21 de agosto de 2017

¿LOS MILITANTES CUENTAN?

LA SILLA ROTA


Por: Octavio Díaz García de León
Twitter: @octaviodiazg

    Los partidos políticos ya están por elegir a su candidato a la presidencia de la República y junto con él, a centenares de otros candidatos para las siguientes elecciones federales y algunas estatales. En las noticias que surgen sobre este tema, parece que a los militantes (Aquellos que aparecen en las listas de afiliados a algún partido) no se les toma opinión, como si las decisiones de sus líderes no necesitaran aprobación de sus bases. En el México, que tan bien describió Octavio Paz como una pirámide donde el poder se encuentra en la cúspide, esto no es de extrañar.  

    En Estados Unidos, por ejemplo, los dos partidos más grandes, el Demócrata y el Republicano, tienen elecciones primarias donde los militantes son quienes eligen a su candidato. Son tan poderosos que, en el Partido Republicano, fueron capaces de elegir como su candidato a Donald Trump, contra la oposición de los liderazgos de su Partido. Si bien los militantes no siempre toman las mejores decisiones, se trata de un proceso democrático y el triunfo de Trump acabó dándoles la razón. Cualquier otro candidato probablemente hubiera perdido ante Hillary Clinton. Sería un buen ejercicio para la democracia partidista en nuestro país que en la selección que realizan los partidos políticos de sus candidatos, se tomara en cuenta la opinión de los militantes.  

    Tomemos el caso del PRD y el PAN, cuyos dirigentes han propuesto la formación de un frente opositor sin consultar a sus militantes. ¿Por qué es importante esta consulta? Porque las posiciones ideológicas de ambos partidos son antagónicas y la alianza no significa que se sumarían los votos de ambos partidos. El PRD ha impulsado legislación  a favor del aborto, de los matrimonios igualitarios, de la posibilidad de decidir una muerte anticipada, de los derechos de la comunidad LGBT (Lesbio, gay, bisexual o transexual) y otras posiciones que chocan frontalmente con los valores y creencias de un segmento importante del PAN,  apegado a valores tales como considerar que la  familia debe estar formada por un hombre y una mujer, que hace una distinción entre los sexos y le asigna ciertos roles y por el respeto a la vida desde la concepción. Y viceversa, los sectores del PRD, más alejados de estas ideas tradicionales, difícilmente aceptarán una agenda contra el aborto, por ejemplo.

    ¿Por qué a los dirigentes del PAN les pudiera ser atractiva esta alianza? Quizá porque lo que los une con el PRD no es tanto un proyecto de nación o coincidencias ideológicas, sino una agenda política que podría tener dos propósitos: evitar la candidatura de Margarita Zavala al incorporar una fuerza externa al PAN en la decisión de la candidatura y como siguiente objetivo, evitar que AMLO gane las elecciones. ¿Será la receta correcta? Todo indica que se generará división al interior de su partido favoreciendo las aspiraciones de AMLO.

    En cuanto al PRD, podría ser una forma de rescatar votos y posiciones suficientes para evitar su disminución ante MORENA y con algo de suerte, imponer a su candidato, que podría ser Miguel Ángel Mancera, para encabezar la alianza, ante la posible implosión de los candidatos del PAN que se podrían autodestruir en el proceso.

    En MORENA todo es más sencillo. Quien milita en ese partido es porque quiere que Lopez Obrador sea presidente y nadie más. No les interesa que les pregunten por otro posible candidato.  Digamos que son los militantes ideales para este partido en donde lo que cuenta es la voluntad de su líder.  

    En el caso del PRI, lo que pesa no es la militancia, sino los “cuadros” o pequeños liderazgos que son parte de su estructura. “Cuadros” que no aspiran a mucho, porque saben que las posiciones de arriba no son para ellos. Allí, el trabajo de la alta dirigencia consiste más bien en convencer a estos pequeños liderazgos de acatar las decisiones cupulares a cambio de posiciones y prebendas. Una de estas decisiones será la elección de su candidato a la presidencia, decisión que, en este caso, como a lo largo de su historia, muy probablemente la tomará el presidente de la República. La militancia estará atenta a la “línea” que les den sus “cuadros” y actuarán como siempre.

    En el caso del PVEM, el PANAL y los demás partidos, la situación para sus militantes es similar a los partidos donde la militancia no cuenta. Son las dirigencias o los jefes tras bambalinas, quienes toman las decisiones.

      El caso de Pedro Kumamoto, el diputado local independiente por el Estado de Jalisco es una excepción en este panorama de divorcio entre dirigencias y militantes ya que su apoyo viene no de una estructura, ni de “cuadros”, ni de militantes “profesionales”, sino de personas que lo han venido apoyando de manera directa sin formar parte de un partido.  Pero no hay en el horizonte otro caso similar.

    En cuanto a los simpatizantes de los partidos, si ven que el candidato o candidata escogido no les satisface, votarán por el de otro partido o simplemente no votarán y el resultado de las elecciones se determinará por cuestiones que no tienen que ver con la ideología, el proyecto de nación que proponen, ni con quien sea mejor candidato.

      Los partidos no basan su éxito solo en sus militantes, sino en su capacidad para desplegar buenas campañas y esto podría explicar el desdén de algunos dirigentes de partidos hacia sus afiliados. Claro, hay un papel para los militantes que deberán operar algunas estrategias y en algunos partidos su participación es relevante, pero en general, su impacto es limitado. Las elecciones hoy en día y seguramente la de 2018 no será la excepción, se definen mediante campañas profesionales de mercadotecnia en las cuales se busca convencer o manipular al elector para que vote por el candidato que le ofrecen como si se tratara de un producto. Clave para estas campañas es la capacidad de explotar los miedos de los votantes y manipular sus emociones.

     Por ello, el factor determinante para el éxito de un candidato son los recursos que se gastan en las campañas. Con este dinero se ponen en marcha las movilizaciones, la publicidad, las campañas de desprestigio, la compra del voto, el fraude electoral y demás estrategias de mercadotecnia electoral.  

     Además, en el 2018 no hay que descartar factores externos que puedan influir en la elección, como por ejemplo que los rusos decidan intervenir a favor de un candidato; ya demostraron que en Estados Unidos fueron un factor relevante para que ganara Trump. Por su parte, Estados Unidos también podría influir, por ejemplo, gracias a que sus servicios de inteligencia nos tienen bien vigilados, revelando secretos para desprestigiar a algún candidato.  

     Desde luego, hay votantes inteligentes que razonan sus votos, hacen análisis de los candidatos y de sus propuestas, de los partidos y de sus programas y difícilmente se dejan manipular por las campañas. Desafortunadamente es una muy pequeña minoría.  La decisión de la gran mayoría de los votantes estará sujeta a la eficacia de las campañas.

     Ser militante de un partido parece que no tiene muchas ventajas: no se le toma en cuenta, se le utiliza, es difícil que acceda a candidaturas (porque se deciden por designación) y rara vez es factor para determinar el éxito en una elección. Pero sin ellos en sus listas de afiliación, no habría partidos políticos. Por ello, no es raro el desánimo de muchos mexicanos respecto a la política partidista.

     Para que nuestra democracia madure, es necesario que los militantes de los partidos sean tomados en cuenta, participen hasta convertirse en factor de éxito para los partidos y se dependa menos del dinero para las campañas para ganar elecciones. Así también los partidos políticos ganarán credibilidad, hoy en día perdida y la población estará más dispuesta a participar en política, que tanta falta hace.


Las opiniones vertidas en esta columna son exclusivamente a título personal y no representan puntos de vista de ninguna institución.

18 de agosto de 2017

PERSONAJES MODELO


Por: Octavio Díaz García de León


     A lo largo de la historia han existido personajes que han sido modelo de comportamiento o ejemplo de maldad para la humanidad. Unos reales y otros ficticios. Entre estos últimos quisiera destacar a tres: Don Quijote, el Doctor Fausto y Don Juan. Dos de ellos ligados a la cultura española y el segundo a la alemana. En el caso del Doctor Fausto existió un personaje histórico que dio origen a la leyenda. A lo mejor los modelos de Don Quijote y Don Juan fueron también hombres de carne y hueso. Estos personajes de ficción tomaron forma en la imaginación colectiva gracias al ingenio de escritores cumbre de la literatura; también han sido semilla para la creación de todo tipo de obras de arte.  El tema de sus vidas permea de muy diversas formas en poemas, novelas, obras de teatro, óperas, sinfonías, sonatas, pinturas, esculturas, películas, etc. Lo importante es que siguen siendo objeto de reflexión e inspiración y las lecciones que se pueden extraer de ellos pueden ser de utilidad en nuestra época. 

     Las historias de estos personajes han sido contadas de diversas formas. Quizá el Quijote ha sido único e irrepetible, pero la leyenda de Fausto ha sido tratada por grandes autores. Quizá la más conocida sea la obra de Goethe, pero otros escritores como Marlowe, Calderón de la Barca, Valery, Pessoa y Mann, entre otros, también han producido obras maestras relacionadas con la historia de Fausto. Lo mismo ocurre con Don Juan que me trae a la memoria las obras de Byron, Zorrilla y Mozart.

    Las historias alrededor de estos personajes permanecen vigentes, aunque gran parte del contexto en que se escribieron ha perdido vigencia en nuestra época. Por ejemplo, en el caso del Doctor Fausto, aunque sigue existiendo la creencia y el culto al demonio, nuestra época en general es más racionalista y ha dejado de creer en Dios y en el Diablo. Pero no dudo que seguirá habiendo personas que crean factible el hacer pactos con Lucifer para lograr sus deseos más inconfesables, a cambio de entregar su alma a las llamas eternas.

    La revolución sexual por su parte, ha dejado en la sección de novelas rosas las viejas aventuras de Don Juan, ya que nuestra época está saturada de pornografía y sexo fácil. Además, se ha perdido el concepto de honor, el de la virtud, la creencia en Dios y los castigos divinos, aspectos que son ejes centrales en las obras relacionadas con este personaje.

y cómo es necesario ponerse una meta para hacer algo por la humanidad una vez terminada la edad en que se construyó una familia y un patrimonio, en lugar de entregarse a un retiro sin actividad productiva. Otra de las muchas lecciones de esta obra es que las personas, sin perder la razón como Don Quijote, pueden salir al mundo, a la edad que sea, a tratar de enmendar el mal que se observa en el entorno. Hay dos personajes centrales a esa obra: Sancho Panza quien encarna un realismo simple pero profundo y Dulcinea, quien le da sentido a lo que hace Don Quijote. Se podría entonces escoger una causa (La caballería andante), conseguirse un anclaje con la realidad que vaya moderando y aterrizando cada una de las acciones a emprender (Sancho Panza) y una razón de ser que impulse a actuar (Dulcinea) que puede ser un ideal de humanidad, la búsqueda de la vida eterna, encontrar la verdad sobre algún tema o cualquier cosa que le dé sentido a la vida.

    El caso del Doctor Fausto, (https://octaviodiazgl.blogspot.mx/2012/04/los-consejos-del-diablo.html), tiene lecciones interesantes: hay quienes se pasan una vida buscando placeres, poder, fama, o simplemente tratándose de enriquecer como sea.   Pero llega un momento que su ambición los hace traspasar cualquier límite y están dispuestos incluso a pactar con las versiones modernas del diablo: volverse corrupto, delincuente, o cualquier otro camino que no sea el legal o éticamente correcto, arriesgando su vida a cambio de placer, poder o para acumular bienes y dinero. También puede ocurrir que, como Fausto, tras una vida dedicada a una actividad, se descubra que nunca encontrará satisfacción en ello porque su vocación era otra, o se dé cuenta que nunca logrará lo que ambiciona, encontrando inútil lo realizado y quiera recuperar la juventud para volver atrás y empezar de nuevo, siendo que no hay pacto que valga para recuperar esa vida perdida.

   El Don Juan en la actualidad ya no es aquél que lucha por conquistar a la mujer virtuosa con las artes del seductor. Los Don Juanes modernos (Hombres y mujeres) son, por ejemplo, políticos, artistas, vendedores, negociantes. Buscan poder, fama o dinero y usan la seducción para lograr sus fines. Desafortunadamente lo hacen no para hacer un bien a la sociedad, sino solo por tener lo que buscan. Los Don Juanes actuales solo piensan en ellos, no en los demás y siguen siendo tan peligrosos como el personaje clásico.
 
    Estos modelos de hombres paradigmáticos nos pueden ayudar a guiar nuestra vida o a entender aquellos comportamientos enfermizos que impiden mejorar nuestro entorno. Vale la pena leer y conocer todas las obras que se han realizado en torno a ellos, que nos siguen dando muchas enseñanzas, a apreciarlas como obras de arte y ayudarán a reconocer a los Quijotes, Faustos o Don Juanes que nos encontremos en el camino.
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11 de agosto de 2017

MILITANTES QUE NO CUENTAN



Por: Octavio Díaz García de León

     Los partidos políticos ya están por elegir a su candidato a la presidencia de la República y junto con él, a centenares de otros candidatos para las siguientes elecciones federales y algunas estatales. En las noticias que surgen sobre este tema parece que a los militantes (Aquellos que aparecen en las listas de afiliados a algún partido) no se les toma opinión, como si las decisiones de sus líderes no necesitaran aprobación de sus bases.

      En Estados Unidos, por ejemplo, los dos partidos más grandes, el Demócrata y el Republicano, tienen elecciones primarias donde los militantes son quienes eligen a su candidato. Son tan poderosos que, en el Partido Republicano, fueron capaces de elegir como su candidato a Donald Trump, contra la oposición de los liderazgos de su Partido. Si bien los militantes no siempre toman las mejores decisiones, se trata de un proceso democrático y el triunfo de Trump acabó dándoles la razón. Cualquier otro candidato probablemente hubiera perdido ante Hillary Clinton. Sería un buen ejercicio para la democracia partidista en nuestro país que en la selección que realizan los partidos políticos de sus candidatos, se tomara en cuenta la opinión de los militantes.  

     Tomemos el caso del PRD y el PAN, cuyos dirigentes han propuesto la formación de un frente opositor sin consultar a sus militantes. ¿Por qué es importante esta consulta? Porque las posiciones ideológicas de ambos partidos son antagónicas y la alianza no significa que se sumarían los votos de ambos partidos. El PRD ha impulsado legislación a favor del aborto, de los matrimonios igualitarios, de la posibilidad de decidir una muerte anticipada, de los derechos de la comunidad LGBT y otras posiciones que chocan frontalmente con los valores y creencias de un segmento importante del PAN, apegado a valores tradicionales tales como el matrimonio solo entre hombre y mujer, que distingue entre los roles de los sexos y por el respeto a la vida desde la concepción. Y viceversa, los sectores del PRD, más alejados de estas ideas, difícilmente aceptarán una agenda contra el aborto, por ejemplo.

      ¿Por qué a los dirigentes del PAN les pudiera ser atractiva esta alianza? Quizá porque lo que los une con el PRD no es tanto un proyecto de nación o coincidencias ideológicas, sino una agenda política que podría tener dos propósitos: evitar la candidatura de Margarita Zavala al incorporar una fuerza externa al PAN en la decisión de la candidatura y como siguiente objetivo, evitar que AMLO gane las elecciones. ¿Será la receta correcta? Todo indica que se generará división al interior de su partido favoreciendo las aspiraciones de AMLO.

    En cuanto al PRD, podría ser una forma de rescatar votos y posiciones suficientes para evitar su disminución ante MORENA y con algo de suerte, imponer a su candidato, que podría ser Miguel Ángel Mancera, para encabezar la alianza, ante la posible implosión de los candidatos del PAN que se podrían autodestruir en el proceso.

    En MORENA todo es más sencillo. Quien milita en ese partido es porque quiere que Lopez Obrador sea presidente y nadie más. No les interesa que les pregunten por otro posible candidato.    

    En el caso del PRI, lo que pesa no es la militancia, sino los “cuadros” o pequeños liderazgos que son parte de su estructura. “Cuadros” que no aspiran a mucho, porque saben que las posiciones de arriba no son para ellos. Allí, el trabajo de la alta dirigencia consiste más bien en convencer a estos pequeños liderazgos de acatar las decisiones cupulares a cambio de posiciones y prebendas. Una de estas decisiones será la elección de su candidato a la presidencia, decisión que, en este caso, como a lo largo de su historia, muy probablemente la tomará el presidente de la República. La militancia estará atenta a la “línea” que les den sus “cuadros” y actuarán como siempre.

    Los partidos no basan su éxito solo en sus militantes, sino en su capacidad para desplegar buenas campañas y esto podría explicar el desdén de algunos dirigentes de partidos hacia sus afiliados. Las elecciones hoy en día se definen mediante campañas profesionales de mercadotecnia en las cuales se busca convencer o manipular al elector para que vote por el candidato que le ofrecen como si se tratara de un producto. Por ello, el factor determinante para el éxito de un candidato son los recursos que se gastan en las campañas.

    Ser militante de un partido parece que no tiene muchas ventajas: no se le toma en cuenta, se le utiliza, es difícil que acceda a candidaturas (porque se deciden por designación) y rara vez es factor para determinar el éxito en una elección. Por ello, no es raro el desánimo de muchos mexicanos respecto a la política partidista.

    Para que nuestra democracia madure, es necesario que los militantes de los partidos sean tomados en cuenta, participen hasta convertirse en factor de éxito para los partidos y se dependa menos del dinero para las campañas para ganar elecciones. Así también los partidos políticos ganarán credibilidad, hoy en día perdida y la población estará más dispuesta a participar en política, que tanta falta hace.

Las opiniones vertidas en esta columna son exclusivamente a título personal y no representan puntos de vista de ninguna institución.
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4 de agosto de 2017

VISITAR A MÉXICO


Por: Octavio Díaz García de León
Para Paty

    Ahora que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido que los mexicanos somos personas indeseables en su país y que las autoridades de allá están dispuestas a violentar la privacidad de los turistas mexicanos revisando celulares y otros aparatos, es tiempo de dejar de visitar a Estados Unidos y en su lugar, visitar a México. El México espectacular del que sabemos poco.

     Si a usted le gusta el juego y los auténticos espectáculos mexicanos, olvídese de Las Vegas y no deje de ir a las ferias nacionales de Aguascalientes, Texcoco y León, entre otras. Tampoco pierda el tiempo buscando playas en California o Florida; vaya a la Riviera Maya, a Puerto Vallarta, a Huatulco o a Los Cabos. Si los encuentra llenos de americanos, es porque ellos sí saben de playas y saben que en su país no las encontrarán tan espectaculares como las nuestras. Si lo suyo son las ciudades coloniales, olvídese de pueblitos como Williamsburg en Virginia y no pretenda encontrar en Boston o Filadelfia algo que remotamente se compare con Puebla, Morelia, Zacatecas o Guanajuato. Si le interesan las culturas nativas, no se le ocurra ir a ver a los apaches o comanches quienes, tristemente, viven en reservaciones en el país vecino. No hay nada que supere a las ciudades prehispánicas de Teotihuacán, Chichén Itzá, Monte Albán y un largo etcétera. Aún si lo suyo es la cultura, la Ciudad de México tiene una cantidad de museos, cines, teatros, salas de concierto, orquestas y otros atractivos, que no extrañará Nueva York o Chicago.

    Algo que es indiscutiblemente espectacular y que suele ser un destino poco explorado es la ruta del Ch. P. (Ferrocarril Chihuahua al Pacífico). La ruta se puede recorrer en parte por carretera, pero el atractivo es viajar en uno de los últimos trenes de pasajeros que existen en México.  Los vagones están razonablemente bien, sin ser de lujo.  El viaje se puede hacer de Chihuahua a Los Mochis o viceversa en unas 16 horas. Si no quiere recorrer toda la ruta, una buena opción es viajar de Chihuahua a Creel y pernoctar allí. Creel en sí tiene poco que ofrecer, pero cuenta con un muy buen hotel y otros más económicos. En los alrededores de Creel se pueden conocer algunas formaciones rocosas interesantes, una misión jesuita, un lago y unas cascadas.

    De Creel se puede viajar a la siguiente estación del tren que es el Divisadero, donde se hace una escala de 15 minutos para disfrutar de la vista, antojitos y artesanías. Hay un hotel allí, con una vista formidable, en la que se puede hospedar, o bien seguir a la siguiente estación del tren a unos 5 minutos de distancia para acceder al hotel con la mejor vista de la región, propiedad de la familia Balderrama de Los Mochis, quienes han desarrollado esta ruta desde hace décadas. Allí se puede pernoctar, disfrutar de la vista, del hotel que es bastante cómodo y pasear por los alrededores por senderos en medio de desfiladeros impresionantes. De allí lo pueden llevar a un parque de diversiones con una de las tirolesas más grande en el país la cual tiene una longitud de 2530 metros y en donde se pueden alcanzar velocidades de hasta 130 km por hora, a una altura de 400 metros sobre la barranca; un teleférico que atraviesa la barranca con 2.8 km de longitud y ofreciendo vistas inigualables; y un paseo por 7 tirolesas y dos puentes colgantes que recorren 5 kilómetros entre las barrancas.

    De allí se puede continuar el viaje a la siguiente estación del tren en Bahuichivo para de luego trasladarse a un hotel también de la familia Balderrama que se encuentra en Cerocahui, un pequeño pueblo en el corazón de la Baja Tarahumara. Este pueblo es una agradable sorpresa, pues, aunque esté en medio de la zona de cultivo de amapola y mariguana, para el turista esto es invisible. Entre los atractivos de la localidad se encuentra una misión jesuita en el siglo XVI y la familia Balderrama, además del único hotel en el pueblo, es dueña de unos viñedos con una pequeña producción vinícola de alrededor de 4000 botellas al año. Desde allí hay tours que van por la “carretera” a Urique (en realidad un camino de terracería) el cual lleva a un mirador con la mejor vista de la región en un lugar que se llama Cerro del Gallego desde donde se puede observar el Río Urique y el pueblo del mismo nombre desde una altura de unos dos mil metros.
 
    Por cierto, si lo suyo es disfrutar del buen vino, Chihuahua se está convirtiendo en una zona vinícola muy importante. Les recomiendo mucho los vinos que produce el empresario Eloy Vallina con la marca Hacienda de Encinillas; la familia Pinoncely con los vinos Pinesque y el empresario Jaime Galván con los vinos Cavall.  Estos vinos ya compiten en excelencia con los de Valle de Guadalupe y vale la pena que los pruebe.

    Así que si se trata de salir de vacaciones es tiempo de hacerlo en México que resulta bueno, bonito y no tan caro como salir al extranjero. Nos esperan las grandes bellezas de nuestro país con personas siempre amables dispuestas a que nos la pasemos bien. Por lo menos, mejor que en el vecino país del norte.





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LIMITAR EL CRECIMIENTO DE LA CDMX

LA SILLA ROTA OPINIÓN
Por: Octavio Díaz García de León
Twitter: @octaviodiazg

     Recientemente se dio la noticia de que se va a limitar el número de cajones de estacionamiento que tendrán los nuevos desarrollos inmobiliarios en la Ciudad de México (CDMX). La idea es que haya menos coches circulando y se supone que con esta medida se desalentará el uso del mismo. Otros efectos que tendrá esta medida es el abaratamiento del costo de construcción de la vivienda al requerirse menos cajones de estacionamiento por metro de construcción. Esto también significa un importante estímulo a los desarrolladores inmobiliarios que podrán construir vivienda de menor costo y, por lo tanto, incrementar sus ganancias.

     Esta medida, como otras que se están implementando en la CDMX pretenden que las personas dejen de usar coches y recurran a otros medios para moverse, tales como transporte público, bicicleta o a pie. Incluso en alguna nota vi que la idea es que ni siquiera salgan y mejor trabajen en casa (Espero les hayan avisado a las empresas y oficinas de gobierno). La razón es evidente. El tráfico está imposible y el crecimiento en el número de vehículos impide crear suficientes obras viales para solucionar el problema.

     Pero no estoy seguro si de verdad las personas dejarán de usar el coche con estas medidas que más bien están empeorando la situación vial al poner obstáculos a la circulación reduciendo carriles para dárselos a bicicletas y quitando estacionamientos para forzar a estacionar coches en las calles.  Lo que sí se ve más claro es el beneficio para los desarrolladores inmobiliarios al poder aumentar la densidad de vivienda en sus edificios y reducir sus costos. A ellos les resultará  más barato construir, pero eso no quiere decir que al comprador le resultará más barato ya que si la zona tiene suficiente demanda, los precios de la vivienda no bajarán. De ser así, las ganancias para el constructor serán mayores.  Lo que podría abaratar estas viviendas es que para un segmento de la población se volverá menos atractivo un edificio en donde no puedan estacionar sus coches.

    Estas medidas también incentivan el aumento de población y por ende el crecimiento de una CDMX que quizá hace ya mucho alcanzó sus límites de viabilidad para proveer servicios. Desde manejo de basura, aprovisionamiento de agua y desagüe, manejo de aguas negras, seguridad pública, transporte, fuentes de empleo y tantos otros factores que le dan calidad de vida a una ciudad.

    El uso de automóviles particulares no se hace por gusto sino porque las otras opciones son mucho peores.   Dudo  que a personas en su sano juicio les guste pasar horas en el tráfico infernal de esta ciudad; que prefieran transitar en calles llenas de baches que destrozan sus autos;  que les guste exponerse a terminar  anegadas en un charco con riesgo de ahogarse;  que piensen que es emocionante desaparecer hundidas en un socavón;  que estén esperando a que las asalten en cualquier semáforo;  que les guste pagar por gasolina muy cara desperdiciada inútilmente sin desplazarse;  que paguen con gusto  los altos costos de los seguros y el mantenimiento de sus vehículos dañados por el mal estado de las calles; que les parezca bien un reglamento de tránsito mas hecho para generar foto multas que para otra cosa. Tampoco es que los coches sean baratos y normalmente las personas hacen grandes sacrificios, aunque haya “facilidades”, para adquirirlos. A pesar de todo lo anterior, para millones de personas el auto representa la mejor alternativa de transporte.

     Y es que, si hubiese un transporte público de primer mundo, el coche pasaría a segundo término. Pero no lo hay. El Metro hace años excedió su capacidad y sus   vagones están en mal estado por falta de mantenimiento y exceso de uso; además tiene una tarifa excesivamente subsidiada que lo único que hace es agravar su situación; los metrobuses ya se saturaron y se asalta con frecuencia a los pasajeros; los taxis son caros, carecen de condiciones de limpieza y mantenimiento y no garantizan la seguridad y comodidad de los usuarios; los microbuses son una bomba de tiempo a punto de estallar. Quizá la única buena noticia reciente son los servicios tipo Uber o Cabify que vinieron a ofrecer servicios de taxi de calidad y esto no fue gracias a una medida del gobierno, sino al contrario, en contra de los intereses de funcionarios que viven de los taxistas que constituyen sus clientelas y de quienes obtienen sobornos y apoyos electorales.    

    El problema de fondo son los límites de crecimiento de la ciudad. Forzar a que siga creciendo su población mediante el aumento de densidad habitacional la acerca cada vez más al colapso. El exceso de coches es solo un síntoma de la enfermedad y no es con aspirinas que se cura un cáncer. Estas medidas en materia de construcción empeorarán el problema al ignorar el fondo del asunto.

    Quizá desde los años sesenta la CDMX se ha vuelto poco habitable por la sobrepoblación y su crecimiento imparable,  la falta continua de infraestructura urbana, la falta de seguridad pública, las miles de toneladas de basura diarias sin lugares adecuados para procesarla, las mafias que dominan gran parte de la ciudad, la delincuencia organizada que atiende al mercado de drogas más grande del país, la  ausencia de autoridad del gobierno, el clientelismo,  el desbordamiento de vehículos y la contaminación que lleva asociada, la construcción caótica y desordenada de edificios de oficina y habitacionales y la corrupción asociada a todo esto. La CDMX ha estado en crisis por décadas desde que la explosión demográfica y la inmigración explosiva del campo a la ciudad desbordó todas sus capacidades. Si a ello le sumamos desgracias naturales como terremotos e inundaciones, la CDMX tiene décadas de vivir al borde del colapso y no ha habido gobierno capaz de superarlo.

    Por ello, no es sostenible el que siga creciendo la Ciudad.  La CDMX tiene que dejar de crecer, reducir su tamaño incluso, para volverse habitable; pero no hay una sola política gubernamental en ese sentido. Todo la empuja a crecer en forma desmedida: desde la constante adición de infraestructura urbana que sin embargo siempre es insuficiente, hasta el aumento de la densidad poblacional de forma irresponsable y desmedida: donde antes había una casa unifamiliar, hoy se construyen edificios multifamiliares que saturan las colonias.

   Teniendo por todo el país ciudades de todos tamaños que compiten en infraestructura, servicios, hospitales, industria, universidades, talento y, sobre todo, con una calidad de vida muy superior a la de la CDMX como Querétaro, las empresas y el gobierno federal deberían salir de la Ciudad y ubicarse en otros lugares mucho más atractivos para no seguir agravando el problema de la CDMX.
  
    El colapso de la Ciudad de México no se resuelve con más infraestructura y más desarrollos habitacionales, aunque sea sin estacionamientos, pues esto solo atrae más personas en busca de trabajo. La solución es no permitir ya más crecimiento de la ciudad y trasladarlo a las ciudades medias. No es posible que la Secretaría de Marina, Pemex, la Secretaría de Agricultura y otras instituciones tengan oficinas en una ciudad donde no tienen operaciones o que BBVA Bancomer y HSBC hayan construido sus sedes en uno de los lugares más congestionados de la Ciudad, pudiendo haberse instalado en Querétaro, como alguna vez lo pensaron otros banqueros con mas visión. ¿Cuándo se volverá a repetir el exitoso ejemplo del INEGI que se trasladó a Aguascalientes?

   Para sobrevivir, la Ciudad de México debe detener su crecimiento desenfrenado. Un crecimiento que se ha vuelto canceroso y enferma al resto de México. No es impidiendo la libre circulación de las personas como se va a salvar esta Ciudad.



Las opiniones vertidas en esta columna son exclusivamente a título personal y no representan puntos de vista de ninguna institución.

15 de julio de 2017

SOCIEDAD CIVIL A PRUEBA

LA SILLA ROTA  OPINIÓN


Por: Octavio Díaz García de León
Twitter: @octaviodiazg


      La sociedad civil ha venido tomando un papel protagónico en la lucha contra la corrupción al grado de asumir un papel de alta responsabilidad en el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). Pero ello también ha tenido su costo. Desde las críticas recientes que han recibido por el proceso de selección de los integrantes del Comité de Participación Ciudadana (CPC), las críticas anteriores por la selección del Secretario Técnico del Secretariado Ejecutivo, hasta el espionaje de que fueron víctimas quienes realizaron propuestas clave para el Sistema Anticorrupción. ¿Cuál será el futuro para la sociedad civil que ha decidido tomar un papel relevante en el combate a la corrupción? Se pone en juego su prestigio y posiblemente, la tranquilidad personal de sus integrantes.

     Cuando hablo de sociedad civil en este artículo, no me refiero a todos los que podrían formar parte de ella. Una definición de sociedad civil es “todos aquellos individuos con el título de ciudadanos de una sociedad determinada que actúan de manera colectiva, con el objetivo de tomar decisiones en lo concerniente al ámbito público, por fuera de cualquier tipo de estructura gubernamental” (https://www.definicionabc.com/social/sociedad-civil.php). Esto es demasiado amplio y millones de personas participan de una manera u otra en organizaciones de la sociedad civil tales como clubes deportivos, cámaras, asociaciones de todo tipo, etc.  

     Me refiero a personas que colaboran en organizaciones dedicadas a estudiar el problema y proponer políticas públicas en materia de combate a la corrupción y a algunos académicos quienes han incidido en la formación del Sistema Nacional Anticorrupción. Estas personas pertenecen a organismos e instituciones que en su mayoría se encuentran en ciudad de México; tienen amplio acceso a medios de comunicación; son muy solicitados como interlocutores por funcionarios del gobierno; son personas con un alto perfil académico, muchos de ellos con estudios avanzados en universidades extranjeras; y en conjunto, quizá no pasen de ser un grupo de 100 personas altamente especializadas y motivadas.

     ¿Representan a la sociedad en su conjunto? No en el sentido clásico de haber sido elegidos como tales. Tampoco son una muestra representativa de la sociedad civil. Sin embargo, por su acceso a los medios de comunicación y a funcionarios gubernamentales tienen gran influencia ante la opinión pública educada y el gobierno, en materia de combate a la corrupción.    

    La Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción prevé que la sociedad civil participe en el Sistema a través de los integrantes del Comité de Participación Ciudadana, el cual “tiene como objetivo coadyuvar, en términos de esta Ley, al cumplimiento de los objetivos del Comité Coordinador”. El Comité Coordinador está integrado por: los titulares de la Secretaría de la Función Pública, la Auditoría Superior de la Federación, la Fiscalía Anticorrupción, el presidente del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, un representante del Consejo de la Judicatura Federal, el presidente del Tribunal Federal de Justicia Administrativa y un representante del CPC, quien lo presidirá.  Por ello, ni el presidente, ni el resto del Comité de Participación Ciudadana tendrán responsabilidad directa por la operación cotidiana de las instituciones que forman parte del Comité Coordinador.

     La misma Ley dice que los miembros del CPC no son empleados de la Secretaría Ejecutiva y que serán remunerados por la vía de honorarios sin vínculo laboral con ella, aunque por otra parte esta Ley dice que de acuerdo al artículo 108 Constitucional, se les considera servidores públicos para efectos de responsabilidades administrativas. 

     A partir de abril, tal y como lo dispuso la Ley del Sistema Nacional Anticorrupción, cinco integrantes de la sociedad civil, proveniente de este selecto grupo especializado en el tema de combate a la corrupción, se incorporaron al Comité de Participación Ciudadana y uno de ellos asumió el cargo de presidente del Comité Coordinador del Sistema.  Además, para operar, al Comité Coordinador se le ha dado una Secretaría Ejecutiva con un presupuesto de 214 millones de pesos en este año que servirán para contratar a 117 personas (Ver). Esta Secretaría Ejecutiva está encabezada por un Secretario Técnico, el Lic. Ricardo Salgado Perrilliat, quien fue elegido por el Comité Coordinador de entre una terna propuesta por el Comité de Participación Ciudadana.

   El Secretario Técnico junto con los cuatro integrantes del Comité de Participación Ciudadana que en ese momento no presidan al SNA, integran una Comisión Ejecutiva que “tendrá a su cargo la generación de los insumos técnicos necesarios para que el Comité Coordinador realice sus funciones”. Por todo ello, la participación de la sociedad civil en el Sistema Nacional Anticorrupción tiene la mayor relevancia y en sus manos está buena parte del éxito de dicho Sistema.

     Estas disposiciones son un poco contradictorias. Por una parte, se les quiere dar un carácter de “externos” a los integrantes de la sociedad civil que participan en el SNA, pero por otra parte participan de lleno en las labores de coordinación, inclusive presidiéndolas y son factor clave para el éxito del Sistema Nacional Anticorrupción. Con ello la sociedad civil ha cruzado un umbral interesante al involucrarse de lleno en tareas de gobierno.

     Afortunadamente, a pesar de la reciente controversia donde el presidente del Senado, Pablo Escudero, expresó preocupación por el proceso de selección de los integrantes del Comité de Participación Ciudadana, los elegidos cuentan con una larga trayectoria en temas de transparencia, rendición de cuentas y derechos humanos, temas que, de alguna forma, están relacionados con el combate a la corrupción. Algunos de ellos incluso han tenido puestos de muy alto nivel dentro del gobierno federal, tanto en secretarías como en organismos autónomos.   

    Sin embargo, queda la duda si esta incursión de la sociedad civil en tareas de gobierno y ya no como mero observador crítico de las mismas, no tiene sus riesgos. Recientemente me decía un alto funcionario francés de una de las agencias anticorrupción de su país, que en su institución no participa la sociedad civil, ya que para ello están y para eso les pagan, a sus funcionarios.   Esto no quiere decir que en Francia no haya una sociedad civil muy activa, sino que no interviene directamente en actividades propias del gobierno. Por lo menos no en la agencia del funcionario mencionado. Y es que en Francia y en otros países con instituciones sólidas, no es necesario que la sociedad civil realice funciones de gobierno ya que para eso hay servidores públicos que realizan con eficacia sus tareas o bien, de no cumplir con sus deberes, son removidos.  

    Desafortunadamente, debido a la debilidad de algunas de nuestras instituciones y los problemas que las rebasan, tales como la seguridad pública y la corrupción, la misma sociedad civil que impulsó el Sistema Nacional Anticorrupción y diseñó en gran parte este Sistema, ha decidido tomar un papel protagónico en estas labores y asumir tareas sustantivas en el gobierno.    

    Con ello se le pasa una gran parte de la responsabilidad por el éxito del Sistema Nacional Anticorrupción a estas nuevas instancias ciudadanas y se corre el riesgo de que se diluya la responsabilidad de dar resultados. Ya no se trata de un gobierno en funciones que debe realizar sus tareas, sino ahora también será la responsabilidad de la sociedad civil el que se disminuya la corrupción en nuestro país. ¿Será conveniente para la sociedad civil haber dado este paso desde una posición externa al gobierno, a formar parte del mismo? El tiempo dirá.


Las opiniones vertidas en esta columna son exclusivamente a título personal y no representan puntos de vista de ninguna institución.

EL DINERO COMO OBSESIÓN


Por: Octavio Díaz García de León

Madre, yo al oro me humillo, 
Él es mi amante y mi amado, 
Pues de puro enamorado 
Anda continuo amarillo. 
Que pues doblón o sencillo 
Hace todo cuanto quiero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero. 
Francisco de Quevedo

     Hace poco releí el cuento de Jorge Luis Borges, El Zahir. Hace muchos años lo hice por primera vez junto con los demás cuentos que integran esa enciclopedia que por su brevedad se puede pensar que es un Aleph y que forma parte del libro de este nombre.  Allí, en el primer tomo de las obras completas se encontraba incluido este libro cuyos cuentos me ha tomado mucho esfuerzo en entender. Por ello, la relectura no era mala idea. A veces la falta de inteligencia puede ser suplida con paciencia y tenacidad. Había que acometer de nuevo la lectura de este libro.

    Como cualquier texto, estos cuentos tienen varias interpretaciones y quizá ninguna es la que intentó el autor, porque cada lector es diferente.  En esta ocasión El Zahir me ayudó a comprender que el dinero puede ser una obsesión por la cual las personas están dispuestas a cometer los peores crímenes o sacrificar su vida en la búsqueda del mismo.   

    Para Borges, un Zahir es un objeto que tiene la terrible propiedad de que no se puede dejar de pensar en él. En el cuento de Borges todo empieza con una moneda de veinte centavos a la que llama Zahir y en la que no puede dejar de pensar el narrador; pero, dice el autor, así se le llamó también a un tigre, a un ciego de la mezquita de Surakarta, a un astrolabio, a una pequeña brújula, a una pequeña veta en el mármol de uno de los mil doscientos pilares en la Aljama de Córdoba en la judería de Tetuán, o bien al fondo de un pozo. Seguramente habrá otros en los que no se puede dejar de pensar.  

     Pero entre aquellos que identificó Borges como Zahir, está esa moneda con la que empieza su cuento: sencilla, modesta, sin ningún rasgo importante. Pero no es la apariencia inocente de la moneda la que nos da la pista de su relevancia sino lo que ésta significa. La moneda puede ser ese objeto curioso de metal, o un billete, o una cuenta bancaria, o un cheque, o un bitcoin o cualquiera de sus modernas manifestaciones.   La moneda que recibe el narrador en el cuento de Borges es un Zahir, pero, dice el autor, también son todas las monedas paradigmáticas de la historia y cita algunas:  el óbolo de Caronte, el óbolo que pidió Belisario, los treinta dineros de Judas, las dracmas de la cortesana Laís, la onza de oro que hizo clavar Ahab en el mástil, el florín irreversible de Leopold Bloom y entre otros, el luis cuya figura delató a Luis XVI cuando huía. Esta moneda representa al dinero en sus múltiples facetas.

    Dice Borges que la moneda simboliza el libre albedrío porque a través de ella transformamos nuestros deseos en realidades. Nuestras realidades comprables, acotaría, pues hay otras que no lo son. Para cambiar o expandir nuestra realidad que puede ser desagradable o confinada, se anhela tener más dinero y entonces se convierte en una obsesión por hacer crecer nuestra posesión del mismo. Las personas atraídas por ese mágico poder de adquirirlo todo, se suelen confundir perdiendo de vista el fin y concentrándose en los medios. El dinero es solo ese intermediario que podría acercarnos a cumplir sueños y deseos, pero no debe ser un fin en sí mismo, porque no tiene sentido.   

      Desde que se inventó el dinero las personas se han dejado hipnotizar por sus poderes casi mágicos. Y es que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, el hambre y la saciedad, la protección y la indefensión, la felicidad y la infelicidad. Desafortunadamente en nuestra época, la vida de todos se desarrolla en torno al dinero: el trabajo, la economía, el bienestar, la salud, etc., dependen de él y determinan el destino de casi toda la humanidad.  Nos hemos vuelto rehenes de este invento que desata todas las pasiones, especialmente las más bajas. 

     La obsesión por el dinero está en el fondo de nuestra descomposición social. Allí está la respuesta al por qué de la inseguridad pública, el enriquecimiento ilícito sin límites, la corrupción desatada. Políticos corruptos, delincuentes y otros obsesionados con el dinero no se conforman con tener lo suficiente para una vida digna, sino que se empeñan en obtener fortunas que no podrán ser gastadas en varias generaciones. Están dispuestos a causar enormes daños al resto de las personas con tal de acumular dinero. Por ello, los narcotraficantes son capaces de la mayor violencia, cometiendo asesinatos brutales, torturas y mutilaciones  y los corruptos son capaces de causar la miseria de millones de personas desviando para su beneficio personal el dinero que serviría a los necesitados. 
 
      Nuestro país es víctima de esta obsesión. Demasiadas personas solo ven por sus propios intereses que traducen en acumular dinero sin importar los demás. Borges vio la cualidad terrible del dinero en una moneda inocente de veinte centavos. Supo que la humanidad gira alrededor de él y que los hombres no pueden dejar de pensar en él. Supo que allí está el fin de la humanidad: como objetivo de todos y como destino.
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Twitter: @octaviodiazg             http://heraldo.mx/tag/todo-terreno/                        

8 de julio de 2017

EL CISEN EN RIESGO LA SILLA ROTA

 Por: Octavio Díaz García de León
Twitter: @octaviodiazg

      Hace unos días el periódico The New York Times publicó en su primera plana un artículo donde revelaba el espionaje que supuestamente agencias del gobierno mexicano realizaban a periodistas, activistas de derechos humanos, expertos anti corrupción y a algunos de sus familiares. El espionaje se realizó mediante la infiltración en teléfonos “inteligentes” de estas personas, de un software llamado Pegasus, el cual les extrae toda la información y los convierte en instrumentos de espionaje permanente. Los autores del artículo suponen que el espía fue el gobierno federal porque, según lo dicho por el fabricante de Pegasus, la empresa israelí NSO Group, solo vende a instituciones de gobierno y únicamente para combatir delincuentes y terroristas. Según otras notas periodísticas, la empresa les vendió esta plataforma a tres instancias del gobierno federal.

      El incidente es muy lamentable. Primero por tratarse de un acto ilegal, ya que la intervención de comunicaciones solo se puede hacer con orden de juez y segundo, de ser cierto que lo hicieron instancias de gobierno, estas se habrían apartado de su mandato que consiste en recabar inteligencia solo de aquellos que representen una amenaza a la seguridad pública o nacional, que no es el caso de los espiados. Urge pues se investigue lo sucedido, empezando por determinar si el proveedor efectivamente solo le vendió al gobierno federal, o también a algún gobierno estatal y/o a particulares. Un aspecto de la mayor importancia es quien hará la investigación, ya que se ha cuestionado que lo haga la PGR dado que es usuaria de Pegasus. 

      Las otras instituciones que adquirieron este software fueron la SEDENA para sus labores de inteligencia militar y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).  En particular el CISEN siempre resulta sospechoso porque las labores de inteligencia que realiza, contemplan la intervención de comunicaciones.

      La sospecha no es nueva. Hay que recordar que el antecesor del CISEN fue la Dirección Federal de Seguridad (DFS), una policía política notoria por sus abusos contra los oponentes del régimen y por sus métodos que incluían no solo el espionaje sino la agresión física a estas personas. La DFS también fue víctima de la penetración por parte de los narcotraficantes. Su descomposición llegó a tal grado que el presidente De la Madrid ordenó su desaparición en 1985 cuando su director fue acusado de asesinar al periodista Manuel Buendía.  

      El CISEN se crea en 1989, fusionando a las direcciones generales de Investigación y Seguridad Nacional y la de Investigaciones Políticas y Sociales ambas de la Secretaría de Gobernación. Cuando el presidente Fox llega a la presidencia, intentó desaparecer al CISEN por considerar que más que estar al servicio del Estado mexicano protegiendo la seguridad nacional, estaba dedicado a espiar a los adversarios políticos del régimen, entre ellos al propio Fox cuando era candidato. ¿Cómo fue que el entonces Secretario de Gobernación, Santiago Creel y el ahora ministro de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Medina Mora, entonces director general del CISEN, convencieron al presidente Fox de que no lo hiciera? Sería interesante saberlo. Lo que sí ocurrió ese sexenio, fue una labor de desmantelamiento presupuestal que lo debilitó mucho.

      El CISEN sobrevivió al gobierno de Fox y se ha fortalecido mucho en los últimos dos sexenios. En el actual su presupuesto aumentó de manera extraordinaria, especialmente a través de la partida de seguridad nacional, la cual llegó a ascender a casi dos veces el presupuesto normal del CISEN. La partida de seguridad nacional se maneja con absoluta secrecía y casi no se rinden cuentas sobre su uso. Tan solo en 2015 la Secretaría de Gobernación a través del CISEN, utilizó más de 4 mil millones de pesos en esta partida, siendo que el sexenio pasado no pasaba de 150 millones de pesos por año.  ¿En que se ocupó tanto dinero? Se puede suponer que una parte de ello se fue para adquirir software como el Pegasus.

      El CISEN es una gran institución del Estado mexicano cuya existencia no se debería poner en entredicho como lo ha hecho López Obrador, quien piensa desaparecerlo. Su permanencia es necesaria porque México, como cualquier nación del mundo, está obligado a proteger su seguridad nacional y los organismos de inteligencia son pieza clave para hacerlo.  

    El problema es que, así como para la DFS fueron factores para su desaparición, el CISEN también podría destruirse si se le dedicara a realizar espionaje político y   labores de combate al narcotráfico. Lo primero porque es ilegal y lo segundo porque el problema de la delincuencia organizada y el narcotráfico corresponde a las instancias de seguridad pública como PGR, procuradurías estatales y policías y al involucrarse en tareas que no le corresponden, corre el riesgo de ser penetrado por los narcotraficantes.

     El mandato y atribuciones del CISEN se encuentran en la Ley de Seguridad Nacional, que más que una Ley sobre la materia es una Ley que regula al CISEN. Sus tareas, entre otras, consisten en identificar los riesgos que enfrenta la seguridad nacional y generar inteligencia sobre aquellos factores que constituyan amenazas al Estado mexicano. Por ejemplo, movimientos subversivos que intenten tomar el poder por la vía violenta; terrorismo que trate de desestabilizar al país; gobernadores que amenacen la integridad del pacto federal; factores de poder que disputen el gobierno a las instituciones establecidas como el caso de los territorios gobernados por los narcotraficantes y sus cómplices; o bien las amenazas externas, provenientes de Estados Unidos y de la frontera sur.

     Para garantizar la sobrevivencia del CISEN es necesario que la sociedad tenga confianza en que sus labores no se apartan de su mandato y los dineros que se le asignan no se utilicen más que para el propósito legal que tienen. La investigación que se realice sobre este caso de espionaje ilegal deberá dejar en claro que esta institución no participó en ello y en caso contrario, se deberá sancionar a los responsables y establecer candados institucionales para que no vuelva a ocurrir. 

      También es importante que rindan cuentas sobre el uso de la partida de seguridad nacional y que lo revisen los entes fiscalizadores responsables sin comprometer el secreto que debe ser guardado en estos casos. Sería muy desafortunado que la partida de seguridad nacional que ya alcanzó montos superiores a los 10 mil millones de pesos se convierta en la nueva partida secreta que antes tenía la Presidencia y de la que tanto se abusó, al grado que el presidente Zedillo la desapareció.

     El que el CISEN espíe no debe sorprender ya que es parte de sus tareas como ocurre con todos los órganos de inteligencia en el mundo. Para ello es necesario que utilice herramientas sofisticadas, como el software Pegasus. Lo que es muy grave es que ese espionaje se realice sobre objetivos que no tienen nada que ver con proteger la seguridad nacional y que además se realicen de forma ilegal.   

      El Congreso, a través de la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional y a través de la Auditoría Superior de la Federación, tiene una gran tarea para vigilar que el CISEN no se desvíe de su mandato. De la misma forma, la Secretaría de la Función Pública a través de su Órgano Interno de Control en el CISEN, podría fiscalizar los recursos del Centro y asegurarse que se les de buen uso.

      No es desapareciendo a una institución indispensable para el Estado mexicano como se podría evitar su mal uso sino asegurándose de que rinda cuentas y si fuera el caso, de que no se desvíe de las tareas que le encomendó la Ley.


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COLABORACIÓN EN LA SILLA ROTA

A partir del pasado 3 de julio inicié mi colaboración en el medio digital La Silla Rota, donde aparecerán mis artículos los lunes, cada quincena, en la Sección Opinión. Gracias por seguirme.

DISTRACCIONES EN EL SISTEMA ANTICORRUPCIÓN


Por: Octavio Díaz García de León


     El Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) no acaba de nacer y ya está siendo objeto de disputas entre los responsables de su implantación y operación.   Por una parte la sociedad civil ha criticado el procedimiento de selección de los 18 nuevos magistrados del Tribunal Federal de Justicia Administrativa que estarán encargados de llevar el tema anticorrupción, así como por el retraso de 3 años en nombrar al fiscal anticorrupción; por otra parte el Senador Pablo Escudero, presidente del Senado y otras personas de las cuales el  periódico El Universal se ha convertido en canal de difusión, se han quejado de favoritismos y conflictos de interés  en el nombramiento de los miembros del Comité de Participación Ciudadana. Antes también se cuestionó el nombramiento del Secretario Técnico del Secretariado Ejecutivo del SNA.  Si bien el Sistema tiene deficiencias, debería dársele prioridad a terminar de integrarlo con los nombramientos pendientes, darle oportunidad de empezar a funcionar y no distraerse con estas disputas estériles.

     Las críticas contra el Senado, por el proceso de selección de los magistrados y el retraso en el nombramiento del fiscal anticorrupción llevan ya meses. Pero ahora se han enfocado contra la sociedad civil que participa en el Sistema Anticorrupción. Una de ellas tuvo que ver con el proceso de selección del Secretario Técnico del Secretariado Ejecutivo del SNA, cuando el Comité de Participación Ciudadana seleccionó la terna que se propuso al Comité Coordinador del SNA sin haber transparentado los criterios para dicha selección. Fue hasta que surgieron las primeras inconformidades por la falta de transparencia, que se publicaron las evaluaciones de los once finalistas para explicar cómo se llegó a la terna. Sin embargo, a la fecha sigue pendiente que el Comité Coordinador explique las razones por las cuales seleccionó al Lic. Ricardo Salgado Perrilliat como Secretario Técnico y por qué descartó a los otros dos candidatos.

    Otro asunto que ha estado en los medios recientemente es que uno de los candidatos al Comité de Participación Ciudadana y que no fue seleccionado a pesar de tener mejor evaluación que una de las elegidas, se inconformó diciendo que había sido un proceso parcial. Y es que uno de los problemas fue que los miembros de la Comisión de Selección del Comité de Participación Ciudadana pudieron tener  conflicto de interés debido a que intervinieron en el proceso de selección aún cuando los candidatos formaban parte de sus propias organizaciones. El Senador Pablo Escudero reaccionó diciendo que había focos amarillos en la actuación de dicho Comité (http://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/politica/2017/07/1/preocupa-al-senado-sistema-anticorrupcion ).   Esto provocó airadas respuestas por parte de integrantes de las organizaciones de la sociedad civil aludidas, llegando algunos de ellos a renunciar a sus colaboraciones en el periódico El Universal al acusarlo de ser una campaña orquestada por ese periódico. Habría que analizar si hubo conflicto de interés en la selección de los integrantes del Comité de Participación Ciudadana y si se dejaron o no fuera a mejores candidatos, para en el futuro, perfeccionar este proceso de selección.  

     Finalmente otro de los acontecimientos  que han causado molestia entre las organizaciones de la sociedad civil es que la presidenta del Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción y representante del Comité de Participación Ciudadana, Jacqueline Peschard, le propuso a dicho Comité que se hiciera un exhorto a las autoridades competentes para investigar el caso del espionaje a periodistas, defensores de derechos humanos y activistas anticorrupción,  iniciativa que fue rechazada por el resto del Comité Coordinador argumentando que no se trataba de un caso de corrupción y que por lo tanto estaba más allá de sus atribuciones. Quizá haría falta que el Comité Coordinador se pusiera de acuerdo en definir que entienden por casos de corrupción.  

     Algunas reflexiones son:
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  •        Al realizar tareas de gobierno, los miembros de la sociedad civil que participan en el Sistema Anticorrupción (Se les pagan honorarios y se les considera servidores públicos de acuerdo con la Constitución, para efectos de responsabilidades administrativas), están sujetos a las mismas críticas que cualquier otro funcionario público.
  •          La tarea muy valiosa de la sociedad civil ha sido tradicionalmente criticar y exponer las debilidades que tiene el gobierno, pero ahora que ya realizan tareas sustantivas en él, les toca recibir las críticas. Habrá que acostumbrarse. 
  •          Quizá todos tienen algo de razón y habrá que mejorar los procesos de selección.


     Pero todo esto no es lo importante y se convierte en distracciones que apartan de las tareas urgentes que el Sistema Anticorrupción debe realizar. Todos los días surgen noticias sobre actos significativos de corrupción. Basta leer las investigaciones periodísticas, por ejemplo, de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, con los cuales el Comité de Participación Ciudadana tendría para realizar exhortos diarios al Comité Coordinador para que las instituciones que lo integran se pongan a trabajar en ellos. O bien, definir cómo se va a operar la obligación de presentar declaraciones patrimoniales, ahora que el número de personas obligadas a presentarla pasa de 200 mil a 5 millones a parir del próximo 19 de julio.

     Hay demasiados pendientes y estas disputas y distracciones entre actores clave del Sistema Anticorrupción a quien más le sirven es a los corruptos. El mejor antídoto contra las críticas al SNA será que pronto haya resultados positivos en el combate a la corrupción.


 Las opiniones vertidas en esta columna son exclusivamente a título personal y no representan puntos de vista de ninguna institución.


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