19 de julio de 2013

ESPIONAJE: ¿NADIE SE SALVA?


 
      El caso de Snowden, el ex contratista de la  NSA, (Agencia de Seguridad Nacional por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, sigue dando mucho de qué hablar. Lo más reciente son las revelaciones acerca del  espionaje que este país realiza a países amigos entre ellos México. De acuerdo a esa información,  E.U. espió la embajada  de México en Washington y en nuestro país  monitoreó asuntos relacionados con narcotráfico y energía. Todas estas actividades de espionaje causaron desde luego gran molestia entre los países espiados, la mayoría aliados o amigos de Estados Unidos. Pero esto no debería sorprender a nadie, como  no sorprenderá a las autoridades de los países espiados. Es sabido que desde los años cincuenta la NSA y la CIA realizan labores de espionaje en países amigos o enemigos con permiso o sin permiso de las autoridades locales. Pero también es cierto que muchos de estos países, a su vez, realizan labores de espionaje en Estados Unidos. El juego del espionaje es de todos contra todos.

      Como medida correctiva, los gobiernos espiados deben preocuparse por  saber cuál información  cayó en manos de los americanos; qué pueden hacer con esa información y qué medidas hay que tomar para contrarrestar ese daño. Por el lado preventivo hay otras cosas que hacer. En artículos anteriores escribí sobre la necesidad de que el gobierno mexicano tenga una Ley que regule el acceso a la información gubernamental confidencial y sancione a quienes revelan secretos de estado. También es necesario  contar con medidas robustas de protección de las comunicaciones y la información. Esto incluye por ejemplo,  contar con sistemas de encripción del más alto nivel; protocolos de clasificación y manejo de información confidencial; y seguridad perimetral y física de las instalaciones, entre otras.

      Las medidas preventivas parten de hacer un mapa de riesgos que ponga de manifiesto las debilidades de los sistemas de comunicación e información. A partir de este mapa, se deben tomar medidas que van desde capacitar a quienes manejan esa información hasta sofisticadas medidas de contrainteligencia. Algunas áreas a revisar en el gobierno son por ejemplo: la red federal de funcionarios o red roja, por donde se cruzan las conversaciones más sensibles del gobierno federal; los teléfonos móviles por los que se comunican estos funcionarios; los enlaces por internet que utilizan; los sistemas de comunicaciones de las fuerzas de seguridad pública y seguridad nacional. Habría también que valorar si los proveedores extranjeros de equipos de protección de las comunicaciones que usa nuestro gobierno, tienen obligación de entregar a sus gobiernos de origen las claves para romper las codificaciones.

      Pero los americanos no sólo espían al gobierno de México. Nos enteramos recientemente de la caída del famoso líder de los Zetas, el temible Z-40, Miguel Ángel Treviño Morales. Algunos analistas opinan que en este caso, como en los casos de la captura de otros capos famosos, el operativo se pudo realizar gracias a que las agencias de inteligencia de Estados Unidos,  probablemente la DEA, proporcionaron la información para su captura. Un indicio de que así fue  es que la captura la realizó la Secretaría de Marina  (SEMAR) en quien aparentemente confían más las agencias estadounidenses, como ya se ha demostrado en otros casos.  Lo bueno es que este espionaje se hizo en coordinación con la SEMAR y resultó en la captura del peligroso maleante; lo preocupante, es que sea  la DEA quien tenga más capacidad para  labores de  inteligencia policiales en nuestro territorio, que las agencias mexicanas.

       También existen los espías nativos. En días pasados se publicó en primera plana del periódico Reforma una nota en  la cual mencionaba  que  la Universidad de Toronto detectó que existen en México tres servidores de cómputo con software y capacidad para espiar a las personas,  interviniendo  teléfonos celulares, computadoras y otros dispositivos móviles.  Espiar a individuos, empresas, partidos y otras organizaciones puede resultar atractivo para ciertos actores y por eso no es raro que en México también existan estas capacidades.  En todo caso, si usted teme ser espiado,  le propongo que se haga las siguientes preguntas:

1.    ¿Es usted un político de cierta relevancia? Por ejemplo, con un cargo de elección en el poder legislativo; o es dirigente destacado de algún partido político; o funcionario federal o estatal de primer nivel.
2.    ¿Es usted destacado líder empresarial, estudiantil o sindical?
3.    ¿Tiene usted mucho dinero y lo ostenta? ¿Negocios importantes?
4.    ¿Maneja información que le puede dar a ganar mucho dinero a terceros, por ejemplo, información privilegiada sobre  las acciones de una empresa?
5.    ¿Tiene usted gran influencia en la opinión pública por sus actividades profesionales?
6.    ¿Es usted extranjero y tiene algún vínculo con organizaciones terroristas de su país o es usted miembro de sus  servicios de inteligencia?
7.    ¿Participa usted en actividades ilícitas, especialmente narcotráfico?
8.    ¿Se dedica usted al terrorismo, anarquismo, guerrilla u otros actos subversivos y forma parte de grupos que gustan de poner bombas?
9.    ¿Es usted infiel y su esposa (o) sospecha algo?
10. ¿Tiene usted enemigos lo suficientemente sofisticados y poderosos?

     Si usted se encuentra en estos supuestos (Hay más por supuesto) usted o su familia podrían ser espiados.  Pero si no, despreocúpese. Aunque la NSA haya leído sus correos, grabado sus conversaciones  y visto  todo su Facebook, nada le pasará.
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