Por: Octavio Díaz García de León.
La idea: Una vez
superada la crisis de salud derivada de la pandemia por el COVID-19, lo que sigue será atender la crisis económica
de manera urgente. Por lo pronto, el Banco de México tomó diez medidas que no
tienen precedente, para apoyar a la economía. Podría también Banxico explorar
otros mecanismos novedosos de apoyo.
Aún es muy pronto para saber de qué tamaño será el saldo de la tragedia
humana en nuestro país por el número de enfermos y la pérdida de vidas derivada
de la pandemia del SARS-CoV-2 o COVID-19.
Pero en lo que se refiere a la
dimensión del impacto económico, ya existen proyecciones de diversas
instituciones que estiman que el decrecimiento del producto interno
bruto (PIB) para el 2020 podría ser alrededor
de un 7%.
Esta disminución del PIB podría representar un impacto brutal a la
economía, sin precedentes desde 1932, (https://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/breviario-de-las-recesiones-en-mexico) lo cual podría generar
millones de desempleados y acrecentar significativamente la pobreza de la
población.
Durante la crisis financiera que inició en 2008 y cuyas secuelas
perduraban hasta hace poco, los bancos centrales entraron al rescate de
las economías de muchos países.
Para ello usaron, entre otras herramientas, la llamada “Flexibilización
Cuantitativa” (Quantitative Easing) que
consiste en comprar valores
gubernamentales para aumentar el precio de los mismos, disminuir los
rendimientos y abaratar el costo de la deuda a los gobiernos y a la vez, hacer más
atractiva la adquisición de acciones y deuda privada. Todo ello para estimular
la economía. Incluso algunos bancos centrales también llegaron a
adquirir deuda privada.
Los bancos centrales generan estos apoyos creando dinero. Uno de
los problemas que tiene esta herramienta es que beneficia a los mercados financieros
y a las grandes corporaciones pero sus beneficios no necesariamente llegan a
las personas.
Por ejemplo, las corporaciones aprovechan que la deuda se
abarata con esta herramienta, no para invertir en activos productivos e
impulsar la economía, sino para
recomprar sus propias acciones con grandes beneficios para los accionistas.
En el libro “El caso a favor de la Flexibilización Cuantitativa para la
Gente” de Frances Coppola (https://www.amazon.co.uk/Case-Peoples-Quantitative-Easing/dp/1509531300), la autora presenta
una herramienta al alcance de los bancos centrales que puede ayudar de una
forma más directa a todas las personas.
Menciona dos tipos de apoyos: 1) Darle directamente el dinero a las
personas para estimular el gasto, algo similar a un Ingreso Universal
Básico temporal y 2) Apoyo para inversiones de largo plazo.
Para el primer caso, la idea es
entregar una cantidad de dinero a las personas mediante depósitos en
cuentas bancarias o con una tarjeta con saldo. Como el dinero iría directamente
a la gente y no al gobierno, no habría posibles restricciones legales para
el banco central.
Otra forma es otorgar reducciones en impuestos a través del
gobierno. En este caso el dinero sí iría al gobierno, quien lo distribuiría mediante reducciones de
impuestos. Una tercera forma sería que el banco central aporte una
cantidad de dinero a las personas para reducir su deuda y así liberar recursos
para que puedan aumentar el consumo.
La autora menciona diversas objeciones a esta medida, tales como que
puede provocar inflación, la posible pérdida de independencia del banco
central, el que la gente no gaste el dinero, o que quién debería
poner en práctica estos estímulos es el gobierno y no los bancos
centrales.
Sin embargo, al otorgar este
estímulo directo a las personas se puede estimular el consumo y es una forma más eficaz de ayudar a quien
verdaderamente lo necesita.
Recientemente el Banco de México, además de reducir la tasa de
interés en un 0.5%, anunció nueve medidas cuyo valor asciende a 3.3% del
PIB para apoyar a la economía del país. Con ellas se destinarán hasta $350,000
millones de pesos para apoyar con créditos a pequeñas y mediana empresas
y $400,000 millones de pesos para
inyectar liquidez al sistema financiero.
El Banco de México, quizá por primera vez en su historia,
apoya con estas medidas a la economía de nuestro
país y las cuales se parecen a la flexibilización
cuantitativa que aplican otros bancos
centrales.
La propuesta de la autora Frances Coppola, es que en lugar de hacer estos programas que
favorecen al sistema financiero, el dinero creado por los bancos centrales se
vaya directamente a los consumidores y que sean estos quienes estimulen
la economía. El programa no sería permanente sino solo durante el tiempo
suficiente para estimular a la economía y sacarlo de la recesión.
Es de destacar el papel tan relevante que ha tomado el Banco de México para
estimular la economía y para darle liquidez al sistema financiero con estas
medidas sin precedente. Quizá faltaría probar si ese estímulo lo puede dar directamente
a los consumidores, como propone Frances Coppola, para tener un programa de
reactivación económica que llegue directamente a los consumidores.
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@octaviodiazg
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