Para mi Guadalupe y todas las demás.
POR:
OCTAVIO DÍAZ G. L.
@octaviodiazg
En
estas turbulentas semanas de otoño han surgido voces muy diversas llamando a la calma y a dar cauce por la vía pacífica al
enojo de buena parte de la sociedad. Por ejemplo, en relación a los 46
normalistas asesinados en septiembre, el presidente Peña convocó a los guerrerenses
“… para que vayamos hacia delante y podamos
realmente superar este momento de dolor…". Pero superar lo que está
pasando no quiere decir resignarse u olvidarlo.
Cuando escribí hace unas semanas mi artículo “Llueve Sobre Mojado”, no pensé
que se fuera a convertir en diluvio. A
la ya larga lista de sucesos como
Tlatlaya, Ayotzinapa, el movimiento del Politécnico, la “Casa Blanca”, la cancelación de la
licitación del tren México - Querétaro y la otra casa de Las Lomas, ahora se
suman las malas noticias económicas derivadas
de la caída espectacular en los precios del petróleo y la probable subida de
las tasas de interés en Estados Unidos que conllevan: una caída en los ingresos de PEMEX
y por lo tanto, del gobierno; el desaliento
de los inversionistas, ya que hará menos
rentables o inviables algunos de los
yacimientos de gas y petróleo que se están ofreciendo a la explotación privada; la devaluación del peso que ha
superado los 15 pesos por dólar; el crecimiento de la deuda del gobierno al
disminuir los ingresos por petróleo o, lo que es más improbable, la disminución del gasto público para
compensar la caída en ingresos; y el aumento de la inflación. A ello se añade
la reciente noticia en el
Wall Street Journal acerca de la casa en
Malinalco que le financió el Grupo HIGA ( Ver la "Casa
Blanca") al Secretario de Hacienda Luis Videgaray.
¿Cómo superar estos acontecimientos? Las medidas tomadas hasta ahora no han
funcionado. La estrategia del
silencio que fue eficaz hasta mediados de septiembre ya no sirve en
esta coyuntura. Como mencionaba en un artículo anterior, la propuesta del Presidente para atender el
problema de la inseguridad tampoco es suficiente en el corto plazo. Puede tomar
meses o años poner en marcha dichas reformas. La apuesta para que el tiempo
restañe la fractura social que se ha mostrado en estos días, probablemente
tampoco funcione.
El historiador Enrique Krauze propuso en un artículo en The
New York Times que el presidente Peña “…encare a la nación, reconozca sus
errores y ofrezca una disculpa al pueblo mexicano.” No sé si las disculpas
resuelvan el problema de credibilidad y liderazgo. La opinión pública ya está
en extremos de cinismo que lo que diga el Presidente, y más en ese sentido, quizá sea objeto de
mofa. Pero ciertamente honraría al Presidente el reconocer errores y pedir
disculpas.
En todo caso la inacción es lo menos
recomendable. Considero que se podrían tomar acciones inmediatas en tres
vertientes: justicia para los asesinados en Ayotzinapa y Tlatlaya, recuperación
de seguridad en los territorios más afectados por la delincuencia y aclarar
casos de corrupción o conflicto de interés. Algunas medidas podrían ser:
1. Llevar a
juicio a la brevedad posible a los culpables de los crímenes de Iguala y
Tlatlaya para que se les castigue con la severidad que amerita el caso.
2. Mostrar
resultados tangibles en los operativos de Tierra Caliente demostrando que
disminuyó el número de homicidios, que se encarcelaron a las bandas que se disputan
la región y que disminuyen secuestros, extorsiones y robos medidos con estadísticas confiables. Lo mismo para el
operativo en Michoacán donde la
situación sigue frágil.
3. Recuperar
el libre tránsito a cualquier hora en las principales carreteras y ciudades del
estado de Guerrero.
4. Poner en
orden a la CNTE para tranquilizar a Michoacán, Oaxaca y Guerrero aplicando con firmeza la Ley.
5. Aclarar,
no simplemente negar, los posibles conflictos de interés del Presidente y el
Secretario de Hacienda con el Grupo HIGA dando más información de las
operaciones cuestionadas, con detalles
patrimoniales y de ingresos.
6. Hacer
pública - con todo detalle - las declaraciones patrimoniales del gabinete
ampliado. Que manifiesten posibles
conflictos de interés como los obliga la Ley de Federal de Responsabilidades
Administrativas de los Servidores Públicos para que se excusen de actuar en
esos casos o para que renuncien si les impide desarrollar sus tareas.
7. Fortalecer las licitaciones para
evitar que estén dirigidas, reforzando esos procesos con informes de testigos
sociales prestigiados y transparentando los criterios de elección de los
proveedores ganadores.
8. Evitar las contrataciones por la vía
de invitaciones a cuando menos tres proveedores, como en el caso del proyecto
del Aeropuerto de la Cd. de México, o adjudicaciones
directas o licitaciones con un
participante para obras de esa magnitud.
9. Que la Auditoría Superior de la
Federación realice una auditoría a la licitación del tren México - Querétaro y
comprobar que no se la haya pagado indebidamente ninguna cantidad al consorcio
que participó en dicha licitación.
10. Inhabilitar
a Grupo HIGA para que ya no siga participando en licitaciones federales.
Seguramente podrán encontrar elementos para hacerlo.
11. En caso
necesario, como dice Krauze, encarar a la nación, reconocer errores, pedir una
disculpa y corregir la situación.
Ni
el silencio, la negación, la evasión o
la resignación harán que se superen los
problemas que han surgido. Para que no sea un “Otoño del Presidente” en plena “Primavera
del Sexenio” tendrán que hacer algo
pronto.
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