27 de junio de 2015

DOMAR A LA CORRUPCIÓN


Por: Octavio Díaz García de León.
 @octaviodiazg

     El pasado martes 23 de junio  en la reunión de instalación del Consejo del Sistema Nacional de Transparencia, el presidente Peña dijo que “con el establecimiento de medidas a favor de la transparencia y anticorrupción lo que estamos haciendo (…) el Estado mexicano y su sociedad es domar auténticamente la condición humana, llevarla por nuevos caminos”. Dijo que  la corrupción no es privativa de México, sino que es un tema de orden global.

     El comentario causó polémica e incluso el Presidente dijo que iba a ser oportunidad de mofa para los caricaturistas y así fue. Calderón, quien publica en el periódico Reforma,  presentó una caricatura en donde se pinta a la corrupción domando al presidente Peña. 

       Recordemos que la corrupción es el aprovechar un puesto público para obtener un beneficio personal. Este comportamiento conlleva el traicionar la confianza que los ciudadanos han depositado en aquél al que le han encargado el buen uso de los bienes que son de todos y en lugar de destinarlos para beneficiar a la comunidad, los desvían para beneficiar al funcionario en lo personal.  En este proceso hay corruptores que obtienen ventajas ilícitas al corromper a funcionarios en detrimento tanto de los recursos públicos como de otros empresarios que actúan honradamente. 

    Como muchos aspectos negativos del ser humano, la corrupción también es parte de la condición humana, tal y como también lo son  la avaricia, la maldad, la crueldad y la agresividad. Pero en términos generales  creo que a los seres humanos no se nos da de manera permanente como forma de estar en el mundo el ser corruptos, como tampoco todos somos violentos siempre. 

     La condición humana, también con su gama de posibilidades positivas, nos permite enfrentar el lado oscuro de nuestra naturaleza a través de la libertad, el trabajo  y  la acción transformadora,  para evitar dejarnos llevar por nuestros impulsos más negativos. Ahora bien, si la corrupción es parte de la condición humana como una de las posibilidades de la acción de las personas, por otra parte no creo que la corrupción sea parte de la naturaleza humana. No creo que exista el gen de la corrupción. 

     Tampoco  creo que en el mundo prevalezca la maldad ni es la corrupción un comportamiento que predomine en el mundo. La civilización, las leyes, las religiones han ido moderando los impulsos más antisociales del ser humano, y aunque aún vemos dosis de salvajismo por doquier, la realidad es que como lo decía Steven Pinker en su libro “The Better Angels of Our Nature”, la violencia ha ido declinando. En el mismo sentido, otras conductas antisociales también lo han hecho, entre ellas la  corrupción.   

     Entendiendo a  la condición humana como  todos los rasgos buenos y malos del ser humano, lo que hay que ver es cuales prevalecen. No es lo mismo que potencialmente seamos capaces de todo tipo de conductas, a que la corrupción, como una de estas conductas, se encuentre de forma omnipresente en la actividad cotidiana de todos los seres humanos. 

     En ese sentido, decía Montaigne en sus "Ensayos" que la condición humana no es generalizable sino cada persona tiene la suya propia. Según este autor no hay una condición humana para todos sino una condición humana diferente para cada individuo. Mi condición humana es diferente a la del resto y por lo tanto al no tener todos los seres humanos los mismos rasgos tampoco quiere decir que todos sean corruptos.

     La discusión da para más pero no creo que el presidente Peña haya querido desatar una discusión filosófica sobre la condición humana y las posibilidades para domarla. Mi interpretación es que quiso decir que la corrupción es un rasgo que se encuentra en todos los seres humanos y por lo tanto todos somos susceptible a la corrupción lo cual puede ser cierto como posibilidad, pero esto no quiere decir que todos seamos corruptos y  no quedó claro si se refería a esto último, el pensar que todos somos corruptos.    

También si está pensando solo en domarla y no erradicarla, el mensaje no es alentador. Domarla no es someterla. Es enseñarle algunos trucos para que no devore al domador. Pero sabemos que el león en la jaula nunca dejará de ser león. Y no es así. Es como si quisiéramos domar a la delincuencia. Buscar un acomodo para tratar de "controlarla" pero no desaparecerla. Estaríamos condenados al fracaso y la delincuencia como la corrupción acabarían devorándonos.

     Sería interesante saber por qué el presidente Peña  hizo su comentario acerca de la corrupción como un rasgo de la condición humana. Si lo pensó por la dificultad para erradicarla, esta es una mala noticia y el panorama para combatirla sería desolador. Les ha tomado siglos a  las religiones y las iglesias el cambiar la condición humana. Luego lo han intentado  la razón y la ciencia y a pesar de ello el siglo XX fue testigo de las peores atrocidades de que sea capaz la humanidad. Si la corrupción fuera un aspecto prevaleciente de la condición humana, que se encontrara presente en todas partes donde haya interacciones humanas, su erradicación no sería posible en el transcurso de una vida. Por ello hay que aclarar a que se refiere con ese comentario, porque en el trasfondo hay un diagnóstico de lo que se puede hacer para combatir la corrupción.

    En México a pesar del grave problema que tenemos en esta materia, la gran mayoría de los mexicanos estaría de acuerdo  con lo que me decía un buen amigo: “…no solo no cometería actos de corrupción, sino ni siquiera sabría cómo”.  La corrupción tampoco es privativa de México y es correcto decir que la corrupción existe en todo el mundo,   pero esto no quiere decir que todos los seres humanos somos corruptos. Si bien es cierto  que en México la percepción de que existe corrupción es muy elevada y de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional hay 102 países en que la corrupción es menor a la que existe en nuestro país, eso no quiere decir que todos los mexicanos seamos corruptos por naturaleza ni nuestra condición humana esté orientada siempre a ser corruptos.

     Ahora bien si no es la condición humana prevaleciente ni la naturaleza inherente del mexicano, sí existen varios factores que propician el que haya corrupción: una avidez desmedida por enriquecerse acumulando  bienes  y dinero alimentada por el consumismo exacerbado, el pensar que un puesto público es la manera de lograrlo y una absoluta impunidad que lo permite. El ejemplo permea entre los jóvenes que tienen como modelo a personas que han sido exitosas de esta forma perversa y el paradigma se perpetúa cuando tienen oportunidad de llegar a estos puestos.

     Creo que la mayoría de los mexicanos no somos corruptos aunque  parezca difícil creerlo.  De acuerdo con el INEGI, en el 2013  el 12% de la población tuvo una experiencia de corrupción al realizar un trámite personal. El número es alarmante pero la corrupción no es un fenómeno generalizado. En 88% de los casos no hubo un acto de corrupción.  Quiere decir que el fenómeno es combatible. Que no todos son corruptos ni están dispuestos a corromperse o a corromper a alguien más. Así que está al alcance de este gobierno el poder tener un impacto significativo en reducirla. Hace falta voluntad, movilizar todas las herramientas que se encuentran al alcance de las autoridades para empezar a tener un impacto perceptible ante la opinión pública.

    Existen remedios de corto plazo contra la corrupción. Empezando por tener  leyes adecuadas como las reformas recientes que se han ido impulsando  en la materia. Pero no bastan las leyes sino su aplicación y en México, donde el 98% de los delitos permanecen impunes, el gran reto no es promulgar más leyes sino hacerlas cumplir.

    Ojalá el Presidente hiciera un diagnóstico del fenómeno que fuera menos pesimista que el atribuir la corrupción a la condición humana, sobre todo si piensa que es un fenómeno generalizado en todos los seres humanos y que se manifiesta por ello  de manera cotidiana e inevitable. Si aceptara que no todos los mexicanos son corruptos ni desean serlo,  podría desarrollar un programa ambicioso para combatirla en un muy corto plazo. Porque los  corruptos y corruptores son una pequeña minoría que puede ser llevada ante la justicia. De otra forma, como también lo dijo, no debemos esperar resultados en el corto plazo.

   No se necesitan las grandes reformas legales ni otras medidas grandilocuentes. Hay muchas acciones eficaces menos vistosas que pueden ir acotando el fenómeno. También ayudaría  que el alto funcionariado del gobierno fuese ejemplo de probidad y no noticia de escándalo en los periódicos. Si ellos no son los primeros en rechazar la corrupción, no habrá leyes que valgan ni reformas que sirvan, porque a ellos les toca aplicarlas y difícilmente lo harán si los primeros perjudicados son ellos mismos.   





Nota:

Esta es la tercera versión de mi artículo. La discusión sobre la condición humana es compleja y es lo que mas trabajo me ha costado. Lo importante es que si bien la corrupción puede ser un rasgo de la condición humana, como es la agresividad o el egoísmo, esto no quiere decir que sea un rasgo que prevalece en la actuación cotidiana de todos los seres humanos o que incluso se manifieste en todos. 
El comentario sobre Montaigne es pertinente. según él, no hay UNA CONDICIÓN HUMANA, sino cada uno de los individuos tienen la propia. 

Para los corruptos, no hay mas que llevarlos a la justicia, como a cualquier otro tipo de delincuente. Si se mostraran las mismas ganas de combatir la corrupción como se ha hecho para combatir la delincuencia organizada, el fenómeno estaría mucho mas reducido. Todo es cuestión de voluntad política. 

No deja de ser interesante la discusión filosófica de porque algunos seres humanos optan por la corrupción como forma de vida.




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