3 de febrero de 2013

LA TRAGEDIA EN EL EDIFICIO DE PEMEX





       Desde los sismos de 1985 no ocurría en la Ciudad de México una tragedia como la que ocurrió el jueves pasado en el edificio B-2 del complejo de las oficinas centrales de Pemex. La tragedia más reciente fue la caída casi en la confluencia de las calles  Reforma y Periférico del avión en que viajaba el entonces Secretario de Gobernación  con otros acompañantes y que provocó un total de 16 muertos y 40 heridos el 4 de noviembre de 2008.   Al momento de escribir esto van 33 muertos y 121 heridos en el incidente de Pemex. Tres pisos se desplomaron por su parte interna  sin dejar huella alguna de fuego. No se saben aún las causas de la tragedia pero por lo pronto el gobernador Carlos Lozano de la Torre dio instrucciones el pasado 2 de febrero para reforzar la vigilancia en los puntos estratégicos de Aguascalientes para evitar algún atentado.

      Existen dos explicaciones posibles: fue un accidente o un atentado. Si fue un accidente, se tendrá que explicar que lo causó, porqué produjo tanto  daño y  porqué no hubo fuego. Esto último es interesante. En los videos que se tomaron desde la Torre Latinoamericana se ve lo que parece una bola de fuego.  Se ha manejado que explotó una caldera; que hubo una fuga de gas; que grandes cantidades de gas halón se encontraban almacenadas en el sótano del edificio  y que produjo una “implosión”. No conozco de calderas,  si sean capaces de causar tanto  daño y si al estallar no provocan incendios. Lo tendrán que determinar los expertos. Por lo que respecta a la  fuga de gas yo creo que ésta sí causa explosión y produce fuego, mismo del que no hay evidencias. Por lo que respecta a la hipótesis del gas halón, el Procurador General de la República dijo que no es correcta y que  evidentemente hubo una explosión.

      En todo caso ¿cómo es posible que en un complejo de oficinas donde trabajan alrededor de 10,000 personas hubiese la presencia de algo que representara un riesgo tan elevado? Ojalá esto sirva para que todos los grandes edificios y puntos estratégicos  de la Ciudad de México sean revisados concienzudamente para ver si no existen riesgos  que puedan desencadenar tragedias de la magnitud de lo ocurrido. Sería también una poderosa llamada de atención para  las brigadas de protección civil del gobierno y de las empresas a fin de que revisen sus protocolos de seguridad. Por lo pronto conozco  edificios de más de diez pisos de altura que almacenan en sus sótanos grandes archivos que en caso de incendiarse representan una gran amenaza para todo los que trabajan allí.

       El peor de los escenarios es que haya sido un atentado. Normalmente cuando ocurre un atentado terrorista siempre hay un grupo que reivindica el suceso. La lógica del terror es la publicidad. Hasta antes del jueves se han dado incidentes  menores en donde supuestos grupos ecologistas atacan cajeros bancarios automáticos en horas de la madrugada con explosivos caseros muy primitivos. Atentados de mayor envergadura son los que ocurrieron contra ductos de Pemex en el estado de Guanajuato, Veracruz y Tlaxcala en el 2007  y que se atribuyó el EPR. Estos ataques no produjeron  muertes sino sólo daños materiales. 

      En el caso del edificio de Pemex, si fue un atentado nadie lo ha reivindicado. ¿Estaríamos entonces ante un escenario similar a lo que ocurrió en Morelia  cuando unos criminales arrojaron una granada en medio de la multitud que celebraba el grito la noche del 15 de septiembre de 2008 y que produjo 7 muertos y 132 heridos? En la masacre de Morelia ningún grupo se adjudicó la matanza. ¿Fue un mensaje? ¿De quién, a quién o con que propósito? No se sabe. Si estuviéramos ante el mismo escenario en el caso de las oficinas de Pemex ¿fue un mensaje sólo para  iniciados? No se había observado en México tal capacidad destructiva en un atentado y en un lugar de la visibilidad de Pemex. ¿Estamos ya ante la misma sofisticación que sólo reconocidos  grupos terroristas de otras partes del mundo habían exhibido? A diferencia de lo que ocurre en otros países donde grupos terroristas como la ETA, el ERI o Al Qaeda son capaces de producir artefactos explosivos con gran capacidad de destrucción, en México no existe o no existía la presencia de artificieros, es decir,  terroristas entrenadas en el manejo de explosivos con este grado de sofisticación.

     Otra hipótesis que se ha manejado es que hubo intención de destruir archivos  para ocultar corrupción, delitos o vaya usted a saber qué. La hipótesis es algo endeble. Un buen incendio a la medianoche habría acabado con toda la evidencia incriminante. Hasta donde se ha visto los corruptos no son asesinos u organizan masacres para ocultar sus fechorías. Tampoco se les sabe torpes. Los papeles quedaron dispersos pero sin destruir.

        Si se confirma que lo de PEMEX fue un atentado, entonces estamos entrando en terrenos desconocidos previamente en México.  Ojalá las autoridades esclarezcan pronto estos sucesos y tomen las medidas necesarias para evitar que algo similar vuelva a ocurrir. Lo que está en juego es la  tranquilidad de todos los  mexicanos.

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2 comentarios:

  1. Que tal

    Yo trabajo en Pemex, y fui parte de los rescatistas, debajo del B1 y B2 no hay calderas ni nada que provoque lo ocurrido, y menos acumulacion de gas, debido a que el sotano y las trincheras tienen digamos asi suficiente ventilacion. El edificio B2 se observa como si lo hubieran querido derrivar, puesto que la explosion provoco daño solamente en toda su area, Papeles que se hayan querido destruir no, puesto que aparte de existir todo fisicamente, todo tiene respaldo virtual, en archivos pdf existentes en los servidores.
    Ni a nosotros como trabajadores nos han aclarado el suceso, ni creo que lo hagan, y esa ficcion que dicen sobre la causa, gas metano, nadie como petrolero les creemos.

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    1. Efectivamente seguimos esperando respuestas. Mis condolencias a los trabajadores afectados y sus familias. Que nunca se vuelva a repetir una tragedia asi. Accidente o no, no es posible que pase esto.

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