21 de junio de 2019

POLÍTICA NACIONAL ANTICORRUPCIÓN




Por: Octavio Díaz García de León.

    La idea: Después de una gran consulta ciudadana y de un enorme trabajo  integrando estudios y diversas opiniones, se formuló una propuesta de Política Nacional Anticorrupción. Una contribución valiosa a la ya larga lista de estudios y propuestas sobre combate a la corrupción. Sin embargo, el reto sigue estando en producir resultados y no está claro si esta política los dará.

     El Comité de Participación Ciudadana junto con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA)  publicó una propuesta de Política Nacional Anticorrupción que consta de  185 páginas (https://cpc.org.mx/?page_id=13916), la cual  incluyó una consulta ciudadana a 14,079 personas, 64 entrevistas a profundidad a expertos y ocho foros regionales.

     Del diagnóstico que se presenta en dicho documento se desprende que hay altos niveles de impunidad, persistencia de amplios márgenes de discrecionalidad en el servicio público, débil involucramiento de la sociedad en el control de la corrupción y distorsión de la relación gobierno-sociedad que propicia el uso de corrupción como norma de relación.

    A partir de estos fenómenos se plantean cuatro grandes ejes que atienden estos problemas y se proponen 60 prioridades para atenderlos.

    Una radiografía del documento nos arroja que de las 185 páginas de la propuesta, un 15.6% se dedicó a la introducción, metodología y referencias, un 63.2% se dedicó al diagnóstico, un 16.2% a describir la política y solo un 4.3% del documento  a lo que yo creo es el meollo del problema: a  la implementación, seguimiento y evaluación de la política. Quizás esto último  sea el verdadero reto, suponiendo que la política sea la adecuada.

    Pero la política propuesta tiene algunas deficiencias. Empezando porque es desafortunado que fueran 60 prioridades,  lo cual  impide distinguir aquellas que son más importantes pues no todas  tienen la misma relevancia.   

    Hizo falta también conocer cuál es el impacto que cada una de estas prioridades tendrán en reducir la corrupción y entender cuál es la relación causa - efecto entre las prioridades propuestas y el abatimiento de la corrupción.

     En ese sentido, no está claro cuál podría ser el impacto en reducir la corrupción de algunas prioridades; por ejemplo: generar un catálogo nacional de programas sociales; formar una coalición de empresas íntegras; fortalecer el papel de los Comités de Participación Ciudadana en los procesos de comunicación a ciudadanos y otros actores acerca de su rol e importancia en el combate a la corrupción; fomentar procesos de colaboración interinstitucional entre el SNA y el sistema educativo en materia de formación cívica, ética, integridad y derechos humanos; promover la generación de criterios mínimos para la elaboración y aplicación de políticas de recursos humanos por parte de los entes públicos, etc.

    Las sesenta prioridades podrían parecer  un catálogo de buenas intenciones sobre una diversidad de temas a los que se intenta conectar con el combate a la corrupción.

     El documento quizás pudo ser más sencillo. Tener a lo mejor cinco prioridades en lugar de 60. Identificando aquellas acciones que más impacto tienen en el combate a la corrupción con una relación causa – efecto demostrada por las experiencias internacionales y locales.

   Por otra parte, entre las  prioridades no está, por ejemplo, el revisar y modificar la Ley General de Responsabilidades Administrativas cuyas deficiencias propician la impunidad y dificultan de manera directa el combate a la corrupción. 

    ¿Qué va a pasar ahora con este documento? Se presentará ante el Comité Coordinador del SNA. De ser aprobado, el reto estará en llevar a cabo las 60 prioridades lo cual representará un gran esfuerzo institucional con el riesgo de que  podrían diluirse con las tareas cotidianas de las instituciones del SNA.

    Por lo pronto, con la nueva administración federal se empiezan a ver los primeros resultados de combate a la corrupción en casos emblemáticos, tales como la compra  de la Planta de Agronitrogenados y Fertinal por parte de PEMEX, las complicidades de funcionarios de PEMEX en el robo de combustibles y otros casos que se están investigando.

    Es interesante ver que las instituciones encargadas del combate a la corrupción, la Secretaría de la Función Pública, la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la República junto con la Fiscalía Anticorrupción están trabajando en estos casos con mucha coordinación sin pasar por los mecanismos del Sistema Nacional Anticorrupción.

    ¿Implica esto que quizá el SNA ya no es necesario? Habrá que ver qué sucede con la Política Anticorrupción propuesta y con el propio SNA. Por lo pronto lo importante es que se vean  resultados tangibles en el combate a la corrupción.

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NO PUBLICACIÓN DE ARTÍCULO

Mis lectores en Aguascalientes habrán notado que no se publicó mi columna la semana pasada con el artículo de las tiendas OXXO,  debido a las políticas editoriales del Heraldo de Aguascalientes.

No cabe duda que da para la reflexión las actividades de esta cadena empresarial tan poderosa y cuyo impacto a la sociedad también tiene su lado negativo. Estos efectos son materia de reflexión para todos y deberían serlo para los directivos y accionistas de Grupo FEMSA.

Aquí en mi Blog encuentran dicho artículo.


7 de junio de 2019

¿TIENDAS CONVENIENTES O PERNICIOSAS?


LA SILLA ROTA

Por: Octavio Díaz García de León.

La idea: Pareciera que las tiendas OXXO se encuentran por todas partes.  Tiendas de conveniencia que ofrecen productos básicos tales como  refrescos, cervezas, café y alimentos de consumo rápido. Su proliferación ha venido con algunas críticas, por ejemplo, por desplazar a la tradicional miscelánea de barrio. OXXO representa una estrategia empresarial exitosa a la cual quizá le haga falta una  dosis de responsabilidad social.

Las tiendas OXXO forman parte de la empresa regiomontana FEMSA y de su división FEMSA Comercio. Según el informe del primer trimestre de dicha empresa, suman ya 18,233 tiendas; en un año abrieron 1,416 nuevas tiendas (4 diarias); cuentan con casi 130 mil colaboradores y atienden a cerca de 13 millones de clientes diariamente.

Son buen negocio. Las tiendas OXXO le generaron a la empresa FEMSA ingresos por $159,712 millones de pesos, utilidad de operación de $14,135 millones de pesos (8.8%) y un flujo bruto de operación de $19,346 millones de pesos (12.1%) en 2018,  ocupando solo el 12% de los activos de la empresa.  (https://femsa.gcs-web.com/static-files/4780ef52-1850-40bd-ac57-56077cf9814a)

Estas tiendas iniciaron como un canal de ventas más  para desplazar los  refrescos y cervezas de FEMSA. Con el tiempo, son ya mucho más que eso. Ofrecen un promedio de 3,200 artículos por tienda.

También se han convertido en una especie de bancos alternativos al recibir gran cantidad de pagos de servicios, pagos de tarjetas de crédito, transferencias electrónicas de dinero, entre otros servicios financieros. Asimismo,  ofrecen  venta de tiempo aire para celulares, boletos de autobús y hasta boletos de avión.

Debido a sus horarios de servicio extendidos, en muchos casos las 24 horas los 7 días de la semana, han atraído a un gran número de consumidores. Gracias también  al buen aspecto e iluminación de las tiendas, a su ubicación conveniente y que en la mayoría de los casos cuentan con  estacionamiento.

Sin duda detrás de este caso de éxito empresarial hay una estrategia competitiva muy eficaz. Hace años tuve oportunidad de tomar un curso de estrategia competitiva en Harvard con el gurú del tema,  Michael Porter,  donde  analizamos el caso de Walmart.

Porter propone tres grandes estrategias competitivas genéricas: Liderazgo en costos, diferenciación y enfoque. Claramente Walmart tiene una estrategia de liderazgo en costos y OXXO parece que también.

Walmart inicialmente se estableció en pequeños poblados de Estados Unidos en donde desplazó a las tiendas de abarrotes locales  ofreciendo  precios bajos. Esta competencia fue letal para estas empresas familiares, las cuales acabaron cerrando.

Esto hizo que Walmart se quedara con pequeños monopolios en estos mercados, lo que le permitió subir precios y aumentar sus márgenes de ganancia. Como parte de su estrategia, también tiene una política de salarios bajos a sus empleados.

Algo similar hace OXXO. En los barrios donde se establece,  desplaza a las tiendas de barrio, a las misceláneas, operadas por pequeños empresarios y va creando pequeños monopolios al quedarse sin competencia cercana.

Otro aspecto de la estrategia de OXXO es que la mayoría de sus colaboradores  no son empleados de FEMSA. Son comisionistas quienes se encargan de administrar las tiendas a cambio de una comisión sobre las ventas y ellos contratan y pagan al personal que allí trabaja, asumiendo la responsabilidad patronal para efectos laborales.

 Estos trabajadores suelen tener prestaciones y salarios mínimos, ya que el reducido porcentaje de comisión que FEMSA otorga a los comisionistas no les da margen para pagarles mejor.

Como modelo de negocios suena atractivo, pero el costo social puede ser importante en tres aspectos (https://www.forbes.com.mx/femsa-comercio-sigue-sin-poder-reproducir-el-exito-de-oxxo/):

  1.    Desplazan a las tiendas familiares de barrio, obligando a los pequeños empresarios que no pueden competir con ellos, a cerrar sus tiendas.

  2.    Los trabajadores de las tiendas, quienes no son empleados de FEMSA, ganan poco, tienen  prestaciones mínimas y malas condiciones de trabajo, tales como horarios nocturnos en los  que no siempre se les paga conforme  a la Ley.  

  3.    No ponen objeciones en la ubicación de algunos locales en zonas residenciales donde no está permitido instalarlas por restricciones en el uso de suelo, obteniendo los permisos quizás a base de corrupción.

Esta estrategia de negocios está lejos del espíritu de los empresarios regiomontanos fundadores de FEMSA y sus antecesoras,  quienes a lo largo del siglo XX dieron ejemplo de lo que es ser un buen patrón a la vez que empresarios exitosos, otorgándoles muchos beneficios sociales a sus trabajadores, incluso antes de que estos fueran obligatorios, siendo sus empresas, modelo de responsabilidad social.

Por otra parte, también los empresarios regiomontanos han sido promotores de la libre empresa, sabiendo que es la iniciativa privada  la que mueve la economía del país, pero su estrategia competitiva destruye empresas en lugar de crearlas.  

Si bien su estrategia sigue la lógica de la libre competencia, esta se vuelve muy desigual cuando un gigante como FEMSA compite contra pequeñas empresas familiares de barrio.  

Ojalá que en su estrategia de negocios,  FEMSA retomara el espíritu de sus fundadores, ofreciendo mejores condiciones de trabajo a sus colaboradores (Que no son sus empleados),  en darles alternativas de sobrevivencia a los pequeños empresarios que desplaza, en lugar de destruirlos y en no tolerar actos de corrupción en la obtención de permisos de uso de suelo. Seguramente lo podrían hacer sin dejar de ser una empresa rentable.



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12 de mayo de 2019

ACOSO LABORAL



Por: Octavio Díaz García de León.

    
     La idea: Se le presta más atención al problema de acoso sexual en el lugar de trabajo que a otro tipo de agresiones. Sin embargo, existe otra práctica igual de insidiosa que afecta las relaciones interpersonales y la productividad: el acoso laboral. Ocurre más frecuente de lo que pensamos, resulta muy desgastante para la víctima y distrae al victimizador de ocuparse de los aspectos importantes de su trabajo.

     Es probable que ustedes hayan sufrido acoso laboral en el trabajo o lo sufrirán en su vida laboral. Y no me refiero a casos donde existe un jefe autoritario, exigente y neurótico. Aunque es un mal estilo de dirección, a algunos les da resultados aunque a un costo personal importante y creando un ambiente de trabajo de animadversión, disgusto y miedo.

    El acoso laboral se produce cuando las conductas de jefes o compañeros de trabajo se vuelven tan hostiles y de forma tan sistemática hacia una persona, que le ocasiona problemas psicológicos e imposibilidad para realizar su trabajo.

    También puede ocasionar  daño económico para el acosado  o  ponerlo en conflicto grave cuando se le obliga a realizar acciones que atentan contra sus principios, las leyes y la ética.  

    Estas tácticas también suelen aplicarse en casos en que los jefes quieren  forzar a las personas a renunciar por su propia voluntad al no soportar la presión del acoso.

    ¿Por qué ciertos jefes escogen este camino más desgastante para los involucrados, en lugar de llegar a un acuerdo sano de separación?

    Porque en el caso de las empresas es más costoso un despido injustificado ya que implica una indemnización como lo fija la ley laboral.

    Esta situación se da en el gobierno por las mismas razones y también como una forma de deshacerse de personas que les son incómodas.

    El acoso laboral se da cuando el jefe inmediato no tiene la opción de despedir a la persona porque se la impusieron y para convencer a su superior jerárquico  tiene que “armar un expediente” para  demostrar que la persona no le funciona.

    También ocurre cuando no se desea pagarle al trabajador una indemnización conforme a la Ley.

    Sucede  que algunos malos directivos creen que es la mejor forma de deshacerse de una persona, en lugar de  llegar a un acuerdo de separación.

     Algunos jefes reaccionan negativamente cuando no tienen la posibilidad de decidir quiénes serán sus subordinados y se ven obligados a trabajar con personas que  no escogieron. Si estos jefes carecen de  capacidades para trabajar con personas que son diferentes de ellas por motivos de edad, formación, antecedentes o preferencias, es probable que se dé un choque que derive en acoso laboral.   

   Los métodos de hostigamiento son variados. Puede darse mediante exigencias exageradas que no tienen que ver con la importancia o la urgencia del trabajo. Se trata de poner presión y demostrar que la persona acosada es una inútil y que no puede con el trabajo.

    La presión se ejerce también atentando contra el tiempo libre del acosado. Horarios interminables sin pago de horas extras; obligación de trabajar en fines de semana; alterar planes de vacaciones, para echarlos a perder; llamadas a casa a todas horas, especialmente a altas horas de la noche con cualquier pretexto de un supuesto trabajo urgente, acompañada de amenazas y reclamos contra el desempeño del subordinado.

    También está la táctica pasiva. El congelar a la persona sin darle trabajo, sin tomarla en cuenta para nada, quitándole su oficina, poniéndola en un rincón donde nadie le puede hablar, quitándole herramientas de trabajo, ignorándola para cualquier asunto que pudiera ser de su competencia, restringiendo su actividad y movimientos. Como ponerla en una cárcel  virtual.

    La idea es desquiciar al acosado para que renuncie por su propia voluntad.

    El acoso laboral es un gran problema en el lugar de trabajo ya que  puede afectar psicológicamente de forma grave al acosado, puede generar violencia física, afecta la productividad y crea un ambiente de trabajo inadecuado.

    Lo difícil del asunto es que el acosado no tiene muchos medios de defensa y la presión aplicada puede desbordar por caminos negativos. Ya sea dañando al acosado o generando violencia que ponen en riesgo a todo el personal.

    En el gobierno son muy frecuentes las denuncias por esta razón ante los órganos internos de control. Sin embargo, existen mecanismos para evitarlo a través de los comités de ética que también  atienden denuncias de este tipo.

    El Código de Ética recién emitido por la Dra. Irma Eréndira Sandoval, Secretaria de la Función Pública y La Ley General de Responsabilidades Administrativas califican como infracciones a estas disposiciones normativas, las conductas del tipo de acoso laboral.

    Esperemos que esta práctica tan insidiosa por parte de malos jefes sea erradicada a fin de tener ambientes de trabajo respetuosos de los derechos humanos, de las leyes laborales,  de las demás disposiciones normativas y sobre todo para tener ambientes de trabajo sanos y orientados a dar resultados. ________________________________________________________________
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10 de mayo de 2019

INSEGURIDAD COTIDIANA



Por: Octavio Díaz García de León

     La idea: Cuando se habla de inseguridad en los medios por lo general se citan  las cifras de homicidios dolosos. Pero la inseguridad cotidiana se refleja mejor en la incidencia  de otro tipo de delitos que afectan más pero que se les pone menos atención por “pequeños”. Muchos de ellos son originados por los mercados de bienes ilícitos, en gran parte tolerados por las autoridades municipales. 

     Cuando se habla del problema de seguridad pública, se hace mucho énfasis en la cifra de homicidios dolosos, la cual sigue creciendo a niveles que nos hace parecer un país en guerra.

    Muestra de ello es que en el primer trimestre del año hubo 8,493 homicidios dolosos, (https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/sociedad/primer-trimestre-del-ano-el-mas-violento-de-la-historia-sesnsp-pais-seguridad-mexico-ciudad-estado-homicidios-delitos-3349204.html) la cifra más alta desde que inició en 1997 este registro por parte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

    Es correcto que se le preste atención a los asesinatos porque un homicidio es el mayor agravio que se puede cometer contra una persona. Sin embargo, las cifras que mejor reflejan la inseguridad en nuestro país son otras.

    Las cifras relevantes se refieren a delitos que nos afectan cotidianamente y que nos hacen vivir con la angustia de no saber cuándo nos van a secuestrar, robar, extorsionar o defraudar y si en ese proceso nos causarán algún daño físico.  

    El INEGI en su Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2018,  con datos del 2017 (https://www.inegi.org.mx/programas/envipe/2018/) presenta una excelente panorámica:

  •           El 35.6% de los hogares de México tuvo al menos una víctima del delito.
  •          Hubo 25.4 millones, 3 de cada 10 mexicanos mayores de 18 años, víctimas del delito.  
  •          Se cometieron 33.6 millones de delitos.
  •          Los delitos tuvieron un costo para la población de $299.6 mil millones de pesos, esto es el 1.65% del PIB.
  •          No hubo denuncia en el 93.2% de los casos.
  •          De los que sí se abrió averiguación previa, en el 55.9% de los casos no pasó nada o se cerró la investigación, esto es, hubo impunidad total en el 97% de los casos.

     Los delitos más frecuentes fueron el robo en transporte púbico o en la calle, los cuales ascendieron a 9.5 millones de incidentes, seguido por el delito de extorsión que se dio en 6.6 millones de casos. Después del homicidio, quizás el delito de más alto impacto fue el secuestro, de los cuales el INEGI indica que se cometieron 80,790.

    La zona más insegura del país es la zona metropolitana de la Ciudad de México donde, por ejemplo, se registraron 31,175 robos por cada 100,000 habitantes. Cifras más recientes indican que en el primer trimestre de 2019 se abrieron 1,056 carpetas de investigación por asaltos en el Metro de la ciudad, lo cual indica que, si incluimos una estimación de no denunciadas, el número real de robos podría ascender a 15,530. (https://www.animalpolitico.com/2019/04/denuncias-robo-metro-cdmx-subregistro/?utm_source=Hoy+en+Animal&utm_campaign=78d073c5b2-EMAIL_CAMPAIGN_2019_04_29_12_23&utm_medium=email&utm_term=0_ae638a5d34-78d073c5b2-392976985)

   Estos delitos son los que más afectan a las familias mexicanas y la responsabilidad de evitarlos radica principalmente en las autoridades locales por ser delitos del fuero común.  

    Una de las causas de esta inseguridad cotidiana se debe en gran parte a la existencia de mercados de bienes ilícitos. Entre ellos, el tráfico de celulares, autos, relojes y joyas, todos ellos robados, y, por otra parte, drogas y armas. Si se atacaran estos mercados, quizá se podría reducir la inseguridad que padecemos.

    Los mercados de mercancía ilícita más grandes del país quizás se encuentren en el Valle de México. Por ejemplo, en el centro histórico de la Cd. de México podemos ver a plena luz del día el tráfico de celulares robados. Estos mercados de bienes robados y el comercio informal, son tolerados o tienen la complicidad de las autoridades de la Ciudad de México.

    Otros lugares tradicionales de mercados ilícitos en la Ciudad de México son las colonias Doctores y Buenos Aires donde se trafica impunemente con autos y refacciones robadas. También tenemos el tráfico de drogas en las colonias Condesa, Roma, Juárez y muchas otras.

    Por su parte, el cobro de derecho de piso y la extorsión a los comerciantes establecidos, afecta a muchas ciudades del país sin que las autoridades locales lo eviten.

    La existencia de estos mercados ilícitos tiene décadas, pero nos hemos acostumbrado a ver este fenómeno como natural e incluso acudir a comprar bienes robados, lo que a su vez fomenta la inseguridad.

    Se podría empezar por cerrar estos enormes mercados de bienes robados que están a la vista de todos. Las autoridades locales  saben quiénes son, que venden, cual es el origen de sus mercancías, donde y como lavan su dinero, y conocen las redes de asaltantes que los alimentan. Se podría empezar por combatir la corrupción y las complicidades de las autoridades.

    Si bien las cifras de homicidios son alarmantes, las cifras de otros delitos son aún más escandalosas. Compete a las autoridades municipales y estatales el proporcionar seguridad pública a sus gobernados. Ojalá hagan pronto y bien su trabajo para darnos seguridad. De nada sirven discursos, planes y reuniones de coordinación. Lo que todos esperamos, son resultados.

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26 de abril de 2019

AUSTERIDAD Y BUEN GOBIERNO




Por: Octavio Díaz García de León

    La idea: Dos grandes propósitos se han planteado en esta nueva administración: combatir la corrupción y gobernar con austeridad. Ambas estrategias son muy importantes ante los excesos que se dieron en administraciones anteriores. Pero solo son medios para lograr un fin: tener un buen gobierno. Para lograrlo, no bastan los recortes; hace falta mejorar los procesos.

    No recuerdo, desde la administración de Miguel de la Madrid, un programa de austeridad tan ambicioso como el que se está dando al inicio de este sexenio.

   De la Madrid no tuvo otra opción ante la crisis descomunal de deuda derivada del gasto excesivo y el crecimiento desordenado de la burocracia en los sexenios de Echeverría y López Portillo.  

    Sin embargo, a diferencia de las crisis de los ochenta y la de 1995, hoy en día los niveles de endeudamiento y gasto público están dentro de parámetros  aceptables para las calificadoras financieras internacionales. (https://www.eleconomista.com.mx/mercados/Dificil-que-Mexico-pierda-el-grado-de-inversion-calificadoras-20190214-0009.html)

   La austeridad en este sexenio no proviene entonces de una crisis macroeconómica, sino del estilo personal de gobernar del presidente López Obrador, a quien le disgustan el boato y el abuso en la utilización de los recursos públicos. Para él,  la austeridad es una forma de gobierno.

    En  sexenios anteriores se dio un  crecimiento descontrolado de la nómina del gobierno, con plazas eventuales y contratación de personal  por medio de “outsourcing”, esquemas que proliferaron para darle la vuelta a la creación de plazas que supuestamente estaba restringida.

    También se crearon nuevos organismos con estructuras burocráticas excesivas las cuales no todas proporcionan a la sociedad más valor de lo que cuestan.  

   Además, existen redes clientelares añejas, que operan a través de  intermediarios,   beneficiando a  sus líderes,  quienes ejercían el poder político con dinero del erario y favoreciendo a los gobiernos en turno.

   Por ello,  resulta conveniente reducir plazas de estructura, eliminar los esquemas de “outsourcing”, quitar las plazas eventuales, desaparecer organismos gubernamentales  que no le ofrezcan valor a la sociedad y entregar el dinero directamente a los beneficiarios de los programas sociales para darle a cada persona la posibilidad de decidir cómo usar su dinero sin que el gobierno o sus intermediarios, dicten las reglas de como recibir y  utilizar esos recursos.

  Era necesario dar marcha atrás a esta inercia de gasto que iba camino de convertirse en inmanejable y que, de continuar, nos hubiera llevado a crisis similares a las que se vivieron a fines del siglo pasado.

   Sin embargo,  las medidas de austeridad para eficientar al gobierno son necesarias pero no  suficientes.

   En la lógica de la burocracia se piensa que proporcionar más servicios con mejor calidad solo se puede lograr a través de tener más recursos. La petición siempre es la misma: si les dan más trabajo,  requieren más plazas,  más herramientas y más infraestructura. Es un enfoque errado porque el dar resultados no se logra solo con más recursos,  sino con el buen uso de los mismos.

   Por eso,  a los gobiernos que quieren satisfacer las demandas de la población, se les acaba desbordando el gasto sin dar mejores resultados porque solo se concentran en agregar recursos y no en mejorar sus procesos.

   Si esta lógica se aplicara en las empresas, estas quebrarían rápidamente.

    Los gobiernos también quiebran,  pero toma más tiempo y causa más daño. Así lo vivimos en los sexenios de Echeverría, López Portillo, De la Madrid y Zedillo y las consecuencias para la población fueron terribles.

    Para  vencer las inercias burocráticas se requiere un cambio de mentalidad en los servidores públicos y un cambio de paradigma en la forma de operar del gobierno.  

    No basta con recortar plazas, organismos gubernamentales y eliminar gastos superfluos para que el gobierno funcione mejor.  Si se sigue trabajando igual que siempre pero ahora con menos recursos, la cantidad y calidad de los servicios se deteriorarán.

   Es necesario rediseñar los procesos del gobierno mediante técnicas de optimización que incluyan el  uso extendido de automatización, inteligencia artificial,  gobierno digital, y otros avances en la gestión de instituciones.  (https://www.heflo.com/es/blog/automatizacion-procesos/que-es-optimizacion-procesos/).

   Expertos en investigación de operaciones y optimización deberían revisar y mejorar todos los procesos del gobierno para que se usen mejor los recursos escasos y derive en mejores servicios tanto en cantidad como calidad.

  Al inicio de este sexenio, con un presidente que promueve la austeridad, es oportuno  transformar al gobierno en uno que haga verdaderamente más con menos,  realizando una reingeniería  a fondo de los procesos gubernamentales, para hacerlos más eficientes y eliminar puestos de trabajo de manera ordenada y racional. La austeridad burocrática será buena para el país, siempre y cuando no se deteriore la acción del gobierno.

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12 de abril de 2019

ALERTA CONTRA EL FASCISMO



Por: Octavio Díaz García de León

   La idea: Existe una ola de gobiernos fascistas elegidos democráticamente. El fascismo entendido no como una ideología, sino como un método político para implantar regímenes autoritarios de izquierda o de derecha cuyos líderes lo que pretenden es perpetuarse en el poder.  El mundo debe estar alerta para evitar que haya más de estos regímenes.

  En su más reciente libro, “Fascismo. Una advertencia”,  Madeleine Albright hace un  recuento histórico de los gobiernos fascistas y pasa a analizar a los actuales gobiernos del mundo que han seguido el camino inaugurado por Mussolini en Italia en los años veinte del siglo pasado, terminando su recuento con Trump.

  A continuación, cito algunos de los aspectos más importantes que identifica la autora en su libro.

  Inicia con una descripción del régimen de Mussolini:  

-       Logró el apoyo inicial de las masas ofreciendo trabajos, apoyando a ancianos y discapacitados, creando infraestructura y tratando de mejorar el gobierno.

-       Llevó a cabo una campaña para “drenar el pantano” de la burocracia (Palabras que usa Trump)  despidiendo a más de 35,000 servidores públicos y castigando al resto.  Lo hizo aprovechando el disgusto popular por lo que se percibía como un mal gobierno. 

En contraposición a la lucha de clases, buscó unir a trabajadores y empresarios,  creando un Estado corporativo bajo su dirección, que resultó ineficaz.

Trató de  hacer de Italia un país autosuficiente, sin éxito.

-  Llegó a decir que “A veces me gustaría estar equivocado, pero hasta ahora no ha ocurrido.

 -     Consolidó su poder aboliendo a todos los partidos, eliminó la libertad de prensa, neutralizó al movimiento obrero y nombró autoridades municipales.

 Se unió a Hitler en la segunda guerra mundial, fue derrotado y acabó asesinado por sus enemigos.

Hitler retomó muchos de los conceptos de Mussolini, a quien admiraba, para destruir la democracia en Alemania sin perder el apoyo de las masas. La autora también lo describe:

-  Hitler decía que la mayoría de las personas deseaban fervientemente tener fe en algo y que no estaban equipados intelectualmente para determinar sobre qué. Por lo tanto, lo mejor era reducir los problemas a términos que eran fáciles de entender, haciéndoles creer que detrás de todos sus problemas había un grupo de personas que los ocasionaban: los judíos.

-   Entendió que sus compatriotas querían  a un hombre que expresara su enojo, entendiera sus miedos y los supo manipular a través de la propaganda, logrando su apoyo irrestricto.

-   Hitler terminó derrotado y suicidándose, después de ocasionar  el holocausto,  decenas de millones de muertos por la guerra y destruyendo a su país.

   Albright hace mención de personajes fascistas tales como Franco (España), Stalin (URSS), el Sen. McCarthy (E.U.A.), Perón (Argentina), el Gral. Velasco (Perú),  y más recientes, como  Milosevic (Serbia),  Duterte (Filipinas), Chávez (Venezuela), Erdogan (Turquía),  Orbán (Hungría), Putin (Rusia), Kaczynski (Polonia), Kim Il-sung y Kim Jong-un (Corea del Norte) y  Trump (E.U.A.).

   La autora describe lo que  el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán,  ha bautizado como democracia iliberal, quien dice haberla copiado de los regímenes de Putin y de Erdogan. Para él, una democracia iliberal está centrada en las supuestas necesidades de la comunidad, en lugar de los derechos inalienables de los individuos. Es democrática porque respeta la voluntad de las mayorías: es iliberal porque no atiende a  las minorías.

   Orbán usa la consulta popular para diseminar y validar falsedades. Hace consultas basadas en mentiras de tal forma que la mentira entra al debate nacional. Esto lo hace tomando el ejemplo de los nazis quienes la perfeccionaron, para darle visos de legalidad al régimen de Hitler.

   Albright cita a Primo Lévi, escritor sobreviviente del holocausto, que decía que cada época tiene su fascismo y que el punto crítico puede ser alcanzado “no solo a través de la intimidación de los policías, sino negando y distorsionando información, debilitando el sistema de justicia, paralizando el sistema educativo y diseminando  una sutil nostalgia por un pasado donde existía orden”.

   Albright dice que el fascismo empieza con personajes como Mussolini o Hitler quienes en sus inicios eran irrelevantes y quienes van construyendo al fascismo con pequeños pasos sucesivos,  de tal manera que el tránsito al fascismo es sutil y las personas no se dan cuenta hasta que es demasiado tarde.

   Los fascistas suelen llegar al poder  democráticamente y luego se dedican a debilitar a los poderes que  les hacen contrapeso, como el Congreso, el Poder Judicial, los partidos de oposición y la prensa independiente.

   Según Albright, no es la ideología la que define al fascismo,  sino las prácticas autoritarias para destruir a la democracia, implantar creencias de carácter discriminatorio hacia las minorías,  polarizar a las sociedades entre buenos y malos y quitando libertades a los opositores, hasta destruirlos.

   La advertencia del libro de Albright va dirigida a los riesgos que plantea el gobierno de Trump y es un llamado para que Estados Unidos no caiga en el fascismo. Es oportuno también para que el resto del mundo no caiga en la trampa de elegir gobernantes fascistas. ________________________________________________________________
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29 de marzo de 2019

REPLANTEAR EL SISTEMA ANTICORRUPCIÓN




Por: Octavio Díaz García de León

     La idea: El Sistema Nacional Anticorrupción es un sistema complejo, de difícil coordinación y poco eficaz. Su falta de resultados no es porque no se le haya dado  tiempo para funcionar  o por no haber  incorporado los elementos que aún le hacen falta. Más bien, no se tomó en cuenta la dinámica propia de las instituciones que conforman el Sistema,  dado que el combate a la corrupción no es su objetivo central y por lo tanto, no están enfocadas a ese tema.  Podría ser oportuno replantear el cómo combatir la corrupción.

     El Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) está formado por siete instituciones: la Secretaría de la Función Pública (SFP), el Consejo de la Judicatura, la Auditoría Superior de la Federación, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, la Fiscalía Especializada en Combata a la Corrupción, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa y el Comité de Participación Ciudadana (CPC), uno de cuyos integrantes preside al SNA. Esta integración se replica en cada una de las 32 entidades federativas

    Una de las complejidades del SNA es que de las instituciones que pertenecen al Sistema, solo una de ellas, la Fiscalía Anticorrupción,  tiene como objetivo central el combate a la corrupción.  Las demás instituciones han tratado de incidir en el tema, pero al no estar en sus atribuciones, lo hacen de manera indirecta.

    Los titulares de las siete instituciones que conforman el SNA, convergen en reuniones periódicas, pero no se tocan casos específicos de corrupción o se toman acciones que permitan atender con urgencia el combate a la misma. Además,  hace falta la participación de otras instituciones como la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), el Sistema de Administración Tributaria (SAT) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

    Por otra parte, a la Secretaría Ejecutiva del SNA la ha faltado visibilidad y empujar los temas a su cargo, mientras que  el  CPC,  quien tiene la presidencia del Comité Coordinador del  SNA,  no ha tenido la fuerza política necesaria para mover al resto de los integrantes del Sistema.

    La presidencia rotatoria del SNA, a cargo del CPC,  dura solo un año y no les da tiempo suficiente a sus presidentes para lograr un impacto de fondo.

    Otro problema que requiere atención urgente es la Ley General de Responsabilidades Administrativas la cual impide tener una acción eficaz en el combate a la corrupción por ser una ley garantista, por exigir capacidades que falta desarrollar a quienes la implementan y por serias deficiencias jurídicas, todo lo cual abona a la impunidad.

    Respecto a las declaraciones 3 de 3 ya he expuesto con anterioridad, algunos de los problemas que presentan, tales como la falta de continuidad entre la información histórica y los nuevos formatos aprobados. Por otra parte, el hacerlas públicas puede ocasionar riesgos de seguridad a los servidores públicos sin que su publicidad ayude al combate a la corrupción.

    Y es que el problema medular de las declaraciones 3 de 3 consiste en verificar la información que se presenta. Ni la SFP, ni sus OIC, ni otras instancias,  tienen aún la capacidad suficiente para realizar dichas verificaciones ahora que el número de obligados asciende a casi 5 millones de servidores públicos.

    Respecto a los nuevos formatos de las 3 de 3, el CC del SNA, a petición de la Dra. Sandoval, Secretaria de la Función Pública, aceptó revisarlos y no entrarán en vigor  hasta finales de este año, después de ser simplificados.

    Es tiempo de analizar si el SNA es el instrumento adecuado para combatir la corrupción. Se podrían replantear algunos aspectos:

  1.    Darle el liderazgo del combate a la corrupción a la institución que sí tiene ese mandato, que es la Fiscalía Anticorrupción y que ella sea la encargada de articular la investigación de casos específicos de corrupción que cruzan transversalmente a diferentes instituciones.

  2.    En lugar de un Comité Coordinador crear  una Comisión Interinstitucional que incorpore a otras instancias de la APF, como al INEGI, el SAT y  la UIF, presidida por la SFP y con el apoyo de la Secretaría Ejecutiva del SNA.

  3.    Para la parte preventiva se podría privilegiar la actuación de la SFP para que tenga el liderazgo en esta materia en toda la APF a través de una Comisión Intersecretarial que impuse programas preventivos anticorrupción.

  4.    Que la SFP convoque a la sociedad civil a colaborar en tareas de  vigilancia ciudadana, investigación de casos de corrupción, denuncia de los mismos  y propuesta de políticas públicas.

  5.    Revisar y reformar el marco jurídico aplicable al combate a la corrupción para volverlo más eficaz.

Sería conveniente que, de llevarse a cabo nuevas reformas, se hagan de la mano de quienes tendrán que implementarlas, para evitar el divorcio entre su diseño y su implementación como ocurrió el sexenio pasado. Es el momento oportuno para replantear la forma de combatir la corrupción de una manera más sencilla y eficaz ante la urgencia por dar resultados.
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