Por: Octavio Díaz García de León
Para Gabriel Zaid
La humanidad tiene la posibilidad de resolver casi la totalidad de los
problemas del mundo, gracias a los avances tecnológicos. Entre ellos, la
capacidad de alimentar, proveer casa y vestir a todos; proveer atención médica
de alta calidad para cada ser humano; dar suficiente educación para
proporcionar una vida intelectual madura; erradicar la guerra; dar suficiente
libertad a cada individuo para minimizar restricciones ilegítimas que le
impidan disfrutarla; y tener energías limpias que satisfagan la demanda de toda
la población. Esto lo dice C. West Churchman el gran experto en análisis de
sistemas, en su libro ya clásico, “El Enfoque de Sistemas”.
Él se pregunta, ¿por qué no los hemos resuelto? ¿qué lo impide? Dice
que el problema es que todos estos aspectos se traslapan, están interrelacionados y presentan por ello,
una alta complejidad. No estamos organizados de una manera adecuada para
resolverlos.
Esto lo podemos ver con claridad en México. Tenemos recursos,
tecnología, infraestructura; lo que nos
haga falta lo podemos conseguir en el mercado mundial. Pero ha faltado el talento,
el know-how y la organización para resolver los problemas de nuestro país.
Ningún gobierno ha estado a la altura del reto y tampoco la sociedad ha
tenido la capacidad para hacerlo. La tarea de dirigir al país se le ha delegado
a los partidos políticos, que saben acceder al poder, pero en general, no han
sabido gobernar para mejorar la vida de la población. Hace falta tener un
gobierno con altura de miras, capacidad intelectual, conocimientos para
resolver problemas y con capacidad de ejecución.
El talento existe en México, aunque esté diezmado por la emigración, no
solo de buenos trabajadores, sino de profesionales de todas las ramas que
prefieren buscar oportunidades en el extranjero. Por otra parte, para las
personas preparadas que se quedan en México, trabajar en gobierno ya no es
atractivo.
El empobrecimiento de los gobiernos se inició en la Ciudad de México a
partir de 1997, cuando la oposición empezó a gobernar. Este esquema de desmantelamiento
del gobierno bajo el pretexto de la austeridad, que en el gobierno federal se
inició con Fox y se profundizó con López Obrador, ha ahuyentado al mejor
talento del gobierno, al reducir sueldos
y ofrecer condiciones de trabajo precarias, a la vez que se han abierto las
puertas de la corrupción al quedarse funcionarios con capacidades limitadas y
sin vocación de servicio público.
La pérdida de capital humano en el gobierno ha sido devastador y se
puede observar en este sexenio en las grandes carencias que existen en materia
de educación; el desastre del sistema de salud que ya ha causado más de un
millón de muertos; la violencia y la inseguridad que han provocado más de 170
mil asesinatos en este sexenio; el desperdicio absurdo de recursos en proyectos
faraónicos sin futuro; la destrucción del medio ambiente con el tren Maya y por
el uso de energías sucias; el lamentable manejo de la infraestructura de
comunicaciones tal como la cancelación del nuevo aeropuerto de la ciudad de
México y su sustitución con un aeropuerto sin uso y sin futuro; el abandono al
campo; el fracaso en el combate a la corrupción; entre muchos otros aspectos de
la vida pública.
Revertir la destrucción del talento en áreas de gobierno tomará años y
requerirá políticas de recursos humanos de vanguardia. No solo mejorar sustancialmente
sueldos y prestaciones, sino modificar procesos de trabajo para que las
instituciones den resultados. Se tendrá
que desplazar a los recomendados que han llegado a poblar los puestos de todo
el gobierno, cada vez con menos talento,
vocación o capacidad y detener una corrupción creciente y sin freno.
La próxima presidenta de México hereda un país que tiene todo el
potencial para resolver sus problemas. Está por verse si podrá siquiera detener
el proceso de deterioro. Una candidata dice que, como ingeniera, sabe cómo
resolver problemas y que puede hacerlo con los de México; la otra dice que continuará con lo que se ha
venido haciendo este sexenio, lo cual apunta a empeorar la situación. Ambas
están por recibir un país en crisis y debemos ayudar a quien quede de
presidenta, a sacar adelante al país.
El Prof. Churchman creía que con la ingeniería de sistemas se podían resolver
los complejos problemas que enfrenta la humanidad. Desafortunadamente no veo en
el panorama nacional a expertos proponiendo soluciones. Solo se escuchan
propuestas que son más de lo mismo, sin imaginación, ni técnica.
Yo creo que sí se pueden resolver los problemas de México. Ojalá
tengamos los liderazgos que lo logren. Se lo debemos a quienes están pensando
huir a países que funcionan bien, pero sobre todo, a los que no tienen posibilidades de salir del
país, pero que sí tienen derecho a vivir mejor.
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