Por: Octavio Díaz García de León.
La idea: Se le presta más atención al problema
de acoso sexual en el lugar de trabajo que a otro tipo de agresiones. Sin
embargo, existe otra práctica igual de insidiosa que afecta las relaciones interpersonales
y la productividad: el acoso laboral. Ocurre más frecuente de lo que pensamos, resulta
muy desgastante para la víctima y distrae al victimizador de ocuparse de los
aspectos importantes de su trabajo.
Es probable que ustedes hayan sufrido acoso laboral en el
trabajo o lo sufrirán en su vida laboral. Y no me refiero a casos donde existe
un jefe autoritario, exigente y neurótico. Aunque es un mal estilo de dirección,
a algunos les da resultados aunque a un costo personal importante y creando un
ambiente de trabajo de animadversión, disgusto y miedo.
El acoso laboral se produce cuando las conductas de jefes o
compañeros de trabajo se vuelven tan hostiles y de forma tan sistemática hacia
una persona, que le ocasiona problemas psicológicos e imposibilidad para
realizar su trabajo.
También puede ocasionar daño
económico para el acosado o ponerlo en conflicto grave cuando se le
obliga a realizar acciones que atentan contra sus principios, las leyes y la
ética.
Estas tácticas también suelen aplicarse en casos en que los jefes quieren
forzar a las personas a renunciar
por su propia voluntad al no soportar la presión del acoso.
¿Por qué ciertos jefes escogen este camino más desgastante para los
involucrados, en lugar de llegar a un acuerdo sano de separación?
Porque en el caso de las empresas es más costoso un despido
injustificado ya que implica una indemnización como lo fija la ley laboral.
Esta situación se da en el gobierno por las mismas razones y también
como una forma de deshacerse de personas que les son incómodas.
El acoso laboral se da cuando el jefe inmediato no tiene la opción de
despedir a la persona porque se la impusieron y para convencer a su superior
jerárquico tiene que “armar un
expediente” para demostrar que la
persona no le funciona.
También ocurre cuando no se desea pagarle al trabajador una
indemnización conforme a la Ley.
Sucede que algunos malos directivos
creen que es la mejor forma de deshacerse de una persona, en lugar de llegar a un acuerdo de separación.
Algunos jefes reaccionan negativamente cuando no tienen la posibilidad
de decidir quiénes serán sus subordinados y se ven obligados a trabajar con
personas que no escogieron. Si estos
jefes carecen de capacidades para
trabajar con personas que son diferentes de ellas por motivos de edad,
formación, antecedentes o preferencias, es probable que se dé un choque
que derive en acoso laboral.
Los métodos de hostigamiento son variados. Puede darse mediante exigencias
exageradas que no tienen que ver con la importancia o la urgencia del trabajo. Se
trata de poner presión y demostrar que la persona acosada es una inútil y que
no puede con el trabajo.
La presión se ejerce también atentando contra el tiempo libre
del acosado. Horarios interminables sin pago de horas extras; obligación de
trabajar en fines de semana; alterar planes de vacaciones, para echarlos a
perder; llamadas a casa a todas horas, especialmente a altas horas de la noche
con cualquier pretexto de un supuesto trabajo urgente, acompañada de amenazas y
reclamos contra el desempeño del subordinado.
También está la táctica pasiva. El congelar a la persona sin
darle trabajo, sin tomarla en cuenta para nada, quitándole su oficina,
poniéndola en un rincón donde nadie le puede hablar, quitándole herramientas de
trabajo, ignorándola para cualquier asunto que pudiera ser de su competencia,
restringiendo su actividad y movimientos. Como ponerla en una cárcel virtual.
La idea es desquiciar al
acosado para que renuncie por su propia voluntad.
El acoso laboral es un gran problema en el lugar de trabajo ya
que puede afectar psicológicamente de
forma grave al acosado, puede generar violencia física, afecta la productividad
y crea un ambiente de trabajo inadecuado.
Lo difícil del asunto es que el acosado no tiene muchos medios
de defensa y la presión aplicada puede desbordar por caminos negativos. Ya sea
dañando al acosado o generando violencia que ponen en riesgo a todo el
personal.
En el gobierno son muy frecuentes las denuncias por esta razón ante los
órganos internos de control. Sin embargo, existen mecanismos para evitarlo a
través de los comités de ética que también atienden denuncias de este tipo.
El Código de Ética recién emitido por la Dra. Irma Eréndira Sandoval, Secretaria
de la Función Pública y La Ley General de Responsabilidades Administrativas
califican como infracciones a estas disposiciones normativas, las conductas del
tipo de acoso laboral.
Esperemos que esta práctica tan insidiosa por parte de malos jefes sea
erradicada a fin de tener ambientes de trabajo respetuosos de los derechos
humanos, de las leyes laborales, de las
demás disposiciones normativas y sobre todo para tener ambientes de trabajo
sanos y orientados a dar resultados. ________________________________________________________________
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@octaviodiazg
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