13 de abril de 2018

¿POR QUIÉN VOTARÁ LA BUROCRACIA?


LA SILLA ROTA


Por: Octavio Díaz García de León


     Hay cerca de 5 millones de personas trabajando para el gobierno, en los ámbitos municipal (1 millón), estatal (2.4 millones) (Ver INEGI) y federal (1.5 millones), en los tres poderes y en los organismos con autonomía constitucional. Este representa un segmento muy importante de los votantes, pues llaga al 6% del total. Además, por su trabajo en el gobierno, tienen influencia para orientar el voto de sus familiares y de sus amigos. Es por lo tanto un segmento clave del voto para las próximas elecciones de julio.

    ¿Cómo votarán este subconjunto de electores? ¿Con que argumentos atraerán su voto los partidos? ¿Tendrán los partidos una estrategia diferenciada para este importante segmento de la población?

    Los servidores públicos tienen prohibido intervenir en los procesos electorales o usar recursos públicos para apoyar a algún partido. Sin embargo, esto no les quita sus derechos ciudadanos y podrán ejercer su voto libremente (También es un delito el que sus jefes los coaccionen para votar por determinado candidato). Son, por lo tanto, un segmento muy relevante del electorado que podrían decidir la elección.  

    Los burócratas no necesariamente votarán por el partido de cuyo régimen son parte. La gran mayoría no sentirán ese compromiso porque muy probablemente no estén en su puesto por razones políticas. Me refiero a maestros, soldados, médicos, enfermeras, personal operativo, entre otros y que son la gran mayoría.

     Desde luego hay un número reducido, generalmente los altos mandos, que son parte del régimen en turno y probablemente apoyen al partido con el cual llegaron. Pero la gran mayoría, tendrán otras consideraciones a la hora de votar.

    En ese sentido, algunos aspectos que valorarán podrían ser:

   Cuales son mejores jefes, más cercanos a los trabajadores y con mayores consideraciones a sus condiciones de trabajo en materia de salarios, horarios, prestaciones, oficinas adecuadas y en el trato que les den como personas.

    Un aspecto controvertido es el de las remuneraciones. Se ha manipulado a la opinión pública para decir que los trabajadores del Estado ganan mucho y se ponen de ejemplo a los salarios más altos, siendo que estos sueldos los perciben solo algunos centenares de personas, lo cual está justificado por su nivel y responsabilidad.

    Por ello, a algunos candidatos a la presidencia les gusta decir que les recortarán los sueldos a la mitad. La realidad es que los sueldos del gobierno federal no se han incrementado desde el 2001. Hubo un pequeño aumento en 2016, pero a la vez se quitaron los tabuladores más altos, resultando en una disminución real de las percepciones de los trabajadores del gobierno federal.

    Un trabajador del gobierno federal  que se hubiera mantenido en su mismo nivel salarial en estos diecisiete años,  ganaría en términos reales, la mitad de lo que ganaba en 2001(Inflación INEGI).

    Los expertos en corrupción siempre han señalado que entre mejor pagados estén los servidores públicos, menores tentaciones tendrán de caer en la corrupción. Cualquier propuesta para disminuir aún más los salarios del gobierno federal aparte de propiciar un aumento en la corrupción, haría más difícil conseguir gente preparada y podría darse una desbandada del mejor talento hacia la iniciativa privada.

    Hay muchos factores que influyen en la decisión de los trabajadores al servicio del Estado para emitir su voto. Primero, con qué candidato piensan que tendrán más posibilidades de permanecer en sus puestos. Pero también toman en cuenta con quien tendrán más posibilidades de progresar profesional, económicamente y tener un trabajo digno que incluya:

1.    Horarios de trabajo razonables. Hay gobiernos que tienen horarios de trabajo abusivos por extensos, solo para ver “que se le ofrece al jefe”.
2.    Oficinas dignas. En muchas oficinas de gobierno las condiciones de las oficinas son malas: inseguras, sucias, mal iluminadas, con muebles desvencijados, etc.
3.    Buen trato hacia el personal. Los altos mandos rara vez tienen interacción con el personal a su cargo. Trabajan en burbujas en donde se les aísla, sin que se mezclen con personal de niveles inferiores y tienen actitudes de distancia y prepotencia.
4.    Respeto al servicio profesional de carrera. Si bien existe una Ley que regula esto, la realidad es que se cumple poco y existe mucha simulación en los concursos de plazas. Tampoco se respeta la inamovilidad de los funcionarios de carrera y se les despide para dar cabida a recomendados.
5.    Remuneraciones adecuadas. Algunos políticos dicen que los trabajadores del gobierno “ganan mucho”. El mercado laboral, requiere que se pague en función de la responsabilidad que se tiene (Hay funcionarios que manejan miles de millones de pesos de presupuesto), de las habilidades profesionales requeridas y de su preparación académica. Es un gran riesgo dejar el gobierno a los menos preparados, solo porque no se les quiere pagar de acuerdo con el mercado.

    En ese sentido será importante que estos cinco millones de trabajadores sepan qué les proponen los candidatos. Funcionarios van y vienen de los gobiernos y muy pocos han sabido conseguir la lealtad de los trabajadores que llevarán a cabo los proyectos de su gobierno. Es tiempo de que les presten atención tanto para que voten por ellos como para que trabajen con entusiasmo con los que triunfen en las elecciones.

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