Por: Octavio Díaz García de León
@octaviodiazg
La Secretaría de Gobernación (SEGOB)
resulta disfuncional por su tamaño excesivo y la diversidad de temas que
maneja. La huida del “Chapo” Guzmán puso en evidencia esta debilidad
institucional. Si a ello le agregamos que el secretario es jefe del gabinete (Ver Art.10 y 27 Fracc. I), que en su
equipo de trabajo no todos son personas de su confianza sino nombrados por el
presidente (El subsecretario de gobierno, por ejemplo), tenemos un diseño
organizacional y un esquema de mando que hace muy difícil la tarea de lograr la gobernabilidad del país,
garantizar su seguridad y que el gabinete del presidente dé resultados.
El tema no es nuevo y ha estado en los
medios desde hace tiempo. El periódico Reforma dedicó en 2011 uno de sus
suplementos a analizar a la ya entonces disfuncional SEGOB; en esta columna a
finales de 2012 (Ver artículo) yo hacía una reflexión
similar; la semana pasada la Iglesia Católica criticó el diseño de la SEGOB, a
raíz de la fuga del “Chapo” Guzmán (Ver Nota)
y
la Dra. María Amparo Casar, analista política, hizo lo mismo en un programa de
radio.
Se concentra demasiada responsabilidad
en el secretario quien tiene a su cargo un
aparato burocrático de tipo Frankenstein, debe coordinar a todos sus
pares y tiene poca libertad para nombrar
a sus colaboradores. No importa quién
sea el secretario, mientras no haya
cambios en el diseño institucional, tendrá mucha dificultad para dar
resultados.
SEGOB cuenta con 6 subsecretarías, un Comisionado Nacional de Seguridad
y un oficial mayor (Ver organigrama); ninguna otra
secretaría tiene una estructura tan grande a este nivel; cuenta además con 17 órganos
desconcentrados; tres descentralizados y un órgano autónomo. Bajo el mando del secretario se encuentran
instituciones como el CISEN, el Instituto Nacional de Migración, y la Comisión
Nacional de Seguridad. Dentro de esta última se encuentran la Policía Federal, el Organismo de
Prevención y Readaptación Social (Penales federales) y el Servicio de Protección
Federal. Dentro de la Policía Federal se encuentra a su vez la Gendarmería.
La SEGOB es responsable de asuntos tan
diversos como dar permisos para casinos y sorteos, resolver los conflictos
laborales de los empleados del gobierno federal, operar una cadena de
televisión, llevar el control de tiempos oficiales en radio y televisión,
otorgar permisos para las iglesias, manejar la política de población, regular y
vigilar la estancia de extranjeros en nuestro país, proporcionar la seguridad pública, administrar las más de
3,000 islas con que cuenta nuestro territorio, publicar el diario oficial,
manejar el Archivo General de la Nación, administrar una imprenta, expedir la cédula
de identificación ciudadana y la CURP, mejorar la seguridad en Michoacán, combatir
al secuestro, impulsar la reforma penal, proteger los derechos humanos, ser el
enlace con gobernadores, presidentes municipales y con el poder legislativo, realizar
la inteligencia civil para la seguridad nacional, etc. Es una Secretaría que
carece de enfoque y a la que se le han ido agregando organismos inconexos.
Seguramente el actual secretario de gobernación
debe dormir muy pocas horas, si consideramos el número de personas que le
reportan y el número de asuntos que debe atender. El secretario debe ser uno de
los cuellos de botella más grandes del gobierno federal dado que seguramente no
tiene tiempo para ver todos los asuntos de relevancia que le corresponden.
En el pasado, el diseño de la SEGOB obedecía
al control político que desde allí se ejercía gracias al dominio de un solo partido político. Desde allí se
controlaba al Congreso, al Poder Judicial, a gobernadores, a presidentes
municipales, a los partidos políticos, a sindicatos federales, a los medios de
comunicación, a las iglesias, a los extranjeros y un largo etcétera. Al llegar el PAN al gobierno federal no supo qué hacer con este aparato y lo dejó
sin cambios a pesar de que carecía ya de la capacidad para ejercer el poder político
que se tenía antes. Desde entonces la disfuncionalidad de la SEGOB se hizo más
evidente. Los secretarios de gobernación del PAN no pudieron hacer gran cosa
con este aparato burocrático. El secretario Creel, que fue el que más duró, no
tuvo logros significativos; los 6 secretarios que le siguieron duraron poco más
de un año en promedio y tampoco dejaron huella.
En esta administración la gran
transformación de la SEGOB fue darle la responsabilidad de la seguridad pública.
Para ello simplemente se le trasladó toda la Secretaría de Seguridad Pública
(SSP), que era más del doble de tamaño
que la SEGOB y al puesto del antiguo secretario se le puso el nombre de Comisionado
Nacional de Seguridad con rango de subsecretario. Hubiera sido mejor reforzar a
la SSP que subordinarla a una SEGOB ya sobrecargada; convertirla en una especie
de
“Homeland Security”, agregándole el INAMI y Aduanas y aumentando la
Gendarmería a más de 40,000 elementos para poder sustituir al Ejército en las
labores que hoy realiza.
SEGOB lleva demasiados temas y no está
bien enfocada ni a la gobernabilidad ni a la seguridad pública, diluyéndose además
su capacidad para atender los otros asuntos
que le tocan. Por ello era difícil que el secretario de gobernación acatara las
instrucciones que el presidente le daba todos los días de tener bien vigilado (Ver artículo) al Chapo
para evitar que se volviera a escapar,
cuando tiene tantas otras responsabilidades de mucha mayor importancia
que atender.
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