Por:
Octavio Díaz García de León.
@octaviodiazg
Se
ha producido gran revuelo en las últimas semanas con la salida de la periodista
Carmen Aristegui y su equipo de trabajo del programa radiofónico que tenía en radio MVS. Algunos analistas han dicho que se trata
de un atentado a la libertad de expresión; otros han dicho que la periodista
solo era una empleada y que la empresa
estaba en su derecho a dar por terminada la relación laboral; y hay quien
considera que es lamentable la pérdida de este programa, pero defiende el
derecho del empresario a ésta decisión.
El caso
se puede analizar desde diferentes puntos de vista:
1. Comunicadora. El trabajo de Aristegui estaba teniendo
gran impacto en la opinión pública. Su línea editorial había sido muy crítica
de los gobiernos en turno, antes de los del PAN y ahora del PRI. Sus
investigaciones recientes estaban abriendo capítulos innovadores haciendo periodismo
de investigación. El caso emblemático de este periodismo es el de Woodward y
Bernstein del Washington Post con el caso Watergate, el cual llevó a la caída del presidente Richard Nixon en Estados
Unidos. Aristegui y su equipo revelaron el asunto de la “casa blanca de las
Lomas” propiedad de la esposa del presidente Peña, construida y
financiada por un contratista del gobierno federal y del Estado de
México con lo que se planteó la existencia de un importante conflicto de interés
para el Presidente. El impacto de este reportaje ya estaba adquiriendo
dimensiones como las de Watergate pero en México las cosas no funcionan como en
Estados Unidos y ya se calmó la tormenta. Para Aristegui el perder un espacio radiofónico
tan importante ciertamente es un gran golpe.
2. Audiencia. El programa de Aristegui era uno de los
más escuchados en todo el país. En la zona metropolitana de la Cd. de México la
audiencia era cercana a dos millones de personas (Ratings de Carmen Aristegui) por lo que su salida deja un hueco muy importante
para millones de personas en el país.
3. Empresa
MVS. El asunto que
detonó la salida de Aristegui fue el que
los periodistas de su equipo tomaran atribuciones que no les correspondían al
usar la marca e imagen de la empresa sin permiso, cuando se unieron a la plataforma en internet
de Mexicoleaks. La empresa estaba en su derecho de
terminar la relación laboral con dichos periodistas y luego ante la reacción de
Aristegui, también con ella. El dilema para los accionistas de MVS es por una
parte perder uno de los programas con mayor audiencia radiofónica en el país y
que ciertamente debió generarles ingresos y utilidades muy importantes y por
otro lado, proteger la integridad de la marca y no dejar en manos de sus empleados
las decisiones que corresponden a los dueños. También en la balanza de esta
decisión de negocios es posible que haya
pesado el tener una buena relación con el gobierno en turno para asegurar el conservar 60 MHZ de la banda de espectro radioeléctrico que hoy en día
no pueden usar y la cual es sumamente valiosa, mantener la concesión de televisión
restringida Dish y la publicidad gubernamental que representa el 6% de sus ingresos.
La balanza se inclinó a perder los ingresos del programa de Aristegui y a un
equipo de periodistas ya con prestigio, a cambio de conservar su dignidad
empresarial y no se sabe qué más.
4. Anunciantes. Las compañías que tenían su publicidad
en ese programa, atraídas por el rating,
les deja un gran hueco y tendrán que buscar otras alternativas para canalizar
su publicidad.
5. Gobierno.
Seguramente para el
gobierno federal habían resultado sumamente incómodos los reportajes de
Aristegui. No se sabe si el gobierno ejerció presión a los dueños de MVS. Lo
que sí ha quedado en evidencia es que altos funcionarios del gobierno federal
tienen vínculos muy importantes con MVS por lo que se puede suponer que existe
una comunicación muy fluida entre ambos. Si hubiera sido el caso, en la balanza
de los tomadores de decisiones hubieran tenido que sopesar si valía la pena crear una mártir
de la libertad de prensa y sumar esto al
desprestigio ya acumulado por las revelaciones de la periodista, más la
posible acusación de atentar contra la libertad de prensa a cambio de quitarle un
foro muy importante a una comunicadora muy incómoda para el gobierno. Por lo
pronto al gobierno federal también le ha
afectado la salida de Aristegui.
¿Qué
sigue? Los medios de comunicación están cambiando radicalmente. Si bien tanto la televisión
como la radio abierta tienen todavía mucha influencia, la tecnología está
modificando estos paradigmas. El periodista Jorge Ramos entrevistó a dos muy
exitosos conductores de programas que se transmiten en You Tube y cuya audiencia
alcanza millones de personas generando además un modelo de negocio viable y
dijo que ese era el futuro de la televisión. El caricaturista Calderón en el
periódico Reforma presentó el caso de dos periodistas venezolanas censuradas
por el gobierno de Maduro que han alcanzado mucho éxito en el internet.
Ahora los
periodistas pueden encontrar nuevos
espacios y los empresarios repensar sus modelos de negocio. En el corto plazo
parece que todos los involucrados perdieron con el caso Aristegui. En el largo
plazo la televisión y radio abierta perderán audiencias para ceder espacios a
las nuevas tecnologías. Con ello se romperán oligopolios basados en concesiones,
siempre expuestos al cobro de favores, y
ganará la libertad de expresión.
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http://octaviodiazgl.blogspot.mx/ Correo: odiazgl@gmail.com
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