Por: Octavio Díaz García de León
La idea: Uno de los
problemas graves del país es la corrupción estructural: aquella donde empresas poderosas
infiltran en el gobierno funcionarios que los favorecen o bien los compran a
cambio de dádivas, empleos posteriores y otros beneficios. Se requiere
desbaratar estas redes de intereses y complicidades entre funcionarios y
empresarios como un paso importante para combatir la gran corrupción.
Una de las herramientas para tratar de identificar los posibles
conflictos de interés de los servidores públicos, los de sus cónyuges,
concubina o concubinario y/o sus dependientes económicos, es la obligación de presentar
su declaración de situación patrimonial y de intereses.
La Secretaría de la Función Pública recibe esas declaraciones y cuando
el funcionario manifiesta algún posible conflicto de interés, se turna al
órgano interno de control (OIC) correspondiente para su investigación.
Los OIC investigan si las empresas u organizaciones en las que el
funcionario declara que tiene intereses, tienen alguna relación con la
institución, como proveedores, entes regulados o receptores de permisos y
concesiones.
Se revisa también si el funcionario está en un puesto en donde se pueda
materializar el posible conflicto de interés. Por ejemplo, la esposa del
funcionario puede trabajar con un proveedor de la institución, pero si el
funcionario no tiene ninguna responsabilidad en la contratación o interacción
con dicho proveedor, no se concreta el
conflicto de interés.
Sin embargo, los funcionarios corruptos es muy probable que no manifiesten
en su declaración patrimonial y de intereses que tienen relaciones de negocios a través de las cuales se benefician al favorecer a empresas u otros particulares.
Como lo he expresado antes, las
3 de 3 o declaraciones patrimoniales, de intereses y fiscal no sirven
para nada si no se les verifica a fondo.
Partir de la mera declaración patrimonial y de intereses para detectar
casos de corrupción, rara vez dará resultados. Se requiere otro tipo de
investigación. Una que permita establecer verazmente y no partiendo de lo
que el servidor público declara, sus redes de vínculos, movimientos bancarios,
adquisición de propiedades, participación en sociedades mercantiles y otra
información que pueda ayudar a detectar posibles conflictos de interés.
Tampoco sirve de mucho
dar a la publicidad las declaraciones patrimoniales y de intereses. Seguramente los
funcionarios corruptos no pondrán información fidedigna mientras que los
funcionarios honestos que sí den a conocer con verdad su patrimonio, se exponen
a ser víctimas de la delincuencia.
Valdría la pena replantearse la utilidad de las declaraciones patrimoniales
y de intereses como herramienta para detectar posibles actos de corrupción, ya
que no parecen ser muy eficaces, y complementarlas con otras alternativas.
La llegada de una nueva administración constituye una buena oportunidad
para tratar de identificar a aquellos servidores públicos en funciones que tengan
conflictos de interés. Es conveniente realizar investigaciones utilizando labores de
inteligencia para detectar esas relaciones ilícitas y armar casos que permitan
juzgarlos.
Asimismo, será importante que se identifiquen los conflictos de intereses
reales, potenciales y aparentes en las personas que se incorporan a nuevas
labores dentro de la administración entrante. Una forma sería aplicando controles de confianza, especialmente
en los niveles más sensibles de la administración pública.
Otra forma podría ser invitando a algún organismo internacional,
neutral e independiente, similar a la
Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), organismo financiado por Naciones Unidas que opera en dicho país investigando y sancionando a muy altos funcionarios,
para que investigue a los nuevos funcionarios, impidiendo la infiltración de aquellos con
vínculos con empresarios corruptos.
No se puede permitir que casos como los de la Casa Blanca de las Lomas, en donde un empresario contratista del
gobierno construye y financia una residencia a la esposa del presidente, se vuelvan a repetir en esta administración
que ha hecho del combate a la corrupción su principal bandera.
La corrupción estructural o capitalismo de compadres le ha causado
mucho daño al país. No solo se causa un
daño al erario, sino que la impunidad va legitimando con el tiempo las enormes
fortunas producto de la corrupción.
Basta recordar el caso del Prof.
Carlos Hank González quien de ser un humilde profesor rural y sin haber
trabajado nunca en la iniciativa privada, hizo una enorme fortuna que hoy disfrutan sus
hijos y nietos como empresarios.
Ojalá que el presidente López Obrador logre acabar con la corrupción
estructural que tanto ha dañado al país. Por lo pronto, es oportuno investigar a funcionarios de anteriores
administraciones que continúan en funciones, de los que se sospeche pudieran estar
coludidos con empresarios para realizar actos de corrupción y por otra parte, impedir que ingresen servidores públicos con
nexos empresariales que busquen solo beneficiarse a través del tráfico de influencias y desvío
de recursos.
____________________________________________________________
http://www.heraldo.mx/tag/todo-terreno/ Twitter:
@octaviodiazg
No hay comentarios:
Publicar un comentario