Por:
Octavio Díaz García de León
Hace
15 años que López Obrador dijo que lo dieran por muerto para una posible candidatura
presidencial y ya va por la tercera con MORENA, su nuevo partido. Margarita
Zavala dijo hace un año que ella quería ser candidata, de preferencia por el
PAN y si no se podía, entonces por la vía independiente. A dos años de
distancia de las elecciones, por lo menos ellos dos ya dieron señales claras de
que estarán en la competencia por la presidencia de la república.
Las
elecciones de junio pasado fueron una importante derrota para el PRI y llevaron
a que su presidente, Manlio Fabio Beltrones, renunciara. Para reemplazarlo han
designado a alguien totalmente inesperado: Enrique Ochoa, de 43 años y
originario de Morelia, de quien no se conocía su militancia en el PRI. Fue
funcionario del IFE, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
y este sexenio lo inició como subsecretario de hidrocarburos para luego pasar a
dirigir la Comisión Federal de Electricidad. Le tocará convencer al electorado
de que su partido es una buena opción, llevar en orden el proceso interno de
selección de candidato y mantener unido a su partido una vez que este sea elegido.
Por
lo pronto se mencionan como posibles candidatos a miembros del gabinete tales
como Osorio Chong, Luis Videgaray, José Antonio Meade y Aurelio Nuño; también al
gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila. Pero no hay que descartar una
sorpresa en la decisión del presidente Peña al designar a quien será el
candidato del PRI.
De
ser cierto que Ochoa llega al PRI gracias a su cercanía con Videgaray, se
confirmaría que el Secretario de Hacienda tendrá la oportunidad de influir en la
sucesión presidencial, ya sea a favor de su candidatura o a favor de alguno de
sus favoritos, como podría ser el secretario Meade
El PRI tiene décadas dividido entre políticos
de carrera y tecnócratas. Parece que los tecnócratas (Ligados a la Secretaría
de Hacienda) están de vuelta con la salida de Beltrones. Un reto para el PRI es que al perder
importantes gubernaturas se les dificultará el operar a favor de su candidato
desde los estados.
En
el PAN, Margarita Zavala inició la carrera presidencial con pasos fuertes. Su
campaña ha marcado el retorno a la arena política del ex presidente Calderón, quien
ha tenido muy buena acogida entre la militancia. Es de los pocos ex presidentes
que ha sido capaz de seguir muy activo dentro de su partido. El otro es Salinas
de Gortari cuya influencia en la actual administración es muy importante,
aunque no participe en actos partidistas.
El presidente
del PAN, Ricardo Anaya, ha surgido también con fuertes posibilidades a raíz del
éxito que tuvo en las pasadas elecciones. También estarán en la contienda los
gobernadores Moreno Valle de Puebla y Márquez de Guanajuato.
La
clave para obtener la candidatura del PAN está en aquél que tenga mayor
contacto con su militancia. Gracias a ello Felipe Calderón le ganó la
candidatura a Santiago Creel en 2005 contra todos los pronósticos e incluso
contra el presidente Fox. Por ello, es posible que en 2017 los Calderón repitan
la hazaña. La misma ventaja podría tener
el actual presidente del PAN, Ricardo Anaya, pero tendrá fuerte competencia. Si
la contienda interna no los divide, como ocurrió en 2012, el PAN podrá ser un fuerte
contendiente. Especialmente si se da una alianza con el PRD, estrategia que ya demostró
su éxito al ganar 3 gubernaturas.
El
PRD aún no elige presidente después del efímero periodo de Basave, pero ya se
apuntan para la candidatura presidencial el jefe de gobierno de la Cd. de
México, Miguel Mancera y el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles. En
cuanto a MORENA, pues allí ni que decir: será AMLO su candidato.
Por lo que
respecta a los partidos pequeños, el PVEM, con fuerte influencia de Beltrones,
estará esperando a ver qué decisión tomará el ex presidente del PRI y en cuanto
al PANAL, podría dejar de apoyar al PRI, especialmente después de los roces
entre maestros y gobierno por la reforma educativa. Por los independientes se han perfilado Castañeda,
Dresser y Ferriz, entre otros.
Un
factor que será decisivo en la elección es si el gobierno del presidente Peña
logrará superar los problemas que lo han desbordado recientemente: la inseguridad pública cada vez mas grave; la
disputa con maestros y médicos; la devaluación del peso; el retorno de la
inflación; el exceso de deuda del gobierno federal; el poco crecimiento de la economía;
la crisis de PEMEX; la violación a derechos humanos, la corrupción rampante y
la impunidad en general.
Las sucesiones
presidenciales adelantadas tienden a debilitar al gobierno en turno y a
distraer a los funcionarios de los resultados que deben dar. Cuando todavía
faltan dos años y medio del gobierno del presidente Peña, esta es una mala
noticia. Pero la carrera ya está en marcha.
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