Por: Octavio Díaz García de León
La idea: El combate a la corrupción ha sido uno de los principales
ofrecimientos del presidente López Obrador, especialmente combatir a aquella que
ocurría en sexenios pasados. Para ello se ha dedicado a destruir herencias de
gobiernos anteriores. Lo que no ha habido es castigo a los supuestos corruptos,
porque no se sabe quiénes fueron, ni tampoco se sabe cuáles fueron sus actos de
corrupción.
1.
Cancelación del nuevo aeropuerto. El costo de
cancelar este proyecto se estima en cerca de medio billón de pesos (Entre 113 y
331 mil millones de pesos, según la Auditoría Superior de la Federación,
derivado de la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, más 80 mil millones de pesos del Aeropuerto Felipe
Ángeles). ¿Cuánto fue el ahorro en posibles actos de corrupción comparado con
el costo de cancelarlo? No hay una justificación adecuada para este gasto tan
extraordinario.
2.
Cancelación de todos los fideicomisos. Se trasladaron al
gasto corriente los ahorros de décadas de gobiernos anteriores que se
encontraban en los fideicomisos cancelados. Si bien los recursos de todos los fideicomisos
contemplados ascendían a 740 mil millones de pesos, se estima que se pudo disponer
de entre 50 y 200 mil millones de pesos, según un estudio de la Cámara de
Diputados. Se argumentó que había corrupción en el manejo de los fideicomisos a
pesar de que eran entes muy auditados y supervisados, pero no se presentó ningún
caso donde se pudieran observar actos de corrupción.
3. Cancelación de compras de medicinas. Se cancelaron las
compras consolidades de medicamentos que realizaba el IMSS por supuestos actos
de corrupción. Estas compras se intentaron centralizar primero en la Oficialía
Mayor de la Secretaría de Hacienda, quien no pudo con la encomienda, y posteriormente en el INSABI, la cual, ante la falta de capacidad técnica y operativa
para realizar la labor, encargó a la UNOPS estas compras, a pesar de que esta agencia no tenía
experiencia en el tema, no rinde cuentas en México, no le aplica la Ley de Transparencia,
cobra una comisión que equivale a más del presupuesto anual de la Secretaría de
la Función Pública y ella misma ha tenido problemas de corrupción. No existe
ningún investigado o acusado por corrupción en las compras que se realizaban
antes a través del IMSS y el problema del desabasto de medicinas se ha
convertido en una tragedia humanitaria en nuestro país.
Si bien hay dos casos emblemáticos de combate a la corrupción en este
sexenio, el encarcelamiento de Rosario Robles por la Estafa Maestra y el de Emilio
Lozoya por el soborno de Odebrecht, fuera de ellos y el procesar a algunos
funcionarios menores, el castigo a la corrupción de la Estafa Maestra y a la que
ocurre en PEMEX, siguen siendo asignaturas pendientes.
Sería mejor si hubiese una agencia anticorrupción realmente independiente
o una agencia internacional que operara en México para investigar estos casos con
mucha visibilidad política.
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