Por: Octavio Díaz García de León.
La idea: Diversos
feminicidios han sacudido a la sociedad mexicana en estos días. Una parte de la
responsabilidad para evitarlos está desde luego en las autoridades. Sin
embrago, viendo los casos recientes que nos han indignado a todos, podemos
observar que, en la mayoría de ellos, el enemigo de las mujeres está en casa.
Es importante que como sociedad estemos alertas ante casos de violencia
familiar y que haya los conductos para alertar a las autoridades.
Tres casos recientes de feminicidio rebasan la comprensión de todos. Un
esposo que desuella a su mujer; una mujer que secuestra a una niña para que su
pareja la torture, abuse sexualmente de ella y la mate; un padre que abusa
sexualmente de su hija menor de un año y la asesina.
Estos sucesos nos hacen ver que los criminales son personas absolutamente
enfermas que merecían estar confinados a un manicomio con anterioridad a sus
crímenes.
La sociedad ha respondido con una enorme indignación. Se ha convocado a
una manifestación el 8 de marzo y un paro general de mujeres al día siguiente porque estos casos emblemáticos se han
convertido en gotas que derraman un vaso de hartazgo generalizado.
El Estado desde luego tiene la obligación de investigar y castigar a
los culpables de estos crímenes con todo el rigor de la Ley. Desafortunadamente,
lo que impera es la impunidad casi absoluta en la mayoría de los feminicidios.
Tampoco es que sea algo nuevo. Desde las “muertas de Juárez” que
causaron horror en todo el mundo y las cuales iniciaron en 1993, hasta los 10 feminicidios
que ocurren en promedio cada día en nuestro país actualmente.
Existe un enorme pendiente por parte de las autoridades, no solo para
castigar a los feminicidas, sino para castigar todo tipo de violencia infligida
hacia las mujeres.
Urge que se tomen medidas de carácter preventivo mediante mayor
vigilancia en las calles, despliegue de cámaras y bocinas de alarma y otras
medidas para protegerlas en la vía pública.
Pero no todo está en manos de las autoridades. Es muy importante que la
sociedad tome conciencia del problema y adopte
medidas
para proteger a las mujeres. Especialmente contra aquella violencia más
invisible: la que ocurre al interior de los hogares.
La violencia más insidiosa es la que se da en ambientes en que se
supone deberían ser seguros y las mujeres estar protegidas.
Esa violencia que se da adentro de los hogares por parte de padres,
hermanos, parejas, parientes y amigos. Violencia en donde incluso, algunas
mujeres se prestan a ser cómplices, ayudando o tolerando a los acosadores.
Así que la primera línea de defensa tiene que darse en los hogares. Con ayuda de autoridades y
organizaciones de la sociedad civil, se podrían realizar algunas acciones de
carácter preventivo tales como:
1. Aplicar exámenes psicológicos
obligatorios de manera selectiva a aquellos hombres que se sospeche tengan comportamientos
psicópatas o sociópatas. Al identificarlos, hacer obligatoria la separación de estos
de las personas a quienes agreden, sin quitarle sus obligaciones de mantener a
sus parejas, madres, esposas e hijos.
2. Propiciar que haya
vecinos alertas y vigilantes capaces de identificar y denunciar abusos contra
mujeres al percatarse de ellos.
3. Capacitar a los maestros
en las escuelas para identificar casos de posible violencia intrafamiliar, en
especial contra niñas para denunciarlos ante las autoridades.
4. Capacitar y
concientizar a las mujeres para que no toleren las agresiones, para que tengan
los medios para denunciarla y proporcionar lugares a donde puedan acudir para
ser protegidas.
5. Crear grupos de
terapia de autoayuda, del tipo de Alcohólicos Anónimos, tanto para los agresores
quienes a veces no pueden dominar sus impulsos y no saben que los lleva a
actuar así, como para las mujeres que no saben cómo manejar estas situaciones
de victimización.
6. Establecer en los
lugares de trabajo comités de defensa de las mujeres tanto contra el acoso
sexual como el acoso laboral.
7. Modificar las leyes
para evitar la impunidad que a veces generan las leyes garantistas, las cuales
suelen favorecer al acusado, e identificar y tipificar con claridad aquellos
actos de violencia contra mujeres en las mismas.
Si por un lado las autoridades brindan protección en las calles, investigan y castigan eficazmente los delitos contra las
mujeres y por otra parte se refuerzan las redes familiares, vecinales y de
barrio para estar alertas y denunciar la violencia intrafamiliar, se podría
incidir, sociedad y gobierno, en disminuir un fenómeno que alcanza ya grandes magnitudes
y llena de indignación por casos que van
contra la dignidad humana y están más allá de toda comprensión.
Ojalá que la muerte de todas estas mujeres y niñas no sea en vano y que
la protesta del próximo 8 de marzo y el paro del día siguiente, sea el inicio
de la transformación de la sociedad hacia un ambiente que erradique la
violencia contra las mujeres, empezando por la que se da en casa.
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http://www.heraldo.mx/tag/todo-terreno/ Twitter: @octaviodiazg
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