Por:
Octavio Díaz García de León
Versión Heraldo de Aguascalientes
Vemos
con frecuencia en las noticias que ocurren actos de violencia extrema. Recientemente
un alcalde en Michoacán ordenó matar a 10 personas por motivos que no están claros,
pero probablemente relacionados con temas de delincuencia organizada y
narcotráfico. Según testigos, él personalmente los conduce al lugar donde
morirán, ordena la ejecución que ocurre bajo su supervisión y luego manda
incinerar los cadáveres. El alcalde de Iguala ordena la detención,
muerte y la desaparición de los cadáveres, de 43 estudiantes de la Normal de
Ayotzinapa por motivos tampoco aclarados. Cerca de 20 mil personas son
asesinadas cada año en nuestro país, sin quedar claros los móviles y mucho
menos saber quiénes fueron los culpables. La violencia contra las mujeres y la
violencia intrafamiliar son un problema grave y también ocupan espacio en las
noticias. Pero nada o muy poco se habla de la violencia contra los niños a
pesar de que en la mayor parte de los hogares se ejerce esa violencia que
llaman “educación”, muchas veces a base de golpes.
Muchos
escritores e investigadores han intentado desentrañar cual es el origen de la
violencia en los seres humanos y el porqué de tanta crueldad y abuso contra sus
semejantes. Entre ellos, la psicoanalista Alice Miller, quien escribió 13 libros
atribuyendo el origen de la violencia al maltrato a los niños desde muy
pequeños, en nombre de lo que ella llama pedagogía
negra en donde el maltrato se justifica por “su propio bien”.
Miller,
de origen polaco y judío, sobrevivió a los nazis para ir a estudiar en la
Universidad de Basilea en Suiza, donde obtuvo sus doctorados en filosofía,
psicología y sociología para luego estudiar y practicar el psicoanálisis. Según
Miller, el origen de la crueldad e incluso enfermedades inexplicables, está en
los maltratos que los padres infligen a sus hijos. (http://www.alice-miller.com/es/).
Desconozco
la biografía de los alcaldes de los que hablaba al principio o de tantos otros
cabecillas de bandas de delincuentes que actúan con extrema crueldad y no
tienen ningún sentimiento de empatía hacia sus víctimas. Pero es evidente que son
ajenos a la compasión y por lo tanto pueden infligir sufrimiento a otras
personas sin ningún remordimiento.
De confirmarse lo que descubrió Miller, es
posible que estas personas hayan sido agredidas cuando niños. Por ello, no les importa
aplicar crueldad a quien sea para acumular enormes fortunas y comprar grandes casas,
condominios, ranchos, autos de lujo, relojes, mujeres y todo lo que les permiten
comprar las ganancias obtenidas de sus negocios ilícitos. Pero en el fondo,
nada de lo que pueden adquirir los hace realmente felices. Nada de ello tampoco
mitiga su crueldad. Allí tenemos el caso del Chapo Guzmán, quien se dejó atrapar al buscar a dos artistas de
cine para filmar su propia biografía. Todo ello para obtener el reconocimiento
del resto del mundo. Un reconocimiento y afecto que seguramente sus padres no
fueron capaces de darle.
Alice
Miller recurre a la psicohistoria para desentrañar los casos de monstruos como
Hitler, Stalin, Mao y otros dictadores que fueron capaces de mandar asesinar a
millones de personas sin ningún remordimiento. Miller muestra como todos ellos
fueron víctimas de abuso extremo a manos de sus padres en la niñez.
Al
niño indefenso, ante el abuso del adulto, no le queda más que crearse una capa
de indiferencia para aislarse de aquello que le hiere y se vuelve insensible
hacia los demás, incapaz de empatía, amor o solidaridad, a la vez que intenta
sacar su odio reprimido dirigiéndolo hacia los que le rodean. Especialmente
hacia sus propios hijos. De esta forma la violencia se prolonga a lo largo de
generaciones.
Cuando un padre maltrata a un niño para que no
vuelva a realizar determinada conducta, lo que queda en la memoria del niño no
es aquello que no debe hacer. Eso lo olvida. Lo que queda es el recuerdo de la
agresión que no logra explicarse. Estos recuerdos se entierran en lo más
profundo de la memoria de tal forma que es muy difícil hacer conciencia del
porqué luego las personas actúan con crueldad.
No
todos los niños terminan siendo verdugos ya cuando son adultos. Muchos de ellos
se salvan porque tuvieron la fortuna de encontrar a otra persona que los
defendiera o los protegiera de los abusos de los padres. Aquí en
Aguascalientes, el empresario Flavio Quintanar ha dedicado un gran esfuerzo
personal a rescatar en su casa hogar a más de 40 de esos niños que fueron
víctimas indefensas de sus padres y les está dando una nueva vida.
Pero
la violencia contra los niños es legal en México. De los 192 países de las
Naciones Unidas menos de 40 países han prohibido el castigo corporal a los
niños. En Estados Unidos existen 20 estados que permiten el castigo corporal en
las escuelas. En América Latina solo en 8 países está prohibido y México no está
entre ellos. Hace falta que se legisle al respecto en nuestro país.
(http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/03/150304_europa_francia_castigos_bofetada_francia_lav)
Para
detener la violencia en nuestra sociedad, hay que empezar por casa. Evitar
agredir a los hijos indefensos bajo el pretexto de educarlos. Entender que no
se educa maltratando a los pequeños, sino solo les hace guardar resentimientos
que se traducirán en violencia contra sus propios hijos y contra quienes les
rodean. __________________________________________________________________
Twitter: @octaviodiazg
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