19 de octubre de 2016

PREMIO NOBEL POLÉMICO


Por: Octavio Díaz García de León


     Este año la Academia Sueca decidió otorgar el Premio Nobel de literatura a Bob Dylan lo cual desató polémica en todo el mundo pues se puso en duda si Dylan realmente escribía literatura ya que solo ha publicado 6 libros de pinturas y dibujos, uno de poesía en prosa y una autobiografía, además de las letras de sus canciones; que si había otros que lo merecían más; que si Borges, Kafka, Rulfo y otros con mayores merecimientos no lo recibieron nunca, etc.

     Siempre ha habido polémica con la adjudicación de este premio, ya sea porque los premiados muchas veces son desconocidos para la gran mayoría de los lectores o porque siempre habrá un escritor con mayores merecimientos de acuerdo con los expertos.  Por ejemplo, el año pasado se dio este premio a una periodista rusa, abriendo este género a lo que se puede considerar como literatura. En el caso de Dylan, fue por las letras de sus canciones.

     El Premio Nobel se otorga desde 1901 a las personas e instituciones que más hayan beneficiado a la humanidad en cinco campos: química, física, medicina, paz y literatura y a partir de 1968 el Banco Central Sueco instituyó el premio en ciencias económicas en honor a Alfred Nobel, por lo cual se le incluye en estos premios.

     El Premio Nobel ha conseguido un gran prestigio por su longevidad, por lo cuantioso del premio que se da en efectivo (Casi un millón de dólares por premio), lo vistoso de la ceremonia donde el rey de Suecia lo entrega (el de la paz lo entregan en presencia del rey de Noruega), por su cobertura mediática y porque realmente se les otorga a las personas más destacadas del mundo en su campo.

     El galardonado este año, Bob Dylan, cuyo nombre de nacimiento es Robert Allen Zimmerman, nació en Duluth, Minnesota, en 1941. Adoptó su nuevo nombre por admiración al poeta Dylan Thomas, lo cual es paradójico porque Thomas lo supera por mucho como poeta y no ganó el Nobel. (Ver de Thomas: https://www.poets.org/poetsorg/poem/do-not-go-gentle-good-night)

     Varias generaciones hemos escuchado sus canciones, aunque para quien no habla inglés, las letras de las mismas no se aprecian de igual forma. Un columnista decía recientemente que no podemos disociar la voz de Dylan, la música y la letra de sus canciones porque nos llegan a la memoria las tres en paquete. Así que leer las letras de las canciones de Bob Dylan como poesía no es un ejercicio sencillo pues no deja de resonar en nuestro cerebro la música y la voz tan característica del artista que nos puede distraer de la poesía.

     Sus canciones conectan con los orígenes de la poesía y la tradición de los trovadores. La poesía nace como canción en el tiempo de Homero y florece en la Edad Media con los trovadores, quienes son poetas, pero también compositores y cantantes y esa tradición conecta ahora con Dylan.

     En estos días los medios de comunicación han citado las letras más conocidas de Dylan. Una de mis preferidas es “Forever Young”, que expresa el deseo del poeta de que permanezcamos jóvenes para siempre. (Ver: http://bobdylan.com/songs/forever-young/ ).

      La Academia Sueca está en su derecho de otorgar estos premios a quien mejor le parezca ya que así lo estipuló el que donó su fortuna con este propósito.   Los demás podremos estar de acuerdo o no, pero hasta allí podemos llegar. Pero no cabe duda de que es uno de los premios en el mundo que más llena de orgullo a quien lo recibe y a sus connacionales.  El premio se ha construido un prestigio a través de más de un siglo y ha trascendido a su benefactor. Cada año se espera con gran interés el mes de octubre para ver quienes serán merecedores de este galardón. Creo que el mundo necesita de estos reconocimientos para otorgarlos a quien hace el bien a la humanidad sin más motivación que ser excelente en lo que hace. Se puede debatir si debería haber premios o no, pero me parece que siempre harán falta para reconocer a tanto benefactor de la humanidad como una forma de agradecimiento.  

     Además del Nobel, otros premios han alcanzado renombre mundial tales como el Cervantes, el Pulitzer y en México el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances otorgado en Guadalajara. No estaría mal que México tuviera premios de la categoría del Nobel. Por ejemplo, Don Carlos Slim podría otorgar cada año, cinco premios dotados cada uno de un millón de dólares. Establecer el premio por los próximos 100 años le podría costar $500 millones de dólares lo que equivale a menos del 1% de su fortuna. Solo tendría que ser lo suficientemente cuidadoso para dejar en manos de un jurado experto la decisión de a quien otorgar los premios. Imagínense que se decidieran estos premios mediante una votación entre todos los mexicanos. Se correría el riesgo de otorgar el premio de literatura a los futuros Juan Gabriel, Jose Alfredo Jiménez o Cuco Sánchez con el consecuente desprestigio para el premio y para el país. Por lo pronto, ha sido una agradable sorpresa este premio a Dylan que a muchos nos hace recordar a una generación que intentó ser contestataria y de la cual Dylan fue uno de sus portavoces.


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