un poco más del 50% de los hogares en México y difícilmente se deja manipular con  dádivas y otras figuras del viejo clientelismo. También ha evolucionado la opinión pública que  dispone cada vez más de  medios de comunicación no tradicionales a través de blogs, videos y redes sociales.  Por su parte el crimen organizado seguirá disputando el control de territorios al Estado Mexicano y tratando de corromper a las fuerzas de seguridad pública.  Todos estos factores dificultarán el camino para aumentar el poder presidencial. Por cierto uno de los aspectos que ha impulsado el presidente Peña Nieto y que va en sentido contrario al fortalecimiento de la Presidencia  es la creación de cada vez más organismos constitucionalmente autónomos. Se está creando un nuevo poder que no contempla la Constitución.

      Si bien por una parte se nota que el presidente Peña Nieto está dándole nuevos bríos al poder presidencial y ha tenido iniciativas exitosas en este sentido, juegan en su contra las tendencias que señala Naím en su libro y si este autor tiene razón, los nuevos liderazgos en todos los ámbitos tendrán  que acostumbrarse al ejercicio de un  poder disminuido.

Referencias:

1. "THE END OF POWER. FROM BOARDROOMS TO BATTLEFIELDS AND CHURCHES TO STATES, WHY BEING IN CHARGE ISN´T WHAT IT USED TO BE" By Moisés Naím. Basic Books, New York, 2013. Kindle e-book.

2. "CLASEMEDIERO. Pobre no más, desarrollado aún no." Luis de la Calle y Luis Rubio. CIDAC, septiembre de 2010, México, D.F.
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