12 de julio de 2018

LOS MEJORES Y MAS BRILLANTES




Por: Octavio Díaz García de León.

   La idea:  Estados Unidos tuvo una de sus peores derrotas militares en la guerra de Vietnam. Sucedió a pesar de que ese país era dirigido por una élite intelectual formada por las personas más brillantes de su época. Fallaron rotundamente y sus errores costaron la vida a casi 60 mil de sus soldados y otros 75 mil quedaron severamente lisiados. ¿Por qué fallaron tan estrepitosamente personas tan preparadas para gobernar?

    En mi adolescencia leía semanalmente las revistas Time y Newsweek que llegaban a la empresa donde trabajaba mi papá. Me tocó ver en ellas el desarrollo de la guerra de Vietnam, el tremendo sufrimiento que esa guerra absurda provocó a una generación de jóvenes de Estados Unidos y la destrucción del país asiático con un costo de millones de vietnamitas muertos.

   Los ecos de dicha guerra no solo llegaron a nuestro país, sino que tocaron a todos los rincones del mundo. El año de 1968 inició con la llamada ofensiva del Tet realizada por el Vietcong y el ejército de Vietnam del Norte, contra el ejército americano y sus aliados de Vietnam del Sur, la cual reveló que Estados Unidos estaba inmerso en una guerra que no podría ganar.

   En ese mismo año surgieron movimientos estudiantiles en todo el mundo, derivado   de un malestar generalizado de los jóvenes contra estructuras autoritarias de gobierno (Tanto en el hogar como en los países) que eran capaces de enviar a la muerte a millones de jóvenes en guerras sin sentido, como parte de una guerra fría en que dos imperios se disputaban al mundo: el americano y el soviético.

   El común denominador para los que crecimos en esa época fue la música. En ella se expresaba el descontento y las ganas de transformar al mundo en algo mejor.

    México no fue la excepción y el movimiento estudiantil del verano de ese año acabó en una de las más grandes masacres llevadas a cabo por un gobierno en funciones, utilizando a las fuerzas armadas contra estudiantes desarmados. 

   Recientemente leí el libro de David Halberstam “Los Mejores y más Brillantes” (https://www.amazon.es/Best-Brightest-David-Halberstam/dp/0449908704) en donde  analiza a profundidad a los dirigentes de  Estados Unidos que llevaron a su país a una de sus más estrepitosas derrotas militares. En ese proceso, casi desestabilizan a su país provocando un enorme descontento y rebeldía, dividiendo profundamente a sus ciudadanos y provocando una gran crisis económica.

   Una de las paradojas que establece el autor es que este grupo de dirigentes eran en apariencia las personas más capaces para gobernar. Personas que habían estudiado en las mejores escuelas, eran ricos y de las familias más destacadas del país, habían tenido enormes responsabilidades tanto en la iniciativa privada como en el gobierno, publicaban libros y eran intelectuales respetados.

  Varios factores se combinaron para llevarlos al fracaso:

1.   La arrogancia. Creían que, con su poderío militar tan superior, podían acabar con sus enemigos en unos pocos meses y a un costo muy bajo. Despreciaban con tintes racistas a los vietnamitas a quienes veían como inferiores.

2.    La ignorancia. Estaban preparados para luchar guerras convencionales y hasta nucleares, pero no supieron como derrotar a uno de los mejores ejércitos del mundo que los derrotó mediante una guerra de guerrillas apoyada por la población.

3.    La incapacidad política. No supieron cómo ganarse al pueblo vietnamita al que supuestamente querían ayudar. No entendieron que lo que los vietnamitas deseaban era la independencia de su país y el tipo de régimen era algo secundario. Los americanos apoyaron a un gobierno de Vietnam del Sur corrupto y autoritario, odiado por la gente.

4.    Se auto engañaron. Ocultaron la realidad de la guerra al pueblo americano mientras pudieron, pero lo peor es que ellos mismos se creyeron sus mentiras. No estaban dispuestos a escuchar malas noticias ni a hacer caso de personas razonables que no pensaran como ellos.

5.    Tenían miedo. Después de la persecución macartista a supuestos comunistas, los dirigentes americanos temían aparecer ante la opinión pública, como “blandos” en el trato con la Unión Soviética y sus aliados. 

   Fracasaron los mejores y más brillantes hombres de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam. Y no es que esté de acuerdo con lo que dijo el próximo gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, que no es necesario ni estudiar ni estar preparado para asumir un cargo público. Es necesario, pero no es suficiente.

   En México también han fracasado sus élites como lo demuestra el voto de castigo que llevó al triunfo a AMLO. Generaciones de gobernantes, en su mayoría bien educados, han sido incapaces de resolver los problemas básicos del país: pobreza, inseguridad, empleo, crecimiento económico, salud y educación para todos.

  Una de las lecciones de estas elecciones es que los ciudadanos están esperando, más que personas preparadas como en el caso de Morelos, gobernantes con cercanía y sensibilidad para ayudarles a resolver sus problemas más inmediatos, a la vez que se va construyendo un país sólido hacia el futuro. 

   Eso es lo que descubrió López Obrador a lo largo de toda una vida de estar en campaña y que le hizo finalmente ganar las elecciones presidenciales. Ojalá su gobierno cumpla con ambas características: capacidad para dar resultados y cercanía con los gobernados.
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