Por: Octavio Díaz García de León.
Para Paty
La idea: El presidente electo ha mencionado que dentro de su propuesta
anticorrupción y de austeridad, desaparecerán las oficialías mayores y se
creará una oficialía mayor única. El asunto no es menor por sus implicaciones y
su impacto en el gobierno federal. Si bien incrementa el control sobre el gasto
y podría generar economías de escala, también podría causar parálisis al
gobierno y concentrar demasiado poder en una instancia.
Todavía no
se han dado detalles de la configuración y operación de esta nueva macro
oficialía mayor que dependerá de la Secretaría de Hacienda y con lo cual desaparecerán
las oficialías mayores del gobierno federal, pero se pueden vislumbrar algunas
implicaciones.
Ha
faltado explicar qué problema se estaría
solucionando con este nuevo esquema de trabajo. Se me ocurre que podrían
ser economías de escala y por lo tanto quitar personal de las oficialías
mayores. O reducir la corrupción al tener que supervisar menos instancias que manejen
recursos.
Las
instituciones que tienen oficialías mayores en el gobierno federal son las
secretarías y la Procuraduría General de la República (Dependencias). Las
paraestatales cuentan con funciones similares pero estas áreas tienen otros
nombres. Por ejemplo, Dirección de Administración y Finanzas. Algo que habría
que aclarar es si esta medida se refiere
solo a las dependencias o a todas las instituciones del gobierno federal.
Las
oficialías mayores cuentan por lo general con
cuatro áreas: recursos materiales y servicios generales, programación y
presupuesto, recursos humanos y tecnologías de la información. Se dice que la intención
es concentrar las compras en un solo lugar. Si este fuera el caso, no
desparecerían las otras áreas de las oficialías mayores y solo se transferiría
la parte de adquisiciones, que es relativamente pequeña.
Y es que trasladar las otras áreas sería
prácticamente imposible. Por ejemplo, tener que recurrir a la macro
oficialía para realizar un mantenimiento urgente en instalaciones, atender un
tema urgente de limpieza, llevar la nómina con altas, bajas y promociones, firmar
contratos de trabajo, llevar las relaciones laborales, llevar la contabilidad y
el presupuesto o concentrar todos los servicios de TIC´s en la macro oficialía,
sería muy impráctico y disfuncional ya que se requiere presencia directa de
estas áreas en las instituciones.
Si se
dejaran fuera de la macro oficialía a las paraestatales, tan solo Pemex, IMSS, ISSSTE y CFE concentran la
mayor parte de las adquisiciones del gobierno federal, por lo que el
impacto en posibles ahorros por volumen sería muy reducido y el impacto en
combate a la corrupción, menor.
Por otra
parte, centralizar en la macro oficialía las compras de paraestatales, requeriría un aparato gigantesco dado que allí
está el grueso del gasto federal y complicaría sustancialmente la operación
diaria de estas empresas en donde el área de adquisiciones es un componente
vital de la operación.
Si a
estos retos le agregamos que las secretarías estarán dispersas por todo el
territorio nacional, la complejidad de atención en todas las áreas de la
oficialía mayor sería enorme. Incluso si solo se trata de centralizar las
compras.
Otra
consideración sería que la Secretaría de
Hacienda se volverá aún más poderosa al decidir cuál será el presupuesto de
las dependencias y al mismo tiempo ejercer una buena parte del mismo. Los
secretarios tendrán una enorme dependencia del Secretario de Hacienda para que
les permita trabajar y cumplir sus objetivos.
Un tema
más es la logística de la distribución
de bienes. Actualmente las dependencias realizan las compras y reciben los
bienes y servicios en sus instalaciones. De no recibirlos a satisfacción, les pueden
aplicar penalizaciones a sus proveedores. Al estar separados de la institución
las funciones administrativas, se podría
perder el control en la recepción de bienes por parte del usuario final.
Otro tema
es qué tamaño y cuantos recursos tendría que tener la macro oficialía para
atender a todo el gobierno federal. Podría requerir a casi todo el personal que
se despediría de las oficialías mayores porque el número de operaciones sería
el mismo y por lo tanto no habría ahorros significativos.
Por otra
parte, si todas las funciones de las oficialías mayores desaparecieran para
concentrarse en una sola, entonces los
órganos internos de control (OIC) quedarían básicamente para realizar
auditorías de desempeño y programas de mejora de la gestión, pues no tendrían que fiscalizar el uso de recursos. Al
no haber auditorías financieras, no habría tampoco mucho trabajo para las áreas
de quejas y responsabilidades. Problema aparte sería la operación de programas sociales
pues en esos casos sí se requeriría fiscalización directa.
Si bien
se podría reducir el tamaño de los OIC, por otra parte, se requeriría un gran
grupo de auditores para fiscalizar a la Secretaría de Hacienda y no habría
grandes ahorros.
Hacen
falta más detalles para conocer cuál es
el problema que se pretende resolver con la desaparición de las oficialías
mayores y si la macro oficialía
mayor vendrá a resolverlos. Por lo pronto hay más dudas que certezas
respecto a esta medida.
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Twitter:
@octaviodiazg
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