Justo cuando ya
se había creado gran expectativa por el encuentro cercano con la Tierra este 15
de febrero del asteroide 2012 DA14, nos enteramos que unas horas antes cayó uno más pequeño en Rusia causando fuertes
daños. El 2012 DA14 es una roca de 46
metros de diámetro con una masa de 130 mil toneladas, viajando a una velocidad
de 7.8 Km/seg. y pasó a 27000 Km. de la Tierra. Los científicos ya habían calculado con precisión la trayectoria de
este asteroide y pronosticaron acertadamente que no impactaría a la Tierra. Sin embargo, si un objeto de esta magnitud cayera sobre la Tierra la fuerza del impacto
equivaldría a 2.5 megatones de energía – equivalente a 150 bombas atómicas como
la de Hiroshima - similar al meteorito que cayó en la región de Tunguska,
Siberia, en 1908 y que arrasó 2,200 kilómetros cuadrados de bosque. Hubiera
podido destruir una ciudad del tamaño de Aguascalientes.
Por lo que
respecta al meteorito que cayó en Chelíabinsk a 1500 Km al este de Moscú el
pasado 14 de febrero, este se desintegró en su mayor parte en la
atmósfera viajando a 30 Km/seg pero
parece ser que algunos fragmentos alcanzaron a llegar a Tierra y lo que causó más destrucción fue el choque sónico,
ya que esta roca de una 10 mil toneladas de peso y 17 metros de diámetro, explotó
con una fuerza de 500 kilotones o sea 30
veces la bomba de Hiroshima lo cual destruyó
ventanas y causó daños en edificios hiriendo
a 1200 personas. Otro caso famoso es el del meteorito que se impactó en
Chicxulub, Yucatán hace 65 millones de años el cual tenía
alrededor de 10 Km. de diámetro y que
ocasionó la desaparición de los
dinosaurios.
Ante la amenaza
potencial para la Tierra de estos cuerpos celestes, hoy en día existen programas de monitoreo
de asteroides de órbita cercana a la
Tierra que podrían entrar en colisión con ella y se está desarrollando la
tecnología para destruirlos en caso necesario gracias a los conocimientos
astronómicos y a la tecnología espacial. Pero el desarrollo de estas ciencias tomó 2,200 años y estuvo obstaculizado por el
oscurantismo y los prejuicios filosóficos y religiosos. Los griegos tenían ya la
solución al enigma del cielo hace 2,600 años. Heráclides aseguró que la Tierra giraba sobre
su eje y Aristarco que la Tierra y los planetas giran alrededor del Sol. Pero tuvieron
que pasar 17 siglos para que Copérnico redescubriera este fenómeno.
Como dice Arthur
Koestler en su libro “Los Sonámbulos”, “De Platón y Aristóteles en adelante la
ciencia natural empieza a caer en el descrédito y la desintegración”. A partir
de ellos el Cosmos se convirtió en un sistema de esferas perfectas que giraban
alrededor de la Tierra. Pero había algunos objetos que no obedecían a esta
teoría: los planetas. Para explicar sus extraños movimientos en el cielo se
fueron agregando esferas a las esferas hasta tener un modelo del cosmos sin
ninguna conexión con la realidad física. Fue hasta que Copérnico con muchos temores (en
aquella época la herejía se pagaba con la vida) y contra el dogma vigente dijo
que el Sol y las estrellas están fijos pero la Tierra y los planetas giran
alrededor del Sol; y la Luna alrededor
de la Tierra. Asimismo dijo que la Tierra rota sobre su propio eje lo que
explica la revolución aparente del firmamento. El siguiente gran avance lo da
Johannes Kepler basado en las
observaciones de Tycho Brahe; desarrolla
sus tres leyes del movimiento de los planetas: 1. Los planetas se mueven
alrededor del Sol en órbitas elípticas,
uno de cuyos focos lo ocupa el Sol. 2. Los planetas no se desplazan por sus
órbitas a velocidades uniformes y proporciona la manera de calcularla. 3. Los
cuadrados de los periodos de revolución de dos planetas son proporcionales a
los cubos de sus distancias medias al Sol. Esta última nos dice por ejemplo que
dada la distancia de Saturno y de la Tierra al
Sol, Saturno tarda 27 veces más en dar la vuelta al Sol que la Tierra.
(En realidad tarda 30 por otras razones). Galileo perfecciona el telescopio y
descubre cuatro satélites de Júpiter y le da un gran empuje al sistema
Copernicano para que finalmente Newton llegue a realizar la gran síntesis de
todos estos descubrimientos y enuncie la Ley
de Gravitación Universal con lo que hoy los astrónomos pueden predecir
con gran exactitud la trayectoria de los cuerpos celestes que se mueven a
velocidades relativamente bajas respecto
a la velocidad de la luz. La siguiente revolución en la Cosmología la
produciría Einstein con lo que nuestro conocimiento del Universo ha llegado a niveles
insospechados.
La Humanidad ya
tiene la posibilidad de evitar el impacto de un asteroide en la Tierra, cosa impensable
hasta hace pocos años. Así, los seres humanos no sólo tienen la capacidad de autodestruirse con sus
conocimientos sino de salvarse de catástrofes antes inevitables. Por lo pronto
los dos asteroides que nos visitaron estos días fueron un aviso de que debemos
acelerar el desarrollo de la tecnología para evitar que algún otro más
destructivo impacte la Tierra.
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