17 de diciembre de 2016

ARISTÓCRATA DE LA CULTURA


Por: Octavio Díaz García de León

Con un abrazo, para Fernando Tovar y de Teresa

       El pasado sábado 10 de diciembre falleció el primer Secretario de Cultura que ha tenido nuestro país, Rafael Tovar y de Teresa, después de una enfermedad que se manifestó al poco tiempo de que asumió el cargo hace apenas un año. Le tocó presidir la transición para que el CONACULTA dejara de ser parte de la Secretaría de Educación Pública y darle rango de secretaría. Este fue un reconocimiento por parte del presidente Peña Nieto en dos sentidos: por una parte, reconocer el que la promoción cultural en nuestro país merecía su atención directa formando parte de su gabinete y por otra parte reconocer la trayectoria de un funcionario público que dedicó la mayor parte de su vida a la promoción de la cultura.
     Rafael Tovar inició su camino en el servicio público a los 20 años de edad en donde permaneció, salvo por un lapso de 4 años, hasta su muerte. En su trayectoria de diplomático y funcionario público siempre estuvo ligado al tema de la promoción cultural. Sus puestos más destacados fueron como presidente del CONACULTA en tres ocasiones: en los sexenios de los presidentes Salinas de Gortari, Zedillo y Peña, para terminar su carrera como Secretario de Cultura. También fue embajador de México en Italia en el sexenio del presidente Fox y presidente de la comisión organizadora de los festejos del bicentenario con el presidente Calderón.
      En su carrera como funcionario público creo instituciones y programas que definen su legado. Formó el  Sistema Nacional de Creadores de Arte  que reconoce a los creadores y estimula la creación artística; construyó el Centro Nacional de las Artes; el Centro de la Imagen, para la divulgación de la fotografía; el Canal 22 de televisión; el Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad;  el Fondo de Inversión y Estímulo al Cine;  integró la Cineteca Nacional al sector cultural, misma que se renovó; formó la Videoteca Universal;  fundó el Sistema Nacional de Fomento Musical, para la formación de orquestas;  constituyó  el Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados;  creó el Museo de Arte Popular y el Programa Nacional de Desarrollo Cultural Infantil "Alas y Raíces a los Niños", entre otros.

     Destacaban sus cualidades como pianista, melómano, escritor e historiador. Si bien quizá su vocación se inclinaba más por ser un creador artístico, lo que prevaleció en su actividad profesional fue dedicarse al servicio público para promover la cultura. Fue también una forma de manifestar su creatividad a través de la fundación de instituciones y programas para el fomento de las artes. En las reseñas con motivo de su muerte, sus amigos resaltan su gran conocimiento sobre la literatura pianística y su amplia colección de discos, videos y libros (Que ojalá se conserve y no se disperse). En su formación y la de su hermano Guillermo influyeron su padre y su abuelo materno, poseedor ambos de una amplísima cultura y el abuelo dueño de una gran biblioteca en su casona de las calles de Jalapa en la ciudad de México. Hay que recordar que su hermano Guillermo destacó desde niño como una de las personas más conocedoras del arte Novohispano, por lo cual también obtuvo numerosos reconocimientos.

     Quienes trataron a Rafael Tovar dieron testimonio de su prudencia, amabilidad, porte distinguido, elegancia en el vestir, modales refinados y educación exquisita, como salido de la época que evoca con nostalgia en sus libros, impregnados de los recuerdos de su familia materna: el Porfiriato.  Solo en una ocasión tuve oportunidad de saludarle personalmente: cuando el Lic. Tovar era embajador en Italia, me lo encontré en el Panteón, en Roma, donde se encontraba mostrándole el espectacular templo a su hijo. Me saludó con amabilidad a pesar de que yo era un perfecto desconocido y habiéndole abordado un tanto intempestivamente.   

    Otro aspecto relevante de su biografía fue el haberse casado en primeras nupcias con Carmen López Portillo Romano, cuando el padre de ella era presidente de la república, acontecimiento que quedó marcado como uno de los acontecimientos sociales más destacados de su época.  El asunto es relevante no por haberse convertido en yerno del presidente sino porque López Portillo y su familia, también fueron grandes impulsores de la cultura. Hay que recordar que el presidente escribió una novela y tenía intereses literarios. Le tocó crear la Universidad del Claustro de Sor Juana honrando a la admirable poetisa novohispana de la que la familia López Portillo fue gran admiradora.  La maestra Carmen López Portillo dirige esa institución desde 1990.

     Queda un gran hueco muy difícil de llenar en la promoción de la cultura desde el gobierno. Queda también la discusión de hasta qué punto debe intervenir el gobierno en esta tarea. Pero ante la falta de interés de los medios de comunicación por promover todo aquello que no sea negocio y salvo algunas iniciativas privadas interesantes como el museo Soumaya, es necesario que el gobierno promueva la cultura intensamente ante el deterioro educativo de nuestro país. Que lo hagan intelectuales como Vasconcelos y Tovar, inmersos como estaban ellos en una amplísima cultura, sería todavía mejor. Ojalá el presidente Peña encuentre pronto un reemplazo digno para la Secretaría de la Cultura.
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