A
mitad del camino de la vida, me encontraba perdido en la oscura selva de
asfalto con el GPS descompuesto. La agencia de viajes Dante, Al y Ghieri,
expertos en viajes al más allá, al verme perdido, se ofreció llevarme por la
tenebrosa ruta que conduce al Infierno. Aunque no iba para allá, me llamó la
atención tan escabroso destino. Lleno de incertidumbre por las devaluaciones
intempestivas y vertiginosas del peso y sin saber si aceptarían tarjeta de
crédito en esos lugares, pedí primero
que me explicaran como son aquellos parajes antes de comprar el boleto. Entonces me presentaron a quien sería mi guía, de
nombre Dante, quien me convenció que no
había nada que explicar y que era mejor gozar de “… the real thing”. Además, que era mejor conocer el Infierno en un viaje de placer y no luego ya que fuera
visita obligada y destino final. Me advirtió mi guía que ningún ser humano vivo
tiene permiso de ingresar allí y que las almas de los muertos que entran ya
nunca podrán salir, pero conmigo harían una excepción. Temeroso, me cercioré de
que mi boleto fuera de ida y vuelta antes de pagarlo. El paquete del tour incluía el viaje que
duraba una semana pero no se preveían ni hotel, ni alimentos, ni transporte.
Quizá por eso resultaba tan barato.
Aquello
me convenció y por si las dudas me llevé mi American Express como aconsejan en
todo viaje. Partí en compañía de Dante al
lugar que sólo él sabe dónde está. La entrada tiene un letrero muy vistoso con
palabras ominosas cuya última frase dice:”...PERDED TODA ESPERANZA AL
TRASPASARME.” Como verán, no es un lugar
muy acogedor. Antes de entrar a ese lugar Dante me explicó que el Infierno que íbamos a
visitar era una versión muy antigua. Que fue construido allá por el año 1310
por lo que tenía sus peculiaridades. Los Infiernos modernos ya tienen otras
incomodidades y tormentos que no hubieran previsto los antiguos. El Infierno de
Dante, tiene nueve círculos concéntricos descendentes y la idea era bajar uno por uno.
Saludar a los condenados. No a todos sino a los más connotados y de preferencia
a los conocidos, que tenía ya tiempo de no ver por haberse muerto. Lo que no me
quedó claro es quienes llegan al Infierno de Dante y quienes a los más modernos.
Me dijo que eso lo decidían en las alturas: “allí donde se puede todo lo que se
quiere” según me explicó. Parece ser que los pecadores modernos habían cometido
tales atrocidades que el Infierno de Dante no era suficiente para atormentarlos
así que tuvieron que hacerlo más amplio y moverlo a lugares menos acogedores
que la Tierra tales como Venus en donde llueve metal fundido y la atmósfera es
de ácido sulfúrico. Esto es, con
condiciones más apropiadas para los monstruos modernos y que pudiera acoger a personajes
como Hitler, Stalin, Pol Pot y sus secuaces.
La
iluminación en el Infierno proviene sólo de las llamas que abundan por todos
lados. Además de los nueve círculos, tiene una ciudad amurallada llamada la
ciudad de Dite, cuatro ríos que más bien son lagunas (Aqueronte, Estigia,
Flegetonte y Cocito) y es custodiado por
personajes entre míticos y diabólicos. Los tormentos son muy variados e
imaginativos, muy crueles todos y
basados en la ley del contrapaso
(sufren el contrario de su culpa). Los que cuidan el lugar allí son tipos
interesantes provenientes de la mitología y diablos de la peor ralea, todos
bastante desagradables. Sin embargo en la Bolsa 5 del Octavo Círculo también se
encuentra un grupo de diablos juguetones
– malasgarras - con nombres graciosos.
Algunos sitios dignos de mención en mi recorrido son:
1. El Vestíbulo. Pasando la puerta con el
letrero ominoso, se encuentra el lugar de los tibios, los indiferentes, los que
no toman partido. Son atormentados por abejas y vientos huracanados.
2. El Limbo o Primer Círculo. Este es un
lugar ni bueno ni malo sino todo lo contrario. Hay un castillo agradable y
verdes prados. Aquí se encuentran todos
los que vivieron antes de Cristo y los no bautizados. Dante me presentó a
Homero, Horacio, Ovidio, Lucano y Virgilio con quienes estuvimos charlando.
3. Cuarto Círculo. En este nivel se
encuentran los avaros y los pródigos. Empujan
pesos y caminan cada quien en dirección contraria golpeándose al
encontrarse. Allí nos recibió Pluto que nos dijo “¡Papé Satán, papé Satán,
aleppe!” Nadie sabe que quiere decir pero suena aterrador.
4. Octavo Círculo. Este círculo tiene
diez bolsas. Aquí se encuentran rufianes, seductores, aduladores sumergidos en
excremento, simoníacos, adivinos, magos, barateros, hipócritas, ladrones, malos
consejeros, sembradores de discordia, falseadores y, me dicen, políticos
corruptos.
5. Noveno Círculo. Este Círculo ubicado
en una laguna de hielo llamado Cocito está reservado a los traidores. En lo más
profundo se encuentra Satanás. Un gigante bastante desagradable con tres cuerpos, tres caras
y un par de alas debajo de cada cara, inmerso en el hielo hasta la cintura. En cada
una de sus bocas mastica a los máximos
pecadores: Bruto, Casio y Judas.
Es
mucho más lo que vi en el tour del Infierno en
esa semana de terror pero si leen “La Divina Comedia” del maestro Dante Alighieri
tendrán todos los detalles. Les recomiendo que lo hagan.
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